31
Dic 15

¡Feliz nuevo año!

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¡A los lectores y visitantes de Carpe Diem: que 2016 venga lleno de cosas buenas! Que rodeados de familia y amigos, podamos disfrutar de salud, prosperidad y la dicha de vivir intensamente. Que cada amanecer sea recibido con alegría y que cada ocaso sea una oportunidad para celebrar con orgullo. ¡Lehaim!

¡Por 2015 que me dejó una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra! y por 2016 que viene lleno de promesas y es una oportunidad más para cosechar y crecer…y para aprender de los errores.

¡Salud!


25
Dic 15

Jesús, ¿coronel del Ejército, o guerrillero?

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Si me preguntan, prefiero que Yisus sea coronel del Ejército de Guatemala, en vez de guerrillero.  Descontado el absurdo de que una imagen, o un personaje místico -en este caso la del Jesús de la Merced- tenga un grado militar (aunque sea honorifico), lo menos peor es que no esté del lado de la revolución colectivista y totalitaria, una de esas de orden marxista-leninista, o maoista, o chavista.  Yo de hecho, siempre le estoy agradecido al Ejército porque, en cumplimiento de la Constitución, evitó que mi generación y yo creciéramos en una tiranía como las de Cuba y Venezuela, por no citar China, la Unión Soviética, Camboya y otras.

Esto viene al caso porque la imagen del nazareno de la Merced (una parroquia a cargo de los jesuitas) está por ser ascendida de coronel a general del Ejército.  Y porque tirios y troyanos ya se están tirando los platos.

Se supone que el estado de Guatemala es laico y con excepción de las sociedades más tribales, en el mundo hay cierto acuerdo en el que el estado y la religión deben mantenerse separados.  Sin embargo, el misticismo está muy enraizado en Guatemala. De hecho la Constitución comienza con la invocación a un dios y en el artículo 37 de la ley fundamental, la iglesia católica recibe tratamientos especiales.  En ese ambiente, medieval y algo alucinado, ¿por qué es que una imagen no podría ser…coronel, general, o cualquiera otra cosa?  De hecho, el Cristo de Esquipulas fue comandante del Movimiento de Liberación Nacional, otra ocasión en la que Jesús (o por lo menos aquel Jesús) no estuvo del lado del colectivismo totalitario.

¿Quién, entonces, decide si Yisus está con la revolución, o contra ella? Si el de la Merced es coronel del Ejército y el de Esquipulas comandó a Liberación, ¿es posible saber con quién están el de Candelaria y el de la Recolección, para mencionar dos?  Si los exguerrilleros pueden reclamar a Jesús como revolucionario, ¿por qué es que el Ejército no puede reclamarlo como oficial? Descontado el absurdo en ambas situaciones, claro. En todo caso, el misticismo llevado a esos niveles pone la carne de gallina; y ¿te parece correcto que el dinero de todos los tributarios sea usado para cosas así?

¿Por qué no un estado laico y ahí la dejamos? Como debe ser.


25
Dic 15

Nochebuena y fuegos artificiales

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La cohetería de la Nochebuena chapina nunca deja de maravillarme.  Toda la noche, desde que oscurece, la ciudad se ilumina con fuegos artificiales aquí y allá; pero a la media noche los fuegos y las luces alcanzan intensidades muy emocionantes.  En toda la ciudad de Guatemala -y supongo que también en otras poblaciones- los juegos pirotécnicos nos fascinan a quienes tenemos la dicha de disfrutar sus formas ingeniosas y sus colores.

En la antigüedad el solsticio de invierno se celebraba porque a partir de ese momento las noches empezaban a hacerse más cortas y volvía la luz.  Por eso es muy apropiado que el fin del 24 de diciembre sea celebrado con luces y fuegos festivos.

Cada año los fabricantes de fuegos artificiales producen formas más complejas y combinaciones de colores novedosas y todo esto me lleva a mi niñez.  Cuando yo era niño no había nada parecido.  Las candelas romanas, las varas de luces y otros artificios que había eran extremadamente modestos en comparación a lo que podemos ver y disfrutar ahora.

Los chapines tenemos la costumbre de quemar cohetes el 24 a la media noche, el 25 a las doce del día y de nuevo a las seis de la tarde.  Toda la ciudad -y supongo que también otras poblaciones- se alegra con el coheterío.

¡Que vuelva la luz!…y que los encuentre a ti, a tu familia y a tus amigos rodeados de amor y de paz.


25
Dic 15

Un desayuno tradicional

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¿Cuál es mi desayuno favorito para celebrar el solsticio de invierno? ¡Un tamal negro, un tamal colorado, café con leche y algún pastel, galletas, turrón, o postre de la temporada! Así da mucho gusto celebrar la esa fiesta, el Día de Newton y la saturnalia.

¡Me emociono y gozo mucho cuando abro las hojas de mashán y me encuentro con los colores brillantes de estas delicias de la cocina guatemalteca!  Al mismo tiempo, los aromas intensos de ambos tamales invaden mi cuerpo y mi mente y me llevan por un torbellino de recuerdos y alegrías.  El momento culminante  es cuando la masa untuosa y el recado poderoso llegan a mi paladar.

Tengo la dicha de recordar los tamales de mi bisabuela, Mami; y los de mi tia Baby.  Y los de mi tía abuela, La mamita,  nos hacía tamales pequeños para los niños.  Cuando éramos chicos no dejaban que comiéramos la carne de cerdo que venía en los tamales comprados; y una noche, cuando me sirvieron mi tamal retiré la carne. Mi madre, al verme, me dijo que podía comer esa carne porque esos tamales eran hechos por mi bisabuela.  Y los tamalitos de La Mamita, los recuerdo pequeños, como de 2 x 2 pulgadas, bien doblados y bien amarrados.

Los tamales de Navidad, en Guatemala, son colorados y negros.  Cada región y cada familia tienen su propia receta de tamales; pero básicamente son de masa maíz y/o de arroz y el recado se prepara con tomates, chiles y cebollas (aveces con semillas tostadas, como pepitoria y ajonjolí) y, en el caso de los negros, con chocolate y anís. Estos últimos son los más delicados de hacer para que sean bien balanceados. También pueden ser de cerdo, pavo, pato, gallina y pollo…y anoche me enteré de que hay de res.   Eso sí a mí me gustan más los de cerdo, y los de pato.  En ciertas regiones -especialmente en la Costa Sur- no se usa el recado del altiplano, sino una especie de mole.

Este año tuve la dicha de ayudar a hacer tamales en casa de mis amigos Carol y Manolo. Esa aventura le dio una nueva dimensión al acto -de por sí maravilloso- de comer tamales. Esto es porque los tamales y su elaboración son muy complejos y porque no sólo se limitan al aspecto físico de hacerlos, sino al hecho de que se hacen entre amigos y familia a lo largo de toda una jornada intensa en todos los sentidos.

Los tamales tienen raíces precolombinas, y fueron elevados a la décima potencia cuando se le añadieron ingrediente de Occidente. Del Nuevo Mundo son el maíz, los tomates, los chiles, y las hojas de mashán (o de sal) en las que son envueltos.  Los tamales negros, además, llevan chocolate. Del Viejo Mundo son las almendras y supongo que también las ciruelas, las aceitunas y las alcaparras.

La gracia de los tamales no está sólo en la masa y en el recado, sino en la forma de envolverlos y amarrarlos.   Son una experiencia para todos los sentido.  Un tamal que no ha sido envuelto y amarrado elegante y apropiadamente pierde algo de su encanto.

Hacer tamales es algo muy elaborado.    Hay que lavar y asar las hojas.  La masa tiene su propia ciencia y es cocida tres veces de tres formas distintas.  El recado lleva varios ingredientes que hay que asar y sazonar con mucho talento.

Desde mediados de los años 80, en casa comemos los de doña Estelita de Alburéz que son basados en  la receta de su madre en San Martín Jilotepeque (en el altiplano), de modo que sus tamales son distintos a los de la Costa Sur y a los de Oriente, por ejemplo. El teléfono de doña Estelita  es 2474-0260.


23
Dic 15

¡Luisfi en una tamaleada!

Desde hace varios años yo andaba con la cosa de que quería aprender a hacer tamales. Quería participar en una tamaleada (como se le llama en Guatemala al procedimiento de hacer tamales en familia) y hacer estas maravillas de la cocina tradicional chapina.

¡Todo listo para la tameleada!

Mis amigos (y primos) Carol y Manolo me dieron la oportunidad, ayer.

Hacer tamales es complejo e implica varios procesos paralelos.  En eso se parece a la elaboración del fiambre.  Como con el fiambre, aquellos procesos pueden ser intimidantes, sobre todo porque los tamales requieren de fuego de leña.   Desde muchas perspectivas, la tamaleada es enriquecedora.  El hecho de hacerlos en familia -como ocurre con el fiambre- eleva la experiencia más allá de lo propiamente culinario que ya de por sí es alucinante.

Ahora me estoy comiendo uno de los tamales que hicimos; y sus sabores, sus aromas, y su textura están íntimamente asociados a las emociones vividas durante su elaboración.

Nada en los tamales de Carol y Manolo es casual.  Las hojas de sal para envolverlos son cultivadas en las faldas del volcán de Fuego, las aceitunas son sin hueso y rellenas, la carne de cerdo es de primera, las ciruelas fresquísimas y así puede uno seguir y seguir enumerando.  Y, claro, la sumatoria de todo aquello bueno y seleccionado con cuidado es excelente.  Los tamales son una forma de excelencia que merece admiración y respeto.

¿Cuál fue mi parte favorita de la tamaleada?  El momento de armarlos, envolverlos y amarrarlos.  En el porche de la casa armamos una mesa larga y una línea de ensamblaje que funcionó a la perfección.  Todos alrededor de la mesa, entrándole a los tamales, platicando, comiendo y bebiendo, todos disfrutando de esos momentos valiosos.  Otra característica que se comparte con la elaboración del fiambre.

Algo que nunca había hecho -porque cómo iba yo a saber que puede hacerse- es comer la masa cocida mezclada con recado y acompañada por cerveza.  ¡Ah cosa más rica!

Las fiestas de fin de año chapinas, que en casa empiezan con la quema del diablo, huelen a pinabete, a manzanillas, a pólvora, a ponche de frutas y a tamales.  Tamales colorados y negros.  Cuando era niño, mi parte favorita de estas festividades eran los regalos; y ahora, desde hace años, son los tamales.  ¡Que dicha disfrutar de buenos tamales¡; y más dicha, aún, fue haber participado en la tamaleada!


20
Dic 15

La importancia del despertar de La fuerza

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La fuerza tiene dos lados: El luminoso, relacionado con la sabiduría, la paz, la nobleza y la justicia; y el oscuro que está relacionado con la maldad, el odio, la venganza y la ira.  El luminoso del cual forman parte los jedis que obtienen sus poderes de la racionalidad, la meditación, al margen de las pasiones; y el lado oscuro del cual forman parte los siths que obtienen sus poderes de las emociones y de las pasiones.  Priva, entre los miembros del lado luminoso de la fuerza, el principio de no agresión; en tanto que entre los miembros del lado oscuro, no hay escrúpulos para acudir a la violencia si eso sirve a sus propósitos.

Durante miles de años los jedis fueron los guardianes de la república, del comercio, de la paz y de la justicia, contra la centralización del poder en el Imperio, contra los impuestos y las regulaciones crecientes.

De La guerra de las galaxias uno aprende que si una sociedad permite el avance gradual del totalitarismo, el costo de revertir ese proceso es inmenso.  Uno aprende que la libertad y los valores republicanos deben ser defendidos constantemente, sin descanso.  Uno aprende que el bien y el mal son distintos, irreconciliables, opuestos, y que responden a características definidas.

Habiendo entendido aquello, ¿es posible no fascinarse por La guerra de las galaxias?

Por eso me incomodó que una de mis marcas favoritas de whisky usara el lado oscuro de La fuerza como un elemento para su publicidad.  Estoy convencido de que -como individuos y como sociedad- debemos hacer un esfuerzo mucho más consciente y mucho más activo y profundo para entender y contextualizar los mensajes que intercambiamos.  Sobre todo si -como es el caso de La fuerza, o La guerra de las galaxias en general, tienen un contenido ético y artísticamente romántico evidente. Nada bueno -como un buen producto, o un buen servicio- debería estar asociado con los valores propios del lado oscuro de La fuerza.


18
Dic 15

Fabricantes de miseria

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Debido a que puedes leer estas líneas –en papel, o en línea– voy a suponer que no estás en la miseria. Voy a suponer que aunque no te des lujos, sabes que habrá comida en tu mesa y abrigo en tu cama. Supondré, y puede que me equivoque, que tal vez no tengas todos los recursos necesarios para enfrentar una enfermedad larga; pero puedes defenderte de una gripe y de una apendicectomía.

El caso, sin embargo, es que según la Encovi 2014, el porcentaje de población guatemalteca que vive en condiciones de pobreza se elevó de 13.5 al 23.4; mientras que el de quienes viven en pobreza extrema subió a 59.3%.

Esas cifras vergonzosas deberían motivarnos a abandonar “las políticas de siempre”, fabricantes de miseria. Desde hace unos 70 años –a fuerza de consignas– demasiados chapines han creído que el estatismo es la vía para acabar con la pobreza y la miseria. La prácticas dominantes son: Enseñar y difundir una filosofía que vilipendia a la creación de riqueza. Quitarles a unos para darles a otros por medio de una red política y burocrática compleja que consume buena parte del botín. Obstaculizar la multiplicación y el crecimiento de emprendimientos mediante impuestos a los rendimientos del capital y otros tributos, legislación, reglamentos, prohibiciones, procedimientos y entrampamientos; de tal manera que sea difícil y costoso producir, o importar más barato y abundante, y generar más y mejores plazas de trabajo.

El caso es que el mercado, la escuela, el seguro de salud, la vivienda, la ropa y otras necesidades son eso, necesidades; y se consiguen con recursos económicos los cuales pueden ser multiplicados. Es en la multiplicación de la riqueza, y no en su redistribución, en donde se halla la clave para rescatar vidas de la miseria. Tu no tienes por qué saberlo, pero lo peor de la pobreza y la miseria son la vulnerabilidad y la incertidumbre: el no saber si habrá tortillas para el desayuno y no tener ni con qué curarle una fiebre a tu bebé. Lo peor es que minan la dignidad delas personas. Las cifras de la vergüenza deberían empujarnos a abandonar los prejuicios socialistas que abundan entre nosotros.

Columna publicada en elPeriódico.


14
Dic 15

Majestuosos 25 años de Luces Campero

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Si digo que el final de las Luces Campero fue espectacular, me quedo corto.  Fue sorprendente, dramático y en casa nos quedamos boquiabiertos.  Los que estaban en el tejado vieron los fuegos artificiales en el Campo de Marte y en otros puntos de la ciudad; pero los que nos quedamos en el balcón nos concentramos en el espectáculo principal. ¿Viste las dos últimas explosiones -plateada y dorada-?  ¡Fueron espléndidas!

El niño que hay en mí se maravilla con las Luces Campero y los fuegos artificiales.  Me gusta verlos en compañía de familia y amigos.  Ayer, en casa, cuatro generaciones observaron los juegos pirotécnicos y ojalá podamos disfrutarlos muchas, muchas, muchas veces más.

Abajo el vídeo que hizo Así es la vida:

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12
Dic 15

Las fiestas empiezan con el árbol

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El aroma del pinabete, las luces y las figuras decorativas alegran las fiestas del fin de año en mi casa. El aroma del arbolito y el de la manzanilla celebran el mensaje de Paz en la tierra, a los hombres de buena voluntad ; y hace un rato me dio los buenos días.

De mi infancia recuerdo varios árboles importantes. En casa de mi abuelita Juanita es imposible olvidar unos chiribiscos hermosamente adornados con cabello de ángel y con luces en tonos pastel. También recuerdo los pequeños árboles que ella, y mi tía abuela La Mamita, solían montar -con primor extraordinario- para mi hermano y para mí, junto a nuestro propio nacimiento en miniatura.

En la casa de mi abuela, Frances, recuerdo que los árboles generalmente pinabetes, o cipreses. A veces adornados con nieve fabricada elaborada en la casa con un jabón que venía en escamas; y siempre llenos de figuras variadísimas, algunas muy antiguas, y luces multicolores. Allá los árboles eran tan altos que mi padre y mi tío Freddy tenían que usar escalera para llegar hasta arriba y distribuir bien las luces y las figuras.

En la casa de mis padres tuvimos toda clase de árboles. Aunque los favoritos eran los pinabetes, tuvimos cipreses, pinos y chiribiscos. En algún momento de principios de los años 70 se pusieron de moda los árboles que ya venían nevados y tuvimos uno de esos. Y en los malos tiempos tuvimos un árbol prestado, y un árbol simbólico, hecho con chorizo de pino, en la pared. Con el árbol listo, ya estamos preparados para los tamales, las galletas, el turrón, el stollen, el mazapán, el ponche, el pastel de frutas, el mincemeat pie, los regalos y los cohetes.

Este año, gracias a doña Mireya, don Ronald y al Rafa, tenemos un árbol galán -cultivado cuidadosamente- que nos llena de alegría la casa. Ese arbolito me trae invaluables recuerdos de decenas de alegres festejos, y promete muchos más; y si usted quiere su pinabete, los hay hermosos en la 30 calle 11-42, zona 12, colonia Santa Rosa II; teléfono 2476-0496.


11
Dic 15

La regla de oro y los cubanos

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¿Cómo es que dice la regla de oro? “No hagas a otros lo que no quieras que te hagan a ti.” De eso me acordé cuando leí que casi cinco mil cubanos que huyen de los Castro no pueden pasar por Guatemala hacia los Estados Unidos.

Con algo de razón la administración de A. Maldonado ha dicho que no puede recibir a los refugiados si no se tiene certeza de que serán recibidos por México.  Y ha puesto otras excusas: que no puede garantizar la seguridad de los migrantes; que no puede pagar los gastos de la movilización en el país y que si patatín y patatán.

El caso llama la atención porque los cubanos no sólo huyen de la miseria (como podrían huir chapines y mexicanos), sino que huyen de un régimen moralmente perverso, de una tiranía colectivista y totalitaria que ni siquiera podemos imaginar.  El caso es que el paso de los chapines por México puede ser un infierno espantoso y el paso de mexicanos y guatemaltecos por el desierto rumbo al sueño americano puede ser una trampa mortal que incluye ser cazados como animales; hambre y sed; ser abandonados al sol calcinante y posibilidades como asaltos, violaciones y quién sabe qué mas.

Uno podría pensar que tanto las administraciones guatemalteca, como mexicana, así como la opinión pública en ambos países podría ser más sensible frente al drama de los cubanos.  Pero no es así.  Tal vez es cierto que no hay peor cuña que la del mismo palo.  Tal vez es cierto que no deja de ser una hipocresía enorme esa de –en el caso de los chapines– ir a México y a los EE.UU. a reclamar trato humanitario para “nuestros” migrantes; pero actuar de forma mezquina e inhumana cuando se trata de asiáticos, sudamericanos, o caribeños que tratan de pasar por Guatemala en persecución de un sueño de libertad y de prosperidad.  ¡Como si ese no fuera el sueño de miles y miles de compatriotas (y mexicanos) que emprenden el mismo camino!

Aquí y en todas partes el problema de los migrantes es complejo; pero es un problema humano.  Debe tratarse con carácter humanitario, sobre todo si –con sinceridad– quisiéramos que nuestros migrantes recibieran un trato digno más allá del Suchiate y más allá del Río Grande.

Columna publicada en elPeriódicoy la ilustración la tomé de Cubanet.