23
Dic 16

Los pactos de apaciguamiento

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Para cuando cayó el muro de Berlín se hizo evidente que el socialismo real no sólo era moral y económicamente insostenible; sino que era políticamente insostenible.  Y para entonces, el enfrentamiento armado interno en Guatemala–ocasionado por admiradores de la URSS, de Cuba y de otros regímenes totalitarios– ya tenía 28 años de estar desangrando al país. Para cuando colapsó la URSS ya no había quien sostuviera ni al régimen de los Castro, ni a las guerrillas que inspiraba. Y en ese ambiente, cinco años después, la guerrilla guatemalteca recibió un puente de plata para concluir, con dignidad, la guerra que habían iniciado y perdido.

Los pactos de apaciguamiento de 1996 les lavaron la cara a los que durante 36 años asesinaron, secuestraron, extorsionaron y vejaron a miles de guatemaltecos con el propósito de establecer la dictadura del proletariado. Les ahorraron la humillación de una merecida derrota social y militar y les consiguieron espacios clave en la maquinaria política y burocrática del país como premio y como plataforma para la siguiente etapa del enfrentamiento.

¿Y qué pasó con los vencedores del enfrentamiento? ¿Qué pasó con los que, en cumplimiento de su mandato constitucional se vieron obligados a combatir a la guerrilla? A ellos les fue servido el inmerecido plato amargo de la humillación y la ignominia.

Hay por ahí unas vallas conmemorativas de los pactos de apaciguamiento que dicen que las guerras son inútiles. Pero…¿la guerra hubiera sido inútil para la URNG si sus dirigentes hubieran alcanzado el poder y se hubieran convertido en los Ortega, los Chávez, o los Castro de esta tierra?  ¿Fue inútil hacerles frente a los aprendices de dictadores, totalitarios aspiracionales que querían hacer de Guatemala un infierno socialista?  La guerra es espantosa, es el peor enemigo de la libertad y debe ser evitada a no ser que, como dice el himno nacional de Guatemala: Tu pueblo con ánima fiera, antes muerto que esclavo será.  En estas fiestas de fin de año recordemos a los héroes que –con su sangre, o ahora en prisión– evitaron que creciéramos bajo regímenes criminales como los de Cuba y Venezuela.

Columna publicada en elPeriódico.


15
Nov 10

¿Evitamos un asalto?

Anoche, cuando volvía del Coffee Fest 2010 a pie, caminamos por el Boulevar Los Proceres porque es iluminado y transitado; pero -con un cuate- encaminamos a dos amigas que viven en la 10a. avenida de la zona 10.  De regreso y sobre esa avenida venían caminando dos mujeres y en la 17 calle había un motorista orinando.  Cuando pasaron las dos mujeres el hombre de la moto arrancó y salió -según mi cuate y yo- a hacerles encuentro; pero cuando vio que veníamos nosotros dos siguió de largo.  Esto nos dio tiempo, a mi cuate y a mí, a atravesar el Bulevar Los Próceres sin que perdiéramos de vista a las mujeres y al motorista.

Acto seguido, el de la moto tomó rumbo a Oriente por el Bulevar, se cruzó el camellón y regresó con dirección a Occidente al encuentro de las chicas en la 11 avenida.  Entonces mi cuate y yo avanzamos hacia ellas y el hombre de la moto siguió de largo.  A las mujeres les avisamos lo que había pasado y ellas se quedaron en una parada de bus, junto a dos señoras y enfrente de una farmacia.

Pero vea usted, tengo la impresión de que si no hubiéramos andado por ahí, mi cuate y yo, el de la moto hubiera asaltado a las chicas.  Cuando mi cuate y yo llegamos a la 15 avenida vimos pasar de nuevo al motorista que iba hacia Oriente.


18
Oct 09

Domingo de miel de hojas de higuera

La miel de hoja de higuera es una especialidad en casa. Teníamos años de no hacerla y fue delicioso saborearla de nuevo sobre panqueques. Las hojas las trajo doña Julia, que es la señora que nos cuida y nos hace la limpieza en la casa.

Originalmente era una receta de la Casa Contenta y de mi bisabuela, Mami. Allá los panqueques se comían con miel de higuera, miel de arce, miel de caña o miel de abejas; o bien, con mermelada de fresas.
La miel de hojas de higuera no es difícil de hacer porque sólo lleva una parte de azúcar, media de agua y abundantes hojas de higuera.

29
Dic 08

Ilegalidad evidente y celebración de una farsa

“Las decisiones políticas de especial trascendencia deberán ser sometidas a procedimiento consultivo de todos los ciudadanos”, así lo dice la Constitución guatemalteca, en su artículo 173. No me crea…véalo usted mismo.

Este recordatorio importante, viene al caso porque la administración socialdemócrata chapina celebra, hoy, la farsa de los acuerdos de pacificación firmados entre exguerrilla guatemalteca, representada por la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca, y por la administración de Alvaro Arzú. Esto ocurrió en un día como hoy, pero de 1996.

Dichos acuerdos pueden ser divididos en dos grandes grupos. El primer grupo contiene una serie de reformas de los ordenes jurídico, económico, político y administrativo que la URNG (con el apoyo de sus patrocinadores en Europa y en los Estados Unidos de América) impuso por encima de cualquier programa de gobierno que pudiera surgir posteriormente. Dígame usted, por favor, si este tipo de decisiones son, o no son “de especial trascendencia política”. Yo digo que sí, y que deberían haber sido sometidas al mandato constitucional citado arriba.

El segundo grupo es, en realidad, un sólo acuerdo: el pacto por medio del cual los guerrilleros se rendían, entregaban las armas, se acogían a la amnistía y se sometían a la ley. Siendo que ese acuerdo terminaba los 36 años de guerra que la URNG había protagonizado con el propósito de imponer la dictadura del proletariado, su aceptación ¿era, o no era, una decisión “de especial trascendencia política?” Yo digo que sí, y que debería haber sido sometida al mandato constitucional del artículo 173.

Pero ninguno de los dos paquetes fue sometido al procedimiento de consulta que ordena la Constitución. Y a mí, eso me huele a una violación de la Ley Fundamental. Me huele a ilegalidad evidente. ¿A usted no?

¿Sabe qué pasó la única vez que algo referente a los acuerdos de pacificación fue sometido a consulta popular? La mayor parte de gente no quiso ni saber de la consulta; y la mayor parte de los que acudimos a expresar nuestra opinión de ciudadanos y de tributarios fue mandarla por un tubo y decirle que ¡No!

Los acuerdos de pacificación -que hoy son celebrados de forma espúrea- son ilegales porque en su mayoría son decisiones de trascendencia política que no fueron consultadas debidamente y porque los pocos que si fueron consultados, fueron rechazados.

Los acuerdos entre la dirigencia de la URNG y la administración Arzú no son acuerdos de estado porque, aún siendo decisiones de especial trascendencia política, su proceso de validación legal no fue completado al haberse omitido la consulta popular que ordena la Constitución Política de la República.


21
May 08

¡Paz!, paz, paz, pas, pas, pem, pem, rat a tat tat

Cándido no entiende: los chapines tenemos una moneda que conmemora la paz, todas las semanas se arma un sainete en el Palacio Nacional de la Cultura para cambiar la rosa de la paz; y se firmaron los acuerdos de apaciguameinto entre la exguerrilla y la administración Arzú. Y ahora resulta que Guatemala es uno de los países menos pacíficos del mundo. Cándido no entiende y está confundido.

El Indice Global de la Paz 2008, dice que Guatemala se encuentra en el número 103 de 140 países evaluados y es considerado como uno en el que la paz es relativamente baja. Islandia, en el número 1 es el país más pacífico e Irak, en el número 140 es el menos pacífico.

Cándido no entiende porque ha oído a la administración socialdemócrata afirmar que la inseguridad ciudadana es cuestión de percepciones; y claro, el percibio bien clara la delincuencia cuando la semana pasada lo asaltaron allá por el edificio Géminis y lo obligaron a ir al cajero automático a sacar su quincena.

Cándido ha percibido a los mareros que amenazan a sus vecinos en su barrio y en el colegio de sus hijos ; y ha percibido a los narcos que operan abiertamente en su pueblo, en Petén.

Cándido está confundido porque se pregunta ¿cuándo firmaremos la paz con las maras y los narcos? ¿Antes, o después de que empeore la cifra de muertos? Cándido quisiera paz, pero lo que oye es ¡Pas, pas, pas, rat a tat tat!


19
Sep 07

La juventud y su responsabilidad

“Lo más importante del proceso es que la juventud ha determinado como quiere el futuro del país. No se ha dejado manipular por medios, opiniones ni grupos, y optado por lo que cree más conveniente para ella. Ha ejercido su libertad y derecho de voto y elegido a quienes más les han convenido y, por otra parte, desechado a quienes por años han venido poniendo en jaque al país, comprometiendo el futuro, engañando a la opinión pública nacional e internacional. Este episodio electoral pone, ahora sí, punto y final a los años de guerra militar y política que ha sufrido el país, trasciende, clarifica y cierra el capítulo especialmente en relación a lo que los Acuerdos de Paz no supieron hacer”, por Pedro Trujillo. Por favor, lea más.

Este articulo fue publicado por el Hispanic American Center for Economic Research.


12
Sep 07

Preguntas que hay que hacer

  • En Uspantán, Quiché, la tierra de Rigoberta Menchú, sólo 268 de 9655 votos válidos fueron para la Premio Nobel de a Paz y dirigente indigenista. ¿Será que allá son racistas?
  • Los acuerdos de pacificación, el logro más grande de la administración de Alvaro Arzú como presidente de la República, fueron firmados entre esa administración y la guerrilla. Yo supongo que en el supuesto de que la guerrilla representaba algo. Ahora que sabemos que entre la exguerrilla; la comunidad oenegera; la intelectualidad de izquierda; los progres; la comunidad internacional; y la Premio Nobel, Rigoberta Menchú, a duras penas alcanzan 5.82% de los votos; ¿qué dimensión real tienen esos acuerdos?
  • Si la exguerrilla y la izquierda revolucionaria no tienen importancia electoral alguna, y sólo pueden ser interlocutores a fuerza de los AK47, o de la presión de los noruegos y de la Organización de la Naciones Unidas, ¿qué clase de interlocutores son esos?
  • Encuentro por Guatemala, el partido que postuló a Rigoberta Menchú y a Nineth Montenegro anda por 3.09% de votos. ¿Cuántos de esos votos fueron por la señora Menchú y cuántos fueron por la señora Montenegro?

31
Dic 06

¡El sol, cachetes de gringo!

Con frases ingeniosas como “¡El sol, cachetes de gringo!”, “¡La muerte quirina, que andando se orina!” y “¡El negrito, calzón rayado!!” se cantan las loterías en las ferias guatemaltecas. Así la cantaba también, mi tía abuela La Mamita, cuando organizaba lotería para mi hermano y para mí.

Ahora imagínese usted lo absurdo de poner a unos niños a jugar lotería y cantar: “¡Reformas constitucionales!”, o “Policía profesional!”.

¿En qué estaban pensando los genios de la Unión Europea cuando produjeron su Lotería para vivir en paz, que distribuyeron aquí en Guatemala porque supuestamente “continee lo que debemos aprender y recordar de los Acuerdos de Paz” y da a conocer los “derechos y oblicaciones que la democracia brinda para vivir en paz”?

Yo encuentro dos explicaciones: La primera, es que esta lotería es el resultado de tener mucho prespuesto y mucha gente ociosa; la segunda, es que aquellos burócratas no entienden que “la naturaleza, para ser gobernada, debe ser obedecida” y que los valores y principios de la gente no pueden ser impuestos por medio de Acuerdos, ni leyes; sino que son fruto de un largo proceso de prueba y error.

La candidez de La lotería para vivir en paz tiene un rescate ominoso. Quien la canta podría decir cosas como: “¡La reforma constitucional, felizmente rechazada de plano en consulta popular celebrada mayo de 1999!”, o bien “¡La policía profesional, frecuentemente involucrada en casos de secuestro, robo de carros, extorsíon y asesinato!”

Ahora que el ingenioso Oscar Berger ha anunciado que presionará para forzar las reformas constitucionales, ¡contra de la manifiesta voluntad popular que ya las rechazó!, me parece oportuno reproducir lo que escribí a respecto en la víspera de aquella jornada cívica en que la Constitución fue defendida por los guatemaltecos.

Un No histórico

A lo largo de su historia los pueblos pasan, cada cuanto, por intensos momentos de decisión. Momentos que demandan principios, audacia y valor, de parte de sus mejores ciudadanos.

Sin embargo, al leer dichos episodios en los libros de historia, al lector casual aveces se le olvida que sus protagonistas fueron personas de carne y hueso, que incluso arriesgaron sus bienes y su vida, y que tomaron decisiones difíciles. De allí que su premio fueran la fama, y algunas veces hasta la gloria.

Los casos abundan: En 1821 nuestros padres lucharon un día, encendidos en patrio ardimiento, y lograron, sin choque sangriento, colocarte en un trono de amor. Son ejemplos, también, la fundación de la República en tiempos de Carrera, la revolución de 1871, la revolución de 1944, la Liberación, y más recientemente el patético serranazo. En cada uno de esos momentos, como en muchos otros, los mejores hijos de Guatemala han salido en defensa de la patria, de sus ideales, y de la Constitución.

Los guatemaltecos de 1999 tenemos la oportunidad de enfrentar uno de estos momentos intensos de decisión. Tenemos la oportunidad de demostrar de qué estamos hechos, cuales son nuestros principios, y qué tanto estamos dispuestos a hacer por defenderlos.

Hoy, a los guatemaltecos nos serán sometidas, en consulta popular, cuatro preguntas que engloban 50 modificaciones a nuestra Carta Magna. Varias de las reformas propuestas harán de nuestra ley fundamental una Constitución de normas específicas y concretas, en abierta contradicción a la teoría y a la experiencia constitucional, que recomiendan normas generales y abstractas. En vez de eliminar privilegios, como lo mandan el sentido común y la razón, las reformas crearan más de ellos, y lo harán sobre bases etnicistas.

Distinguidos estudiosos del constitucionalismo, como el doctor Keith Rossen, han identificado que durante el período independiente de América Latina han habido un promedio de 12.75 constituciones por país. Una de las razones para tamaña inestabilidad jurídica es que aquellas han sido creadas como normas de ideales y aspiraciones, en vez de normas con fuerza de ley.

Desafortunadamente, las modificaciones que nos serán sometidas el hoy, no son ajenas a esta tendencia.

Ante el peligro de que la Constitución de Guatemala sea rebajada a la calidad de un código cualquiera que puede ser reformado de acuerdo con los vientos que soplen. Ante la posibilidad nefasta de que la Carta Magna se convierta en un instrumento de solución para intereses de corto plazo. Y frente a la realidad inocultable de que los organismos Ejecutivo y Legislativo se han confabulado con grupos de interés y la comunidad internacional para imponer dichas modificaciones, aún a costa del consenso ciudadano, los guatemaltecos responsables no podemos quedarnos con los brazos cruzados.

Hoy, como durante el serranazo, y como en aquel 15 de septiembre de 1821, los guatemaltecos no solo haremos historia, sino que definiremos nuestro futuro. Hoy habrá que votar, y si usted está de acuerdo con que la constitución debe ser un fundamento sólido para el respeto a los derechos humanos y la igualdad ante la ley, en vez de una antojadiza colección de privilegios, ya sabe que hacer.


30
Dic 06

12 uvas

1. Estos son mis 12 deseos para Guatemala y los guatemaltecos en este Año Nuevo. ¿Qué tal si nos atreviéramos a romper paradigmas y nos decidiéramos no sólo tener un año mejor, sino un siglo mejor?

Primera uva: Acabemos con el Impuesto Sobre la Renta. Los guatemaltecos necesitamos más y mejores empleos, y más oportunidades para salir de la pobreza. La existencia de un impuesto a los rendimientos del capital es uno de los obstáculos para que haya más y mejores inversiones.

Segunda uva: Dejemos de preocuparnos por a quién darle nuestro voto en los próximos comicios. Enfoquémonos en cambiar el sistema porque si no lo hacemos cambiar, no importa quién llegue, su gestión será un fracaso más. Por favor, lea la propuesta de www.proreforma.org.gt

Tercera uva: Digámosle No a los privilegios. Optemos -de una vez por todas- por la igualdad de todos ante la ley sin distinción de posición económica, etnia, sexo, religión o lo que sea.

Cuarta uva: Abandonemos la arbitrariedad. Impidamos el aprovechamiento de la majestad de la ley por parte de grupos de interés para su propio beneficio. Decidámonos por apoyar la fundación de un estado de derecho, en vez de continuar con uno en el que los intereses de unos prevalecen sobre los derechos de todos.

Quinta uva: Aprendamos de José Batre s Montúfar: “¡Mientras más leyes hay, más contrabando!”. Cerremos de una vez las aduanas. Que se reconozca la libertad de las personas para intercambiar con cualquiera sin tener que sufrir coerción y sin tener que hacer pagos innecesarios.

Sexta uva: Para obtener su parte del presupuesto del Estado, grupos de ecohistéricos, de etnicistas, de proteccionistas, de sexistas y muchos otros, distraen nuestra atención con gritos de “¡Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo!” ¿Qué tal si les decimos ¡hasta aquí!, y nos negamos a financiar sus aficiones y sus intereses?

Séptima uva: Dejemos de vivir en el pasado. Que Alvaro Arzú, Oscar Berger, los exguerrilleros, los burócratas y las ONG que viven de ellos se peleen por celebrar los acuerdos de pacificación. Los demás veamos al futuro, celebremos que ya no hay más guerra para defendernos del marxismo-leninismo y demandemos un gobierno que proteja nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad.

Octava uva: Sepultemos al pragmatismo, al posmodernismo y al relativismo. Probemos qué se siente vivir conforme a principios. Si decimos que defendemos la libertad, por ejemplo, defendámosla para todos y siempre, aunque nos perjudique personalmente en algún caso específico.

Novena uva: Pongamos en su lugar a los entrometidos organismos internacionales y a las embajadas de otros países Ni Cicig, ni guerra contra las drogas, ni contratos millonarios, ni leyes racistas, ni médicos activistas deberían ser aplaudidos. Comportémonos con dignidad para que “los amigos” dejen de tratarnos como si fuéramos subciudadanos de sus colonias.

Décima uva: ¿Qué tal si pudiéramos salir a caminar sin temor a que nos quitaran el celular, la billetera, el reloj…o hasta la vida? ¿Qué tal si hubiera seguridad para que recuperemos la confianza en Guatemala?

Undécima uva: Pasemos más tiempo con la familia y los amigos. Leamos más libros y veamos menos televisión. Tomemos mejor café y comamos mejor chocolate. Conozcamos Guatemala; y si no los ha probado, pruebe los refrescos de chan y de tiste.

Duodécima uva: Compartamos algo con alguien que no tiene; y como dicen por ahí: “trabajemos como si no necesitáramos el dinero, amemos como si nunca nos hubieran lastimado y bailemos como si no nos estuvieran viendo”.

En esta noche de Año Nuevo, mientras come sus 12 uvas, por favor piense en ¿qué tal si en vez de hacer siempre lo mismo, optáramos por tener un país mejor?

2. Mojito de año nuevo: Entra el médico y le dice a Raúl Castro: “Comandante, Fidel ha muerto”. Y Raúl le contesta: “¡Coño!, y ahora, ¿cómo se lo vamos a decir?”.

Publicada en Prensa Libre el sábado 30 de diciembre de 2006.


14
Oct 06

Otra Guatemala

Para la perpetuación de la miseria en Guatemala, el legado de la Revolución del 44 sigue siendo la plataforma de la izquierda y de los populistas chapines.

Aquel proceso está asociado a calamidades como la reforma agraria (una cruzada contra el derecho a la propiedad), el Código de Trabajo (y a la muerte del derecho de trabajo), la educación pública (y la negación del derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos), y la seguridad social (o sea al monopolio y el empobrecimiento de las clases pasivas).

Una tarea permanente de las izquierdas, y de los populistas, ha sido la recuperación de aquella plataforma nefasta. De ahí la guerra, con sus asesinatos, secuestros y extorsiones, llevada a cabo por las guerrillas marxistas leninistas durante 36 años. La firma de los Acuerdos de Paz pretendió detener aquella historia de terror; pero como los acuerdos eran ilegítimos y las izquierdas no alcanzan sus objetivos de poder, la paz sigue postergada.

La criminalidad, la impunidad, los abusos, el racismo y la pobreza de millones de personas siguen caracterizando la polarizada realidad nacional. El Estado, colapsado y totalmente carente de autoridad moral, ha sido engordado por redes de corrupción y de grupos de interés. Las formas de opresión clasistas y etnicistas se han convertido en relaciones de muerte.

Las elites dominantes y sus socios, los exguerrilleros, persisten en usurpar el Estado para preservar sus privilegios. No están dispuestos a perder el control del gobierno y vuelven a abusar de su poder con el continuismo de políticas que concentran la inversión pública para sus proyectos, abusan de la ingenuidad de los tributarios, saquean los recursos naturales y violan los derechos individuales y la igualdad de todos ante la ley.

La soberanía agoniza frente a procónsules europeos, norteamericanos, sudamericanos y de organizaciones internacionales que favorecen sus intereses y los de su clientela local.

Un régimen que basa su funcionalidad en la impunidad y en la ignorancia pretende sellar en piedra un modelo socialista que profundiza los mismos problemas estructurales. La juventud, la población migrante y la mayoría de familias sienten como nunca el impacto de aquel sistema que cierra los caminos para vivir en paz. Hoy se desbordan el crimen organizado y la inseguridad ciudadana. El Estado es cebado por alianzas mafiosas que ejercen control sobre áreas extensas del territorio nacional.

Guatemala necesita un cambio de dirección. Nuestra nación reclama con urgencia una reforma profunda del Estado con la participación cívica de todos los individuos que respetan la vida y la libertad. Guatemala exige acción de parte suya, lector, para detener aquel sistema perverso de poder.

Es el momento de convocar a una alianza que se base en una propuesta coherente, en la que quepan todos menos aquellos que hayan sido parte de actos terroristas y violatorios de los derechos individuales, o violatorios de la igualdad de todos ante la ley; así como de hechos de corrupción pública y privada, del crimen organizado, del narcotráfico y de la guerrilla.

Es el momento de llamar a todas las personas, sin distingo de clase, etnia, género, religión, edad, ocupación, o preferencia deportiva, para formar un frente cívico social para la reforma del Estado. Uno que no se deje engañar por los cantos de sirena de los multiplicadores de privilegios y de los generadores de enfrentamientos.

En el mes de la patria y de mi cumpleaños, esta columna está dedicada a los guatemaltecos buenos; en especial a los que, de buena fe, firmaron el campo pagado titulado Otra Guatemala es posible, suscrito el 10 de septiembre pasado. ¡Animo!