11
Jul 25

Temblores y caprichos tuiteros

 

En el contexto de la seguidilla de temblores del martes pasado, varios medios de comunicación reportaron que el presidente, Bernardo Arévalo, dijo que se suspendía el trabajo presencial en el sector privado y en el gobierno. Como el Presidente no tiene facultades legales para hacer eso, sin acudir a una declaratoria de estado de excepción, me apresté a preguntar en X: ¿Desde cuándo puede un Presidente hacer eso sin declarar estado de emergencia?.

Hay mucho «brainrot poray». La ilustración la tomé de Facebook.

Un tuitero me contestó, rápidamente, que Desde hoy. Ahora métase su legalismo por donde le quepa. Otro escribió: Desde que la constitución le da el poder para procurar a los ciudadanos de una nación. Ignorante. Uno más acusó: Desde ayer, netcentero. Otro más espetó: Ni mierda les gusta. Sentido común le llamo yo. Todo esto suena como Traralero Tralalá y Bombardino Cocodrilo.

El primero es el mismo que, hace unos días, cuando escribí que No es cuestión de que haya un estatismo bueno, un estatismo malo, comentó que todos los países tienen Estado, al confundir Estado con estatismo. Evidencia de que desconoce que estatismo es una doctrina política que defiende la preeminencia del gobierno sobre otros ámbitos de la sociedad, incluyendo la economía y la cultura. El estatismo implica una exaltación del poder y la importancia del Estado, a menudo por encima de los individuos. Pero claro, su gatillo feliz lo hizo disparar desde el sentir, y no desde el pensar. Este individuo cree que la protección a los derechos individuales y el estado de derecho son meros legalismos que pueden ser ignorados desde la Presidencia. Cree que el Título II, Capítulo I de la Constitución es un legalismo cualquiera y que una ocurrencia presidencial tiene más valor que la ley constitucional.

En cuanto al segundo… ¿qué quiere decir la frase poder para procurar a los ciudadanos? Ni me detengo aquí. El tercero va como el primero, cree que la ley está de adorno y que aquí se debe hacer lo que el Presidente quiere (¿cualquier presidente, o solo el de su preferencia?). ¡Un dictador es lo que quiere esta gente! El cuarto confunde el sentido común con la imprudencia y la arbitrariedad, y sospecho que cree que respetar la legislación de orden público es cuestión de gustos, preferencias, caprichos y ocurrencias. Es cierto que esa legislación es anticonstitucional, pero es legislación vigente. Esto da para otra columna.

¡Menos mal que, al rato de la conferencia de prensa, el Presidente y su equipo se dieron cuenta del error! Y se aclaró que la suspensión no era general. A pesar de los tuiteros la Administración aclaró que la suspensión de actividades se dejaba a discreción de cada organización, en la medida de sus necesidades.

Estas meditaciones vienen al caso porque da alguito de miedo que haya una opinión pública ruidosa que sea tan entusiasta en la defensa de la arbitrariedad, el capricho y el desatino cuando se trata de defender al Presidente (sobre todo si es el de su preferencia) y cuando se trata de imponer sus criterios de seguridad sobre los demás.

A Benjamin Franklin se le atribuye la frase: Quien renuncia a su libertad por seguridad, no merece ni libertad ni seguridad; y es lo que ocurre cuando hay gente que cree que hay que encerrar a los demás porque tiembla, y hay que prohibir que las personas velen a sus muertos porque hay un virus que se transmite por la vía respiratoria.

A veces son chistosas las opiniones ocurrentes en redes sociales -pero cuando los autores de esas opiniones no ven mal que se violen la vida, la libertad y la propiedad de otros para conseguir objetivos que los tuiteros consideran valiosos (como no ir a trabajar porque tiembla, en un país sísmico) y encima presumen un nivel casi nulo de conocimiento sobre el rol de la ley y del uso moral del poder político- pues… eso da grima y es peligroso. Ese es el caldo de cultivo de las dictaduras.

Columna publicada en República.


10
Jul 25

No. 24, ¿cuánto vale la libertad?

 

En una guerra contra el totalitarismo, ¿quién es el enemigo y qué trato merece? Ese me parece que es el tema principal de No. 24, una de las películas más crudas de la Segunda Guerra Mundial que he visto. Hazte un favor y vela en Netflix.

Gunnar Sønsteby. Foto por Arnephoto, CC BY-SA 3.0, via Wikimedia Commons.

La peli te lleva por los cinco años que Gunnar Sønsteby pasó luchando como saboteador y miembro de la resistencia noruega contra los nazis, donde lo da todo para liberar a su país del fascismo. La película se centra en su valentía y determinación; pero hay que destacar la personalidad del protagonista y su compromiso con la meticulosidad, la preparación y rigurosidad para el éxito de sus misiones y para su supervivencia.

Más allá de aquello, el mayor desafío de No. 24 se halla en el plano ético y en los dilemas que tiene que enfrentar alrededor de valores como la libertad, la amistad y la vida. Desafío que se hace evidentísimo para el espectador cuando Gunnar —ya viejo— se encuentra con la joven estudiante Anne Solheim. No. 24 es una peli conmovedora que invita a pensar.

En mi escena favorita de ese encuentro, Sønsteby explica: Los alemanes contraatacaron, es cierto, las represalias fueron tan fuertes que no matamos a los que seguían en la lista [de colaboracionistas noruegos que la resistencia estaba eliminando]. En el transcurso de dos días, 28 noruegos fueron fusilados en la fortaleza [por los nazis]. Entre ellos muchos de los nuestros [de la resistencia] y algunas pobres almas al azar. Y Anne pregunta: ¿Valió la pena?. A lo que el protagonista responde… luego de un silencio profundo: Es imposible responder eso. ¿Cuánto vale la libertad? Creo que la libertad no tiene precio. Por eso la guerra se vuelve tan inexplicablemente difícil que se hace imposible vencer a los frentes. Porque es libertad, o muerte.

Gunnar Sønsteby es la persona más condecorada de su país, siendo la única persona galardonada con la más alta condecoración militar de Noruega.

¡No te pierdas No. 24! Es un golpe al corazón que te hará reflexionar sobre el valor de la libertad y el peso de las decisiones en tiempos de guerra.


09
Jul 25

Ejército, censura, o deber

 

El domingo pasado, el coronel activo Edgar Rubio Castañeda iba a presentar su libro Guatemala: narcoestado y oligarquía en la Feria Internacional del Libro, acto que no ocurrió porque los integrantes del ejército no deben participar en actividades a las que se les pueda asignar una connotación de tipo político, dijo el presidente y comandante general de la institución armada, Bernardo Arévalo. Estoy de acuerdo con la decisión del Presidente y, ciertamente, la prohibición no constituye una violación a la libertad de expresión.

Los militares de alta deben respetar la naturaleza obediente y no deliberante del ejército. La ilustración es de Grok.

¿Por qué?

La Constitución Política de Guatemala , en su artículo 244, establece que el ejército es esencialmente profesional, apolítico, obediente y no deliberante. La participación de Rubio Castañeda en un foro público para discutir un libro que aborda temas políticamente sensibles, como el narcotráfico y la oligarquía, podría percibirse como una intervención en debates políticos, contraviniendo este mandato. El Mindef, al prohibir su participación, buscó proteger la neutralidad institucional del ejército, especialmente en un contexto donde el libro podría interpretarse como una crítica al gobierno, y a sectores poderosos.

El Código Militar de Guatemala (Decreto Número 2140, con reformas posteriores) y la Ley Constitutiva del Ejército (Decreto 72-90) establecen disposiciones claras sobre la apoliticidad y los deberes de los oficiales del ejército, incluyendo restricciones a la participación en actividades políticas y la expresión de opiniones que puedan interpretarse como deliberación política.

En términos hayekianos, el ejército es un taxis o un orden creado en el que sus miembros —en sus actuaciones como miembros del orden— tienen que atenerse a los objetivos y naturaleza del taxis. Cuando los miembros de un taxis acceden voluntariamente a ser parte de ese tipo de orden, libremente aceptan respetar el orden y sus normas particulares. Por ejemplo, ni los militares, ni los soldados pueden votar.  De ahí que la obediencia a la jerarquía del taxis no sea una violación de la libertad. 

El Código Militar y el Reglamento General de Deberes Militares exigen que los oficiales activos mantengan disciplina y eviten acciones que puedan generar divisiones internas, o cuestionar la cadena de mando. Rubio Castañeda, al identificarse como arbencista (una postura asociada al socialismo) y criticar estructuras de poder, podría generar tensiones dentro del ejército, una institución que históricamente ha enfrentado pugnas ideológicas. La prohibición del Mindef buscó evitar que un oficial en activo socavara la unidad institucional, especialmente tras las repercusiones de su libro anterior, Desde el cuartel, que llevó a recomendaciones de baja y denuncias por hostigamiento, según me cuentan amigos que saben de esto.

Guatemala tiene un historial de intervencionismo militar en la política. Los acuerdos de apaciguamiento de 1996 enfatizaron la subordinación del ejército al poder civil y su despolitización. Permitir que un coronel en activo participe en un foro público sobre temas políticamente cargados podría sentar un precedente para que otros militares expresen opiniones políticas, lo que podría debilitar la confianza en las instituciones democráticas y reavivar percepciones de un ejército politizado.

El Mindef no prohibió la publicación ni la venta del libro (no ha sido censurado), sino la participación de Rubio Castañeda en un foro público mientras estuviera en servicio activo. Esto sugiere que la restricción se centró en su rol como militar, no en su derecho como ciudadano a expresarse. La decisión se alinea con el artículo 248 de la Constitución, que limita ciertos derechos políticos de los militares en activo, como el sufragio, o la petición en materia política, para garantizar la apoliticidad.

En un país donde el sistema republicano aún no se consolida, preservar la neutralidad del ejército es crucial para evitar retrocesos hacia un pasado de injerencia militar. La disciplina militar no es censura, sino un pilar de la estabilidad republicana.


08
Jul 25

La tierra salta, la calma manda

 

Una serie de temblores fuertes se ha sentido en Guatemala. Para mí, el segundo fue el más impresionante porque acababa de estacionar en el sótano del edificio Design Center en la zona 10. Fue impresionante porque, aunque no sentí el movimiento, sí lo escuché… y me recordó el traka, traka, traka del terremoto de 1976.

El sentido del humor chapín no falla. Luego del primer temblor, mi cuate, Alessandro envió el mensaje de arriba.

El primer temblor lo sentí en mi oficina donde me siento muy seguro. Como fue particularmente fuerte, me acordé de que durante el fin de semana mi teléfono me avisó que la batería estaba degradada y que no cargaba más del 75%. Esa es una situación que no me gusta porque —por mi experiencia de hace 49 años— sé que las comunicaciones son importantes. Me incomoda mucho que mi teléfono y mi compu tengan baterías descargadas; además, me arrepentí de no haber ido ayer a cambiar la batería. En fin. En la iShop del Oakland Place me agarró el tercer temblor fuerte. La diferencia de estos temblores, con otros de otras ocasiones, es que los de hoy no eran mecidos, sino que la tierra saltaba.

Al pasara del Design Center al Oakland Place había gente afuera, en la acera. En el centro comercial vi cómo muchas personas entraban en pánico y otras se ponían muy nerviosas. Con toda la razón del mundo, en esos momentos hay que actuar con prudencia, así que no conseguí mi batería.  Cuando salí, a traer mi carro, ya había un montón de gente en la calle.  Por cierto que me dio la impresión que el personal del Design Center manejó muy bien la evacuación expedita de los automóviles. A lo largo del camino hacia mi casa vi que había muchas personas en las calles afuera de sus trabajos y viviendas. 

Haz clic en la foto para ir al reporte actualizado de temblores en el mundo del USGS.

En el camino llamé a mi mamá para ver si necesitaba rescate; pero mi sobrino, Andrés, estaba con ella y la llevaría a su casa. En el edificio donde vivo se les solicitó a mis vecinos que evacuaran; pero para cuando llegué —porque el tráfico se puso particularmente denso—, ya todos habían vuelto a sus apartamentos. En mi casa solo se cayeron dos adornos; pero a un vecino se le estropeó una lámpara.

¿Sábes qué me perturba mucho? Que en situaciones como esta y como ocurrió durante los encierros forzados del 2020, demasiadaas personas pierden el más mínimo sentido de cortesía y de amabilidad. Demasiadas personas se ponen en The Walking Dead mode y eso multiplica las tensiones y crispa los ánimos.

Mientras tanto, aquí tenemos carpas, bolsas de dormir, catres y mochilas equipadas para el caso de que la cosa se ponga seria y haya que evacuar el edificio. Nuestros kits de terremoto tienen una mudada de ropa, baterías, una linterna, un par de botellas de agua, sendas latas de frijoles, elotes y atún, galletas de soda, antigripales, antialérgicos, analgésicos, antidiarréicos, fósforos, vodka y algo de dinero para cada uno. Mientras escribo estas líneas, a las 17:40 (central time), hubo otros brincos rápidos y las sirenas siguen sonando.

Sea como sean, uno de verdad no quiere que un terremoto nos agarre en manos de los semilleros. Otra muestra de humor chapín.

En Whatsapp algunos amigos han puesto fotos y vídeos de daños en la cúpula de la iglesia de Palín, la cuesta de Las Cañas rumbo a La Antigua, en Santa María de Jesús, un supermercado en Cayalá y así. Seguro que hay más daños y derrumbes en otras áreas. 

En Guatemala, la tierra nos recuerda que no estamos a cargo. Prepararnos y mantener la calma es nuestra mejor defensa.

@luisficarpediem

Una serie de temblores fuertes se ha sentido en Guatemala. Para mí, el segundo fue el más impresionante porque acababa de estacionar en el sótano del edificio Diagonal 6 en la zona 10. Fue impresionante porque, aunque no sentí el movimiento, sí lo escuché… y me recordó el traka, traka, traka del terremoto de 1976 #temblor #guatemala #chapinesenusa #sismo #kitdeemergencia #luisfi61

♬ I Feel The Earth Move – Carole King


08
Jul 25

Hongos de San Juan en la mesa

Este año ha sido una fiesta de hongos de San Juan porque el domingo pasado almorzamos pizzas con esas amanitas deliciosas; y el 22 de junio también degustamos esos hongos cesáreos y magníficos.

¡Todo el orbe cante! Pizzas con hongos de San Juan.

Rafa y Meches trajeron varios canastos desde Tecpán. Entre anécdotas, risas y buena conversación, limpiamos y cortamos los hongos mientras Rafa le daba forma a la masa napolitana que había preparado desde el día anterior.

Si visitas este espacio con frecuencia, sabes que los hongos de San Juan son mis segundos hongos favoritos después de los anacates; y sabes que los conocí en los años 80 porque a mi tía Adelita le encantaban asados.

Los anacates son fáciles de conseguir y tenemos una buena dealer en el Mercado Central; pero los sanjuantes son más escasos y difíciles, por lo que… ¿vas a creer?… teníamos desde 2014 sin comerlos.

En Guatemala se los suele comer asados con limón y sal -que es mi forma favorita-, o en pulique que es una salsa a base de tomates, cebollas, ajos y miltometes, sazonada con apazote, culantro y achiote, acompañada con papas y güisquiles. 

En vídeos que he encontrado en redes sociales veo que muchos recolectores de hongos los cortan desde abajo de la volva e incluso arrancan el micelio.  Y cuando veo eso recuerdo un vez fuimos a San Juan Sacatepéquez con mi amiga, la madre Ivonne, que es experta en hongos.  Ella nos explicó que se deben cortar arriba de la volva para que se sigan reproduciendo y que hay que darles un par de golpecitos en el pileo o sombrero para que suelten esporas.  Lamentablemente la gente no sabe eso en el campo y arranca los homgos sin cuidado, lo que dificulta su reproducción para el año sigueinte. Advertido lo anterior, ¡que no se pierda la tradición de saborear estos tesoros de la tierra guatemalteca!


06
Jul 25

Aventura en El Soch, y V

 

Tempus fugit o el tiempo vuela es una frase especialmente cierta cuando uno la está pasando muy bien; y en El Soch nos llegó el martes 15 de abril, día en que finalizó nuestra estancia en aquel sitio arqueológico, rincón perdido de bosques y manantiales, paraíso en el que la generosidad y la cortesía se viven de ese modo tan particular como se vive la vida en el campo.

Amanecer brillante en nuestro último día en El Soch.

Nos levantamos tarde y desayunamos lentamente, como cuando uno no quiere que avance el día. Comimos miel del panal que había sido castrado la noche anterior. Don Julio nos mostró una ficha antigua de la finca San José del Soch y volvimos a la cabaña para empacar.

No quisimos irnos sin pasar a despedirnos de las tías Chita y Tita, así que agarramos camino hacia su casa con la dicha y la novedad de que las encontramos haciendo pan. ¡Aaaaaaah, qué ganas de no irnos y de quedarnos para ayudar a hacer pan… y comerlo después! En las casas tradicionales de Guatemala es tradición preparar pan con ocasión de la Semana Santa. En parte, eso se debe a que, hasta bien entrado el siglo XX, los negocios no abrían durante aquella festividad y era necesario abastecerse antes de que llegaran los días grandes de aquella conmemoración. En parte, porque, ¿a quién no le gusta una buena fiesta? ¿Y cómo puede haber buena fiesta sin elaborar comida por toneladas y, mejor, si es en familia? ¿Y cómo puede haber buena fiesta si la comida no se comparte y se reparte?

Elaboración de pan en El Soch.

Tuvimos, pues, la dicha de llegar a tiempo para ver a las tías y a dos sobrinas de ellas en plena producción de pan. Vimos el horno encendido y las manos maravillosas amasando y trabajando las masas. Vimos las formas caprichosas y personalísimas con las que se elabora aquel alimento primordial. Les dijimos adiós al célebre lorito que escapó del gavilán en 2024, al que apodé El Barón Rojo; y nos despedimos de las oropéndolas que hay en el jardín de las tías. Luego de los abrazos y de las despedidas, bajamos a la cabaña para cargar el carro y emprender el retorno.

El intrépido Barón Rojo.

¿Vas a creer? Cuando llegamos a la casa de don Julio para despedirnos (doña Mimí ya había partido para Uspantán la noche anterior), ahí estaban las tías y la prima Marlin ayudando a desparasitar a la potranca que recién había nacido unos días antes. Un proceso difícil que requirió maña y fuerza.

…y entonces fue cuando le dijimos adiós a la familia, a los ajaw de El Soch, y nos llevamos costales llenos de buenos recuerdos, buenas experiencias y de agradecimiento por la vida y por las buenas personas que se nos cruzan en ella.

Pan y procesión en Santa Cruz del Quiché

Rumbo a Santa Cruz del Quiché, paramos en Chicamán para comprar crema que la prima Marlin nos había recomendado, donde un tío suyo. Y qué bueno que compramos buena cantidad, porque resultó una crema deliciosa.

Ahí van la caja de pan, Raúl y Lissa.

Luego de la compra, agarramos camino rumbo a Santa Cruz, paramos brevemente en Sacapulas para comprar sal negra y algo de alfeñiques y de chancaca. Estos dos últimos son dulces tradicionales guatemaltecos, bastante parecidos a la melcocha.

Llegamos al hotel Casa Antigua El Chalet, hospedaje que nos gusta por cómodo y confiable, porque ahí se come razonablemente bien. Luego de un baño y de una siesta breve, caminamos rumbo a la Panadería Zuly, porque el martes es el día en el que la gente que no hizo pan, o la gente que gusta de ciertos panes específicos, acude a comprar ese alimento. En la costa sur le dicen pan para Judas. Esto ocurre en casi todas las poblaciones del país. Llegamos a la panadería y… ¡Oh, tristeza!… ya no había cazuelejas de mantequilla, ni bizcochos. Sin embargo, pusimos nuestras mejores puppy faces y accedieron a vendernos unas cazuelejas. ¿Cuál fue la lección que aprendimos? Si el año entrante tenemos la dicha de andar por ahí, encargaremos nuestro pan con anticipación, como debe ser.

Ya con nuestra caja de pan bien amarrada, tomamos un tuk tuk que nos llevó al hotel. Ahí, junto a la chimenea, tomamos un par de tequilas, cenamos, hicimos el debriefing del día y Lissa se fue a acostar, en tanto que Raúl y yo nos dispusimos a caminar por la ciudad. No tuvimos que andar mucho cuando nos encontramos una procesión encantadora. Primero, por la forma particular de los capirotes de los cucuruchos y, segundo, porque iba precedida por matracas. Matracas pequeñas y matracas grandes. En la ciudad de Guatemala nunca las he visto en procesiones, pero resulta que, en otros lugares del país, todavía se usan estos instrumentos de madera que emiten sonidos fuertes y francamente desagradables; pero que son muy impresionantes en la noche y en medio de nubes de incienso.

Matracas y capirotes en la noche.

Luego de ver la procesión, caminamos tranquilamente por las calles oscuras y solitarias de Santa Cruz del Quiché y volvimos al hotel para dormir como tiernos.

La mañana en Santa Cruz

El mercado de Santa Cruz del Quiché es enorme y abarca muchas calles; además, es un mercado bien abastecido. En él abundan todos los productos propios de un gran mercado: pescados, carnes, verduras y todo lo que se te pueda ocurrir. Es alegre levantarse temprano, desayunar y salir a explorar.

Arco tradicional y ornamentos en Santa Cruz del Quiché.

Además, el parque central de la ciudad es un hervidero de gentes, compradores, vendedores y devotos que acuden a la catedral para confesarse. Es Miércoles Santo y mundos de gente haciendo cola para prepararse para la conmemoración que se acerca. El atrio de aquel edificio, como el año pasado, está adornado con un arco tradicional y galán. Un grupo de hombres que colaboraban para hacer los adornos propios de la fiesta nos dieron la bienvenida a Santa Cruz y nos acomodamos para que nos lustraran los zapatos en el parque. Además, en la catedral, pasamos a saludar a los mártires amigos de nuestra amiga, Rachel, a quien siempre extrañamos cuando andamos puebleando.

Tempus fugit y al mediodía era hora de emprender el regreso a la ciudad de Guatemala. Volvimos por la ruta de Chiché, el Motagua y Tecpán. Ahí cumplimos con la tradición de comer algo en Katok y, poco antes de las 6:00 p. m., llegamos a nuestras casas. Llegamos con la certeza de haber vivido y compartido momentos extraordinarios, agradecidos por ellos y con ganas de más. Volvimos cargados de recuerdos que nos confirman que la vida, cuando se vive con gratitud y en buena compañía es un viaje que vale cada paso. 

5/5


04
Jul 25

Mayas cosmopolitas

 

La primera vez que fui a Kaminaljuyú fue cuando estaba en Segundo Básico, con el colegio, y recuerdo muy bien que el guía nos metió por los túneles. Incluso pasamos por una tumba en la que vimos un esqueleto aplastado, como de papier mâché. Regresé años después y ya no era posible visitar aquel enterramiento.

Tojín en la nueva excavación de Kaminaljuyú.

Llevé a mis sobrinos cuando eran niños y voy allá de cuando en cuando  con visitantes extranjeros, y me sorprende que haya mucha gente que, o no sabe de su existencia, o no se motiva a ir. Es un paseo muy agradable en medio de la ciudad de Guatemala.

Hace ocho días volví en compañía de la economista Deirdre McCloskey y mi amiga Lissa. ¡Y tuve la dicha de que nos guiara la mismísima Bárbara Arroyo, arqueóloga del proyecto! También nos acompañaron Gloria y Tojín, miembros de su equipo.

Estructura con ventanas en Kaminaljuyú.

Aprendí novedades de El Cerro de los Muertos. Resulta que muchos de los saqueos de tumbas son precolombinos y se pueden atribuir a rebeliones. En algún momento de esa ciudad importante, la élite religiosa dejó de cumplir con su función de hacer que lloviera y fue sustituida por dirigentes más seculares. Recientemente, mucho se ha aprendido del sistema hidráulico de la ciudad, que es fascinante.

En su mejor momento, los habitantes de aquella ciudad maya controlaban rutas comerciales y toda la meseta que actualmente ocupa la capital chapina; además, la ciudad era importante por el comercio de obsidiana.

Piscina para el espejo de agua en La Palangana.

Los habitantes de Kaminaljuyú tenían una conexión fuerte con los de Teotihuacán, y era una ciudad cosmopolita. Estructuras arquitectónicas de talud/tablero (propias de Teotihuacán) fueron construidas alrededor del año 400 e. c., y para doscientos años después debe haber habido un cambio político de tales dimensiones que aquel estilo arquitectónico fue cubierto. Los teotihuacanos «conquistaron» parte de la costa sur de Guatemala, porque querían cacao; en Kaminaljuyú, la relación era más comercial y a nivel de élites.

El viernes pasado visitamos una nueva estructura, que está siendo excavada y pronto estará disponible para el público. Ahí, uno de los arqueólogos estaba limpiando tres esqueletos de perros o coyotes, que recientemente había descubierto junto a navajas de obsidiana y pezuñas.

En esta nueva excavación hay un edificio con «ventanas», algo que es único en la arquitectura maya. Hay estructuras similares en Tajín, pero allá son del Clásico Tardío, mientras que las de Kaminaljuyú son del Clásico Temprano. Todavía falta excavar más para entender cuál era la función de estas estructuras.

En el sitio hay un espacio conocido como La Palangana. Nunca me ha llamado la atención, pero en esta ocasión nos ofreció una sorpresa. Durante el apogeo de la ciudad, ahí había un espejo de agua y se puede ver claramente la «piscina». Debe haber sido magnífico ese espacio en aquella gran ciudad habitada por gentes de varias ciudades mayas.

Me encanta que en aquel sitio arqueológico todavía se encuentren novedades y se responda a preguntas sobre los mayas; y me encanta que se abran nuevos espacios para que los guatemaltecos puedan visitar el área y entender mejor la historia de sus habitantes y la de la meseta que ocuparon desde 1200 a. e. c. hasta después del 900 e. c.

Yours Truly, Lissa, Deirdre McCloskey y Bárbara Arroyo en Kaminaljuyú.

Kaminaljuyú no es solo un montón de montículos; es un testimonio vivo de nuestra historia, un lugar donde el pasado susurra actos y hechos que aún nos sorprenden. ¡Visítalo y déjate maravillar por la complejidad de los mayas en el corazón de la capital!

Columna publicada en República.


03
Jul 25

¿Pagar a fantasmas? ¡Ya basta!

Dos de cada 10 burócratas, de la administración semillera, no se molestan en asistir a trabajar… pero reciben sus sueldos con gusto. ¿Quién paga esos sueldos? Los tributarios como tú, por supuesto. Y lo pagan los más pobres que dependen de esos burócratas de la educación y la salud políticas.

Según cuenta el contralor general de Cuentas, en las burocracias de salud, primero; y de educación, después, es donde se reportan más casos de ausencia laboral. La corrupción en esas áreas ha sido descubierta por el proyecto Municipio Fiscalizado, de la CGC. No sorprende saber que el 90 % de los recursos que el gobierno toma de los tributarios va a parar al pago de sueldos de burócratas y políticos. Tampoco sorprende saber que han sido encontrados maestros en sus casas, en tiendas y mercados, y que algunos dejan las escuelas cerradas. ¿Te sorprende que las bolsas de refacción escolar incluyan verduras podridas y que los precios estén sobrevalorados? ¿Por qué no extraña que en un puesto de salud las enfermeras lleguen sólo cada 15 días? ¿Por qué hay doctores que desde 2012 ni llegan a trabajar? ¿Quién se queda con los Q2216 que faltan diariamente por el uso de baños? ¡Y, por supuesto, los burócratas y políticos que están en el poder se resisten a la fiscalización!

De los 8 que sí llegan a sus lugares de trabajo, ¿cuántos laboran realmente? ¿Cuántos hacen labores innecesarias, duplicadas, incompletas o absurdas?

El contralor dice que actualmente la corrupción se va en compras directas y de baja cuantía, y que ha aumentado. ¿Te acuerdas de cuando Bernardo Arévalo dijo que el 40 % del presupuesto del Estado se iba en corrupción? ¿Cuánto se irá ahora?

Si los montos de la corrupción ya están identificados, porque sus fuentes ya están identificadas (si no, ¿cómo iban a estar identificados los montos?), lo que corresponde es:

  1. Eliminar todas las partidas presupuestarias que constituyen privilegios o transferencias de riqueza para grupos de interés particulares o individuos particulares.
  2. Eliminar todo desperdicio, malgasto y adquisición arbitraria en la administración pública.
  3. Entender la naturaleza de la corrupción; porque como dijo Henry David Thoreau: «Por cada mil personas atacando las ramas de un problema, hay una sola atacando sus raíces».

Abajo te comparto cuatro vídeos sobre corrupción, mismos que pueden ayudarnos a comprender mejor aquel fenómeno:

¡Basta ya de financiar la corrupción con los impuestos que nos quitan! ¿No crees que ya es hora de exigir transparencia, eficiencia y un sistema que castigue a los responsables, no que los premie? La raíz del problema está clara: ataquémosla sin miedo y construyamos un futuro sin expoliación.


01
Jul 25

Endeudamiento peligroso

 

La administración Giammattei dejó inconclusas las rehabilitaciones de cinco puentes en la carretera al Atlántico… y la administración Arévalo —con 18 meses en el poder y el presupuesto más alto de toda la historia fiscal chapina— no ha podido sacar adelante aquellos trabajos en una de las principales rutas comerciales del país. De eso me enteré el domingo.

Hay puentes abandonados en todas partes. Este está sobre el río Negro. Haz clic en la foto para ver el paso por ese puente sin barandas.

¿Y de qué me entero hoy en la mañana? De que la administración semillera quiere endeudarnos más a los guatemaltecos, a pesar de que tiene sin usar Q24 mil millones y de que es incapaz de ejecutar obras de inversión a nivel de ministerios clave y de los Consejos Departamentales de Desarrollo. ¿Qué es lo que ejecuta la administración actual? Sueldos, privilegios y dietas.

Por supuesto que tú ya sabes que los gobiernos —el de Arévalo, el de Giammattei y cualquiera otro— no invierten. Invertir es utilizar dinero, tiempo o conocimiento en alguna actividad con la expectativa de obtener beneficios o ganancias a futuro; pero como las «inversiones» gubernamentales no buscan rendimientos y suelen ser subsidiadas, en realidad destruyen valor. Eso sí… por supuesto que hay alguna diferencia entre construir un puente y pagar el sueldo de 100 burócratas o un político.

Ya sabes, también, que tarde o temprano el endeudamiento lo pagamos con impuestos, inflación o más endeudamiento.

La gente supone que los políticos y burócratas estatistas nos endeudan para enriquecerse ellos, y puede que sea así en un porcentaje; pero el objetivo es electoral. Nos endeudan para comprar clientela con la esperanza de que esa clientela les dé apoyo electoral.

¡Basta ya! Hace ratos que es hora de exigir transparencia y un alto al estatismo. No más deudas para financiar gastos: que los gobiernos trabajen para los guatemaltecos, no para comprar clientelas. Antes de que sea tarde hay que buscar opciones no estatistas para mejorar la infraestructura del país.  Puentes, carreteras, puertos, aeropuertos, escuelas, hospitales y más. 

Actualización: Un lector que sabe de esas cosas nos llama la atención sobre los puentes y escribe: ¿Has visto los puentes? Aquí el mayor problema no es lo que no han pagado, sino la justificación para las intervenciones en esos puentes. En la adminsitración anterior, el ministro de turno, que sí controlaba de este asunto, decidió replicar la tecnología del puente sobre el Motagua (en El Rancho) en los demás puentes de armadura metálica. Esto, a pesar de que el puente que hicieron los taiwaneses sobre el Motagua es atirantado (con cables que sostienen la plataforma horizontal a unas bases localizadas en los extremos del puente), una tecnología totalmente distinta a la de los puentes tradicionales sobre la ruta en cuestión. ¿Era esa la mejor solución? ¿Es esa combinación tecnológica una propuesta compatible con la tecnología vieja? ¿Construir las torres sobre los approaches del puente, debilitando los anclajes a la carretera (cuestión que sucedió, como puede uno darse cuenta al pasar por uno de ellos) era un solución ideal? ¿O habrá sido corrupción? ¿El costo de esas dudosas intervenciones hace sentido, o están sobrevaluadas?


30
Jun 25

Día del ejército y tradición

 

Este año sí pudimos asistir al desfile con el que se celebran el Día del Ejército y la Revolución de 1871. Amanecimos a las 6:00 a. m. en Amatitlán y a las 9:00 ya estábamos desayunados y todo en la Avenida de las Américas. Les tengo gusto a los desfiles desde que iba a verlos con mi abuelita Juanita y mi tía abuela, La Mamita. Ese par de viejitas nos llevaban —a mi hermano y a mí— a desfiles y procesiones desde que éramos muy chicos.

Escenas del desfile del Día del Ejército en la ciudad de Guatemala.

Me encantan la alegría de las familias, la música de las bandas, el ambiente festivo y la convivencia callejera. Son los mismos motivos por los que disfruto la fiesta de las antorchas, la izada y arriada de la bandera en la Plaza de la Constitución y otras fiestas parecidas. Me alegró que hubiera bandas y batonistas de colegios en el desfile porque es bueno que los jóvenes conozcan el rol apropiado de la institución armada y el que jugó durante los 36 años del enfrentamiento armado interno. 

Con ocasión de esta efeméride, aprovecho para agradecerle a la institución armada y a sus veteranos que hayan impedido que mi generación creciera en una dictadura colectivista y totalitaria como las que se sufren en Cuba, Nicaragua y Venezuela, por ejemplo. Evitaron que mi generación creciera en una sociedad moralmente exhausta y que mi generación en los 90, o la tuya hoy, tuviera que pelear en las calles para salir de la tiranía.

Es más que oportuno reconocer que actualmente podemos discutir todo tipo de ideas, en paz, porque no triunfó el ideal totalitario y colectivista. En buena parte, gracias a la tropa, especialistas, oficiales subalternos y oficiales superiores que dieron sus vidas… y a sus familias.

Como en otros años, y por esas mismas razones, repito que es indignante y triste que haya oficiales y tropas implicados en actos delictivos, y me preocupa que se involucre al Ejército en tareas que no le son propias. No está de más recordar que, de acuerdo con la Constitución, el Ejército es uno e indivisible, esencialmente profesional y apolítico. Pocas cosas le hacen tanto daño a la institución armada como involucrarla en el ejercicio del poder, de modo que es más que imprudente animar la idea de que el Ejército deba rebasar su mandato constitucional.

La misión del Ejército es mantener la independencia, la soberanía y el honor de Guatemala, la integridad del territorio, la paz y la seguridad interior y exterior; misión que es motivo de orgullo y que motiva estos párrafos de agradecimiento.

El 20 de junio de 1937 don Jorge Ubico inauguró la tribuna del Campo de Marte. Haz clic en la foto para saber más del general Ubico. La foto la tomé de Nostalgia deco.

Hoy, además del Día del Ejército, se celebra la Revolución Liberal de 1871. Es cierto que esa gesta estaba más basada en los principios del liberalismo constructivista y racionalista de la tradición francesa, que en los principios del liberalismo empirista y evolutivo de la tradición británica que es el ideal liberal que valoro; pero aquel proceso histórico y muchas de las instituciones que produjo merecen atención y estudio desapasionados. Modernizaron el país y a los guatemaltecos. Lástima que no hemos sabido aprovechar mejor la parte buena de su legado.

@luisficarpediem

Este año sí pudimos asistir al desfile con el que se celebran el Día del Ejército y la Revolución de 1871. Amanecimos a las 6:00 a. m. en Amatitlán y a las 9:00 ya estábamos desayunados y todo en la Avenida de las Américas. Les tengo gusto a los desfiles desde que iba a verlos con mi abuelita Juanita y mi tía abuela, La Mamita. Ese par de viejitas nos llevaban —a mi hermano y a mí— a desfiles y procesiones desde que éramos muy chicos #desfile #ejercito #diadelejercito #celebracion #familias #alegre #recuerdos #chapinesenusa

♬ Military March – AltMix – Alan Paul Ett & Scott Gilmore Liggett

¿Por qué andaba en Amati? Porque fuimos a pasar el fin de semana largo a ese hermoso lago que, a pesar de estar en el abandono, sigue teniendo muchísimo encanto en cuanto a paisaje, aves y flores.

¡Que viva la libertad, la paz ! Para que sigamos celebrando nuestras tradiciones y defendiendo los valores que compartimos la mayoría de chapines.