03
Ene 20

Religión y economía

La praxeología es la ciencia de la acción humana; y la economía nos da el conocimiento necesario para comprender la relevancia de la acción humana consciente y con propósito. ¿Por qué es que la religión no habría de ser objeto de exploración económica? No sólo la religión (abstracta y mística) como prefilosofía, sino aquella como un medio que usan las personas para conseguir fines que valoran (concretos y pedestres).

Aquello hacen Rachel McCleary y Robert Barro en The Wealth of Religions.

Escucha el podcast aquí.

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Su capítulo titulado When Saints Come Marching In cuenta la historia de Pedro de Betancur; y como todo el libro, está lleno de data valiosa que el estudioso puede aprovechar. ¿Sabías que en 1964, en Guatemala, 8.2% personas decían ser evangélicas y que actualmente la cifra es de 40%? ¿Sabías que una forma de combatir ese crecimiento que se da en toda América Latina es la multiplicación de santos por parte de la iglesia católica? McCleary y Barro dan data abundante al respecto. La competencia es tal que Juan Pablo II llamó a los evangélicos lobos rapaces que están acechando a los católicos latinoamericanos para alejarlos de la iglesia de Roma. Ya desde 1824, Leon XII condenaba la tolerancia religiosa y la libertad de conciencia ante los peligros metodista y presbiteriano.

Profetas y mártires de Quiché.

Recientemente, la producción de santos en el contexto de una religiosidad popular se ha fortalecido como instrumento de competencia. La fabricación de santos del pueblo y la idea de rescatar el share del mercado perdido, las vi evidentes durante mi visita a Quiché, en agosto pasado. Incluso la creación de una nueva categoría de candidatos a santidad, creada por Jorge Bergoglio (llamada oblatio vitae) le facilita al Papa promover una ideología política sobre qué es un católico ejemplar; y Oscar Romero, así como beatos y santos del altiplano guatemalteco son prototipos.

Candidatos a beatos, en Quiché.

La iglesia católica (la empresa corporativa más duradera del mundo) se esfuerza, en parte por medio de la creación de santos, para mantener su poderosa posición mundial al actuar de manera más efectiva contra el protestantismo, comentan McCleary y Barro.

Columna publicada en elPeriódico.


21
May 14

“El ocaso de las dictaduras”

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El ocaso de las dictaduras es el título del libro que acaba de publicar el general y abogado José Domingo García; y en él relata sus vivencias -de cerca y desde adentro- con respecto a los golpes de estado de finales del siglo XX, el enfrentamiento armado con la guerrilla marxista-leninista, y el proceso de apaciguamiento en Guatemala.  Tiene, además, fascinantes raíces históricas en el atentado de los cadetes contra el presidente Manuel Estrada Cabrera.

El general García fue ministro de la Defensa Nacional durante el gobierno de Jorge Serrano y durante el serranazo; combatió a la guerrilla; y participó en la comisión de los países del Grupo Contadora.

El libro es rico en testimonios y vivencias; en perspectivas y en fotografías -algunas muy conmovedoras-.  No he leído La guayaba tiene dueño, de Serrano; pero sí he leído Imponiendo la democracia o Dictating Democracy por Rachel M. McCleary; y como director de la Oficina de Información del Sector Empresarial en 1993, viví muy de cerca el serranazo tal y como lo cuento en Mis recuerdos del serranazo.  El libro del general García ayuda a tener una mejor visión tridimensional de los hechos históricos que aborda.

En la página 287 de esta obra, García tuvo a bien citar un artículo mío que dice: Durante 36 años, grupos armados marxistas-leninistas y maoístas castigaron a los guatemaltecos con un enfrentamiento armado plagado de terrorismo, que costó miles de muertos.  Uno de los actos terroristas más inescrupulosos protagonizados por aquellas personas fue el de septiembre de 1980. Había partes humanas esparcidas por todos lados, los hermosos vitrales del Palacio Nacional fueron severamente dañados.  ¡Dos bombas fueron plantadas en el Parque Central!  El propósito de aquella gente era el de establecer “la dictadura del proletariado”.  El comunismo no asusta porque sea una palabra; sino porque es espantoso y sus muertos se cuentan por millones, 61 en la URSS, 76 en China…el comunismo no asusta porque sea una palabra; sino porque es violencia…Ninguna ideología ha producido tantos tiranos de sangre fría y tantas dictaduras totalitarias como el socialismo real.

Para los interesados en conocer y entender la historia reciente de Guatemala, El ocaso de las dictaduras es una fuente rica, informada y que abre nuevas ventanas.  El libro es una edición de Artemis Edinter.