25
Jul 14

Los niños migrantes

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Una niña migrante no acompañada fue la primera persona de la fila en la jornada inaugural en Ellis Island, en 1892. Era Annie Moore, que viajó con sus dos hermanitos desde Irlanda.  Hay una estatua de Annie en la isla, un testimonio de la valentía de millones de niños que pasaron por ahí, a menudo viajando sin un familiar mayor para ayudarles en la travesía.  Esto lo leí en Moyers & Company.

Hasta 1913-14 no era común, pero tampoco era raro enviar niños por correo.  El precio era US$ 0.15 y el seguro costaba US$ 50.  Eso lo leí en el Smithsonian Institution Archives.  Ni te imaginabas, ¿o sí?

Los niños irlandeses huían del hambre; y los niños enviados por correo viajaban para reunirse con sus familiares. Pero, that was then, this is now.

¿De qué huyen los niños centroamericanos que viajan solos hacia los E.U.A?

Mary Anastasia O´Grady, de  The Wall Street Journal cita al general John Kelly, jefe del Comando Sur y apunta que el triángulo norte de Centroamérica es más peligroso y violento desde que la guerra contra las drogas se pelea aquí, luego de que el tráfico se movió del Caribe a esta área, de que México se uniera a ella y de que el régimen de H. Chávez facilitara el trasiego de cocaína de los Andes hacia América Central, rumbo a los clientes en los Estados Unidos.  Kelly estima que 80 por ciento de la delincuencia violenta en la región está relacionada con las drogas.  Muchos niños huyen de la guerra perdida contra las drogas.

Huyen de los fabricantes de miseria, identificados en 1998 en un libro con ese nombre por Mendoza, Montaner y Vargas.  Grupos que, a veces de buena fe y a veces para servir a sus intereses personales, promueven y ejecutan políticas antieconómicas, difunden disparates nocivos desde púlpitos y planteles educativos, asfixian la creación de empleos y la formación de capital, practican el clientelismo y la corrupción, se recetan privilegios y actúan como buscadores de rentas parasitarias.  Huyen del colectivismo y del altruismo que sostiene que el sacrificio es una virtud.  Huyen en busca de algo mejor.

Muchas cosas han cambiado desde el viaje de Moore y sus hermanos…Y ninguna.

Columna publicada en El periódico.


23
Ago 09

La Harley Davidson de Ubico en la Smithsonian

Una de las motos Harley Davidson de Jorge Ubico, que el general quería tanto, se halla en el National Museum of American History, de la Smisthonian Institution. En la foto estoy frente al citado vehículo.

La cédula de la moto dice que un modelo raro de la II Guerra Mundial (1942), modificada especialmente para Jorge Ubico, presidente de Guatemala. En la ocasión de la foto, mi amigo Carlos Lizama R. me contó que el general, personalmente, había diseñado el timón de esta moto. ¿Cómo fue a parar allá? Fue un obsequio de Alfredo Cohen.
El asunto viene al caso porque, hoy, la Revista D, de Prensa Libre publicó un reportaje sobre Vehículos presidenciales; y en uno de sus párrafos dice que De la famosa Harley Davidson, que era de gusto preferencial del general Ubico, también se desconoce su destino. El Ejercito tuvo algunas a su cargo hace varios años, pero no se asegura que una de ellas hubiera sido la del emblemático exmandatario. La que fue utilizada por Jorge Ubico fue modificada por él, ya que el modelo original no se adecuaba a su persona, pues era para alguien de más estatura. Su pasión por viajar en motocicleta hizo que el cambio fuera patentado como la moto Ubico, la cual fue única, agrega el historiador Miguel Alvarez. [Francis] Polo Sifontes dice que muchas de las pertenencias del general desaparecieron después de que este saliera del país cuando fue derrocado. “Sus propiedades fueron saqueadas”, agrega.

20
Jul 09

Cuarenta años de el Hombre en la Luna

El 20 de julio de 1969, cuando yo tenía 8 años de edad, vi en la tele y en blanco y negro, cuando Neil Armstrong se posó en la luna. ¡Ah, que estupendo acto de audacia me pareció aquello, y qué estupendo acto de heroismo me parece ahora!
Como todo niño de entonces, soñaba con ser astrunauta y tenía mi casco, mi cápsula del Apolo 11 y mi Módulo Lunar. Los dos últimos eran de cartón y no recuerdo si venían en algún cereal, o si los daban en alguna gasolinera. En el bus del colegio jugábamos de que eramos astronautas y todos veíamos hacia las estrellas.
Cuando El Aguila se posó en el Mar de la Tranquilidad mi familia y yo estábamos en la sala de la casa y yo, medio dormido, en compañía de mis padres y de mis hermanos vimos aquella azaña majestuosa. Yo no estaba conciente de toda la tecnología, la ciencia y la filosofía involucradas en aquel enorme salto; pero sí sabía que era algo magnífico.
Casi 30 años mas tarde tuve la oportunidad de conocer a Jack Schmidt y a Gene Cernan, que fueron los últimos astrunautas en la Luna; y de ver algunas de las naves Apolo y Geminis que hicieron posible el primer alunizaje. En la foto estoy frente a una cápsula Geminis, en el Museo del Aire y del Espacio, de la Smithsonian Institution.
Hoy, en la aventura del Apolo 11, celebro a la raza humana, a su espíritu emprendedor, a su creatividad y a su ingenio. El niño que en 1969 estaba extasiado frente a la tele, ahora no lo está menos.