14
Ene 14

Huevos tibios para el desayuno

140114_huevos_tibios_luis_figueroa

Desde niño me gustan mucho los huevos tibios.  Tiernos, pero  no crudos.  Cuando me operaron de las amígdalas y me tenían a gelatina, helado y referscos lo primero calientito y salado que pedí fue un par de huevos tibios.

En casa de mis padres y de mi abuelita Juanita los huevos tibios se servían con sal, pimienta y aceite de oliva; pero en casa de mi abuelita Frances, mi nana los servía con sal, pimienta y mantequilla.  A mí me gustaba -y me gusta- ponerles trocitos de pan francés.

Mi abuela, Frances, contaba que a mi abuelo Luis le gustaban también y que él mismo preparaba los suyos para el desayuno.  Tres minutos a partir del momento en el que el agua empezaba a hervir; tiempo exacto que él usaba para rasurarse.  Y yo hago eso, a veces.  Me rasuro en tres minutos, mientras los huevos se cuecen a la perfección.

Los de la foto son los de hoy en la mañana y ¡Oh, sorpresa!, un de ellos traía dos yemas.


05
Dic 12

El huevo esférico

Uno de los huevos, de mi desayuno de ayer, era casi esférico.  No era oviforme, sino casi esférico. De niño me causaba mucha gracia cuando los huevos eran inusuales.  Cuando eran así, esféricos, o cuando traían dos yemas, ¡eso era lo máximo!

Este huevo me recordó algo que ya he contado antes pero que a mí me da risa: George Orwell tenía una ¿obsesión? con los huevos. En su diario, el autor de 1984 y Rebelión en la granja anotaba: 30 de noviembre de 1938: dos huevos; 29 de noviembre de 1938: un huevo; 28 de noviembre de 1938: dos huevos; y así sucesivamente. El 25 de enero de 1940 dice 11 huevos (3 gallinas definitivamente están poniendo).

El de la foto es de gallina, pero me encanta cuando en casa conseguimos de parlamas, de pato, o de chompipe, o de gallinas de patio.


28
May 11

El gallo de los huevos

El gallo de los huevos -quien en vida bien pudo ser Nacho, el gallo mas macho- fue uno de los detalles más divertidos de mi excursión por la Costa.  Primero creí que era una gallina; porque es usual que los recipientes destinados a guardar los huevos tengan forma de gallina.  Pero ahí está que no.  El destino final de este gallo fue el de cuidar de los huevos para el desayuno.


27
Jun 10

Huevos de chompipe para el desayuno

Lo primero que llama la atención, de los huevos de chompipe o chunto, es su tamaño y que son pecosos. Son más grandes que los huevos corrientes de gallina y lucen su cáscara pringada. Cuando uno los va a preparar, la cáscara es bastante más dura que la de los huevos de gallina, y la yema es mucho, pero mucho más espesa.

Hoy me desayuné con uno de estos huevos de chompime, mismos que compré en El Rancho cuando fui a visitar aquella población luego de la tormenta Agatha. Me los preparé revueltos y acompañados con frijoles parados.


31
Mar 10

Huevos de gallina de patio

Hoy hubo huevos de gallina de patio, para el desayuno. Su color amarillo intenso, y su sabor delicado y cremoso alegraron mi mañana. Como a mí me gusta gozar su sabor natural, los preparé revueltos sólo con sal y un toque de pimienta de Cayena, fritos en aceite de oliva y acompañados con pan francés de horno de leña.

Nótese su tamaño pequeño, sobre todo comparado con el de los huevos que compramos para todos los días.

04
Feb 10

Thatcher, Orwell, mi hermana y los huevos

Recién nos enteramos de que Lady Margaret Thatcher, La dama de Hierro, tenía una dieta que incluía 28 huevos a la semana, y que no consumía alcohol a me nos que hubiera comido mucha carne antes.
El asunto me recordó que George Orwell tenía una ¿obsesión? con los huevos. En su diario, el autor de 1984 y Rebelión en la granja anotaba: 30 de noviembre de 1938: dos huevos; 29 de noviembre de 1938: un huevo; 28 de noviembre de 1938: dos huevos; y así sucesivamente. El 25 de enero de 1940 dice 11 huevos (3 gallinas definitivamente están poniendo).
Mi anécdota favorita de huevos es la siguiente:
Una mañana llegó a la mesa Marina, la cocinera en casa de mis padres, y me preguntó: ¿Qué va a desayunar?; y le respondí que quería una docena de huevos fritos.
Mi hermana, que entonces tenía unos 15 años y que como buena quinceañera no perdía oportunidad para echarme una bronca, reaccionó: ¡Que coche!, ¡¿cómo se va a comer doce huevos?!

A rato, volvió Marina con los doce huevos en un plato. Lo que no sabía mi hermana -y esa era la broma de la cocinera y mía- era que los huevos eran de codorniz, no de gallina.
La foto es del autógrafo de Lady Tatcher que tengo en mi colección de autógrafos de jefes de Estado y de gobierno.

28
Jul 09

¡Los huevos chimbos!

Los huevos chimbos son mis dulces típicos guatemaltecos favoritos. Son de puras yemas de huevo y miel, una cosa muy sencilla, pero deliciosa. Además, tienen un atractivo color de oro que me hace pensar en rayos de sol comestibles.

La primera vez que oí hablar de ellos fue allá por el año del terremoto cuando mi tía abuela, La Mamita, me los mencionó; y, curiosamente, no fue sino hasta unos años después, cuando ella ya había muerto, que los probé porque los hice en casa con la ayuda de mi abuelita Juanita.
Desde ese momento los magníficos huevos chimbos se convirtieron en mis favoritos y no son difíciles de hacer. Se baten las yemas hasta que están casi blancas, se cuecen en baño maría y luego se ahogan en la miel. Los de la foto los compré en La Antigua y son tan buenos como los hechos en casa.

14
Jun 09

Huevos de chompipe para el desayuno


Como ayer fuí a Mercado Central, a almorzar donde doña Mela, compré huevos de chompipe para mi desayuno de hoy. Su cáscara se caracteriza porque está llena de manchas, y por eso es que a los pecosos se les dice que parecen huevos de chompipe.

Al romperlos, la cáscara y la membrana de adentro son mas duras que las de los huevos de gallina. Al mezclarlos, las yemas son más difíciles de romper y de batir que las de sus pares de gallina. Me gustaron mucho su color amarillo intenso y su sabor fue magnífico. Me los comí en pan francés de horno de leña.

Los preparé revueltos en aceite de oliva, con sal y con un toque muy ligero de pimienta de Cayena.

A los chompipes se les conoce como chuntos, chumpes, guajolotes, o pavos.

10
Abr 09

Allioli, y un aguacatal majestuoso

En casa Adelaida, su madre, Ana, preparó este magnífico allioli para acompañar un asado que hicimos bajo un aguacatal majestuoso que bien podría tener cerca de 100 años de edad.
Me gocé mucho esta salsa, que comí acompañada con pan francés y chorizo ibérico, o con rodajas finas de rábano; con nachos y el chirmol con pepitoria que hizo Raúl; y con el chorizo argentino que hizo el papá de Jessica. Todo ello, acompañado por tres reservas que llevó Marta Yolanda. La carne con almendras que preparó Guillermo se lució con el chirmol y con el allioli; y el almuezón terminó con un pastel de café y helado, que hizo Luis Pedro. ¡Ala, uno se puede acostumbrar demasiado a todo esto! Bosques magníficos, amigos buenos, y comida estupenda. ¿Qué puede haber mejor, que juntarse a comer entre amigos?
El allioli es una de mis salsas favoritas. Técnicamente se prepara sólo con ajo, aceite y sal; pero uno suele hacerlo con yemas de huevo, a la mahonesa; porque es más fácil que se emulsione así. Mi padre me enseñó a hacerlo cuando yo tenía unos 12 años y la clave era conseguir que no se cortaran las yemas.

Digg!

15
Abr 08

Empresaurios, ¿de a huevo?

Atasquémonos que hay lodo, parece ser la consigna en quienes -con buenas, o con malas intenciones- no dudan en aprovechar cualquier posibilidad de hacer prosperar sus negocios mediante la explotación del presupuesto del Estado.

La Asociación de Productores de Huevos, siguiendo el ejemplo de los lecheros, ha propuesto que la administración socialdemócrata incluya su producto (a $0.11 la unidad) en los desayunos escolares (S21, P. 10, 12/4/2008).

Entiendo que hay un problema de mala desnutrición entre muchos escolares; pero ese es un problema de pobreza y la pobreza se resuelve garantizando el estado de derecho y el mercado, no repartiendo huevos.

¿Qué vendrá despues? ¿Los porcicultores sugiriendo que el desayuno incluya tocino? ¿La gente de parramos, proponiendo que al desayuno se la añadan frijoles?

No es novedad que los empresaurios búsquen que el presupuesto del estado abone a sus ganancias; pero lo malo y muy malo es que esos negocitos son privilegios y a la son como entregar pescados, en vez de enseñar a pescar.

En Guatemala tenemos un problema de pobreza extrema que indigna y que da rabia; y por eso hay que buscarle soluciones serias y de largo plazo que no contribuyan a la creencia de que el gasto público es la solución para todo. Empresarialidad es lo que se necesita; no empresaurialidad.