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Ene 07

Apocalypto y la indignación indigenista

En la foto, la señora Xoc, de la ciudad maya de Yaxchilán, se pasa un lazo con espinas a través de su lengua. Sugiero que, para poner en perspectiva la indignación de la dirigencia indigenista con respecto a la violencia en la película Apocalypto, de Mel Gibson, uno debe ver algo del arte de los mismísimos mayas. Este muestra escenas como la que vemos aquí; y también muestra personas usando la piel de otros, cráneos empalados, hombres decapitados, y prisioneros espantosamente torturados.

Hoy, César Sactic, del Consejo de Organizaciones Mayas Cakchiquel de Sacatepequez, dice que “Apocalypto representa un atropello contra la dignidad y la historia de quienes conforman el área mesoamericana, sobre todo porque el no hacerlo, es seguir atado y aceptar esa línea que se nos ha impuesto por medio de la educación oficial, en donde no se dice la verdad de nuestros antepasados”.

Adicionalmente Ricardo Cajas, Comisionado Presidencial contra la Discriminación y el Racismo, considera que “es conveniente alertar a la población de que esta cinta no puede verse como un referente, ni mucho menos como algo creado con contenido científico, en el marco del análisis de la historia de los pueblos mayas, pues su argumento está basado en hechos de ficción”.

A la dirigencia indigenista le parece que no se dice la verdad y que son hechos de ficción cuando en la película se muestra lo mismo que muestra el arte maya. ¿Usted, qué opina?

La cultura maya fue fascinante y admirable en muchos aspectos; de hecho, en la película se ve bien cómo es que los sacerdotes hacen que los sacrificios coincidan con un eclipse para que las masas crean que con con la sangre se apaciguan los dioses. Aquello requería conocimientos astronómicos específicos. Pero de admirar la cultura maya, a idealizarla hasta creerse el mito Thompsoniano de los mayas como inofensivos observadores del cielo, hay una gran distancia. Los mayas eran tan sanguinarios (o quizás más, a juzgar por su arte) que muchos otros seres humanos.