El viernes, cuando salí al jardín del campus para buscar zompopos de mayo me encontré con que ya hay hongos. ¡Las lluvias ya trajeron hongos!
Pronto habrá anacates, hongos de San Juan, xaras y otras delicias del mundo funghi. Ya no hallo las horas de comer unos anacates con frijoles colorados, sobre spaghetti, o solos; y unos hongos de San Juan , o unas xaras, asadas con limón y sal, sobre tortillas.
El de la foto no es comestible y seguramente es de esos que paralizan las funciones estomacales, así que no me le acerqué más que para fotografiarlo. De cualquier manera celebro haberlo visto porque aununcia cosas buenas.
Si quieres saber más sobre los hongos del campus, visita el Arboretum.
hongos — Comentarios desactivados en ¡Ya es temporada de hongos! 26 May 18
¡Por aquí ya es temporada de hongos! Los de las fotos son tóxicos; pero eso no impide la alegría porque anuncian que pronto habrá comestibles y entre mis favoritos se cuentan los anacates y los hongos de San Juan.
Mi cuata, Karin, dice que estos de las fotos paralizan las funciones estomacales; así que no me acercaré a ellos. A los marrón les llamamos Little brown devils.
Los hongos me fascinan casi tanto como las orquídeas; y hace algunos años me sorprendió que aquellos forman un reino en sí mismos: el reino fungi.
Estas dos especies las encontré mientras caminaba en el campus (donde hay una variedad) el sábado pasado y me hicieron recordar que, cuando niño, me alegraba mucho hallar estas sombrillitas efímeras en el jardín. En casa me tenían prohibido tocarlos -porque eran venenosos- pero siempre me llamaban la atención.
Mientras tanto ya no hallo las horas de comer unos anacates con frijoles colorados, sobre spaghetti, o solos; y unos hongos de San Juan asados, con limón y sal, sobre tortillas.
Ayer inauguramos la temporada de anacates 2016 con un spaghetti con anacates en salsa de crema con buen queso parmesano. Mi casa se pone en celebration mode cuando disfrutamos estos deliciosos hongos, mis favoritos por mucho.
Los anacates no sólo tienen un sabor propio y majestuoso, sino que su textura los hace doblemente especiales. No son suaves como otros hongos, sino que ofrecen resistencia y para servirlos hay que asegurarse de que están al dente; ya que de otra forma se estropea la experiencia. Por eso, también, deben estar muy frescos. Los de ayer estaban fresquísimos, se sentía en su color, su aroma, su sabor y su textura.
En Guatemala la temporada de anacates va desde que caen las primeras lluvias hasta que terminan, bien entrado octubre. Los mejores son los de las primeras semanas de lluvia porque el exceso de agua no les cae bien.
Cuando yo era niño los anacates no eran tan abundantes como ahora, siempre fueron bocatto di cardinale; pero su escasez los hacía…digamos que más deseables.
En casa los comemos con salsa de mantequilla, perejil y Jeréz; sobre spaghetti con salsa de mantequilla, o salsa de crema; con frijoles colorados; y en casa de un cuate los comí una con costillas de cerdo en pulique. Otro día te cuento qué es un pulique.
Con las primeras lluvias vienen los deliciosos e incomparables anacates; mis hongos favoritos en todo el universo mundo; no sólo por su sabor, sino por su textura.
Desde que era niño me los disfrutaba mucho; y ahora son muchísimo más abundantes que en aquel entonces. En casa nos gustan sólos, con mantequilla, cebolla, perejil, sal, pimienta y jerez, ligeramente espesada la salsita con maicena; pero también nos gustan con spaghetti, en pizza, con frijoles colorados y en pulique, un recado típicamente chapín.
¡Llegaron a casa los primeros anacates de la temporada! En casa, el segundo semestre del año empieza con la llegada de los anacates (chanterelles). Ahora son bastante comunes; pero cuando yo era niño era una gran cosa cuando había anacates en casa de mis padres, o de mis abuelas. Nunca había muchos y se los comía con gran alegría y respeto. Sus incomparables sabor y textura eran muy apreciados, como lo son ahora.
A mí me gusta prepararlos de forma que se luzca el sabor de los hongos y que este no sea opacado por especias y otros ingredientes. ¡Hay que resistir la tentación de echarles cosas a los anacates! Los de la foto llevan un toque de aceite de oliva, sal, pimienta, crema y perejil. Van sobre spaghetti y aderezados con que so paremesano. Todo ello sólo para enmarcar el sabor y la textura de estos hongos maravillosos.
Otra forma de prepararlos es con mantequilla, un poco (poquito) de cebolla, sal, pimienta, perejil y jerez seco, salsa que se espesa ligeramente con maicena. Esta era la forma tradicional de servirlos en casa de mis padres y en la de mis abuelas. Los he probado en pulique, y son deliciosos; pero nunca hecho pulique y creo que el apazote con el que se sazona el pulique interfiere con el sabor delicado de los hongos. Para uno de mis cumpleaños, en los 80, recuerdo que servimos unos spaghetti con salsa de anacates, preparada a base de crema de pollo. No estuvo mal; pero si he de comerlos sobre pasta prefiero cualquiera de las dos primeras recetas.
En busca de hongos, pinol y zompopos de mayo, cada último domingo de junio un grupo de amigos y yo hacemos una excursión al encantador poblado de San Juan Sacatepéquez a sólo unos kilómetros de la ciudad de Guatemala. En el mercadito que se arma en el parque central, la gente siempre es muy cariñosa y goza con nuestras ocurrencias. A las señoras les encanta hablar de los hongos y de sus hermosos huipiles y tzuts.
Como en otros años llegamos temprano pero nos dimos el susto de que no había hongos; y en el portal no había zompopos. El lugar estaba vacío y las señoras nos contaron que este año hubo pocos. Medio resignados nos fuimos a desayunar a Pollo Campero -como es la tradición- y a ver el juego de fútbol en el que ganó Holanda. En esas estábamos cuando se me ocurrió volver a levantarme y regresar al parque. Fue buenísima decisión porque ya había canastillas con hongos. No había muchos, es cierto, pero unos cuantos sanjuanes y unos cuantos anacates son suficientes para que uno se ponga contento. La suerte no nos abandonó porque también encontramos zompopos y mi sobrino -El Ale- salió con una buena bolsita de esos deliciosos insectos.
Gracias a la chef, Euda Morales y a doña Olga Chajòn nos dimos gusto con el delicioso pinol, platillo de gallina típico de San Juan. ¿Y de postre? Crepas con Nutella y café de primera. El pinol es un recado a base de maíz, elaborado con caldo de gallinas y acompañado con arroz. Me encanta su sabor y su textura primordiales. Además el comedor de doña Olga es un lugar muy alegre y concurrido.
San Juan es un poblado encantador y ¿sábes qué me llamó mucho la atención? El hecho de que en la carretera y en las calles, los postes de energía eléctrica no están sucios con propaganda política como en muchos otros lugares del país. En San Juan, los postes están pintados con flores. ¡Mis felicitaciones para quienes hayan tenido esa idea! Que maravilla porque, además, San Juan es una tierra de flores.
Durante el paseo también disfrutamos de las danzas tradicionales que ofrecen los moros y que alegran las fiestas patronales de muchos pueblos.
Este año -aunque la vimos- se nos olvidó comer iguana; pero compramos huevos de pato y eso desayunamos ayer. Vimos las hondas tradicionales y multicolores. Nos encontramos con un magnífico anuncio de arreglos dentales. Y pasamos un día muy agradable,
Y el premio a la mejor idea del trimestre es para: ¡La excursión de Thanksgiving a Los andes cloud forest! ¿Qué te digo? Buenos amigos, naturaleza exhuberante, comida magnífica, conversaciones fascinantes y divertidas, y alojamiento encantador.
Pues ahí está que a un grupo de amigos se les ocurrió que hicieramos este viaje para celebrar el Día de gracias. ¡Fue una idea estupenda! La finca es hermosa. Aunque es principalmente cafetalera, tiene algo de té, macadamias, hule y bosques nubosos inmensos. De hecho es una reserva natural. Tiene, además, una casa encantadora con todas las comodidades sin que pierda su carácter finquero con una mezcla de personalidades inglesa y chapina. El volcán Atitlán, majestuoso, te da la bienvenida.
Como era una fiesta familiar y de amigos llevámos nuestros propios alimentos. Sólo el desayuno lo preparaba en su totalidad el personal de la casa. Como el grupo era muy variado hubo migas extremeñas, lasagna, ensaladas variadas, panitos con tomate rallado y aceite de oliva, pavos, purés de papas y de camotes, pastel de Hanukkah, pays de pacanas y de manzanas, galletas de jengibre, arvejas, frijoles, huevos, queso de capas, chiltepes, tortillas de maíz y de papas, sandwichs y bueno…todo rico y hecho con cariño.
No te imaginas cómo me gozo este tipo de paseos. Una mañana escalamos senderos en busca de quetzales y vimos muchas aves, orquídeas, hongos, y todas esas maravillas que ofrecen los bosques nubosos tan llenos de vida, de sonidos, de aromas, de colores y de texturas. No vimos quetzales; pero aprendimos mucho entre las preguntas de los niños y las explicaciones de don Chus, nuestro guía. Vimos tucanetas, eso sí. Y Los andes es famosa porque abundan las Tangara cabanisi, que son unos pajaritos azules y preciosos. Otro día paseamos por el beneficio de café y paseamos por el río. Yo no me metí al río porque ya sabes que el agua fría no es mi ambiente favorito. El frío que sí aguanté fue el de la madrugada para ver el cielo…uno tan estrellado y claro que te cuesta identificar las constelaciones y asterismos.
En las noches hubo juegos de Pictionary y de mímica. Las conversaciones nos llevaron por todas partes, desde la cuestión de si comer mono es kosher, hasta temas de geología, agricultura, antropología, economía, antropología, política y otras frivolidades. Nuestro cuate el geologus admirabilis, Sam, fascinó a grandes y chicos.
Los andes, su gente y su ambiente fueron una experiencia muy enriquecedora. Gracias a Olga y Jaime por recibirnos, gracias a Lissa por reunirnos. Gracias a todos por un fin de semana inolvidable.
En plena temporada de anacates, en casa no pueden faltar los frijoles colorados con aquellos hongos; servidos sobre arroz y acompañados con una cucharada de buena crema y algo de chiltepe, o chile cobanero.
Esta es mi receta favorita de frijoles colorados; y los anacates se lucen con su textura y su sabor. Ciertamente que elevan a los frijoles a una dimensión distinta. Los anacates me gustan con jeréz, en pizza, con pollo y crema, en pulique y con spaghetti.
Cueces los frijoles con sal, cebolla y ajo. Preparas un recado de tomate y cebolla con aceite de oliva y sal. Aparte cueces los anacates con sal y pimienta. Licúas el recado y se lo mezclas a los frijoles con los anacates…y ya. Los dejas hervir lentamente por un rato pa`que suelten.
Ahí me cuentas.
Los anacates son los hongos más deliciosos de todo el universo mundo (cerca de las Amanita cesarea, de los melena de león y de las trufas). Allende la mar océana se los conoce como chanterelles. Crecen en San Juan Sacatepequez y en otros lugares donde abundan los encinos.
Llegó la temporada de anacates a mi casa y hoy los almorzamos sobre linguini. Ah, como me gusta su sabor delicado, en una salsa de crema y jerez, con perejil y abundante queso parmesano. Acompañado de un Merlot.
Los anacates son mis hongos favoritos desde que era niño y no sólo me gustan por su sabor, sino por su consistencia.
Hongos de San Juan, Pancitas, y Xaras azules y anaranjadas vimos en el mercado de San Juan Sacatepequez ayer, durante la fiesta de ese pueblo. Los que me hicieron falta fueron los anacates, reyes de reyes en el reino fungi.
Adoro los sabores, las texturas y los colores de estas maravillas de la naturaleza; y cada año, desde 2009, con un grupo de amigos llegamos a San Juan para comprar hongos, zompopos de mayo y variedades de frutas como peras, duraznos, mamones, pitayas, y más.
A las 9:00 a.m. ya estábamos en el parque de la población, en donde se juntan las vendedoras de hongos. La gente en San Juan siempre es muy amable, y tengo la impresión de que a las vendedoras les causa gracia la forma en la que mis amigos y yo nos emocionamos con los hongos y con sus huipiles. Ah, los huipiles de San Juan son hermosos.
Este año hubo una novedad en nuestra tradición. Gracias a Raúl, de Así es la vida y a la chef Euda Morales, probé el pinol en el comedor de doña Olga. Ese plato ceremonial es verdaderamente delicioso.
Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en Carpe Diem. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley son precarios. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio -políticamente incorrecto- existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso). Me gustan la cocina, la lectura y la compañía de mi familia y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!
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