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Ago 07

Un truco viejo al descubierto

En esta actividad, en la de columnista y bloguero, una de las cosas más extrañas que he aprendido es que muchas personas “lo pelan a uno” no por lo que uno dice, ni por sus ideas; sino por lo que aquellas personas creen que uno dijo, por lo que quisieran que uno hubiera dicho, o por lo que creen que son las ideas de uno.

Hace ratos, el columnista Jorge Jacobs se refirió a este fenómeno como el de la creación de un hombre de paja. Y lo explicó de la siguiente forma: “La falacia del hombre de paja consiste en fabricar una débil imagen del oponente, que no necesariamente refleje sus argumentos pero que por lo menos se le parezca en algo, para luego atacar y desprestigiar esa imagen, haciendo creer a los demás que ese en realidad es el oponente”.

Algo así ocurrió durante el foro Perspectivas que se celebró en la Universidad Mariano Gálvez el 21 de agosto pasado. En medio del foro, el moderador Jorge Fuentes, de la Universidad Rafael Landívar, interrumpió el mismo para presentar “al procer de la Revolución de 1944: Alfonso Bauer Paiz”, que se hallaba entre el público.

Bauer se levantó, la gente lo ovacionó, y procedió a echarse un discurso. En una de esas le imputó a Manuel F. Ayau -que no estaba presente- haber dicho, en una entrevista reciente, que el interes general no debe prevalecer sobre el interés particular.

Bauer no se refería algo que Manuel F. Ayau hubiera dicho; sino a algo que él cree que ha dicho Ayau. Yo he oído, más de una vez, que Ayau dice que los intereses generales no deben prevalecer sobre los derechos individuales. Lo he oído decir que es de interés general que los derechos individuales prevalezcan sobre los intereses generales. Lo he oído decir que si los derechos individuales no prevalecieran sobre los intereses particulares, o sobre los intereses generales, no tendríamos derechos individuales.  He aquí lo que dice Ayau, en boca de Ayau.

Todo eso es muy diferente a lo que Bauer quiso hacer creer que ha dicho Ayau. Cuento la anéctota porque la práctica de poner en boca de otros lo que otros no han dicho, con el objetivo de desinformar, o de deformar las ideas es una práctica deleznable.

Creo que la idea de que los derechos de cada uno de nosotros deben prevalecer sobre los intereses de otros individuos, o de grupos de individuos es muy importante; y que eso es lo que debería estar en discusión. Si se distrae el meollo del asunto, con sofismas, la discusión pierde valor…y desgraciadamente lo pierde en favor de aquellos que creen que los derechos individuales deben estar sometidos a los intereses de la colectividad.