16
Feb 21

Cascarones y Carnaval

Los alegres cascarones son infaltables en la fiesta del Carnaval chapina; los cascarones son huevos vacíos, rellenos con confetti y un grano de maíz, coloreados con añilina y cubiertos con papel de China. ¿Podría, alguien, explicarme cuál es el propósito, o el significado del grano de maíz? La semana pasada me enteré de que ya no les ponen grano de maíz a los cascarones.

Los cascarones siempre me traen recuerdos divertidos.

La idea, con los cascarones es rompérselos a alguien en la cabeza; normalmente de forma sorpresiva….y armar un alboroto.

Cuando era niño recuerdo haber hecho cascarones en dos ocasiones. Eso fue con mi tía abuela, La Mamita, que fue quien me enseñó la técnica de pintado. Ella guardaba cáscaras de huevo a lo largo de meses, elaboraba el confetti, preparaba la añilina, cortaba el papel y hacía el engrudo necesario para sellar los cascarones. Y los niños, ¿qué hacíamos? Pues pintábamos los cascarones y nos pintábamos entre nosotros, combinábamos los colores, hacíamos diseños y nos divertíamos como micos. Y si uno quería llevar la diversión un paso más allá, podía ponerle harina a algunos cascarones, travesura que había que hacer sin que La Mamita se diera cuenta.

Cuando estaba en la Primaria, el carnaval se celebraba durante el recreo y ese día era permitido llegar disfrazado al colegio. Un año, mi madre andaba de viaje y como era costumbre, cuando eso ocurría a mi hermano Juan Carlos y a mí nos dejaban en casa de mi abuelita Juanita y de La Mamita.  Pues un día, con ocasión del carnaval, nos compraron cascarones, nos pusieron nuestros disfraces de Batman y Robin y nos enviaron así al colegio.  Y al subir al bus…nadie iba disfrazado; porque las viejitas nos habían disfrazado ocho días antes.  No sería carnaval, sino hasta el martes siguiente.  Sobra decir que hicimos el ridículo.  Pero sobrevivimos.

Muchas culturas en Europa y en el Oriente Medio tienen la costumbre de pintar huevos. El carnaval es una fiesta muy antigua que creo que no tiene el lugar que merece entre nosotros. Durante esta temporada, en casa solemos decorar con cascarones no sólo porque nos gustan sus colores y diseños, sino porque esta es una fiesta alegre, de esas que celebran la vida.


02
Abr 18

Delicia el dulce de mangos

¡Casi se me olvida!…otro de mis dulces favoritos, durante la celebración del equinoccio de primavera, es el dulce de mangos.

En casa lo hacemos con una miel sazonada con canela, pimienta gorda, pimienta negra y clavos.  No es la receta tradicional, pero es la que nos gusta.  El año pasado y este año, usamos unos mangos que tienen mucha pulpa y una semilla delgada, ¿alguien sabe qué tipo de mangos son esos?  Son buenísimos, no sólo porque tienen pulpa abundante, sino por su sabor.

Lo de las semillas me recordó que mi tía abuela, La Mamita, hacía peces con las semillas secas de los mangos que comíamos en esta temporada.  Las aletas dorsales salían de los pelos de las semillas; y con cartónes de colores hacía las aletas pectorales, las colas, los ojos y las bocas de los peces.  A los niños nos gustaban mucho esos peces.


14
Abr 17

Tradicional y delicioso dulce de garbanzos

El dulce de garbanzos con su color dorado y su sabor intenso a canela mezclada con el sabor característico de los garbanzos es bocatto di cardinale.

Lo preparamos una vez al año durante la festividad del equinoccio de primavera y de la fertilidad; y es un postre chapín de la temporada.  Tengo la impresión de que las nuevas generaciones lo conocen poco y la de que se pierden de algo delicioso.

Es muy diferente a la miel de garbanzos que preparamos de acuerdo con la tradición de la costa sur.  Principalmente porque se hace con azúcar, en vez de con panela; y porque no lleva frutas.

En mi familia era la tradición de mi tía abuela La Mamita, tradición que recogió mi tío Rony para que luego pasara a mi madre y a mí.


15
May 16

Tradicional dulce de bodoque

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Cuando mi tía abuela, La Mamita decía ¡Hice bodoque! para los niños era uno de los mejores anuncios posibles. Con eso ella se refería a que había hecho dulce de bodoque, uno de mis postres chapines favoritos.  Es un postre antiguo y si le preguntas a alguien si lo ha comido, va a ser muy raro que te conteste que sí.  Es que la gente ha dejado de hacerlo.

El secreto de un buen dulce de bodoque es usar la mejor leche y huevos grandes, así como dejar que, cuando hierve, se separen bien, bien la miel de los bodoques. El del vídeo lo hice el viernes  y quedó delicioso; para compartir con nuestros cuates Jesúsmaría y Andrea, Eric y Daniel, en casa de Javier y Chus que se lucieron con la cena.

En Guatemala se le llama bodoque a un pequeño bulto, o bolita informe (quizás hasta mal hecha).  Esto es porque la leche mezclada con los huevos y cortada con limón se va haciendo bultitos mientras se cuece. En el vídeo, nota el bodoque grande del centro como se da vuelta.

Aquí va la receta, tal cual la tengo anotada.


06
Abr 15

Los helados olímpicos

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En 1950 se celebraron en Guatemala los Juegos Centroamericanos y del Caribe; y los chapines dispusieron que eran las olimpiadas.  De aquellos tiempos y de aquella efemérides datan los que conocemos como helados olímpicos que son helados con sabor a naranjas y rellenos de crema.

Son infaltables en el menú de los helados de carretilla y son unos de mis favoritos.  Cuando era niño, mi abuelita Juanita y La mamita (mi tía abuela) sólo me dejaban comprar helados de carretilla marca Sharp porque esos eran los que gozaban de su confianza. Los olímpicos y los de crema forrados con chocolate siempre me recuerdan la temporada que pasamos con mis padres y hermanos en el desaparecido Turicentro Likin, para su inauguración.  Esos eran los que comíamos todos los días.

También me gustaban los de sandwich.  Estos eran los que comía cuando mis padres nos mandaban a las matinales, en el cine, y nos daban 15 centavos.  Con eso comprábamos un helado de sandwich a la entrada, uno en el intermedio (porque había dos pelis) y uno a la salida.

Más tarde en mi vida, al principio de la Secundaria, el heladero de mi barrio era Nelson. A él le comprábamos helados Foremost con frecuencia, y nos conocía de nombre. Uno conocía el sonido de las campanas de su carretilla, y la forma de su sombrero.


09
Feb 15

Capirucho, trompo y yo-yo

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Cuando yo era niño hice un capirucho con carrizo de hilo, un chaye y un trocito de lápiz Mongol 2.  Lo hice con ayuda de mi tía abuela, La Mamita, ¡y lo perdí!  De todas las cosas que he perdido por descuidado, aquel capirucho y una piedra para alisar tusas y hacer cigarrillos, son dos de las que más lamento.  En Guatemala, por cierto, un chaye es un trozo de vidrio.  El caso es que girando y girando el chaye se le daba forma a la parte de abajo del capirucho, con el trozo de lápiz se aseguraba la parte de arriba para el cordel y ya.  Cuando el hilo dejó de venir en carrizos de madera se acabó la posibilidad de hacer aquellos juguetes.

De aquello me acordé gracias a don Walter, de De todo en madera y a su hermosa Caja retro.  Esta pieza de decoración y de nostalgia tiene un capirucho (parecidísimo a los que se hacían de carrizo); un trompo y un yo-yo.  A don Walter y sus juguetes retro los conocí durante la celebración de los 10 años de la radiorevista de opinión Así es la vida.

Nunca fuí muy hábil con estos juguetes; pero admiraba mucho a mis amigos y compañeros que sí los dominaban.  De niño tuve mi yo-yo Duncan y unos que creo que regalaba la Coca-Cola a cambio de una cantidad de corcholatas contramarcadas.  Corcholatas se les llamaba a las tapitas de las botellas porque en vez de plástico venían con corcho. También tuve una variedad de capiruchos; pero nunca tuve un trompo.  En Quinto bachillerato recuerdo que uno de mis maestros perdió su tiempo tratando de enseñarme a hacer girar uno y no fue hasta el año pasado, luego de la Feria de agosto, que logré darle vueltas a uno plástico que compre.   Ahora que tengo uno de verdad, espero tener algo de éxito con la práctica.


14
Dic 14

¡Que alegres los toritos!

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Mis favoritos entre los fuegos artificiales chapines son los toritos y cada año salgo en busca de ellos.  Me gustan porque implican algo de peligro, porque es maravilloso como arrojan fuego y luces por todas partes, porque me gusta verlos bailar y perseguir a la gente, porque me divierte como la gente se les pone enfrente y sale corriendo.  Los toritos son juguetones y tiene algo de pícaros.

Cuando era niño, los relatos de mi tía abuela, La Mamita, acerca de toritos durante las festividades tradicionales me fascinaban.  Yo tenía muchas ganas de ver toritos y no fue hasta hace relativamente pocos años que vi mi primer torito.  Desde entonces pocas cosas me divierten tanto como salir a buscar toritos y verlos desplegando sus fuegos y sus colores entre la gente que se les acerca y les huye.

Anoche vimos unos buenísimos en los alrededores del Callejón de Maravillas, que es un barrio muy tradicional.  La gente se esmera mucho en las decoraciones para le fiesta y hay abundancia de toritos en el área. Algo que me llamó la atención -y me dio entre enojo y tristeza- es que varias veces vi gente robándose los adornos que los vecinos ponen en alfombras y en sus casas.  No ha pasado el cortejo y como ratas, hay personas que pasan llevándose lo que pueden.  Vi a una anciana pedir: Por favor no se lleve las flores; mientras que una mujer se llevaba los adornos de una alfombra.  En otra cuadra, miembros de la procesión ayudaban a cuidar una alfombra muy elaborada, porque -como buitres- había un grupo de jóvenes tratando de llevarse algo.  Eso de llevarse cosas de las alfombras, antes de que pase el cortejo, es como ser descalzabolos.

Con todo y todo la pasamos muy bien.  Descontados los saqueadores que mencioné antes, esas fiestas callejeras y de barrio son una oportunidad hermosa para divertirse, pasar buenos momentos y guardar recuerdos alegres entre amigos.


28
Sep 14

Caldo de albóndigas y un viaje en el tiempo

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-Pregúntame si puedo viajar en el tiempo.

-¿Puedes viajar en el tiempo?

-Si…Claro que no puedo viajar en el tiempo literalmente; pero si puedo hacerlo por medio de aromas, sabores, texturas, colores y sonidos. Ayer, por ejemplo, viajé en el tiempo gracias al caldo de albóndigas que preparamos en casa.  Esta es la receta de mi abuelita Juanita y mi tía abuela, La mamita.  La última vez que lo comí en su casa fue antes de 1976 -porque esa casa se cayó para el terremoto- y fue para un almuerzo al que llegamos mi madre y yo.  Ayer vino mi madre a casa, fuimos al mercado, compramos los ingredientes y aprovechando que el día iba a ser lluvioso, frío y gris, dispusimos hacer el caldo de albóndigas.  Y tomar un par de Tom Collins en lo que cocinábamos.

La cosa era lograr la sazón exacta que tenía el caldo que hacían La abuelita Juanita y La mamita.  ¡Y tuvimos éxito!  El caldo salió perfecto.  Tan bueno que me transportó por lo menos 38 años atrás.  Así que viajé en el tiempo.

Siempre he sido sopista.  Más sopista que caldista en el sentido de que me gustan más las sopas y cremas espesas que los caldos; pero me encantan el caldo del cocido, el de gallina, el de pollo y el de albóndigas.  En casa de mis padres sólo se tomaban sopas en la cena; pero en casa de mis abuelas también se tomaban sopas, o caldos, en el almuerzo. En fin, me alegro mucho de haber hecho caldo de albóndigas y de haber recordado con mucho cariño a aquel par de viejitas.

Por cierto…y cambiando de tema, pero no mucho.  ¿Qué tal algo de humor retorcido?  Si conoces un niño que recién haya aprendido a hablar, digamos que no mayor de cuatro años.  Pídele que diga albóndiga…y 9 de cada 10 niños dirán Albón.  Es que los niños cuando uno les pide que digan albóndiga interpretan que uno quiere que digan Albón.  Es decir: Albón, diga.  Pruébalo y me cuentas.


08
Jun 14

Spaghetti con sabor a chile guaque, hecho en casa

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¿Por qué no hago spaghetti from scratch más seguido?  El de la foto es hecho en casa, tiene incorporado chile guaque (que le da un sabor muy delicado en el fondo y un toque chapín) y fue servido con salsa de queso gorgonzola.  Me encanta la pasta hecha en casa, no sólo por su sabor, sino por su consistencia y textura.  El spaghetti grueso es una experiencia distinta al que uno compra regularmente.

El almuerzo-cena de ayer incluyó lomo de cinta horneado y bañado en mermelada de mangos -también hecha en casa-.   ¡Mangos!, porque en casa la hacen con tres tipos de mango distintos para conseguir el sabor que nos gusta.  En el plato también hay espárragos, que son una de mis verduras favoritas.   ¡Me  encanta el color dorado de la mermelada y me encanta como su sabor y aroma combina tan bien con el cerdo!

Cuando era niño mi tía abuela, La Mamita, hacía fetuccini caseros a mano y los servía con salsa de tomate, o los usaba en un caldito de pollo y verduras cuyo sabor nunca he podido imitar.  Mi abuela, Frances, contaba que mi bisabuela, Adela, hacía ravioli deliciosos, caseros y a mano; pero esos nunca los probé.  A mí me gustaría hacer ravioli y a ver si un día de estos me animo.


07
May 14

Tío Coyote y el corredor interoceánico

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¿Quién recuerda la canción: Adiós tío Coyote, dientes quebrados, cola quemada…? Los cuentos de tío Conejo y tío Coyote son propios de las tradiciones orales chapinas; pero sospecho que las generaciones más jóvenes no los conocen.

Para hacer la historia corta -poco más, o menos como la contaba mi tía abuela, La Mamita- tío Coyote siempre andaba viendo cómo se comía a tío Conejo; pero este era más inteligente y astuto que aquel y siempre le jugaba le vuelta.  Tío Conejo siempre se las arreglaba para engañar a tío Coyote y este último siempre salía lastimado no sólo en su dignidad, sino también en su físico.  A veces terminaba con los dientes quebrados porque tío Conejo le lanzó un zapote verde; y a veces tío Coyote terminaba con la cola quemada porque tío Conejo lo quemaba con un asador.

En  otra ocasión tío Conejo engañó a tío Coyote para que se tomara toda el agua de una laguna con el cuento de que la luna que se reflejaba en el agua era un gran queso.  Tío Coyote tomaba y tomaba agua, esperando llegar al queso, en vano, mientras que tío Conejo se reía de la simpleza y la codicia de su compañero de aventuras.

De aquello me acordé cuando leí la historia de cómo es que el presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina,  fue engañado y timado por los promotores de un supuesto canal interoceánico en territorio chapín.  ¡Momento!, no sólo iba a ser un canal seco cualquiera, en las fantasías de sus promotores y de quienes les creyeron, ¡iba a ser un corredor tecnológico!

Para hacer corta esta historia, también, lo del famoso canal seco resultó ser papas y panes pintados. Todo resultó ser una burbuja y una fabricación para timar a cualquiera que se dejara, incluido el presidente de Guatemala que, desde el principio resultó ser  un fan del proyecto y declaró que el negocio era de utilidad pública e interés nacional.  Hasta ahora todo apunta a que este megaproyecto es humo y espejos ya que todas las grandes empresas que lo financiaban han desaparecido.

¡Ay tío Coyote!…hoy si te fregó tío Conejo.

La ilustracion la tomé de aquí.