04
May 14

Envidia, fuerza y redistribución, conversación con Daniel Sznycer

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A diferencia de lo que ocurría hace siglos, en la actualidad la distribución de los recursos no se dirime a mazazos y a golpes, sino que se dirime en las cabinas de votación, en las cámaras legislativas y en las agencias de impuestos; pero como estamos diseñados para un ambiente ancestral en el que bandas de individuos usaban la fuerza, lo que encontramos es que -aún en este ambiente- los individuos más fuertes reclaman sus intereses de modo más aguerrido.  Esta es una de las perspectivas que comparte, con nosotros, Daniel Sznycer en un conversación que tuve con él en marzo pasado.

El antropólogo Daniel Sznycer es doctor por la University of California y utiliza un enfoque evolutivo y métodos de las ciencias cognitivas, antropometría, y economía experimental para mapear aspectos de la arquitectura motivacional y emocional de los seres humanos.

Daniel también nos habla sobre el rol que tienen la envidia y la compasión en las políticas de redistribución.  Se refirió a las instituciones como instrumentos para moderar los efectos maliciosos de la envidia.


20
Nov 13

Envidia, prejuicios y odio en la carretera a El Salvador

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Envidia, odio y prejuicios es lo que encontré cuando leí los comentarios que muchos lectores de Prensa Libre dejaron en la página de Facebook de aquel diario luego de la noticia del derrumbe en una casa de la carretera a El Salvador.  Preparate para leer algo impresionante; pero antes…unas palabras de Helmuth Schoek en su libro Envy.

El hombre es un ser envidioso que, si no fuera por las inhibiciones sociales despertadas en el objeto de su envidia, hubiera sido incapaz de desarrollar los sistemas sociales a los que pertenece actualmente.  El hombre envidioso, sin embargo, excedió la marca y despertó o desató inhibiciones que han tenido un efecto retardante en la habilidad del grupo para adaptarse a nuevos problemas en su ambiente.  La envidia también puede conducir al hombre hacia la destrucción.  Casi todo lo que ha sido escrito sobre la envidia (ensayos, literatura, filosofía, teología, psicología) constantemente han visto a aquella como un elemento destructor, inhibidor, futil y doloroso.

He editado las frases que encontré para hacerlas más fácilmente legibles; pero en los originales se ven cosas como vaya, por valla; hora, por ahora; alvañiles, por albañiles; nombre, por no, hombre.

Esto es lo que hallé:

  • Me gustaria ver cuando esa construcción burguesa se desplome.
  • Bueno, fue la casa de un rico. Ellos no lloran por los pobres.
  • Como es casa de un ricachón hasta helicóptero utilizaron para detectar; si hubiera sido en colonia de clase baja ni van.
  • Lo bueno es que no sufrirán por das das, porque esta gente ya tiene más casas a donde ir.
  • Eso significa que por fin los ricos sufrirán lo mismo que los pobres
  • Claro como es en una zona residencial y de la high life ahi si se dan cuenta.
  • Vaya que no se cayó la cobachita.
  • ¡Qué barbaridad! ¿Quién autoriza este tipo de construcciones de lujo? ¡¿Cómo es posible tanta irresponsabilidad?!
  • Y en la parte que se cayó iba la piscina, ji ji ji ji.
  • Ahora les tocara buscar un lugar de altura para trasladar a los ricos o, ¿será que lo van hace como lo están haciendo con los pobres?
  • Los ricos están locos con el dinero, ¿dónde se les ocurre hacer esa casa?, lo bueno fue que les dio trabajo a muchos albañiles. Ji ji ji ji ji.
  •  Creo que a muchos les voy a caer mal, pero me alegra que los riquillos también estén con el Jesús en la boca porque se les puede derrumbar su casa, tal vez así se apiadan de la gente pobre que vive en los barrancos y a quienes sus casas de lámina y madera se les derrumban con las lluvias. No tienen a donde ir y muchos tienen familiares que han perdido la vida por vivir en esa extrema pobreza.
  • Que pena para este ricachón, le salió mal la jugada, se le arruino el paisaje, para que vean que los ricos también lloran ja ja ja, porque los pobres se creen que sólo a ellos, pero de vez en cuando a un ricachón también le toca.

A estas alturas el lector seguramente necesitará una pausa; y quizás necesite saber que otros han notado lo que él ha notado:

  • Detecto mucho odio. Creo que el hecho de que la persona tenga, o no tenga dinero no tiene nada que ver con el hecho de lo grave de lo ocurrido.
  • Al leer los distintos comentarios, nuevamente me sorprendo por lo divididos que estamos como sociedad. Con un capital humano como este, jamás lograremos la Guatemala que todos queremos.
  • Me dan un poco de risa estas publicaciones hay gente con comentarios muy atinados y otros pobres que sólo sacan su resentimiento contra las personas que tienen más que ellos
  • ¡Ala gran en serio que resentimiento existe en el país!
  • Que triste es ver que en Guatemala la envidia, el rencor, la rabia, y el resentimiento hacen que la mayoría de gente que acá comenta se burle por la desgracia de un hermano guatemalteco y además lo insulten. ¡INCREÍBLE 
  • Nadie tiene que alegrarse del mal ajeno, ahora son ellos después podemos ser nosotros, no todas las personas que tienen dinero se los han robado.

Ojalá y todo terminara por aquí; pero los comentarios de envidia, rencor y prejuicios abundan mucho:

  • Esa carretera la usan todos los días los ricos que destruyen todo no más por sus lujos y caprichos. Como tiene billete no le van hacer nada; Es más, la Muni con nuestro impuestos le va arreglar su pedacito de terreno para que ya no se caiga y siga construyendo y tenga una maravillosa casa.
  •  Así es la mayoría de estos sectores de riquillos
  • De lo que se ahuevan, se derrumba y el dueño la vuelve a construir, por algo es que vive en ese lugar.
  • ¿Que importa quien tiene la culpa? Y, ¿que tan malo es que encontramos el lado gracioso? Fácil, quien tiene plata para una casita en un lugar así, seguramente tiene otras casitas en otro lado. No nos alegra la desgracia ajena; pero, por favor, pena sintamos por aquella pobre gente que tiene casitas de lámina, que si se las lleva la lluvia y ya no tiene  donde vivir.  Seguramente el dueño es un funcionario público, o patrocinador de campañas políticas y muchos aquí diciendo pobre. Pues pobres nosotros porque seguramente es nuestro dinero el que se está perdiendo, ja ja ja. No hombre la verdad es que aunque se piquen el hígado diciendo que fuiste tú, o fue tete, estas cosas pasan y seguirán pasando, y la verdad es que lástima la casita.
  • Pero ni el dueño esta con tanta alaraca; a él le vale madre que todos los que transitan por ese sector lleguen tarde a sus trabajos, este señor nada entre dólares como para hacer este tipo de mansiones aparte que no tiene dos licencias para construir alli.
  • Que gasto tan millonario el que están haciendo los del gobierno, como es en zona de pudientes.
  • Obvio es una mansión.
  • La chuchada de hacer dinero a puro hue.., esa chingadera no es carretera a El Salvador, es carretera a Fraijanes.Pero la chuchada siempre.
  •  Todo por el maldito dinero que pueden ganar las contructoras.
  • Para nosotros los pobres son barrancos y montañas para los ricos son colinas y laderos y al final todo es lo mismo.
  • La ambición y el poder económico de este sector se da por las consecuencias y de seguro le dieron pisto a la Muni para que no les digan nada.
  •  No escribo con odio ok, solo hago notar que los Ricos también lloran.

¿Es esta, la clase de sociedad en la que vivimos?  ¿Es, este, el legado de los discursos guerrilleros, de los discursos de Los Colom, y de los discursos desde púlpitos?

La foto es de la Conred y la casa se ve inclinada por la perspectiva.


31
Oct 13

Meditaciones sobre las brujas…en su día

Para la mayoría de la gente, su primera asociación con la palabra “bruja” es por medio de cuentos de hadas, de “Macbeth”, o con la quema de brujas, dice Helmuth Schoeck en su libro Envy.  En esa obra, Schoeck explica que desde tiempos inmemoriales la sospecha de brujería o de magia negra ha caído sobre aquellos que tienen un motivo para ser envidiosos -de alguien menos feo que él mismo, de padres con suerte, o de un campesino con una mejor cosecha y ganado sano, etc.  Después de todo, la mala suerte sólo puede caer sobre aquellos que tienen algo que perder: buena salud, belleza, posesiones, familia.  En un intento de entender emocionalmente el problema de la mala fortuna, paracía razonable buscar a personas que pudieran ser envidiosas.

Sigue Schoek: Durante los juicios contra brujas, en Europa, las acusadas eran precisamente personas que, de alguna manera, hubieran levantado sospechas de que eran envidiosas y, por lo tanto, pudieran desearle el mal a otros.  Gradualmente, sin embargo, el hombre envidioso mismo se constituyó en el acusador; y las acusadas pasaron a ser personas guapas, virtuosas, orgullosas y ricas, o las viudas de ciudadanos ricos.  Este doble papel de la envidia con respecto a la brujería es evidente en pueblos primimtivos. El forastero, el lisiado, cualquiera que estuviara discapacitado es sospechoso y es considerado como responsable de causar daños.  Empero, el  mismo hombre primitivo es capaz de asegurar que otro miembro de su tribu sólo es rico, poderoso, buen bailarín o cazador sólo porque ha obtenido, mediante magia negra algo que les debería pertenecer a otros miembros de su tribu.

Algunos antropólogos ven en la brujería creencias que funcionan como válvulas de seguridad, como instituciones entendibles y deseables mediante las cuales son reguladas las tensiones intersociales, dice Schoeck; pero [Clyde] Kluckhohn sostiene que el efecto destructivo e inhibidor de aquellas ideas ha sido enormemente subestimado, y que más que controlar sentimientos agresivos lo que hacen es producir timidez y reducir las relaciones sociales.  Kluckhohn no deja lugar a dudas con respecto a la coneccipon inmediata entre la envidia y las sospechas de brujería.

En su obra, Schoek cita un trabajo de John  Gillin titulado The Culture of Security in San Carlos. A Study of a Guatemalan Community of Indians and Ladinos y dice: También es generalmente cierto entre las culturas indígenas centroamericanas que la envidia y la codicia con tenidas como anomaías o crimenes.  Los indígenas conocen una clase de enfermedad que es producida por la magia, a la que llaman envidia, enfermedad que es invocada por una persona envidiosa.  La víctima tiene el innegable derecho, reconocido por la comunidad, de matar al su enemigo si puede descubrirlo.  Por esa razón es inconcebible que alguien admita su envidia.

Decidí compartir con ustedes estas lecturas para darle a la celebración de hoy un toque diferente al carácter festivo y lúdico que tiene, porque a ratos sospecho que la envidia es un sentimiento muy presente en la sociedad guatemalteca.  Eso sí, que conste, que el hecho de haberme puesto solemne en esta entrada no quiere decir que no me disfrute la fiesta de las calabazas, los gatos negros, las escobas, los disfraces y las telarañas.