05
Sep 23

¿Guías caninos, o casualidad? Acompañantes misteriosos

 

Es la tercera vez que nos pasa algo así.  Anoche regresamos caminando de la casa de mi hermana a nuestra casa -que es una distancia de ocho cuadras-. Ni habíamos caminado la primera cuando nos encontramos con un perrito encantador.

Era de tamaño mediano y cuando nos acercamos a él decidimos bajarnos de la acera porque pensamos que iba a ser hostil.  El animalito no reaccionó a nuestro paso y no le pusimos más atención hasta que nos dimos cuenta de que iba a nuestro lado.  

Gracias por tu compañía, muchacho.

A ratos caminaba a nuestro lado, a ratos se adelantaba y cuando teníamos que doblar en una esquina el perrito nos esperaba y doblaba antes que nosotros. ¿Cómo sabe, un perro, cuál es el camino exacto que vamos a tomar?

Para hacer la historia corta llegamos a casa, cerramos la puerta, nos echó una ´última mirada, le dijimos adiós y le dimos las gracias por su compañía.  Y se volvió por donde vino.

No es la primera vez que nos pasa algo así y en esta, como en las ocasiones anteriores, me gusta pensar que el perro decide acompañarnos.  Pero, ¿por qué nos echan esas miradas tan tiernas? ¿Cómo saben por donde ir cuando se adelantan?

La vez anterior fue en Ciudad Vieja un 7 de diciembre luego de ver loas.  Estacionamos con mi madre, el Ale, Raúl y yo fuera del pueblo y nos tocó caminar bastante en la noche.  Y ahí apareció, un perro chulito, de la calle, que nos acompañó hasta el carro.

La primera vez fue una noche que caminábamos del centro comercial Los Próceres a casa y nomás salimos de aquel centro comercial se nos unió un perro callejero que hizo lo que los dos anteriores.  A ratos caminaba a nuestro lado y a ratos se adelantaba.  Y cuando hubo que doblar, el can dobló para esperarnos unos metros adelante.  De todas las cuadras que caminamos, ¿cómo sabía que había que cruzar en esa?

En esa ocasión teníamos unas chimichangas que habían sobrado, en casa, y se las bajamos; pero el perrito no las quiso comer.  Nos echó una mirada tierna, dio la vuelta y se volvió por donde llegamos. ¿Los perros callejeros no reciben comida? Pregunto porque una vez, en Panajachel, les compramos galletas a los perros de la calle y se rehusaron a comerlas.

¿Qué te diré? Me encanta cuando ocurre eso; pero…me quedo me quedo con ganas de invitar al chucho a entrar.  Claro que no lo hago porque nuestra casa no es apropiada para perros y son responsabilidad. Pero…que ganas de quedarme con uno de esos animalitos.


23
Ago 23

La chicharra silenciosa

 

Me encantan los sonidos que hacen las chicharras y los chiquirines; y el mejor sonido de chicharras lo oí la primera vez que llegué a Tikal. Nunca voy a olvidar lo mucho que me impresioné en aquella ocasión.

Haz clic en la foto para ver el vídeo.

Las chicharras o cigarras también me impresionan porque dejan sus exoesqueletos adheridos en las cortezas de los árboles.

La del vídeo andaba a inmediaciones de mi oficina y es la primera de su clase que veo por ahí en años y años.  Escuché su sonido cuando tomaba un café y también oí su vuelo.  Cuando la ubiqué quedó silenciosa y por más que le pedí que hiciera su ruido característico, ahí se quedó en silencio.

Para mí es imposible pensar en chicharras sin acordarme de la fábula de la cigarra y la hormiga, cuento que sirve para enseñarles a los niños el valor del trabajo productivo.  La primera vez que oí esa historia fue cuando mi tía abuela, La Mamita, me la contó luego de que escuchamos ruidos de chicharras cuando yo tenía unos cinco, o seis años.

Las cigarras también me recuerdan La cigarra, con Lila Downs y Natalia Jiménez.

 


01
Jun 23

Un zompopo de mayo a última hora

 

Mucha gente cree que los zompopos de mayo, como llevan ese nombre, necesariamente emergen en mayo.  Y puede que a veces sea así; pero no es raro que haya zompopos de mayo tan tarde como finales de junio.  Anoche, 31 de mayo, justo antes de que me fuera a dormir, oí un aleteo en la sala de mi casa y, ¡Sorpresa! era uno de aquellos animalitos. 

Un zompopo de mayo visitó mi casa anoche.

Los zompopos de mayo siempre me alegran; pero anoche fue particularmente divertido que el visitante llegara a último momento en el mes que lleva su nombre.

Desde que era niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido. Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

Allá por 1973, un compañero de clase -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.  Me gustan así y mucho más si pongo unos seis u ocho entre frijoles volteados, o guacamol, sobre una tortilla recién salida del comal.

Tan temprano como en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, el traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su libro Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Me encantan los zompopos de mayo.

En algunas poblaciones guatemaltecas a los zompopos de mayo los llaman macashes y en otras ch´ekenes.


23
Ene 23

El asesinato de perritos

 

Simón y Manix fueron dos de los más queridos y memorables perros que tuvimos en mi familia, y fueron asesinados por un vecino criminal.  Aquella basura les dio bocado con estricnina y murieron entre estertores, rigidez y convulsiones.  ¿Qué pasará cuando un perrito muerde una salchicha, o un pan con clavos?

Salchichas con clavos para asesinar perros. La foto la tomé de Facebook.

Pensé en Simón y Manix cuando leí del asesinato de perros en Quetzaltenango y vi las fotos de las salchichas y panes con clavos.  Pensé que los clavos primero se ensartan en las bocas de los animalitos y luego pasan por sus entrañas.  Pensé que ha de ser una muerte lenta, dolorosa y horrible.

Es cierto que los perros callejeros pueden convertirse en plagas y pueden ser peligrosos para la salud, la higiene y la seguridad; pero hay formas civilizadas de controlar el problema. Es oportuno, también, llamar la atención contra los excesos; por ejemplo, advertir que los linchamientos colectivos -que son tan populares entre cierto tipo de personas- pueden dañar muchísimo a empleados, proveedores y clientes inocentes.  Advertir también contra la demanda de penas desproporcionadas que desfiguran la naturaleza de la responsabilidad individual y banalizan el derecho penal.

¿Sábes que creo que hay perros que por temor al envenenamiento no aceptan comida ofrecida por humanos? Lo vi el sábado en la Sexta avenida.  Iba por allí una perra que estaba criando y una chica generosa quiso darle pan; pero la chuchita no lo aceptó.  A mi me pasó una vez en Panajachel, había varios perros callejeros, y fui a comprar galletas para darles y ninguno las aceptó.

¿Será porque saben que hay asesinos de perros por ahí?


16
Nov 22

Una pantera negra

 

Ahora que dicen que una pantera negra escapó de un circo y ronda por El Naranjo, me acordé de dos cosas: la película Cat People y una canción que me cantaba mi papá.

Cat People es una peli con Malcolm McDowell y Natasia Kinsky, un film erótico y de horror que en 1982 no fue entendida.  Fue fascinante la actuación hipnótica de Natasia Kinsky y fue fascinante el simbolismo de las panteras.

La canción a la que me refiero es Siete leguas, el caballo.  Su tema es un caballo de Pancho Villa que en su parte conducente decía:

Adiós torres, de ChihuahuaAdiós torres de canteraYa vino Francisco VillaA quitarles lo panteraYa llego Francisco Villa a devolver la frontera.

Todo inconexo, una pantera en El Naranjo, una peli ochentera y algo de nostalgia por una canción y momentos entrañables.


29
May 22

¡Hoy vimos zompopos de mayo!

 

Salimos a caminar, para ir a desayunar, y en el camino encontramos zompopos de mayo.  Los que visitan este espacio saben lo mucho que me alegran estos animalitos y lo mucho que me gustan asados en comal, y aderezados con mantequilla y sal.

A mí me gusta comer una tortilla con frijoles, o con guacamol a la que le he añadido unos seis u ocho culitos de zompopos para elevar la experiencia. Allá por 1973, un cuate -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.

Desde niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido.  Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

En algunas poblaciones guatemaltecas a los zompopos de mayo los llaman macashes y en otras ch´eken. La semana. pasada me enteré de un área en la que les llaman chekeles, y de que son exportados.

En el siglo XVIII, Francisco Ximénez, tel traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Para que esta temporada comience con la alegría que debe comenzar, espero con ansias los primeros anacates del año.

De paso, algunos ecohistéricos, socialistas y colectivistas creen que el futuro es comer insectos porque no deberíamos comer carne.  Creen, incluso, que se debería prohibir la carne, o por lo menos ponerle impuestos tan altos que la hagan prohibitiva.  Pero tu, que eres listo, puedes distinguir que no es lo mismo echarle chapulines a la naranja para tomarse un tequila, o comer una tortilla de frijoles volteados con unos cuantos zompopos, o deleitarse con unos escargots…¡Por placer!, que tener que comer bichos porque otras personas te fuerzan a hacerlo, o porque te prohiben, o te encarecen otras opciones.  Una cosa es comer algo por gusto y otra no tener opción.


24
May 22

Panchito, el mono araña

 

Debe haber sido en 1974, no recuerdo bien; pero una noche de esas mi papá entró a la casa, subió a su cuarto que mis hermanos y yo invadíamos para ver televisión y saludó como si nada.  Los niños y mi madre tardamos unos segundos en notar que en uno de sus brazos levaba un pequeño bulto peludo y ¡Oh, sorpresa! no era un perro.

¡Era un monito araña!

Haz clic en la imagen para ver el ensayo fotográfico de Nicholas Helmuth.

A Nora por poco y le da algo; y los niños nos volvimos locos.  Le pusimos de nombre Panchito.  Bebía agua en un pocillo y lo tomaba de una forma perturbadoramente humana.  Pelaba sus bananos con habilidad. Y a mi, lo que más me fascinaba, era su cola prensil.  ¡Ah, la cola prensil es una maravilla!

No duró mucho en casa porque cuanto se agarraba de ti y no quería soltarte no había modo de removerlo; y se ponía agresivo si uno intentaba separarlo contra su voluntad.  También porque ensuciaba mucho el área que le había sido asignada junto a la mesa de ping pong que había en el garage.  Nadie quería hacerse cargo de limpiar esa área.  Luego se decía que en su adolescencia, los micos se ponían celosos y acosaban a las mujeres. Todo aquello selló la suerte de Panchito que primero se fue a vivir a Panajachel donde lo recibió mi tía Adelita y luego fue a parar al zoológico La Aurora.

De aquello me acordé cuando me topé con el ensayo fotográfico que hizo Nicholas Helmuth sobre los monos araña. Animalitos que son mencionados en el Popol Vuh y son mostrados, con frecuencia, en la cerámica clásica de los mayas. Nichola y su proyecto FLAAR Mesoamérica hacen este tipo de ensayos y siempre son valiosos.  No se por qué no te había compartido uno antes.


30
Sep 21

Ardilla maya y ratón romano

 

En la ilustración de esta entrada, la imagen de arriba es maya y muestra una ardilla con una pocha de cacao; y la imagen de abajo es romana y muestra un ratón con una nuez de nogal. La de arriba es de barro y la de abajo es de bronce.

Me encantan porque son similares.  Muestran a los animalitos comiendo algo que les gusta; y me recuerdan Scrat y su bellota en Ice Age. Para los mayas, las pochas de cacao representan cráneos humanos; y la bebida de cacao, que no es nuestro chocolate, representaba sangre.  Aquella bebida era exclusiva para las élite y se tomaba amarga, sazonada con chile y espumosa. ¿Qué representaban las nueces de nogal para los romanos? Pues eran llamadas bellotas de Jupiter y el árbol de nogal era un árbol protector.

La primera foto es del Museo Popol Vuh, donde se halla la pieza en cuestión; y la segunda foto la tomé del Facebook de mi cuate, Michael Strong.


01
Feb 21

La alegría de liberar ranitas

Las ranitas arborícolas son encantadoras, no sólo por su precioso color verde, sino por sus ojos oscuros y prominentes, que contrastan sobre el resto de sus cuerpos, y por sus deditos adherentes.  Así que cuando me preguntaron que si quería participar en la liberación de ranitas dije que sí.  ¡Por supuesto que si!

Liberamos a los batracios, criados en cautiverio, en el jardín Manuel F. Ayau de la Universidad Francisco Marroquín donde están registradas en el Arboretum de La Marro; y fueron donadas por el criador y conservados Roberto Bregni.

Las ranitas llegaron en una cubeta y nos trasladamos a la fuente que hay frente a la Biblioteca Ludwig von Mises.  Don Roberto identificó el árbol y las hojas que más podrían gustarles a los animalitos y ahí procedimos a colocarlos bajo las hojas.

Pero resulta que las ranitas son animales nocturnos y que trabajan de 10:00 p. m. a 4:00 a. m. poco más, o menos; de modo que la mayoría estaban dormidas a la hora de la liberación.  Así que había que tomar una ranita, despertarla, asegurarse de que estaba despierta y luego acercarla a una hoja volteada de modo que se pegara a ella con sus deditos provistos de ventosas.  Así que ahí me tenías diciéndoles a las ranitas que me tocaron: ¡Ricos días!

Ya te imaginarás que las pobres no tenía idea de lo que ocurría, siendo que todas sus vidas las habían pasado en cautiverio; así que algunas se defendían.  ¿Y cuál es la primera línea de defensa? ¡Pues una meada!  De repente sentía que mi mano cubierta por guante se enfriaba notablemente y eran los orines de la rana.  Las ranas no mean tibio, sino que mean bien frío.

Yo no les tengo asco a las ranas, de niño solía pescar tepocates y una vez mi hermano y yo llevamos ranas a la casa de mis padres, obtenidas en casa de unos amigos y como se hacían las cosas en los años setenta, tomábamos a las ranitas con las manos, sin guantes y así las poníamos en el jardín.

Hay algo maravilloso en el acto de llevar animalitos a su habitat natural con la esperanza de que vivan ahí y prosperen.  La experiencia de las ranitas fue muy parecida a la liberar tortuguitas en Monterrico.  Excepto porque lo de las ranitas fue mucho más íntimo.

Hace unos 15 años yo ya había visto una rana arborícola en la UFM porque una de ellas apareció adherida a una ventana cerca de mi oficina, ahí estuvo un par de días y luego se fue.  Según don Roberto quizás andaba buscando dónde poner huevos.

Es muy probable que nunca vuelva a ver a alguna de las ranas que liberamos el viernes pasado, ni a sus proles, pero de verdad les deseo una vida larga y próspera.


21
Jul 20

En el Día del Perro

Ve pues, hoy es el Día del Perro y quiero celebrar a los canes que ha habido en mi vida.

El más notable, genial y fabuloso de todos fue Simón, cuyo nombre completo era Monsieur Simón. Era un french poodle que llegó a casa cuando era un cachorro pequeño y sobre un cojín.  Fue obsequio de Guiselita, la madrina de mi hermano, Gustavo; y para mí es el estándar de perro en cuanto a inteligencia y nobleza y era el perro de la familia.

Manix, Simón y yo.

Uno de los hijos de Simón fue Manix y era digno hijo de su padre.  Técnicamente era perro de mi hermano, Juan Carlos.

Simón y Manix murieron envenenados por un vecino criminal (¡Que un mal rayo lo parta!); pero vivieron muchos años con nosotros y nos hicieron muy felices.

Una perra importante en mi vida fue la Chiqui, que tenía algo de chihuahua.  Era perra de mi abuela, Frances; pero durante la última temporada que viví en su casa me agarró mucho cariño y me seguía a todas partes.  La Chiqui murió de un parto mal atendido.

La Chiqui.

Luego llegó a casa la Panchita; la señorita doña Maria Panchita que murió virgen y mártir.  Fue contemporánea de Manix y lo sobrevivió.  Murió atropellada en una de sus escapadas. La Panchita también tenía algo de chihuahua y era muy pegada a mí.

La señorita doña María Panchita que murió virgen y martir.

Luego de aquellos perros tuvimos una ensarta de canes que no dieron la altura.  También hubo perros de paso fugaz que dejaron buenos recuerdos: Helga, la pastor alemán de Gustavo; y Azúcar, un perro callejero que yo alimentaba en Panajachel. ¿Cuáles han sido los más misteriosos y sorprendentes? Uno callejero que, una noche en la que yo caminaba para mi casa, me acompañó durante todo el recorrido. ¿Qué fue lo misterioso y sorprendente? Que no me seguía, sino que iba adelante de mí y me esperaba; y sabía dónde habría de doblar la esquina.  ¿Vas a creer?  Eso mismo me ocurrió con otro perro en Ciudad Vieja, Sacatepéquez, una noche del 7 de diciembre. No se veían como el Cadejo legendario, pero me gusta pensar que me estaban cuidando.

La primera perra que tuvimos en casa, cuando vivíamos en Costa Rica, se llamaba Mandy; y era una pastor alemán hermosa que mis padres tuvieron que dejar allá cuando volvimos a Guatemala ca. 1966.

En el Día del perro, celebro a los perros que han alegrado mi vida.