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Sep 07

¡Ni aunque fuera pelea de lodo, o de gelatina!

Desde Eva Perón, entre las esposas de muchos presidentes guatemaltecos, centroamericanos y latinoamericanos se cultiva la extravagante necesidad de protagonizar algo durante el mandato de sus maridos.

Ahí andan, algunas pobres señoras, haciéndola de madres y maestras en busca de descamisados que se dejen arrullar. Para eso algunas crean burocracias complejas y gastan el dinero ajeno a manos llenas; pero otras son más modestas. Y al final del día mucha gente sigue creyendo que la esposa del Presidente está obligada a agitar la piñata del presupueto del estado.

Sin embargo, las llamadas primeras damas no son funcionarias electas; y si su marido les da empleo en la Secretaría de Bienestar Social, o en algo parecido, este no es más que un acto de nepotismo. Y si trabajan en esa Secretaría por seguir la corriente…peor para ellas. ¡Eso hay que reconocerle a Evelyn de Portillo!, aguantó con dignidad la presidencia de su marido y no recuerdo que haya buscado las luce seguidoras para jugar a Evita.

En medio del circo este, hoy leo que “Álvaro Colom, candidato presidenciable de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), acepta el reto de debatir con Otto Pérez, del Partido Patriota (PP), siempre que se realice en tres etapas. La primera sería un cara a cara entre la esposa de cada uno: Rosa de Pérez se enfrentaría con Sandra de Colom, en un lugar y hora todavía por definir. La segunda etapa sería un debate entre los candidatos a vicepresidente; y por último, un encuentro entre los dos líderes”; y el énfasis es mío, porque da entre risa y pena.

No manches, diría un cuate mexicano. Sin ánimo de faltar el respeto, lo que tengan que decir las señoras es poco menos que irrelevante…o debería serlo…excepto, claro, si la que lleva los pantalones en la casa es la doña; pero eso no pasa, ¿verdad?

En realidad quienes deberían debatir son los candidatos presidenciales: Colom y Pérez. Los electores chapines no deberíamos permitir que no haya debate entre ambos.