Desde hace años, en casa disfrutamos de los pasteles de Luna tradicionales chinos. En parte porque sólo hay en septiembre que es el mes de mi cumpleaños, y en parte porque nos gusta celebrar el otoño. Y por hacer bulla.
Pasteles de Luna para celebrar la prosperidad, la salud, la longevidad y la felicidad, entre otros valores.
Es una costumbre china que, en otoño y en celebración del Festival Zongquiu o Festival de la Luna, sean elaboradas estas delicias. Los pasteles de Luna son densos y pesados comparados con los pasteles occidentales tradicionales; y suelen estar decorados con caracteres que aluden a la felicidad, la longevidad y otros buenos deseos, acompañados por imágenes de flores y conejos entre otros.
A mi me gustaron desde la primera vez que los probé, seguramente allá por finales de los años 90, gracias a mis amigos de Taiwán; y desde entonces siempre estoy pendiente de que salgan a la venta a mediados de septiembre. En Guatemala los venden en el restaurante Lai Lai. Los hay sin huevo y con huevo. Los primeros no serán ajenos al gusto occidental y de hecho pueden recordar algunos dulces tradicionales chapines hechos con camote; pero los segundos sí son un gusto adquirido que, a quienes nos fascina la comida oriental, nos parece encantador.
Este año la shinkflation alcanzó a los pasteles de Luna que más parecen bocadillos de Luna. En un contexto inflacionario la shrinkflation ocurre cuando para no elevar el precio de los productos se reduce el tamaño, o la calidad de los mismos. En el caso de los pasteles de Luna están tan ricos como siempre, pero notoriamente más pequeños.
feria / tradiciones — Comentarios desactivados en Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella 13 Ago 23
¿Conoces el dicho? Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella; significa que cada uno cuenta de una experiencia según lo positivo o negativo que ha obtenido de ella; y, pues, fui a la Feria de Jocotenango y es un paseo tan agradable y alegre. Esta visita fue muy significativa luego de que en 2020 y 2021 por las prohibiciones arbitrarias no hubo esa fiesta; y el año pasado me pegó el virus chino.
Venta de dulces en la Feria de Jocotenango. Haz clic en la foto para ver más fotos y vídeos.
El ambiente siempre familiar y alegre; da gusto ver negocios que uno suele encontrar allá. Por supuesto que me disfruté mucho las comidas propias de la feria: dulces, garnachas, chelita y churros principalmente, porque los tacos y el atol de elote francamente estuvieron malitos. Compramos mazapán, que estaba tan riquísimo; conserva de coco y alfiniques. ¡Y gané llaveros en el tiro al blanco! Además, uno va a la feria a ejercer el arte antiguo de people watching.
Este año me llamaron la atención los letreros no sólo por los nombres de los negocios, sino por la iconografía.
Esta feria es muy antigua y data de cuando se celebraba en el pueblo de Jocoenango, adyacente a La Antigua Guatemala y que luego fuera trasladado junto con la capital del reino. Sin embargo tomó auge durante el gobierno de don Manuel Estrada Cabrera. A finales del siglo XIX, José Milla, en Cuadros de costumbres se refiere a esta fiesta, y dice el autor: El día 15 del corriente, a eso de las diez de la mañana, me constituí en Jocotenango, no tanto para ver la feria cuanto para ver los que van a verla. Armado con mi espíritu de observación como un instrumento cortante, fui a reunir los materiales para este articulejo; o hablando con más exactitud, fui a tomar una fotografía de la feria. Si ella aparece desordenada, confusa e ininteligible, podrá ser, o, efecto de torpeza del fotografista, o, por el contrario, demasiada fidelidad del cuadro. Si es lo primero, yo tendré la culpa, si lo segundo, la tendré también, por haber escogido ese punto como objeto del bosquejo. En uno y otro caso, me someto al fallo, y no prometo la enmienda, visto que ni yo se fotografiar mejor, ni hay por acá cosas mejores en que ejercitar el arte.
Busto de José Milla y Vidaurre en la zona 6 de la ciudad de Guatemala.
Con Carmina, Sebastián y Raúl fui como en otros años, desde hace años. Los que visitan este espacio con alguna frecuencia saben que voy a la feria desde que era niño y que luego abandoné la práctica cuando aquella festividad decayó en calidad y seguridad. Hace varios años retomé la costumbre acompañado de amigos queridos y siempre la pasamos bien. A veces tenemos la suerte de llevar a extranjeros que están de visita en la ciudad.
Mi primer recuerdo de la Feria de de agosto (como también se la conoce para distinguirla de la Feria de noviembre, que era la de don Jorge Ubico) es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.
También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. ¿Por qué es que ya no hay ese tipo de espectáculos en la Feria de Jocotenango? ¿La gente dejó de disfrutar de aquella candidez? En 2007, en la Feria de verano, en Coatepeque había un espectáculo de Mariacandunga, la peluda, y ¿vas a creer que no entré?
Mariacandunga en la Feria de verano, en Coatepeque.
En mi primera visita a la Feria de agosto recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos unos años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.
De la feria me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no volví a oír hasta 2016.
Por cierto que observé que en la Feria no se recicla la basura, y te recomiendo que leas mi columna que publiqué sobre la absurda legislación de reciclaje en Guatemala.
Finalmente un agradecimiento a los Polis en la feria porque fueron muy atentos.
El caldo colorado es un platillo tradicional en Mixco donde se come, principalmente, en el contexto de la fiesta patronal de ese municipio.
Es una delicia preparada con carne y hueso, variedad de chiles y de pimientas, canela tomates, cebollas, ajos y culantro. También se le añaden güisquil, güicoy y papa. Lo comimos acompañado por delicadas tortillas negras.
La primera vez que lo comimos fue 2014 gracias a María José; y este año lo volvimos a disfrutaren compañía de Majo, Raúl. Sergio y William. Caldo colorado en buena compañía es lo puro utz.
Mixco es una población que fue absorbida por la ciudad de Guatemala y que, sin embargo, conserva su propio carácter. Si a uno le tapan los ojos, le dan una vuelta en carro y le dicen que está en alguna población lejos de la capital (y uno hace caso omiso de la vista preciosa que hay desde allá) uno podría pensar que es cierto. Sus calles, su plaza, sus casas y la gente, en la mera población, tienen el encanto de un pueblo de poráy. Además fuimos recibidos en la casa de Majo y eso es una dicha.
Por supuesto que disfrutamos de los convites; primero el que organizan personas de Quiché que viven en Mixco y tienen sus negocios ahí; y luego otro de mixqueños. A mí me encantan los convites. El primer convite que vi fue en Panajachel cuando yo tenía unos 6 años. Recuerdo que no me lo esperaba y que me impresionó mucho lo grandes y cabezones que se veían los personajes. Recuerdo que seguí al cortejo hasta la cocina del Hotel Casa Contenta en donde nos dieron gaseosas y pastel; y que varios de los trabajadores de ese establecimiento bailaban disfrazados.
En la feria de Mixco no podía faltar la marimba orquesta que en la plaza amenizaba el baile del convite de los quichelenses; en tanto que el convite de los mixqueños era amenizado por una marimba que viajaba en un camión, precedida por otro camión que llevaba las bocinas.
¡Que bien la pasamos y que delicia el caldo colorado! Lo comimos, por cierto, en el salón de la cofradía que está al lado de la capilla del patrono Domingo de Guzmán.
El año entrante recordaré pedir dos porciones y llevar aguacates y mantequilla y sal negra de Sacapulas para mis tortillas.
alimentos / tradiciones — Comentarios desactivados en Lorocos y pitayas 24 Jun 23
En casa, hoy fue inaugurada oficialmente la temporada de lorocos y pitayas. Hicimos spaghetti con lorocos y pitayas con Triple-sec.
En Guatemala los lorocos son propios de la cocina del oriente del país. Cuando yo era niño eran muy escasos; pero ahora abundan bastante. Se comen los botones; ni muy tiernos que estén verdes y duros, ni cuando ya se han abierto los pétalos. Esto es muy importante porque los que son muy tiernos y los tallos saben fatal.
Tradicionalmente se comen con pollo, en dobladas, en chuchitos o con arroz; pero en casa también los hacemos como salsa para spaghetti y en pizzas. El de la foto es spaghetti con salsa de lorocos que se prepara con facilidad: en mantequilla cristalizas cebolla, añades los lorocos bien selaccionados, sazonas con sal y pimienta y los cueces de modo que queden no recocidos,y luego añades crema de la mejor. En casa usamos crema de Acul, Quiché. Hoy los servimos con aguacates sazonados con sal negra de Sacapulas.
Recuerdo los lorocos desde que era niño y en casa los hacían con pollo para el almuerzo en tanto que, para las cenas, los hacían con arroz, o en empanadas. Como eran escasos, también eran proporcionalmente caros, así que, cuando había lorocos era fiesta.
¿Y qué hubo de postre? ¡Pitayas con azúcar y Triple-sec! Que es uno de mis postres de frutas favorito.
A las pitayas se las conoce como frutas dragón, y en Honduras, creo, hay una cueva, habitada por murciélagos, de la cual salen ríos de sangre. Sangre que no es otra cosa que los excrementos de aquellos quirópteros alimentados con estas frutas maravillosas.
Aquella historia la leí en uno de mis libros de lectura en la primaria. Imagínate qué sentían los antiguos habitantes de esas tierras cuando veían ríos de sangre saliendo de Xibalbá. Y, tras de aquellos flujos, a los mismísimos mensajeros del inframundo, quizá millones de zotz.
Lo que destaca de las pitayas que conocemos es su color extraordinario; porque, para ser justos, su sabor no es la gran cosa. En casa eso lo resolvemos al añadirles azúcar y un toque de Triple-sec.
¿Sábes qué ya está cerca? La temporada de anacates.
¡Con que alegría y expectación esperamos el almuerzo tradicional de bacalao en esta temporada!
El bacalao a la vizcaína es el plato que muchos chapines comemos el viernes anterior a la fiesta de easter o pascua que algunos celebramos en el contexto del equinoccio de primavera. Compartirlo es uno de los mayores placeres del bacalao, así que ayer lo comimos en familia.
Por supuesto que aquel es el caso de todos los platillos que llamo ceremoniales: el fiambre en el contexto del día de los muertos; el pavo en la Navidad y el solsticio de invierno, así como en el Día de acción de gracias. También con el mole en mi casa, y con otros. Son platillos que saben mejor si hay con quien compartirlos.
En esta entrada conté poco más, o menos la receta; porque no es que haya receta, todo es al tanteo.
Desde que yo era niño recuerdo que me gustaba muchísimo el bacalao a la vizcaína, tanto en las casas de mis abuelas como en la de mis padres; y ahora nos lo gozamos mucho en casa. Desde el día que lo vamos a comprar, pasando por el proceso de quitarle la sal, hasta el momento en el que lo preparamos y, ¡Por supuesto! hasta el instante en el que lo probamos con buen pan francés!…y cerveza. Ahora me gusta mucho con cerveza.
Las tradiciones chapinas son para todos los sentidos: para el gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto. Platillos, flores y frutas, imágenes y recuerdos, música y texturas; y en casa nos siempre las aprovechamos para pasar buenos ratos, construir nuevos recuerdos y revivir los viejos. Las tradiciones no son buenas, ni malas por ser tradiciones; su bondad, o perversidad dependen de sus contenidos particulares y de los significados que les damos. En esta temporada, por ejemplo, algunos centran su atención en la muerte y en el sacrificio; mientras que otros nos orientamos a la vida y al propósito. Hay tradiciones aborrecibles como la ablación y tradiciones hermosas como la de recorrer las calles en la noche durante las conmemoraciones de esta temporada.
Anoche caminamos por las calles de la zona 1 de extremo a extremo viendo procesiones, aprovechamos las calles llenas de familias y de gente con la que nos unen las tradiciones y los recuerdos. Mucha buena vibra en esas calles y regresamos a las 2:00 a. m. de hoy.
Por cierto, la frase que dice El lenguado es alabado y el bacalao es alabao es de Les Luthiers.
Miel de garbanzos al estilo de la costa sur, y pan al estilo de Totonicapán fue en desayuno de hoy para cumplir con una de las mejores tradiciones culinarias de la temporada.
Este año, en vez de traer pan de la costa conseguimos el de Toto que tiene su propio carácter. Toto es célebre, entre otras cosas, por sus panaderías y su pan delicioso.
La miel de garbanzos es un dulce antiguo que en la costa se hace con panela canche y frutas. En casa unas veces le ponemos frutas y otras no y la mejor forma de comerla es remojando el pan en ella; pero no cualquier pan, sino el pan para Judas, que son las tortas de yemas, o las tortas de queso tradicionales del solsticio de primavera y de la pascua.
El martes fue el día de preparación de este postre delicioso que disfrutamos mucho. Es un postre elaborado porque hay que pelar los garbanzos de uno en uno y procurar que su forma de cabeza de pollito permanezca intacta (de ahí su nombre en inglés: chickpeas). Y luego hay que dejarlos caer en la panela canche hirviendo con canela para que calen.
Hoy la miel y el pan fueron parte del desayuno y nos alegrarán durante varios días en compañía de otras delicias propias del equinoccio de primavera y la pascua o easter que celebramos en casa con las tradiciones familiares; tradiciones que siempre involucran comida.
Por cierto que la miel de garbanzos de la costa no debe ser confundida con el dulce de garbanzos que se comía en la ciudad de Guatemala.
¡Ayer vino el pan para Judas! En la Costa Sur es tradición que durante el miércoles de esta temporada la gente recorra las poblaciones y pida pan para Judas. Van con un Judas de trapo y música, recaudan dinero, pan, miel de garbanzos, café y chocolate que luego usarán para compartir durante las conmemoraciones del jueves.
En casa y este año no pedimos nuestro pan para Judas en la costa sur, sino que lo encargamos al estilo de Totonicapán y está bellísimo y delicioso. Hoy en la mañana fue mi predesayuno pan de yemas y miel de garbanzos,
Como es un pan especial, un pan de fiesta, integra sabores, aromas, colores y textura de acuerdo con su propósito festivo. Como el de la costa, el de Toto es un pan primordial. Totoncapán, por cierto, es celebre por su pan de calidad.
Como en otros años nos dio alegría cuando abrimos la caja en que viene el pan. El aroma que sale de la caja invadió el carro y luego la sala para anunciar que ya es la fiesta del solsticio de primavera y la pascua. El pan de esta temporada es para compartir y disfrutar. En la costa y en otras áreas del país es tradición que cada familia haga su propio pan y, como suele suceder, las familias son muy orgullosas del que hacen y las recetas se remontan a los tiempos de los bisabuelos.
Ya te imaginas que, como esta costumbre como tiene que ver con comida, esta es una de mis tradiciones favoritas de la temporada.
El dulce de garbanzos es el postre estelar de esta temporada en casa. Es un postre antiguo, desconocido para muchos jóvenes, especialmente en la ciudad de Guatemala.
En mi familia, la tradición de prepararlos empezó con mi tía abuela, La Mamita y siguió con mi tío Rony. Mi madre y yo seguimos la costumbre durante bastante tiempo, y desde hace años los hacemos en casa. En casa hacemos dos versiones: la de La mamita, y los de la costa sur.
El sabor delicado de los garbanzos se combina deliciosamente con la miel y la canela; y me transporta a mi niñez. Me encantan el sabor y aroma, la textura y el color de este postre. Me divierte verles sus caritas de pollito a los garbanzos; y por eso es que se llaman chickpeas en inglés. Cuando los como pienso en Cicerón porque cicer significa garbanzo. Cuando se pelan los garbanzos es importante que no se partan en dos para conservar esta característica.
En la antiguedadestas delicias fueran asociadas con la frugalidad e incluso con la rudeza. Los griegos comían garbanzos en los banquete fúnebres, y me pregunto si es por eso que este dulce es tradicional de esta temporada chapina tan retorcidamente asociada con la muerte; o si bien, el hecho de que la receta de la costa sur incluya frutas alegres se relacione con el aspecto más hermoso de la temporada que es el equinoccio de la primavera, la fiesta de Easter y el retorno de los día soleados (frente al largo invierno del hemisferio norte).
En la ciudad de Guatemala, los garbanzos en dulce se preparan en un jarabe de agua, azúcar y canela. La noche anterior se dejan en agua, y en la mañana se pelan laboriosamente, muy laboriosamente. Luego se cuecen y cuando están cocidos se cuelan y se apagan inmediatamente en la miel para que calen bien. Así se hacían estilo old school; pero desde hace tres años cambiamos el procedimiento.
En 2020 cocimos primero los garbanzos y luego los pelamos y fue una maravilla. Así que desde entonces así lo hacemos. Es muy importante la calidad de los garbanzos que ahora es mejor que hace 20 o 50 años; y dicho lo anterior, es mejor no comprar garbanzos a granel porque la calidad no es pareja.
tradiciones — Comentarios desactivados en ¡¿El fiambre en abril?! 04 Abr 23
¿Por qué es que en casa comemos fiambre en esta temporada?
Porque durante al descanso propio del equinoccio de primavera y de la pascua a mis papás les gustaba ir al mar y nos íbamos toda la semana a la playa. Al llegar, el sábado, el primer almuerzo que se servía era fiambre.
En noviembre mi madre cuidaba de congelar suficiente fiambre para que pudiéramos almorzarlo cuatro, o cinco meses después durante la temporada en el mar; así que en casa hacemos lo mismo,
Normalmente lo comemos el primer sábado del asueto; pero este año tuvimos otras celebraciones el sábado y el domingo de modo que fue hasta ayer, lunes, que nos disfrutamos el fiambre.
En Guatemala y en esta temporada los cinco sentidos explotan con los estímulos más variados e intensos.
tradiciones — Comentarios desactivados en ¡Los mangos inauguran la temporada! 02 Abr 23
En casa los mangos en dulce son el postre que inaugura la temporada. Lo hacemos con una miel sazonada con canela, pimienta gorda, clavos y pimienta negra. No es la receta tradicional, pero es la que nos gusta.
Me gusta comerlos despacio y disfrutar la pulpa, y cuando ya queda solo la semilla siempre, siempre recuerdo que mi tía abuela, La Mamita, hacía peces con las pepas secas de los mangos que comíamos. Las aletas dorsales salían de los pelos de las semillas; y con cartones de colores hacía las aletas pectorales, las colas, los ojos y las bocas de los peces. A los niños nos gustaban mucho esos peces.
El aroma y el sabor de los mangos en dulce, así como los de los jocotes marañones y el dulce encanto de los corozos son anuncios inequívocos de que hay que sacar los shorts y las sandalias, porque llegó llegó la época de calor a Guatemala.
A algunos los llama la playa y a mí me llaman las montañas, aunque ahora preferimos quedarnos en la ciudad para las fiestas del equinoccio de primavera y la pascua. Esta es la temporada en la que los cinco sentidos explotan con los estímulos más variados e intensos.
Carpe Diem significa Apodérate del día y resume bien mi visión del mundo. La libertad es el valor fundamental que guía mi vida y mis reflexiones en Carpe Diem. Vivo en Guatemala, un país que aún está por ser construido y en el que los derechos individuales y la igualdad ante la ley son precarios. Por eso, aquellos son mis temas favoritos para estos comentarios. Con todo y todo, este espacio -políticamente incorrecto- existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (por si acaso). Me gustan la cocina, la lectura y la compañía de mi familia y de mis amigos. También me gusta pasar tiempo conociendo mi país y a su gente. Al perpetrar Carpe Diem comparto con mis lectores algunas reflexiones y experiencias en busca de lo que es bueno, lo que es bello y lo que es pacífico. ¡Por la libertad y la razón!
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