25
Abr 21

En busca de los “Barrigones”

Los celebres Barrigones son esculturas misteriosas.  Hay quienes dicen que representan ancestros venerables y hay quienes dicen que son mujeres gestando.  Hay quienes las vinculan con las cabezas colosales olmecas y hay quienes las relacionan con la cultura mixteca, de Puebla, o con los pipiles en su ruta hacia El Salvador y lo cierto es que no tienen características mayas.

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La mayoría de barrigones conocidos en Guatemala se haya en el parque de La Democracia, Escuintla, llevados ahí desde el sitio de Monte Alto, localizado a inmediaciones de aquella población. Hay uno en el Museo Popol Vuh, pero ese es de Kaminaljuyú.

En este enlace puedes leer sobre un estudio acerca de las propiedades magnéticas de los barrigones y sobre el uso del magnetismo que hacían culturas mesoamericanas.

En aquella población también se halla el Museo Rubén Chévez van Dorne, con una encantadora colección de piezas pre-colombinas, murales magníficos por Guillermo Grajeda Mena, y algunas pinturas interesantes de otros artistas.  En el museo también hay una réplica hermosa de una máscara de jade que fue hallada en el lugar, fue robada, rescatada y ahora el original se halla en en otra parte.  ¿En el Museo de Arqueología y Antropología de la ciudad de Guatemala?  En el Museo, lo atiende a uno muy diligentemente don Selvín.

En el museo hay muestras de alfarería y lítica.  Hay varias piezas sorprendentes y encantadoras y mi favorita fue un brazalete con forma de jaguar.  También una gran olla de barro con decoración muy particular  y que olvidé fotografiar por distraído.

Los murales de Grajeda Mena que hay en el museo le hacen justicia al talento de aquel artista plástico.  Mena, como él firmaba sus obras, dejó allá un legado hermoso. Su dominio de la figura humana estilizada y en movimiento capta inmediatamente la atención del observador.  El propulsor de dardos, por ejemplo, me conectó con el David, de Miguel Angel y con el Arquero, de Walter Peter, porque el personaje parece estar pensando, preparándose física y mentalmente para lanzar su arma.  Ve su objetivo y calcula cuánta fuerza necesita para dar en el blanco y toda su mente y su cuerpo se concentran en conseguir el propósito que se ha propuesto.

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En el segundo piso del local hay cuadros de otros artistas modernos y naif.  A mí me encantaron tres: una fiesta, de Romeo García Lucas; una procesión en Comalapa, de Birgilio España y un cuadro de A. Vásquez.  En ese espacio también se exhibe La morería de papel, de Grajeda Mena, pieza que también olvidé fotografiar.

Raúl, Edgar y yo fuimos el sábado pasado y es muy recomendable el paseo.  Como siempre lo difícil es salir de la ciudad de Guatemala.  La carretera está en perfecto estado y la Democracia está a sólo 15 kilómetros de Escuintla, a donde fuimos a almorzar luego.

Conocí La Democracia en una excursión escolar en 1975.

Soy el cuarto, arriba junto a la cabeza. 1975.

La profesora de Estudios Sociales, en el Liceo Minerva, nos llevó y siempre tuve ganas de regresar.

El nombre original de aquella población era Don García, y fue en tiempos de don Manuel Estrada Cabrera que tomó su nombre actual.


13
Abr 17

La exquisita miel de garbanzos

¡Vale la pena esperar todo un año para disfrutar de la miel de garbanzos!, sobre todo cuando es la que hacen en casa: con panela canche y trocitos de mango, papaya y plátano al estilo de la costa sur.

La costumbre es remojar en ella el pan (también de la costa) y acompañarla con un vaso de leche bien fría, bien fría.

No solo es un plato delicioso, sino que su aroma es como un sortilegio y no digamos su textura y sus colores. Con la luz apropiada -que fallé en capturar con mi foto- pareciera que la luz sale de dentro de las frutas.


05
Ene 16

La Costa sur, cuarta etapa del viaje de fin de año

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Amanecimos temprano en Chaculá y luego de despedirnos de la gente y del lugar agarramos camino rumbo a Quetzaltenango.  La idea era pasar la noche en Xela y al día siguiente emprenderla rumbo a Coatepeque…para comprar morelianas de la panadería La confianza y hacer visitas.

Las carreteras del altiplano son un desastre.  Entre los túmulos y los agujeros y los extorsionistas que ponen lazos y piden dinero, un viaje que podría ser muy agradable pierde algo de encanto.  Pasamos por el sitio paleontológico Tzik ab`b`e donde apreciamos los restos de un mastodonte y otras maravillas.  Nos divertimos mucho al pasar por el puente colgante sobre el río San Juan, donde recordé una peli que te recomiendo: El puente de San Luis Rey. Ya llegando a Xela nos recibió el volcán Santa María y no pude sino recordar las historias que oí de niño, sobre la descomunal erupción que hizo el coloso en 1902.

Xela nos recibió con su hermosa arquitectura y su carácter inconfundible, así como con un frío agradable. El hambre ya apretaba y ¿cómo no? fuimos a almorzar curry acompañado con nan y lassi a El sabor de la India.  Ahí agarramos valor y fuerzas y decidimos seguir camino rumbo a Coatepeque para pasar dos días allá.  Agarramos, pues, por Almolonga y el sol se empezó a ocultar.

Saliendo de Xela estábamos cuando nos topamos con una caravana de algún funcionario que llevaba nueve automóviles incluidas patrullas de la policía…así que nos fuimos detrás de ellos con comodidad.  Hasta que los muppets chocaron a causa de un tarado que se trató de meter en la caravana.  Luego tuvimos que seguir solos; pero encontramos a la caravana luego cuando entró a Xetulul.

Llegamos de noche a Coatepeque luego de 10 horas de camino, con Raúl heroicamente al volante, a hospedarnos en el siempre cómodo y agradable Hotel Mansión residencial. Como el hambre es canijo caminamos hacia el parque para cenar una sopa de elotes en Fuegos, en el balcón con vista al parque.  Y luego…a sentarnos por ahí para practicar el arte antiguo de people watching.  Ahí nos agarró un temblor y fue espectacular ver como se alborotan las aves que descansan en los cables que cruzan las calles aledañas.  ¡Osom! Luego de esa experiencia lo atinado era descansar y volvimos al hotel.

Al día siguiente pasamos a desayunar donde Shalbi: tamales, frijoles parados, queso recién hecho, plátanos y mosh…y agarramos camino para Tilapa.  El único propósito de ir allí era el paseo en lancha así que luego de desembarcar nos tomamos una Coca-Cola y de vuelta sólo para agarrar camino y encaramarnos rumbo a Colomba Costa Cuca. Lo más emocionante fue que vimos a un pescador limpiando mantarrayas y luego me arrepentí de no haber comprado algo para llevar y seguro nos lo hubieran preparado en el hotel.  Yo tenía ganas de subir desde la costa hasta las montañas de nuevo y dar una vueltita, vueltita, por esa zona cafetalera.  Vuelta por el parque y de regreso a Coatepeque para almorzar en La rueda; un Steak House estupendo donde sirven esa carne tan característica de la Costa sur que tiene -en el fondo- un sabor lechosito y uno de los pocos lugares donde uno todavía puede comer una carne asada como debe ser.  Luego de ahí pasamos a La confianza, a comprar morelianas, batidas y conchas y tutti contenti.  Luego siesta y al anochecer chelas y cena con Mario, Rosi, Mariarre y Pili.  Y a dormir como tiernos.

Llegó el jueves y salimos temprano rumbo a Guatemala.  Pasamos por las hermosas plantaciones de hule que hay junto a Coatepeque y en Escuintla nos recibió el majestuoso volcán de Fuego y para hacer la historia corta llegamos a tiempo para despedir el 2015 con un atardecer hermoso y una copa de Cava.  Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.