13
Ago 09

Espada "clueless", al recibir a Fabiola

Joaquín Zamora comenta hoy que leí el discurso del vicepresidente Rafael Espada para la bienvenida de Fabiola Rodas: “Jóvenes de Guatemala, imiten a Fabiola, sean como ella, trabajen mucho y hagan una Guatemala feliz”. En lo que respecta a lo artístico, me parece un comentario irónico, a sabiendas de que ella fue a la competencia sin apoyo del Estado, como lo hizo Carlos Peña, en el gobierno anterior.


Clueless, como siempre, el médico machete hizo que Zamora tocara este tema del cual no mucha gente se percata. Es más digno perseguir el éxito como lo hicieron Fabiola y Peña, sin apoyo del estado, que utilizar el poder político para perseguir fines particulares con dinero ajeno tomado por la fuerza. Sin desmerecer los éxitos de otros chapines que han ganado competencias y campeonatos, cuando ese triunfo es alcanzado sin acudir al privilegio del apoyo político, sin duda no sólo es más digno, sino que es más virtuoso.

Nos han entrenado demasiado bien para creer que tenemos derecho a usar a otros para alcanzar nuestros fines particulares, que no reconocemos el mérito inmenso que tienen aquellos que que no acudena esa práctica perversa. Y claro, no va a ser Rafael Espada quien nos ilumine en el camino del respeto a la libertad y a la propiedad ajenas, ni en el de la admiración por aquellos que persiguen, ¡y alcanzan! sus fines, sin expoliar a otros. Sus triunfos se deben al reconocimiento que le ofrecen en forma voluntaria sus admiradores, y no a la acción coercitiva del estado y de los políticos que se sirven de él. Sus triunfos se deben a su determinación y al trabajo duro; no a que otros hayan sido forzados a pagar por ellos.

Mis respetos entonces, doblemente, para Fabiola; y para Zamora, que se dio cuenta.

11
Jul 08

Chauvinismo chapín

Desde que Carlos Peña ganó el Latin American Idol, los chapines como que nos quedamos con ganas de seguir votando y alcanzando ilusiones.

Carlos Peña,claro, ganó por méritos propios en competencia con otros interpretes talentosos. Su voz, su personalidad y su compromiso se ganaron a los televidentes que reconocieron en él su posibilidad de llegar a ser un ídolo latinoamericano de la música.

Ahora andan circulando por ahí dos concursos de naturaleza muy diferente y que por eso me llaman la atención para comentar.

El primero es con respecto a un accidente geográfico, y se trata de votar por que el Lago de Atitlán sea incluido entre las nuevas 7 Maravillas; el segundo se trata de conseguir que la bandera de Guatemala sea la más bella del mundo.

A falta de héroes a quienes admirar y a falta de valores en común que respetemos y estemos dispuestos a defender, los chapines andamos ocupados en satisfacer nuestras necesidades emotivas mediante concursos en línea.

Eso me recuerda que cuando estaba en Segundo grado de Primaria, oí la historia de que el Himno de Guatemala era el segundo más bello del mundo, inmediatamente después de La Marsellesa. Hecho que había sido comprobado en un concurso de himnos que se había llevado a cabo en Europa. Y con mis compañeros de clase, nuestro corazón de niños se hinchaba de gozo patriótico. Pero aquello era cuando era niño y porque nadie me había dicho, como me dijeron después, que eso del concurso de himnos (antes de la Internet) era un absurdo. Y aquello era antes de que me diera cuenta de que los guatemaltecos carecíamos de profundos y abrazadores documentos fundacionales que le dieran sustento no sólo a nuestro chauvinismo sentimental, sino a una cultura de amor por la vida, la libertad y el derecho a la búsqueda de la felicidad.

He aquí algo que escribí sobre el nacionalismo, con motivo del festejo de la Independencia, el año pasado:

Muchos de nosotros valoramos los principios éticos, jurídicos y económicos sobre los que se desarrolla una sociedad de personas libres y responsables. ¿Notó el orden? Eticos, primero; jurídicos, despúes; y económicos, de último. Esto es importante, porque para quienes compartimos aquellos principios, la razón de ser de la defensa de la libertad se basa más en la capacidad de esta para preservar la dignidad de las personas, que en su eficiencia para producir bienes y servicios. Lo virtuoso, para nosotros, es aquello que contribuye a la vida plena, digna y feliz de las personas.

Esto nos lleva a que para muchos de nosotros son más importantes los derechos individuales de las personas, que los intereses colectivos de la clase, de la étnia, del gremio, de la sociedad, de la nación, o del estado.

Por eso nos enfocamos más en los derechos individuales iguales para todos, que en los intereses nacionales, o colectivos. Por favor, note usted que no he dicho que los intereses inviduales deban prevalecer sobre los intereses grupales. Esto es muy importante, para no caer en equívocos.

Desde mi punto de vista, los valores cívicos que vale la pena respetar son aquellos que contribuyen a la preservación de los derechos individuales; en contraposición a los supuestos valores cívicos que someten los derechos individuales a los intereses del estado, o, peor aún, a los intereses de los grupos que controlan el estado. En ese sentido es que la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son valores, pero el sacrificio y el nacionalismo no lo son; y sin embargo, estos dos son tenidos como valores por algunos sectores de nuestra sociedad, y -en consecuencia- hasta por el estado.

¿Vió la pelítula The Patriot, de Mel Gibson? En ella el se ilustra cómo es que, para el protagonista, Benjamin Martin, la razón de su lucha patriota primero son su familia y su granja. Esa es una visión patriota compatible con la filosofía de la libertad. En contraste, en Gladiator, con Russel Crowe, Maximus sacrifica su vida y su familia por el Imperio (el estado); y en mi opinión esa es una visión nacionalista incompatible con mi filosofía de vida.

Ocurre un sacrificio cuando uno entrega algo de gran valor en beneficio, o a cambio de algo de menor valor, o de ningún valor. El sacrificio no debe ser confundido con el costo que hay que pagar para alcanzar cosas de gran valor. Por ejemplo, si yo no voy a una fiesta porque me quedo estudiando, eso no es sacrificio. No lo es porque, si me quedo estudiando es porque yo valor más el estudio y los bienes que luego tendrá gracias a mis éxitos en el estudio, que lo que pudiera divertirme en una fiesta. El no ir a la fiesta es el costo que hay que pagar para obtener algo mejor en el futuro, no un sacrificio. Ir a la guerra a defender valores que no comparto; eso sí es sacrificio. Y generalmente se tiene como una virtud cívica “servir a la patria” en condiciones de guerra.

Como explica Alberto Benegas Lynch (h), el nacionalismo está imbuido de relativismos, a tal grado de que se habla de “la verdad alemana”, o de “la conciencia africana” y cosas así. Los partidariosd del nacionalismo hacen aparecer a la nacion como algo natural cuando en verdad consituyen inventos impuestos por la fuerza. Probablemente nada haya más antinatural que la delimitación de las fronteras que son el resultado de acuerdos entre partes beligerantes, luchas y conquistas, cuando no directamente de la rapiña.

Benegas explica que todo indivuduo lleva una cierta combinación genética que no le pertenece más que a él y este es el punto de partida en la historia de cada uno. En definitiva la historia de los grupos no es lineal y homogénea: cada persona usa su libre albedrío de forma distinta y los movimientos migratorios y las correspondientes asimilaciones producen modificaciones adicionales que deben considerarse y tomarse en cuenta. El argumento de la historia común constituye una especie de petición de principios: si las naciones se constituyen por medio de la fuerza y además se establecen trabas migratorias de diversa naturaleza, es lógico que apareza una tendencia a la historia común. Pero las nacioens nos e forman porque tienen una historia común, más bien tienen una historia común porque el establecimeinto de una nación requiere de la fuerza y los obstáculos migratorios se encargan de fortalecer esa historia común.

Dice Benegas Lynch (h) que el nacionalismo pretende establecer una cultura alambrada, una cultura cercada que hay que preservar de la contaminación que ocasionarían aquellos aportes generados fuera de las fronteras de la nación. Se considera que lo autóctono es siempre un valor y lo foráneo un desvalor, con lo que se destroza la cultura para convertirla en una especie de narcisismo que cada vez se asimila a lo tribal que al espíritu cultivado que es necesariamente cosmopolita.

El afecto al “terruño”, a los lugares quen que uno ha vivido y han vivido los padres y el apego a las buenas tradicioens es natural, incluso la veneración a estas tradiciones es necesaria para el progreso, dice Benegas Lynch; pero una cosa es declamar un irrefrenable amor telúrico a personas y cosas con las que tenemos afinidad y cercanía, y otra distinta es hacer a un lado otras sólo porque están del otro lado de una frontera política artificial.

Yo comparto el punto de vista de Benegas Lynch (h). Y comparto la idea de que más valiosos que el orden, o que el respeto a los intereses colectivos, lo son la vida, la libertad y la propiedad de los individuos; así como su derecho a la búsqueda de la libertad, o el derecho a la búsqueda de la verdad (aunque esta ofendiera los valores nacionales, o los de la patria). Creo que la cooperación social pacífica, es más valiosa que la preservación forzosa de las fronteras nacionales, o que la imposición forzada de los valores, las tradiciones, o los ideales del grupo, o de los grupos que ejerzan el poder desde el estado.

Por eso es que, como muchas otras personas, siento más amor por la libertad, que amor por el estado. Es cuestión de prioridades, claro; o del orden de la escala de valores que cada uno de nosotros tiene, como individuo.


21
Oct 07

La V, de la Victoria, al estilo de Carlos Peña

Una vez más -sin pena, ni gloria- pasó un aniversario de la Revolución de 1944 en Guatemala (ni siquiera hubo feriado porque cayó en sábado); pero en el Paraninfo de la Universidad de San Carlos hay una magnífica muestra fotográfica de la época de Jorge Ubico, Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz.

Entre las fotos encontré esta, de un grupo de niñas que hacen la V de la Victoria al estilo de Carlos Peña. No al estilo de Winston Churchil que la hacía con la palma de la mano hacia el frente, sino al revés.


02
Oct 07

¿Señor Presidente y Señor Alcalde, u Oscar y Alvaro?

“Me he dado cuenta que en tus columnas escribes sobre varios temas, te propongo uno. Es importante señalarle al jovencito Carlos Peña que el tener un triunfo en mano no implica que no se tenga respeto a los mayores o autoridades del país, oí en la radio que trató al Alcalde como Alvaro y al presidente como Oscar; eso deja mucho que desear en su educación familiar. O será que me estoy volviendo vieja, jajajajaja”.

Esta sugerencia la recibí de mi amiga Ofelia y me dejó pensando. La autoridad, ¿es La Autoridad? El respeto, ¿se gana, o se debe? ¿Quién pone las pautas de una relación, el adulto, o el niño? Si usted se encontrara con el presidente Berger, ¿cómo lo saludaría? Hola Oscar; Hola señor Presidente; Hola Presidente, ¿o de otra forma?

A mi me gustaría leer opiniones…y seguramente que a Ofelia también.


29
Sep 07

La celebración de lo ordinario

Aún reconociendo que nadie es perfecto, es recomendable que uno a lo largo de su existencia encuentre héroes y modelos a seguir. Los héroes y modelos son fuentes de fortaleza, de inspiración y de ideales; no sólo cuando tenemos que remontar problemas concretos en la vida, sino para sobrevivir en una sociedad rasera que tiende a devaluar el éxito y a celebrar la mediocridad.

Ejemplo de aquellas actitudes negativas lo vemos en la película Los Increíbles cuando Dash se queja de no poder participar en las carreras de su escuela. Él le dice a su madre: “Papá dice que somos especiales”; y ella le contesta: “Todo el mundo es especial”. Y Dash murmura: “Esa es sólo otra forma de decir que nadie lo es”.

Los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Libros como The Agony and the Ecstasy, The Star Gazer, La Columna de Hierro y The Razor´s Edge, me dieron en Buonarroti, en Galilei, en Cicerón, y en Larry Darrell, a héroes y modelos inspiradores. La tele me dio a El Zorro, el de Guy Williams; y la vida real me dio a Thomas Edison, a Charles Darwin, y a Manuel F. Ayau.

Cicerón me ayudó a afirmar mi confianza en la consistencia; y me aliviaba saber que la integridad de Cicerón era algo que ponía furiosos a sus contemporáneos. Larry, en The Razor´s Edge me planteó la cuestión de si la vida que yo estaba viviendo era la que quería vivir. Un ejemplo es cuando él le dice a Isabel Bradley “I can`t darling. It would be death to me. It would be the betrayal of my soul”.

Ningún héroe, ni ningún modelo para seguir en mi vida, han superado a Howard Roark de The Fountainhead: “mi respeto por cada creador que sea conocido, y por cada creador que vivió, luchó y pereció desconocido antes de alcanzar su logro”. Pero hay una novela que me es muy querida porque la leí en lo mejor (¿o en lo peor?) de mi adolescencia. En Demian leí que “la vida de cada hombre es un camino hacia sí mismo”. Max Demian va en la vía contraria a la masificación de los individuos, reconoce la existencia de individuos dignos de emular y reconoce la individualidad de las personas.

Como Dash, de Los Increíbles; y como Rand, de The Fountainhead, Demian sabe que hombres como Howard Roark sí existen. Al hablar de Caín, Demian dice que llevaba una marca. “No se trataba de una auténtica señal sobre la frente, de algo como un sello de correos; la vida no suele ser tan tosca. Probablemente fuera algo apenas perceptible, inquietante: un poco más de inteligencia y audacia en la mirada”.

Los guatemaltecos tenemos ahora un modelo en Carlos Peña; y vale la pena destacar uno de los muchos aspectos valiosos de su triunfo: Es magnífico que un chapín haya tenido el éxito que él ha alcanzado; sobre todo porque el suyo es un éxito de él y no nos ha costado ni un centavo a los tributarios. Su triunfo se debe al reconocimiento que le otorgan sus admiradores de forma voluntaria, sin que medie la acción coercitiva del estado; y eso lo hace particularmente meritorio. Peña ha perseguido su meta, ha trabajado duro para alcanzarla, y no ha forzado a nadie más a pagar para conseguirla.

Me uno a la celebración de Peña, como no me he unido a otras celebraciones, por ese motivo. Debe de haber una diferencia, que no tiene por qué ser sutil, entre aquellos que alcanzan su éxito con el apoyo voluntario de otros, y aquellos que lo consiguen mediante la transferencia forzosa de recursos.

Modelos a seguir son aquellos que materializan nuestros valores, que son fieles a sí mismos, que son consistentes y que persiguen sus metas propias; y repito que los héroes y los modelos a seguir nos vacunan contra el desprecio por los que son mejores y contra la celebración de lo ordinario.

Publicada en Prensa Libre el sábado 29 de septiembre de 2007


27
Sep 07

Voto por Carlos Peña

En mi opinión, sin patrioterismo y objetivamente, Carlos Peña se desempeñó de forma admirable hoy. El sábado, en Prensa Libre y en este espacio, comentaré por qué merece admiración y respeto. Una vez más tendrá mis votos. Envía la palabra “Carlos” al número 43657.


16
Sep 07

Carlos Peña en Guatemala

Unas dos mil personas recibieron así a Carlos Peña, el guatemalteco que triunfa en Latin American Idol, durante la grabación del programa de televisión Libre Encuentro que dirige Dionisio Gutiérrez.

Como este evento fue organizado por el Ministerio de Educación, vale la pena destacar uno de los muchos aspectos valiosos del éxito de Carlos Peña: El suyo, es un éxito de él, y no nos ha costado ni un centavo a los tributarios. Su triunfo se debe al reconocimiento que le otorgan sus admiradores de forma voluntaria, sin que medie la acción coercitiva del estado. Eso lo hace particularmente meritorio. Peña ha perseguido su sueño, está trabajando duro para alcanzarlo, y no ha forzado a nadie más a pagar para conseguirlo.


07
Sep 07

¡Kudos para Carlos Peña!

Carlos Peña, el cantante guatemalteco que compite en Latin American Idol aparece ahora entre los cuatro participantes más votados. Una vez más, ¡Kudos! para este chapin.

Foto por Antonio Ramírez, de Prensa Libre.

30
Ago 07

¡Bravo!, para Carlos Peña

Carlos Peña es un guatemalteco que está teniendo una participación notable en el concurso Latin American Idol.

De su participación de ayer, Jon Secada dijo: “¿Qué te puedo decir? Tú tienes mecanismos en tu alma y en tu corazón para ser una estrella”; Susana expesó que: “Se ve que escogiste la mejor canción. Ese movimiento de cadera, ¿de dónde lo sacaste?”; Mimi dijo que: “Gracias por la entrega, gracias por todo… tú sabes que te quiero. Te quiero, Carlos”; y Gustavo: “Eres auténtico. Tienes autenticidad, y eso vale mucho más que nada”.

Peña tiene voz, personalidad y una autenticidad que lo hacen destacarse. A mí lo que me ha llamado la atención es su sencillez y su chapinidad, además de que en verdad canta muy bien.

¡Bravo!, para este jóven emprendedor que se destaca con su talento. He votado por él, no porque sea “nuestro compatrionta”, ni porque “necesita nuestro voto”. He votado por él porque se lo merece.


02
Ago 07

¡Felicitaciones sinceras!

Mis felicitaciones sinceras para los deportistas chapines que alcanzaron medallas en los Juegos Panamericanos: Cheili González, Heidy Juárez, Federico Rosal, Eirck Anguiano, Kevin Cordón, Juan Ignacio Maegli y Cristina Guirola. Sus desempeños y sus éxitos contrastan con los pseudodeportistas que se dopan; o con las humillaciones que sufre la Selección Nacional de Fútbol.

De paso, también me anima felicitar a Carlos Peña, el chapín que compite en Latin American Idol.