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Abr 08

Intensidad, un poema erótico

De mi amiga, La Claudiaponce, recibí este poema que envió a sus amigos cultos (y no se por qué me incluyó en la lista). Lo comparto con ustedes porque me gustó. Además la poesía erótica tiene un no se qué; debido a esa línea fina que separa lo inquietante, de ordinario. Lo malo es que no logro que la diagramación respete la métrica…sin embargo trataré de componer eso.

Intensidad

Apolo en persona baja del Olimpo,
la envidia de Rubens se posa en mí,
admiro tu cuerpo; tú, mis redondeces, hacen tus delicias, te pierdes
aquí.

Tus manos me alcanzan, sobra un poco allí, pero eso no importa, son
las sensaciones que tus finos dedos provocan sin pena, dándole
envidia al mismo Dalí.

Son dos, tienen cinco; y un ocho humano es su longitud; los tocas,
los besas, total reverencia, que ya cualquier geisha por allá por
Kyoto, con su cuatro y medio, quisiera vivir.

Vas subiendo lento, quieres olfatear, un suave perfume de valle de
lirios de mis suaves muslos te ha de fascinar.
Compites con Suskind, quieres perpetuar la esencia completa que vas
a tomar.

Mi flor te espera, bebes de su néctar, un jardín florece; y con gran
cuidado tu lo has regado y un botón de rosa firme y delicado, surge
en la llanura, no existe en Egipto tesoro preciado.

No miro tu cara, mas puedo sentir,
perfecta armonía, como simetría,
fórmula idónea, que hasta Alfredo Nóbel con su dinamita, cálculos
perfectos, no pudo intuir.

Cual Lady Godiva, cabalgo feliz,
son mías las riendas, tengo el control, un potro salvaje ya va
desbocado mas jinete diestro lo ha alcanzado.

Es de madrugada, aún no hay sol,
muy acompasada la respiración,
los ojos cerrados, las mejillas juntas y en una simbiosis, sin pies
ni cabeza, el mismo Picasso aquí se tropieza.