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Sep 08

Corrupción e impuestos, la gente sí entiende

He aquí tres cartas de lectores -de Prensa Libre y de Siglo Veintiuno– que demuestran que la gente sí entiende la relación que hay entre la corrupción y los impuestos abusivos.

La primera es de Carlos Maldonado:

“Sería una pena que los diputados aprobaran una ley de reforma fiscal o tributaria; esto debido al desfalco ocurrido en el Congreso, por la perdida de Q82 millones. ¿Con qué moralidad aprobarán nuevos impuestos o incrementarán los ya existentes, después de esto? ¿Acaso no les alcanza lo que ya han malgastado? Soy guatemalteco de corazón, y estoy orgulloso de vivir en un país hermoso, pero qué pena me da decir que las personas que nos gobiernan son asesinos del pueblo, estafadores de la clase trabajadora”.

La segunda es de Víctor Morales:

“¿Cómo es posible que se hayan perdido Q82 millones, según publicación del 20 de agosto en Prensa Libre, y todavía se piense si se retira o no el privilegio de no ser enjuiciada esta cuadrilla de ladrones? Quisiera poder hacer algo, pero, como simple ciudadano común, me siento inútil ante esta banda de ladrones que nos gobierna y hace lo que quieren con las leyes y con nuestro dinero. Mi percepción es que quienes dirigen los tres poderes del Estado de Guatemala, sin excepción, son una farsa; todos buscan su bienestar, y no les importa que mucha gente se muera de hambre, mientras ellos se engordan a costillas del sudor de gente honrada. Soy una de las muchas personas que ya nada esperan de nadie que trabaja en algún puesto de Gobierno. Alvaro Colom da pena y enoja con tanto anuncio de que “vamos por el rumbo correcto”. Él, su familia y sus amigos van por buen rumbo, porque, que yo sepa, no ha habido ningún avance que beneficie a la gente pobre en estos ocho meses de gestión. Y de los que integran el Congreso, los del Ministerio Público, que no presentan las pruebas suficientes, de los jueces que dejan escapar a los ladrones, ¿qué opinión me pueden merecer? Qué desconsuelo. Solo en Dios podemos confiar. ¡Pueblo de Guatemala, hay que rogar para que una cura divina se deshaga de toda esta lacra de la sociedad!”

La tercera es de Juan Murúa:

“El oportunismo es el denominador común en la administración Colom-Espada, pues no es posible que en presupuestos presenta-dos ante el Congreso en 2007 se haya establecido el Bono de Independencia —que pronto otorgará la PGN, o el Bono de Aniversario —que otorgó el TSE—. Encima, ahora los asesores presionan para obtener mejoras salariales y otros beneficios. Están haciendo piñata y chinche con el dinero del Estado. Todo se perfila hacia el hecho de que, con su actuar, el Ing. Colom y su gente están sembrando las bases de una inmensa debacle financiera, similar a la creada por el gobierno de José López Portillo y Pacheco en México. Como decía Raúl Velasco, y aún hay más… pues la factura por los platos rotos la pagaremos todos a la salida del gobierno de Colom. Tristemente y como ocurre siempre, serán los pobres quienes pagarán la peor parte. Dios quiera que no se es-tén creando las condiciones para un levantamiento social en el futuro, pues como bien se lee en las pintas dejadas en el centro his-tórico por la Conic, un pueblo con hambre es un pueblo sin paz”.