Si yo fuera hindú le desearía mal, mal karma a mi banco; y si fuera gitano le echaría una maldición horrible. Si fuera místico le desearía los sufrimientos propios de la caldera de Pedro Botero.
Hace un mes mi banco me dió unos dólares y como no tenía billetes de $100, el cajero me entregó un fajo de billetes de $20 y me tuve que aguantar porque no había de otra. El dinero era para un viaje y como no lo usé, hoy regresé a la agencia con ese dinero para pagar mi tarjeta de crédito.
Y resulta que ahora no me aceptaron varios de aquellos billetes que ellos me dieron porque están manchados (algunos tienen pequeñas manchas) y porque están rotos (algunos tienen lastimaduras de unos milímetros). Pero ustedes mismos me lo dieron, le dije a la señorita de la ventanilla. Y ella me contestó: Sí, pero por eso les pedimos que los revisen cuando se los damos.
Como no soy hindú, ni gitano, ni místico recibí de vuelta los billetes y me fui callado. Y con esta entrada hago mi terapia.