20
Oct 13

El fiambre, la globalización y la comida típica…por GIS

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Comparto, con ustedes, la columna titulada: Ahora que se acerca la época del fiambre; por mi amigo, Giancarlo:

Nunca cultivé el arte –ahora, al parecer, ya ciencia– de la cocina. Admiro a las personas que tienen habilidades culinarias. Toman unos cuantos ingredientes, los mezclan con precisión y preparan deliciosos platillos en cuestión de minutos.  Entre las madres –que velan por la nutrición y el paladar de su respectiva familia– y los grandes “chefs” mundiales han convertido la cocina en un asunto de magos. Por lo menos es magia para una persona como yo, que ni siquiera puedo preparar unos sencillos huevos revueltos. Así, pues, mis respetos a todos los cocineros y cocineras que hacen de la cocina un exquisito laboratorio químico, para satisfacer los gustos de todos y dejar el corazón contento. De ahí que no ofrezco recetas ni hago recomendaciones culinarias. Sería un atrevimiento poco cauteloso de mi parte y muy arriesgado para mis lectores.

Así y todo, ahora que se acerca la época del fiambre, pongo sobre la mesa una breve opinión económica en torno a la cocina. La globalización es principalmente la extensión del comercio entre personas, sin importar su ubicación geográfica.  El punto focal de la globalización es la cocina. Revisen los ingredientes de platillos “nacionales” y se encontrarán con que los mismos provienen de distintas partes del globo terrestre. Nada hay más italiano que la pasta. Pero la pasta es de origen chino y llegó a Italia en la época de Marco Polo.  Hoy los chinos agregan chile (“Capsicum”) a un gran número de recetas de comidas “típicas”. Pero el chile (“Capsicum”) se origina en Mesoamérica y llegó China hace más de doscientos años, gracias a la globalización. Vemos así que, al contrario de lo que se reporta en la prensa, la globalización no es algo nuevo, sino propio de los últimos siglos.

Regreso al fiambre. Un buen amigo –que además de tener una pluma privilegiada es un gran “chef”– dice que el fiambre es “megachapín”.  La mayoría de los ingredientes del fiambre son originarios de otras tierras. La butifarra, la longaniza, las sardinas y los jamones, ingredientes todos indispensables para un buen fiambre, provienen de Europa. La ganadería y sus derivados eran desconocidos en la época precolombina. Tampoco eran conocidos los garbanzos, las habas, las lentejas o los guisantes (arvejas para nosotros). Nuestros platillos “nacionales”, apreciados por millones de finos paladares, son hoy producto de la globalización.


13
Jul 09

Pinky y Cerebro, con la ayuda de Ratzinger

Dime, Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche?, pregunta Pinky. A lo que Cerebro responde: Lo que hacemos todas las noches, Piky: ¡Tratar de conquistar al mundo.

Como las fantasías de pesadilla de estos personajes de caricatura, así me suena la siguiente frase: Para gobernar la economía mundial…urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial. Salgamos a conquistar el mundo, le dijo Cerebro a Pinky; y Pinky dijo: ¡Sí, establezcamos un gobierno mundial.

Pero ahí está que no fue Pinky, ni fue un diletante pasado de absinto el que dijo semejante disparate. El autor de la frase citada es Joseph Ratzinger que, en su encíclica Caritas in veritate, hace declaraciones perturbadoras.

Es que es naive, me dijo el cuate Christopher; pero yo no me creo esa explicación, porque Ratzinger no es un curita de pueblo ayudado en sus meditaciones por el tinterillo de la localidad. Yo creo que Caritas in veritate es deliberada, bien pensada y consistente. Tan perturbadoramente consistente que, la próxima vez que usted esté por echar sus 5 quetzales en el cepillo de la parroquia, debería pensar en ella.

Caritas tiene otras ideas de igual mala reputación; y, por ejemplo, Ratzinger propone que el proceso de globalización, adecuadamente entendido y gestionado, ofrece la posibilidad de una gran redistribución de la riqueza a escala planetaria como nunca se ha visto antes. Y uno podría estar de acuerdo con algo de esa megalomanía, si los conceptos de adecuadamente entendido y gestionado, no tuvieran que ser entendidos, necesariamente, en el contexto de gobernados por una autoridad política mundial.

De que Ratzinger quiere una autoridad centralizada y monopólica del poder, a nivel mundial, no hay duda cuando escribe acerca de cosas como el proceso de integración planetaria. Ratzinger quiere un gobierno mundial y una integración planetaria, pero recela de la inversión en el extranjero porque cree que si es por puro provecho personal, puede dañar a la la propia nación. Y claro, en la lógica de Ratzinger, el gobierno mundial, a la Piky y Cerebro, acabaría con las diferencias entre naciones; en tanto que la autoridad política mundial legislaría contra el puro provecho personal.

Hay un aspecto en el que Ratzinger podría verse naive; este es en que parece ignorar que aquellos mismos políticos que en nuestros países conocemos por corruptos, irresponsables, incapaces, arbitrarios, muchas veces tiránicos, y demasiadas veces asesinos, son los que se harían cargo de la autoridad política mundial que tanto lo entusiasma. Porque, dígame usted, ¿de dónde iban a salir políticos distintos a los que ya hay? ¿Por qué es que los políticos encargados del gobierno mundial iban a ser distintos a los políticos que roban y mal administran a niveles nacionales?

Si ese nivel de modestia intelectual es posible en el círculo de Ratzinger, no debe sorprendernos, entonces, que para él y sus asesores el mercado está sujeto a los principios de la justicia conmutativa, según la cual el valor de los bienes que se intercambian es equivalente. ¡Cree en la igualdad en el intercambio de bienes! Pero usted sabe que la equivalencia en el intercambio es absurda. Cuando uno intercambia da algo que valora menos, a cambio de algo que valora más; y recibe algo que valora más, a cambio de algo que valora menos. ¡Por eso es que el intercambio no es un juego de suma cero! ¡Vamos Ratzinger!

Imagínese usted si se hace realidad la fantasía de pesadilla de Ratzinger. Imagínese que la autoridad política mundial encargada de gobernar la economía mundial. y los intercambios. se guiara por los principios que promueve Ratzinger. Imagínese que nos viéramos obligados a intercambiar sin ganar. Imagínese cómo sería el mundo si todo intercambio tuviera que ser equivalente o un juego de suma cero

Si C.aritas in veritate fuera sólo una fantasía de caricatura daría risa; pero es el producto intelectual de un líder de talla mundial que está superando a Piky y a Cerebro. Caritas in veritate es una realidad de pesadilla que busca darle un espaldarazo moral a las ambiciones autoritarias y totalitarias de todos aquellos que quisieran formar parte de una autoridad política mundial a la que estuvieran la libertad y la dignidad de las personas.

Caritas in veritate es una llamada de atención que debería poner a pensar muy en serio a todos aquellos que financian a la organización que la ha producido. La próxima vez que usted le gire un cheque a su párroco…piense en Caritas in veritate.


03
Sep 08

En el ciberespacio: No + corrupción, No + impuestos

“El símbolo de la Guerra Fría era un muro, que dividía a todos. El símbolo de la globalización es la World Wide Web, que une a todos”, comenta Thomas L. Friedman en The Lexus and the Olive Tree, obra en la que cuenta que el primer ciberdisidente fue Lin Hai, un empresario chino que, en 1998 le dió direcciones de correo en china a una revista que apoyaba a la democracia.

“Estamos destinados a destruir el sistema chino de censura de la Internet. Creemos que los chinos, como cualquiera otras personas en el mundo, se merecen los derechos al conocimiento y a la libertad de expresión”, dijo Lin.

Veinte años después, la Internet tiene abiertos espacios considerables para que cualquiera, en cualquier rincón, actúe como elector y como tributario responsable -si así decide hacerlo-. De esa cuenta es que, encaramados en la modernidad, los participantes en V de luto: No + corrupción, no + impuestos, ponemos a su disposición dos vehículos para la libertad de expresión en el ciberespacio:

El blog V de luto; y un grupo en Facebook.

Ambos pueden ser usados, a conveniencia, por quienes ya no estamos dispuestos a tolerar la corrupción y los impuestos abusivos.

¿Por qué? En persecusión de un estado de derecho en el que se respeten los derechos individuales de todos y se respete la igualdad de todos ante la ley. ¿Por qué? Porque sólo así son posibles la cooperación social pacífica y la prosperidad. El dinero que los políticos y funcionarios se roban y administran mal, ¿de dónde sale? De los impuestos que usted paga. Y, ¿de dónde salen los impuestos? De lo que usted deja de ahorrar, y en la medida en que más y más dejamos de ahorrar, en esa medida hay menos capital para inversiones. En la medida en que hay menos inversiones hay menos oportunidades de empleo, y de creación de riqueza. Y en la medida en que hay desempleo y menos creación de riqueza, hay más pobreza.


09
Ago 07

Globalización, no es gobierno mundial

Hoy leo que una persona opina que “he visto con interés cómo los articulistas de la Universidad Francisco Marroquín, que abogan por la globalización, despotrican contra la CICIG. Por lo visto en Guatemala, según esa postura, solo es permitida la globalización de lo siguiente: negocios, venta de niños, narcotráfico, crimen organizado, contrabando y otros similares; pero la globalización de la justicia y la seguridad atenta contra nuestra soberanía”. Y pues…como soy “articulista”, soy de La Marro y he “despotricado” contra la CICIG, me animo a comentar dicha opinión.

Para más fregar, estoy seguro de que las nuevas regulaciones sobre la adopción perjudicarán a cientos de niños que ya no podrán encontrar un hogar, se que la guerra contra las drogas ha sido un fracaso y estoy a favor de la despenalización del uso de aquellas, y favorezco totalmente la apertura unilarteral de fronteras. Seguramente soy Satanás encarnado…y no me he dado cuenta.

Veo, aquí, dos puntos muy importantes: Uno, es que la globalización no es un movimiento hacia el gobierno mundial por medio de tratados, o de organizaciones como el Banco Mundial. Dos, que la globalizacion no es algo que se permite ni es algo que se establece o se construye; sino que la globalización resulta como consecuencia de la libertad y de la tecnología, a modo de orden espontáneo.

De ahí que la globalización como la posibilidad que uno tiene de acceder a los productos culturales y tecnológicos de todo el Globo, o de ponerlos mios en todo el Planeta, de ninguna manera puede compararse a la intención de regular centralizadamente aquellas posibilidades.

Mucha gente confunde los tratados de comercio, las organizaciones supranacionales, los organismos financieros internacionales, y otros ordenes creados, con la globalización. Sin embargo, la globalización no “se hace” por medio de tratados, sino por medio de contratos. La globalización no “se hace” en las oficinas de la Organizacion de las Naciones Unidas, o del Fondo Monetario Internacional. La globalización se hace cuando usted compra en eBay, en Amazon, cada vez que hace una consulta en la Internet y cada vez que va a Paiz. La globalización ocurre a pesar de la ONU, a pesar del FMI y a pesar de los tratados de comercio, mal llamados Tratados de Libre Comercio.

Estoy seguro de que un huérfano guatemalteco vive mejor en una buena familia en el extranjero, que en un buen orfanato chapín, o en una calle chapina. Se que los narcotraficantes se hacen más ricos y más influyentes porque existe la prohibición del consumo pacífico de drogas. Y se -como el poeta guatemalteco José Batres Montufar- que el contrabando existe, porque existen las aduanas. Estoy convencido de que en lugar de CICIG hubiera sido mejor fortalecer política y presupuestariamente al Organismo Judicial, al Ministerio Público y a la Policía. Y no hay nada inconsistente en todo ello.

La globalización no es un movimiento hacia el control centralizado de todas las actividades humanas. Al contrario, la globalización es posible gracias a que nadie está en control


09
Mar 07

¿Cada vez más pobres?

Carlos Marx estimaba que los proletarios, cada vez más empobrecidos a causa del capitalismo, iban a iniciar la revolución y a establecer la dictadura del proletariado. Como nunca hubo tal empobrecimiento, nadie se animaba a iniciar una revolución; entonces, a Lenin se le ocurrió que la vanguardia del proletariado (él y sus cuates) harían la revolución y establecerían la dictadura.

Años mas tarde, los socialistas estimaron que la globalización ha empobrecido a las masas; y cómo donde hubo fuego, cenizas quedan, no falta quién crea que se aproxima el momento para la revolución.

La pregunta, sin embargo, es: ¿Es cierto que cada vez hay más pobres? Para contestar, sugiero que le echemos un ojo a la realidad, basándonos en los hechos.

Gracias a Juan Carlos, por la pista.