Otto Pérez Molina, primer mandatario de la nación, calificó de haraganes a los médicos que se declararon en asamblea permanente para exigirles a los pipoldermos que solucionen la falta de medicamentos y de equipos e infraestructura médica.
¡Oiga, Presidente!, muchos de esos muchachos a los que usted trata con tanto irrespeto trabajan en condiciones precarias porque su administración, y las que la han antecedido, desperdician el dinero que toman de los tributarios. Lo desperdician, lo maladministran y se lo roban.
¡Oiga, Presidente!, no hay medicamentos, ni equipo en los hospitales, no porque no haya dinero para adquirirlos, sino porque su administración -que ya tiene un año de estar usufructuando del poder- tiene otras prioridades.
Su administración y las que la han antecedido, Presidente, han conservado el estado benefactor que se atribuye la salud pública, de la cual se enriquecen funcionarios y empresaurios. Muchos de los muchachos a los que usted se atreve a calificar de haraganes salvan vidas y consuelan aflicciones si el equipo y los insumos necesarios. Esos muchachos a los que usted ofendió, Presidente, actúan muchas veces de forma heróica. No gracias a su administración inepta y rapaz, sino a pesar de ellas.
Usted les debe ofrecer disculpas.