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Jul 09

A uno se le arruga el alma

Ayer, cuando ví la foto de la maleta en la que había aparecido el cuerpo de Byron Rustrián, de 12 años, se me arrugó el alma. Byron fue secuestrado y asesinado; y tanto él como su familia vivieron un infierno que no se le desea a nadie. Su familia lo vive aún…y quién sabe por cuántos años más tendrá que cargar la tristeza de haber perdido al pequeño Byron.
Como esa familia hay muchas…¡hay demasiadas! Y yo no sabía qué escribir porque entre la indignación y la rabia no siempre se encuentran las mejores palabras. Hoy, que veo su feretro blanco, rodeado por sus compañeros de clases y por sus familiares, más indignación y más rabia claman por justicia y sigo sin encontrar palabras.
Y en todo caso, ¿a quién y a qué se le puede clamar por justicia? La hijeputada que le hicieron a este niño debería sacudirnos; pero ¿está usted sacudido, o sólo está esperando no ser el siguiente?