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Mar 16

El IGA y la Casa del niño

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Escucha el podcast aquí.

Conocí las obras de la Sociedad Protectora del Niño y la labor del Instituto Guatemalteco Americano desde que yo estaba en la Primaria.  Esto es porque mi abuela, Frances, era voluntaria de aquella organización privada voluntaria de servicio (gracias a su amiga, Queta) y era miembro de la directiva de aquella organización cultural.  La Abui iba varias tardes al mes a la Casa del niño y varias veces al año me llevaba a recitales y al teatro.  En su casa, ella recibía a profesores del IGA de los cuales recuerdo a Noel y a Diana.

Comparto esto porque hace poco me enteré –por mis cuatas Anabella y Ana Sylvia– de que hay una alianza entre ambas organizaciones.  El IGA le brinda apoyo a la SPN para mejorar las instalaciones de la Casa del Niño No. 4 ubicada en la zona 5 de la ciudad de Guatemala.  Allá,  260 niños reciben atención pediátrica, servicios de laboratorio clínico, dentales, psicológicos, educación preescolar y la Sociedad tiene una escuela para padrea así como una célebre escuela de niñeras. En total, la SPN atiende a 2,000 niños en seis casas del niño.  Todo eso sin hacer bulla y gracias a personas y organizaciones generosas desde hace 96 años.

Los estudiantes del IGA recaudaron fondos y donaron una estufa de gas, 100 sillas para niños, 100 ponchos, alfombras de espuma y un esfignomanómetro. Los trabajadores donaron más de 280 regalos para los niños del centro y el Instituto sanó y pintó paredes y mesas, independizó el área de baños de párvulos y remodeló las áreas de maternal, sala cuna, clínica médica, salón Montessori y biblioteca.  Como seguimiento de la relación, en 2016 se realizarán mercaditos, subastas, donaciones, actividades de voluntariado y más para continuar las mejoras.

El IGA no sólo contribuye a la vida educativa y cultural de los guatemaltecos con un colegio, teatro, recitales, exhibiciones y con la MetOpera Live (que es un lujo extraordinario), sino que ahora se ha involucrado en la obra de la Sociedad Protectora del Niño.  Se los cuento no sólo porque respeto y admiro a ambas organizaciones, sino porque podemos aprender mucho acerca de la benevolencia con experiencias como esta.

Columna publicada en elPeriódico.