21
Jun 17

¿Legislación contra la “violencia obstétrica”? Otra chorrada de Convergencia

Que los políticos y especialmente los diputados quieran regular las vidas y las actividades de las personas; y que incluso se extralimiten en esa pretensión no debería sorprender a nadie.  Que los políticos y diputados quieran opinar y participar legislativamente en temas médicos y científicos, debería alarmar a todos.

Que una chorrada como legislación para prevenir y sancionar la violencia obstétrica, que interfiera en la conducta, los criterios y decisiones médicas, científicas y técnicas que un profesional de la medicina pueda tener frente a una paciente y el producto de su embarazo por una complicación, venga del partido Convergencia y de sus dos diputados, ¿te sorprende?

¿Cuál es el límite para la legislorrea?

¿Vas a creer?,  la exposición de motivos de aquella aberración legislativa dice que la violencia obstétrica inicia cuando un proceso natural como lo debería ser el embarazo y el parto, es tranformado en un problema médico y abordado como una “enfermedad”, a través de la medicalización y la patologización. Así se despoja el embarazo y al parto de una condición natural y se le da un carácter médico.  Es en serio, no me lo inventé.

La normativa propuesta por Convergencia pretende sustituir el criterio médico, científico y técnico por artículos decretados desde el Congreso.

Explica el Colegio de Médicos que la definición de “violencia obstétrica” no contempla que el ser humano, en este caso la madre, y también el producto del embarazo constituyen una unidad altamente susceptible de asociarse con enfermedades que se padecen desde antes del embarazo, o complicarse con patologías diversas propias de la condición fisiológica del proceso de la maternidad. Que para producirse un nuevo ser, y constituirse en la unidad madre/niño principalmente en el orden hemodinámico, incrementando el volumen sanguíneo, produciendo sobre esfuerzo en el aparato cardiovascular, hepático y renal principalmente, con lo cual dispone a la paciente a través de este fenómeno fisiológico al riesgo de evidenciar problemas cardiacos, metabólicos y renales, que por la sobre carga que sufre la madre, de manera interna sin la intervención de profesional alguno la llevarla a sufrir patologías que se evidencian con complicaciones agregadas al proceso fisiológico del embarazo.

Añade aquella organización gremial que la violencia obstétrica inicia cuando un proceso natural como el embarazo y el parto, es transformado en un problema medico y abordado como una enfermedad, a través de la medicalización y la patologización, despojando al embarazo y el parto de una condición natural para darle un carácter médico. Esta afirmación revela nuevamente desconocimiento del proceso fisiológico que vive la mujer embarazada, que ya hemos descrito antes ampliamente.

Las condiciones actuales en las que se atiende a la mujer embarazada y al producto de su embarazo, en los sistemas de salud nacionales, de seguridad social y principalmente en áreas rurales, son deplorables, la carencia de medicamentos, insumos quirúrgicos y de atención en general solo es superada por la deficiencia infraestructura y equipamiento en las instituciones de salud de nuestro país. Es claro que en estas condiciones estas instituciones funcionan y dan servicio rindiendo productos positivos a la comunidad, solamente por el actuar desinteresado y apostólico de médicos, enfermeras, personal de salud y administrativos, que con salarios de hambre deciden prestar sus servicios aún en esas condiciones corriendo todos los riesgos y ahora amenazados judicialmente y ante esa situación de condiciones de trabajo prácticamente sentenciados a la cárcel. 

Es por todas estas situaciones analizadas y expresadas que el gremio médico se man¡fiesta totalmente en contra de que dicha iniciativa de ley se convierta en ley en el congreso de la república de Guatemala.

Gracias a mi cuata, Astrid, por la pista.

Foto por:  Tom and Katrien (Flickr) [CC BY-SA 2.0, via Wikimedia Commons


16
Jun 17

Guatemala no debe ser Venezuela

Guatemala no debe ser Venezuela. ¿Por qué? Porque en Venezuela gobierna una tiranía corrupta y asesina.  Porque en Venezuela, a causa de la tiranía, la gente no tiene que comer y está desesperada.  Porque en Venezuela, la gente pelea en las calles, luego de haber perdido la batalla de las ideas.

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Escucha el podcast aquí.

Sin embargo, hay chapines que admiran el régimen chavista de Nicolás Maduro.  Hay chapines que viajan a Caracas en busca de inspiración y apoyo.

En el contexto de las fallidas (aunque algunas necesarias) reformas constitucionales, la CICIG dijo que, decir que la aprobación de la reforma era convertir a Guatemala en Venezuela era desinformación y una afirmación malintencionada. Empero, ¿quiénes eran los más acalorados promotores de aquella reforma? Y, principalmente, ¿quiénes eran los más ardorosos promotores del alacrán en la camisa de la necesaria y urgente reforma al sistema de justicia?

¿Quiénes eran? Algunas de las caras que se vieron en la manifestación chavista que hubo en la ciudad de Guatemala, el martes pasado. La gente del Comité de Desarrollo Campesino, por ejemplo.  También activistas de la academia Hugo Chávez que opera en la universidad estatal. El partido Convergencia que, en pocas semanas ha propuesto legislación mordaza, legislación contra la propiedad y continúa en el afán semillero de minar al Presidente electo y sustituirlo por uno de su gusto, por medio del Congreso corrupto.  ¡Ni siquiera la URNG; Winaq y Maíz -colegas revolucionarios de Convergencia- han estado tan activos!

No es que el Presidente valga la pena; pero sí las instituciones republicanas, aunque precarias, vis a vis la democracia jacobina y placera que tanto les gusta a los admiradores del proceso que ha llevado a los venezolanos a la ruina.  No es que en Guatemala no haya corrupción, ni haya gente con hambre; pero hay una diferencia abismal entre una sociedad como la chapina que lucha contra la corrupción y el hambre –a pesar de quienes los ven como el costo de la revolución–, y una como la venezolana que está al borde de quién sabe que horribles derramamientos de sangre porque triunfó la revolución.

Columna publicada en elPeriódico.


02
Jun 17

Convergencia contra la libertad de expresión

Con el pretexto de legislar para la protección de los periodistas, el partido político Convergencia promueve una legislación general de medios de comunicación (una ley mordaza) cuyos propósitos reales son colectivizar y restringir la libertad de expresión.

Convergencia es ese partido político que, en mayo pasado,  la emprendió contra los medios informativos que ponen en evidencia al régimen revolucionario bolivariano; y condenó el apoyo que recibe el pueblo de Venezuela en su lucha contra la tiranía.  Un partido que defiende el régimen criminal de Nicolás Maduro no tiene solvencia moral alguna para proponer legislación de protección a los periodistas, y menos, mucho menos si lo que busca es contribuir al pensamiento único y asfixiar a la libertad de expresión.

Al respecto, el Editorial de elPeriódico (hoy) dice:  La Ley de Medios de Comunicación, en otros países como Venezuela, Argentina, Ecuador y Bolivia, se convirtió en una típica “Ley Mordaza”, cuyo objeto primordial es controlar el ejercicio de la libertad de prensa, bajo la justificación de un supuesto derecho colectivo a la información y de una necesaria tutela estatal o comunitaria.

Aquel tipo de legislaciones anulan la autonomía personal de los periodistas y de cualquiera que haga uso de la libertad de expresión, y anulan la diversidad y el pluralismo tan valiosos en el ejercicio de aquella libertad. Aquel tipo de legislaciones les da a los políticos y a los burócratas, así como a entes tan abstractos como la comunidad (¿Representada por activistas de la academia chavista que opera en la USAC?)  la facultad de controlar la información que se divulga, en el supuesto de que los políticos, los burócratas y la comunidad saben que información es objetiva, veraz e imparcial. Según el del plan de los amigos de Maduro, los políticos, sus burócratas y la comunidad, garantizan que la población reciba una supuesta información objetiva, veraz e imparcial…siempre que coincida con los intereses de los autonombrados garantes, ¡por supuesto!

Lo que corresponde -no sólo por parte de las asociaciones de prensa (que ya la han rechazado), sino por parte de todas las personas (porque todos somos sujetos de la libertad de expresión)- es rechazar y condenar la pretensión de Convergencia (y la de cualquier otro cómplice de este ataque contra la libertad) en cuanto a imponer una legislación general de medios de comunicación que tenga como finalidad la restricción de la libertad de expresión (o de prensa).  Dicha libertad ya está garantizada por la Constitución, por la Ley de Emisión del Pensamiento, la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.  ¡No hace falta que los amigos de Maduro metan sus manos sucias en este tema!

Para entender el contexto inmoral de Convergencia, te invito a leer ¿Condenas el mal?, por Warren Orbaugh

La primera ilustración la tomé de aquí; y la segunda es el comunicado de Convergencia en apoyo a Nicolás Maduro, contra la libertad de expresión. .