10
May 14

Hoy, a todas las madres buenas

Facchinetti_Maternal_love

Hoy, que es Día de la Madre, leo los diarios chapines y encuentro numerosas alusiones al sacrificio de las madres y a las madres sacrificadas. Y pienso…¿es a sacrificio a lo que se refieren? Por ejemplo, si una madre deja de comer para darle alimentos a sus hijos, ¿se está sacrificando?

La creencia general es que sí. Que si una madre deja de ir al cine con sus amigas para quedarse a cuidar a su hijo pequeño, eso es un sacrificio. Que si una madre deja de hacer cosas que hacía antes para ahorrar y tener plata con qué mandar a su hijo a la universidad, eso es sacrificio. Y así sucesivamente.

Empero, un sacrificio es, primero que nada, una acción a la que uno se sujeta con gran repunancia, o es sujetarse con resignación a una cosa violenta. Es abnegación, que a su vez es renunciar uno a sus intereses y a sus propias valoraciones. Hay sacrificio, por ejemplo, cuando uno entrega algo de más valor (para uno), a cambio de algo de menos valor (para uno). Ahora bien, si la madre valora (ama, quiere, respeta, admira y demás) al hijo y deja de comer por él, o deja de ir al cine con sus amigas, por él, ¿dónde esá el sacrificio? Si la madre valora y se interesa por su hijo más que por el cine, por decir algo, ¿dónde está la abnegación?

Es evidente, en aquel caso, que la madre cambia algo que valora (comer, o ir al cine), por algo que valora más (su hijo). No hay repugnancia, ni resignación frente a la violencia. Al contrario.

Entonces, ¿qué es eso que en los medios masivos y en la cultura popular se conoce como sacrificio maternal? Es costo de oportunidad.

Sí, por ejemplo, una madre gasta el tiempo y dinero que tiene en cuidar a su hijo, no puede gastarlos en ir al cine con sus amigas, y en otra cosa.  El costo de oportunidad es el valor del siguiente uso alternativo más valorado para los recursos escasos que una madre (o cualquiera) tiene.  El costo de oportunidad de ir al cine es el amor hacia el hijo (porque lo valora más).  Si el mejor siguiente uso alternativo de tiempo y dinero para cuidar al hijo amado es ir al cine; entonces el costo de oportunidad de cuidar al hijo es el placer de ir al cine. No hay tal sacrificio en este tipo de relación voluntaria y natural.  El costo de oportunidad se manifiesta, también, cuando una madre decide dejar de hacer cosas en el corto plazo, para conseguir o alcanzar otras mejores, en el largo plazo.

Claro que otro es el caso si se diera el uso de violencia; es decir, si la madre fuera obligada a cuidar a un hijo que no quiere, que no ama, que no respeta, que no admira. Entonces sí habría sacrificio, porque hay intervención de violencia que puede ser física, o no. Y claro, ese no es el tipo de relación que admiramos entre una madre y su hijo (o alreves).

En este Día de la Madre, ¡celebremos el amor! No celebremos el sacrificio, la repugnancia, la abnegación ni la violencia. Por mi parte, ¡celebró a mi madre! -Nora- cuyos amor, gozo por la vida, buen humor, generosidad y buen juicio han estado a mi lado tanto en los días de fiesta, como en los días adversos.

Este artículo lo publique, por primera vez, en 2008.  Lo publico de nuevo porque -de verdad- me parece inapropiada e indigna la forma en el que el concepto de sacrificio es usado en esta temporada.

Foto por: Carlo Facchinetti [Public domain or Public domain], via Wikimedia Commons.  Amor maternal, de Carlo Facchinetti.


10
May 12

Para meditar, y para todas las madres

Hoy, que es Día de la Madre, leo los diarios chapines y encuentro numerosas alusiones al sacrificio de las madres y a las madres sacrificadas. Y pienso…¿es a sacrificio a lo que se refieren? Por ejemplo, si una madre deja de comer para darle alimentos a sus hijos, ¿se está sacrificando?

La creencia general es que sí. Que si una madre deja de ir al cine con sus amigas para quedarse a cuidar a su hijo pequeño, eso es un sacrificio. Que si una madre deja de hacer cosas que hacía antes para ahorrar y tener plata con qué mandar a su hijo a la universidad, eso es sacrificio. Y así sucesivamente.

Empero, un sacrificio es, primero que nada, una acción a la que uno se sujeta con gran repunancia, o es sujetarse con resignación a una cosa violenta. Es abnegación, que a su vez es renunciar uno a sus intereses y a sus propias valoraciones. Hay sacrificio, por ejemplo, cuando uno entrega algo de más valor (para uno), a cambio de algo de menos valor (para uno). Ahora bien, si la madre valora (ama, quiere, respeta, admira y demás) al hijo y deja de comer por él, o deja de ir al cine con sus amigas, por él, ¿dónde esá el sacrificio? Si la madre valora y se interesa por su hijo más que por el cine, por decir algo, ¿dónde está la abnegación?

Es evidente, en aquel caso, que la madre cambia algo que valora (comer, o ir al cine), por algo que valora más (su hijo). No hay repugnancia, ni resignación frente a la violencia. Al contrario.

Entonces, ¿qué es eso que en los medios masivos y en la cultura popular se conoce como sacrificio maternal? Es costo de oportunidad.

Sí, por ejemplo, una madre gasta el tiempo y dinero que tiene en cuidar a su hijo, no puede gastarlos en ir al cine con sus amigas, y en otra cosa.  El costo de oportunidad es el valor del siguiente uso alternativo más valorado para los recursos escasos que una madre (o cualquiera) tiene.  El costo de oportunidad de ir al cine es el amor hacia el hijo (porque lo valora más).  Si el mejor siguiente uso alternativo de tiempo y dinero para cuidar al hijo amado es ir al cine; entonces el costo de oportunidad de cuidar al hijo es el placer de ir al cine. No hay tal sacrificio en este tipo de relación voluntaria y natural.  El costo de oportunidad se manifiesta, también, cuando una madre decide dejar de hacer cosas en el corto plazo, para conseguir o alcanzar otras mejores, en el largo plazo.

Claro que otro es el caso si se diera el uso de violencia; es decir, si la madre fuera obligada a cuidar a un hijo que no quiere, que no ama, que no respeta, que no admira. Entonces sí habría sacrificio, porque hay intervención de violencia que puede ser física, o no. Y claro, ese no es el tipo de relación que admiramos entre una madre y su hijo (o alreves).

En este Día de la Madre, ¡celebremos el amor! No celebremos el sacrificio, la repugnancia, la abnegación ni la violencia. Por mi parte, ¡celebró a mi madre! -Nora- cuyos amor, gozo por la vida, buen humor, generosidad y buen juicio han estado a mi lado tanto en los días de fiesta, como en los días adversos.

Este artículo lo publique, por primera vez, en 2008.  Lo publico de nuevo porque -de verdad- me parece inapropiada e indigna la forma en el que el concepto de sacrificio es usado en esta temporada.


30
Sep 10

Un sacrificio que no lo es

En Escuintla, una madre de familia asegura que la suya y otras familias están sacrificando otras cosas para sus casas a cambio de juntar dinero para alquilar una casa en la que están estudiando sus hijos.  Y esto es porque, aparentemente, la educación estatizada no les ha cumplido con la construcción de un Instituto que les había ofrecido.

Si aquellos padres de familia dejan de comprar ciertas cosas para sus casas, con tal de darles un lugar a sus hijos para que estudien; ¿es porque desprecian, o porque valoran la educación?

Si no aprecian la educación de sus hijos, lo que hacen cuando dejan de comprar cosas para sus casas y usan ese dinero para facilitarles la educación, lo que están haciendo es dejando de obtener cosas que son de mayor valor para ellos, y las están sacrificando por algo que desprecian.

Si valoran la educación de sus hijos, lo que hacen cuando dejan de comprar cosas para sus casas y usan ese dinero para facilitarles la educación, lo que están haciendo es dejando de obtener cosas que son de menor valor para ellos, con tal de tener dinero para adquirir algo que es de mayor valor: un lugar para que sus hijos estudien.

Sacrificio es dar algo de mayor valor, a cambio de algo de menor valor; y a juzgar por el texto de la noticia que originó estas meditaciones, tengo la impresión de que los padres valoran mucho la educación de sus hijos, hasta el punto de que están dispuestos renunciar a cosas que valoran menos para facilitar que sus hijos tengan donde estudiar.

El costo de oportunidad es aquello de lo cual se priva una persona, o a lo cual renuncia una persona, cuando cuando hace una elección, o toma una decisión.  En el caso que nos ocupa, cuando los padres dejan de comprar cosas para la casa para tener con qué pagar el lugar en el que estudian sus hijos, lo que hacen es pagar el costo de oportunidad; pero eso no es sacrificio.  A mí me parece que valoran más la educación de sus hijos que las cosas para la casa.  Que triste sería que fuera un sacrificio.


19
May 10

Encuentro maya con Los Profundos de Innsmouth

Los Profundos o The Deep Ones son seres de ficción creados por el escritor H.P. Lovecraft; y Los Profundos me quitaron el sueño durante una temporada de mi adolescencia en la que me aficioné a los cuentos del autor citado. Y la semana pasada tuve un encuentro con aquellos seres espeluznantes.

Según Lovecraft Los Profundos tienen forma humanoide; pero sus cabezas parecen de pez y tienen ojos grandes. Tienen agallas en el cuello y manos como de palmípedos. Son de color gris verdoso, de vientre blanquecino, piel resbaladiza y espalda jorobada. Los Profundos viven bajo el agua de los mares, nunca en agua dulce; pero pueden moverse libremente por tierra, aunque muy rara vez lo hacen. Pueden procrear con lo humanos y es común que Los Profundos traten con pequeñas comunidades costeras en Nueva Inglaterra donde exigen la procreación entre ellos y los humanos. De esa mezcla sale un ser que nacerá humano; pero que, con el tiempo, se alterará hasta volverse Profundo. Al comienzo la criatura es un humano común; pero ira desarrolando la llamada apariencia Innsmouth (porque casi todos en ese pueblo de Massachusetts la poseen). El cambio suele suceder en la edad mediana; pero esto varía de un individuo a otro. Cuando el cambio comienza, el aspecto de la criatura cambia de forma inquietante: sus ojos se vuelven vidriosos, su piel se vuelve escamosa y húmeda, su cabeza se angosta y el pelo se cae, las orejas se achican, y finalmente salen agallas en el cuello. Llegado a este punto se vuelve inmortal, y habitará con Los Profundos en el mar.

De aquello me acordé cuando vi estas tres figuras que se hallan en exhibición en el Museo Popol Vuh. No son Los Profundos de H.P. Lovecraft, sino personajes mayas que están usando las caras de víctimas de sacrificio que han sido desolladas. Pero no me diga, usted, que las figuras de la foto no parecen Profundos.

Los mexica tienen mala prensa por su afición a los sacrificios humanos; pero los aztecas eran cuantitativos, en tanto que los mayas eran cualitativos. Los mayas no hacían sacrificios por miles; pero le agregaban un twist al asunto. Los mayas torturaban a sus víctimas antes de llegar al momento de sacar el corazón palpitante con un cuchillo de obsidiana, o de pedernal. Y una de las torturas preferidas era el desollamiento que luego incluía la espantosa práctica de que el sacrificante usaba la cara y la piel del sacrificado.

A mí me parecieron muy inquietantes las figuras; no sólo por lo que son en realidad, sino porque me recordaron las historias de Lovecraft.


01
Mar 10

Carlos Fajardo, la prosperidad y la benevolencia

Don Carlos Fajardo no cree que el individualismo mejore la calidad de vida de las personas porque no ha podido establecer la relación que hay entre un ambiente propicio para la creación de riqueza, la riqueza, y el bienestar. Y quizás estas evidencias nos ayuden en ese asunto.

Hola don Carlos. Si usted chequea cuáles son los países en los que hay más libertad económica (y en general mejor respeto a los derechos individuales) y luego chequea en qué países hay un mejor índice de desarrollo humano, va a encontrar con que la gente vive mejor en los países donde hay más libertad. La gente goza de mayor bienestar, de más desarrollo y de mejor nivel de vida, en aquellos países donde hay una tradición de respeto a la libertad y a los otros derechos individuales.

Se va a encontrar con que la gente vive mal, o peor, en aquellos países donde la libertad, la vida y la propiedad, así como el derecho a la búsqueda de la felicidad, no son, ni han sido respetados.

No me crea; véalo en: el Indice de Libertad Económica y véalo en el Indice de Desarrollo Humano.

De verdad creo que si aspiramos a ayudar a los pobres, lo mejor que podríamos hacer es fundar un sistema que no los haga depender de la caridad y menos, aún, de los favores políticos. Yo digo que sería mejor fundar un sistema en el que hubiera oportunidades. Oportunidades para tener mejores empleos, mejores salarios y hasta para fundar y multiplicar sus propias empresas. La idea sería crear riqueza, en vez de sólo repartir lo que hay. Honestamente, creo que es mejor ayudar a los pobres con oportunidades, que con limosnas y con caridades. Lo cual no excluye la benevolencia, ¡para nada!, especialmente en casos de emergencias, desastres naturales y otras calamidades. La gente del corredor seco, en Guatemala, por ejemplo, necesita desesperadamente que les echemos una mano.

Usted pone en duda que la gente sea más generosa cuando le sobran más recursos. Y si bien es cierto que la benevolencia no es exclusiva de ningún grupo social, o es cierto que aún en la miseria más desesperante la gente comparte y es generosa con los más necesitados, también es cierto que más tiene la gente, más puede dar. Eso es sólo cuestión de aritmética.

No conozco rico alguno que no tenga por lo menos una obra de benevolencia favorita. Los ricos apoyan fundaciones para combatir enfermedades, para combatir el analfabetismo, el hambre, la mendicidad, el abandono, y muchas otras cosas indeseables.

Por cierto, ¿sabía usted que las mujeres ricas dan más que los hombres ricos? Ricos como Bill Gates y Warren Buffett – además de crear riqueza y hacer nuestras vidas más cómodas– dan millones y millones para todo tipo de causas artísticas, científicas, y de lucha contra la pobreza. Lo mismo hicieron Rockefeller, Mellon, Carnegie, Vanderbilt y otros Y aquí en Guatemala es lo mismo. Busque una obra de benevolencia significativa y en su junta directiva encontrará a los ricos locales.

A nivel de países, los países pobres reciben millones y millones de dólares en ayuda de los ricos en los países ricos. Esa ayuda llega directamente por medio de individuos, fundaciones y clubes de servicio; e indirectamente por medio de la cooperación internacional. Las víctimas de tsunamis en Asia, sequías en Africa, huracanes en Honduras, Guatemala y Nueva Orleans, terremotos en Turquía y en Haití y otros desastres naturales reciben generosas ayudas monetarias, tecnológicas y científicas de parte de los ricos en los países ricos. Y aunque los terremotos sean más fuertes en los países prósperos (y libres) como Chile; hacen menos daño que en países pobres (y no libres) como Haití. Y en muchos países ricos existe una cultura de benevolencia. No me crea a mí; por favor, vea las cifras.


10
May 09

A las madres y a mi madre…

Hoy, que es Día de la Madre, leo los diarios chapines y encuentro numerosas alusiones al sacrificio de las madres y a las madres sacrificadas. Y pienso…¿es a sacrificio a lo que se refieren? Por ejemplo, si una madre deja de comer para darle alimentos a sus hijos, ¿se está sacrificando?

La creencia general es que sí. Que si una madre deja de ir al cine con sus amigas para quedarse a cuidar a su hijo pequeño, eso es un sacrificio. Que si una madre deja de hacer cosas que hacía antes para ahorrar y tener plata con qué mandar a su hijo a la universidad, eso es sacrificio. Y así sucesivamente.

Empero, un sacrificio es, primero que nada, una acción a la que uno se sujeta con gran repunancia, o es sujetarse con resignación a una cosa violenta. Es abnegación, que a su vez es renunciar uno a sus intereses y a sus propias valoraciones. Hay sacrificio, por ejemplo, cuando uno entrega algo de más valor (para uno), a cambio de algo de menos valor (para uno). Ahora bien, si la madre valora (ama, quiere, respeta, admira y demás) al hijo y deja de comer por él, o deja de ir al cine con sus amigas, por él, ¿dónde esá el sacrificio? Si la madre valora y se interesa por su hijo más que por el cine, por decir algo, ¿dónde está la abnegación?

Es evidente, en aquel caso, que la madre cambia algo que valora (comer, o ir al cine), por algo que valora más (su hijo). No hay repugnancia, ni resignación frente a la violencia. Al contrario.

Entonces, ¿qué es eso que en los medios masivos y en la cultura popular se conoce como sacrificio maternal? Es costo de oportunidad.

Sí, por ejemplo, una madre gasta el tiempo y dinero que tiene en cuidar a su hijo, no puede gastarlos en ir al cine con sus amigas, y en otra cosa.  El costo de oportunidad es el valor del siguiente uso alternativo más valorado para los recursos escasos que una madre (o cualquiera) tiene.  El costo de oportunidad de ir al cine es el amor hacia el hijo (porque lo valora más).  Si el mejor siguiente uso alternativo de tiempo y dinero para cuidar al hijo amado es ir al cine; entonces el costo de oportunidad de cuidar al hijo es el placer de ir al cine. No hay tal sacrificio en este tipo de relación voluntaria y natural.  El costo de oportunidad se manifiesta, también, cuando una madre decide dejar de hacer cosas en el corto plazo, para conseguir o alcanzar otras mejores, en el largo plazo.

Claro que otro es el caso si se diera el uso de violencia; es decir, si la madre fuera obligada a cuidar a un hijo que no quiere, que no ama, que no respeta, que no admira. Entonces sí habría sacrificio, porque hay intervención de violencia que puede ser física, o no. Y claro, ese no es el tipo de relación que admiramos entre una madre y su hijo (o alreves).

En este Día de la Madre, no celebremos el sacrificio, la repugnancia, la abnegación ni la violencia. Por mi parte, ¡celebró a mi madre! -Nora- cuyos amor, gozo por la vida, buen humor, generosidad y buen juicio han estado a mi lado tanto en los días de fiesta, como en los días adversos. 


Este artículo lo publique el año pasado; y pensé que es buena idea volverlo a poner porque ¡de verdad! me parece inapropiada y hasta ofensiva la forma en la que el concepto de sacrificio se usa en esta fecha.  

11
Jul 08

Chauvinismo chapín

Desde que Carlos Peña ganó el Latin American Idol, los chapines como que nos quedamos con ganas de seguir votando y alcanzando ilusiones.

Carlos Peña,claro, ganó por méritos propios en competencia con otros interpretes talentosos. Su voz, su personalidad y su compromiso se ganaron a los televidentes que reconocieron en él su posibilidad de llegar a ser un ídolo latinoamericano de la música.

Ahora andan circulando por ahí dos concursos de naturaleza muy diferente y que por eso me llaman la atención para comentar.

El primero es con respecto a un accidente geográfico, y se trata de votar por que el Lago de Atitlán sea incluido entre las nuevas 7 Maravillas; el segundo se trata de conseguir que la bandera de Guatemala sea la más bella del mundo.

A falta de héroes a quienes admirar y a falta de valores en común que respetemos y estemos dispuestos a defender, los chapines andamos ocupados en satisfacer nuestras necesidades emotivas mediante concursos en línea.

Eso me recuerda que cuando estaba en Segundo grado de Primaria, oí la historia de que el Himno de Guatemala era el segundo más bello del mundo, inmediatamente después de La Marsellesa. Hecho que había sido comprobado en un concurso de himnos que se había llevado a cabo en Europa. Y con mis compañeros de clase, nuestro corazón de niños se hinchaba de gozo patriótico. Pero aquello era cuando era niño y porque nadie me había dicho, como me dijeron después, que eso del concurso de himnos (antes de la Internet) era un absurdo. Y aquello era antes de que me diera cuenta de que los guatemaltecos carecíamos de profundos y abrazadores documentos fundacionales que le dieran sustento no sólo a nuestro chauvinismo sentimental, sino a una cultura de amor por la vida, la libertad y el derecho a la búsqueda de la felicidad.

He aquí algo que escribí sobre el nacionalismo, con motivo del festejo de la Independencia, el año pasado:

Muchos de nosotros valoramos los principios éticos, jurídicos y económicos sobre los que se desarrolla una sociedad de personas libres y responsables. ¿Notó el orden? Eticos, primero; jurídicos, despúes; y económicos, de último. Esto es importante, porque para quienes compartimos aquellos principios, la razón de ser de la defensa de la libertad se basa más en la capacidad de esta para preservar la dignidad de las personas, que en su eficiencia para producir bienes y servicios. Lo virtuoso, para nosotros, es aquello que contribuye a la vida plena, digna y feliz de las personas.

Esto nos lleva a que para muchos de nosotros son más importantes los derechos individuales de las personas, que los intereses colectivos de la clase, de la étnia, del gremio, de la sociedad, de la nación, o del estado.

Por eso nos enfocamos más en los derechos individuales iguales para todos, que en los intereses nacionales, o colectivos. Por favor, note usted que no he dicho que los intereses inviduales deban prevalecer sobre los intereses grupales. Esto es muy importante, para no caer en equívocos.

Desde mi punto de vista, los valores cívicos que vale la pena respetar son aquellos que contribuyen a la preservación de los derechos individuales; en contraposición a los supuestos valores cívicos que someten los derechos individuales a los intereses del estado, o, peor aún, a los intereses de los grupos que controlan el estado. En ese sentido es que la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad son valores, pero el sacrificio y el nacionalismo no lo son; y sin embargo, estos dos son tenidos como valores por algunos sectores de nuestra sociedad, y -en consecuencia- hasta por el estado.

¿Vió la pelítula The Patriot, de Mel Gibson? En ella el se ilustra cómo es que, para el protagonista, Benjamin Martin, la razón de su lucha patriota primero son su familia y su granja. Esa es una visión patriota compatible con la filosofía de la libertad. En contraste, en Gladiator, con Russel Crowe, Maximus sacrifica su vida y su familia por el Imperio (el estado); y en mi opinión esa es una visión nacionalista incompatible con mi filosofía de vida.

Ocurre un sacrificio cuando uno entrega algo de gran valor en beneficio, o a cambio de algo de menor valor, o de ningún valor. El sacrificio no debe ser confundido con el costo que hay que pagar para alcanzar cosas de gran valor. Por ejemplo, si yo no voy a una fiesta porque me quedo estudiando, eso no es sacrificio. No lo es porque, si me quedo estudiando es porque yo valor más el estudio y los bienes que luego tendrá gracias a mis éxitos en el estudio, que lo que pudiera divertirme en una fiesta. El no ir a la fiesta es el costo que hay que pagar para obtener algo mejor en el futuro, no un sacrificio. Ir a la guerra a defender valores que no comparto; eso sí es sacrificio. Y generalmente se tiene como una virtud cívica “servir a la patria” en condiciones de guerra.

Como explica Alberto Benegas Lynch (h), el nacionalismo está imbuido de relativismos, a tal grado de que se habla de “la verdad alemana”, o de “la conciencia africana” y cosas así. Los partidariosd del nacionalismo hacen aparecer a la nacion como algo natural cuando en verdad consituyen inventos impuestos por la fuerza. Probablemente nada haya más antinatural que la delimitación de las fronteras que son el resultado de acuerdos entre partes beligerantes, luchas y conquistas, cuando no directamente de la rapiña.

Benegas explica que todo indivuduo lleva una cierta combinación genética que no le pertenece más que a él y este es el punto de partida en la historia de cada uno. En definitiva la historia de los grupos no es lineal y homogénea: cada persona usa su libre albedrío de forma distinta y los movimientos migratorios y las correspondientes asimilaciones producen modificaciones adicionales que deben considerarse y tomarse en cuenta. El argumento de la historia común constituye una especie de petición de principios: si las naciones se constituyen por medio de la fuerza y además se establecen trabas migratorias de diversa naturaleza, es lógico que apareza una tendencia a la historia común. Pero las nacioens nos e forman porque tienen una historia común, más bien tienen una historia común porque el establecimeinto de una nación requiere de la fuerza y los obstáculos migratorios se encargan de fortalecer esa historia común.

Dice Benegas Lynch (h) que el nacionalismo pretende establecer una cultura alambrada, una cultura cercada que hay que preservar de la contaminación que ocasionarían aquellos aportes generados fuera de las fronteras de la nación. Se considera que lo autóctono es siempre un valor y lo foráneo un desvalor, con lo que se destroza la cultura para convertirla en una especie de narcisismo que cada vez se asimila a lo tribal que al espíritu cultivado que es necesariamente cosmopolita.

El afecto al “terruño”, a los lugares quen que uno ha vivido y han vivido los padres y el apego a las buenas tradicioens es natural, incluso la veneración a estas tradiciones es necesaria para el progreso, dice Benegas Lynch; pero una cosa es declamar un irrefrenable amor telúrico a personas y cosas con las que tenemos afinidad y cercanía, y otra distinta es hacer a un lado otras sólo porque están del otro lado de una frontera política artificial.

Yo comparto el punto de vista de Benegas Lynch (h). Y comparto la idea de que más valiosos que el orden, o que el respeto a los intereses colectivos, lo son la vida, la libertad y la propiedad de los individuos; así como su derecho a la búsqueda de la libertad, o el derecho a la búsqueda de la verdad (aunque esta ofendiera los valores nacionales, o los de la patria). Creo que la cooperación social pacífica, es más valiosa que la preservación forzosa de las fronteras nacionales, o que la imposición forzada de los valores, las tradiciones, o los ideales del grupo, o de los grupos que ejerzan el poder desde el estado.

Por eso es que, como muchas otras personas, siento más amor por la libertad, que amor por el estado. Es cuestión de prioridades, claro; o del orden de la escala de valores que cada uno de nosotros tiene, como individuo.


06
Jun 08

¡Calavera de cristal en Guatemala!

Una calavera de cristal de roca, similar a las presentadas en la película Indiana Jones en el reino de la calavera de cristal, es propiedad del Museo Popol Vuh, y será expuesta al público del 9 de junio al 20 de julio de 2008.

El cráneo en cuestión es de cristal de roca y muestra rastros de cinabrio. Este mineral rojo, era usado por los mayas para la protección de tumbas por su alta toxicidad; y simbolizaba la sangre, por su color.

En contextos aztecas y toltecas era común guardar cráneos como trofeos de guerra. Por ejemplo, la diosa Cuatlicue o La de la Falda de Serpiente, se muestra adornada con calaveras y otras partes humanas en su cuerpo. Los primeros españoles que tuvieron contacto con los habitantes del continente americano observaron que en muchos edificios estaban ornamentados con calaveras colgadas, y en la colección del Museo Popol Vuh, muchas urnas funerarias están decoradas con cráneos descarnados. Los sacerodotes Xipe Totec se cubrían a sí mismos con la piel de sus víctimas y en la colección de Museo pueden ser observadas piezas con esta característica macabra.

La prestigiosa revista Archaeology, en su edición de mayo/junio de 2008, publicó un reportaje sobre la leyenda de los cráneos de cristal.

Por falta de la tecnología adecuada, la calavera de cristal del Museo Popol Vuh no ha sido estudiada a profundidad; y como muchas otras calaveras similares, esta no fue encontrada en contexto arqueológico. Llama la atención, sin embargo, que tiene agujeros, debajo de la mandíbula, que son demasiado perfectos, lo que no corresponde a la capacidad tecnológica de la época en la que se supone que fue elaborada.

En el mundo hay varias calaveras similares. En el Museo de Arqueología de México hay una adornada con turquesas, y más de una circula en exhibiciones y ferias como objetos con poderes sobrenaturales y curativos. Las hay de cristal de roca; pero también hay falsificaciones, tan evidentes, que son de vidrio y de acrílico. De una de las más famosas se cuenta que fue encontrada por un arqueólogo en un templo de Belice, en la selva; sin embargo, no falta quien diga que la compro en una subasta en Europa. En el Museo Británico hay otra que se supone que fue elaborada en el siglo XIX. También el Museo del Hombre, en París; y la Smithsonian Institution, cuentan con calaveras de cristal.

De las calaveras se cuenta que hay 13; y que el día en que se reúnan, todas, su energía positiva evitará que ocurra el cataclismo que -según la leyenda maya- está previsto para diciembre de 2012.

La calavera del Museo Popol Vuh forma parte de la colección que le dio origen al mismo y que fue propiedad del coleccionista Jorge Castillo, antes de que él lo donara a la UFM en 1977.

El Museo Popol Vuh se encuentra en el campus de la Universidad Francisco Marroquín, 6 calle final, zona 10. La admisión es de Q35 para adultos, y de Q10 para niños de 10 a 12 años; para estudiantes con carné es de Q15. Estacionamiento, Q12 por hora.


10
May 08

Día de la Madre: sacrificio vs. costo de oportunidad

Hoy que es Día de la Madre, leo los diarios chapines y encuentro varias alusiones al sacrificio de las madres y a las madres sacrificadas. Y pienso…¿es a sacrificio a lo que se refieren? Por ejemplo, si una madre deja de comer para darle alimentos a sus hijos, ¿se está sacrificando?

La creencia general es que sí. Que si una madre deja de ir al cine con sus amigas para quedarse a cuidar a su hijo pequeño, eso es un sacrificio. Que si una madre deja de hacer cosas que hacía antes para ahorrar y tener plata con qué mandar a su hijo a la universidad, eso es sacrificio. Y así sucesivamente.

Empero, un sacrificio es, primero que nada, una acción a la que uno se sujeta con gran repunancia, o sujetarse con resignación a una cosa violenta. Es abnegación, que a su vez es renunciar uno a sus intereses y a sus propias valoraciones. Hay sacrificio, por ejemplo, cuando uno entrega algo de más valor (para uno), a cambio de algo de menos valor (para uno). Ahora bien, si la madre valora (ama, quiere, respeta, admira y demás) al hijo y deja de comer por él, o deja de ir al cine con sus amigas, por él, ¿dónde esá el sacrificio? Si la madre valora y se interesa por su hijo más que por el cine, por decir algo; ¿dónde está la abnegación?

Es evidente, en aquel caso, que la madre cambia algo que valora (comer, o ir al cine), por algo que valora más (su hijo). No hay repugnancia, ni resignación frente a la violencia. Al contrario.

Entonces, ¿qué es eso que en los medios masivos y en la cultura popular se conoce como sacrificio maternal? Es costo de oportunidad.

Sí, por ejemplo, una madre gasta el tiempo y dinero que tiene en cuidar a su hijo, no puede gastarlos en ir al cine con sus amigas, y en otra cosa. El costo de oportunidad es el valor del siguiente uso alternativo más valorado, para los recursos escasos que una madre (o cualquiera) tiene. El costo de oportunidad de ir al cine es el amor hacia el hijo (porque lo valora más). Si el mejor siguiente uso alternativo de tiempo y dinero para cuidar al hijo amado es ir al cine; entonces el costo de oportunidad de cuidar al hijo es el placer de ir al cine. No hay tal sacrificio en este tipo de relación voluntaria y natural. El costo de oportunidad se manifiesta, también, cuando una madre decide dejar de hacer cosas en el corto plazo, para conseguir o alcanzar otras mejores, en el largo plazo.

Claro que otro es el caso si se diera el uso de violencia; es decir, si la madre fuera obligada a cuidar a un hijo que no quiere, que no ama, que no respeta, que no admira. Entonces sí habría sacrificio, porque hay intervención de violencia que puede ser física, o no. Y claro, ese no es el tipo de relación que admiramos entre una madre y su hijo (o alreves).

En este Día de la Madre, no celebremos el sacrificio, la repugnancia, la abnegación, o la violencia. Por mi parte, celebró a mi madre, Nora; cuyos amor, gozo por la vida, generosidad y buen juicio han estado a mi lado tanto en los días de fiesta, como en los días adversos. ¡Salud!


24
Oct 07

Los diputados deberían de derramar su sangre

Este es el glifo maya correspondiente al sacrificio de derramamiento de sangre.

Los reyes y sacerdotes mayas solían perforarse el pene, la lengua, o las orejas para extraerse la sangre que, ofrecida a los dioses, permitía que el universo continuara funcionando.

Este glifo lo encontré en una estela ubicada en uno de los museos de Tikal; y cuando mi amigo Andy la vió opinó que los legisladores -igual que los gobernantes mayas- deberían derramar su sangre como parte de sus obligaciones y especialmente antes de legislar.

Hoy, los guatemaltecos nos enteramos de que las diputadas “Anabella de León y Conchita Mazariegos, de la Comisión de Probidad, gastaron Q14 mil para hospedarse en Casa Santo Domingo y dictaminar dos anteproyectos”; y de que pretenden que el Congreso de la República (o sea: Nosotros los tributarios) pague la cuenta. ¡En suites de lujo y con jacuzz!, hágame usted el favor. Dígame si esto no es una infamia.

Estoy de acuerdo con Andy. En vez de pagarles lujos y jacuzzis a los diputados para que produzcan diarrea legislativa, los representantes deberían estar dispuestos a probar, con el derramamiento ritual de su sangre, que las leyes que van a discutir y a aprobar son lo suficientemente generales, abstractas e impersonales como para que valga la pena.