03
Ene 17

El Cahabón y la jungla, segunda etapa del viaje de fin de año

Imagen de previsualización de YouTube

Salimos de Cobán temprano y agarramos camino en busca de la jungla a través de bosques, montes y valles verdes y profundos, salpicados de ermitas blancas.  ¿Has oído ese cliché que dice que este paisaje, o aquel parece Nacimiento? Pues…si…¡que geografía más impactante!  Llegamos a Lanquín donde nos esperaba el tranporte 4 x 4 en el que atravesaríamos los últimos 10 kilómetros del viaje que son los más agrestes, para luego llegar al hotel.

Haz clic aquí para ver fotos.

Si no tienes un todoterreno, Utopía Eco-Hotel provee transporte de forma conveniente.  Mi consejo, sin embargo, es que pidas un pick-up de doble cabina, el caso es no ir rebotando en la palangana, aunque tengas que pedir más de un vehículo.

Llegamos al hotel que es encantador en medio de la selva y junto al río Cahabón.  Hay alojamientos para todos los presupuestos y nosotros pedimos una cabaña frente al río que es la mejor opción en términos de comodidad y belleza.  Luego del encanto del lugar, lo primero que impresiona es la organización.  También impresiona la puntualidad. Te reciben cordialmente y un miembro del equipo de ayuda a planificar las actividades y a adaptarlas a tus necesidades…siempre tomando en cuenta que estás en la jungla. Estábamos en el día 27 y decidimos descansar.  Para mí fue día de almorzar pizza y ramen (muy sabrosa), para luego emprender una caminata río abajo.  Luego siesta y Yo, Claudio en el balcón con vista al Cahabón.  La cena no merece mención; pero dormimos como tiernos con el sonido del río y los sonidos de la selva envolviéndonos y arrullándonos….y al día sigueinte nos esperaba Semuc Champey.

Utopía tiene un ambiente internacional y relajado. Igual conversamos con una familia de Chicago, como cenamos acompañados por dos primas francesas, y por un trío de chicas de Marruecos, Francia y Sudáfrica. El inglés y el español son las lenguas francas.

En el área del hotel hay papayales con hasta 60 papayas cada uno; hay árboles de cacao hermosos y se ofrece un tour del chocolate en el que la gente elabora sus propios chocolates.  Una de las mesas está decorada con hierbas aromáticas como apazote y albahaca, y un pequeño arbol de aguacates.  Desde el área común se aprecian una ceiba majestuosa, variedad de pájaros de muchos colores, la selva y el río.  Siempre el río.

No hay buen Wifi y es mejor así.  ¿Por qué fregados querrías estar en un lugar encantador, si vas a estar pegado a la pantalla? En la parte alta del hotel hay conexión si de verdad necesitas comunicarte; pero hay que subir y caminar.  La falta de Wifi, además, invita a conversaciones con gente aventurera, que ha viajado mucho y tiene experiencias de vida más que interesantes.

Utopía fue nuestra base para las actividades.  Con personal muy eficiente, amable, con sentido del humor, puntual y confiable; y ducha caliente y cama razonable (yo siempre viajo con mi almohada y nunca me arrepiento).  Como no soy vegetariano, su lado flaco es el menú de esa naturaleza. Empero, los desayunos son bien sabrosos, ya mencioné el ramen y la pizza que son ricos, y una noche cenamos un pad thai sabrosón.

El 30 volvimos a Cobán, muy contentos de haber ido a Utopía…y gracias a mi cuata Karen, por la recomendación.