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Abr 08

Hubris, la arrogancia que ofende a los dioses

Cuando en las tragedias de la antigua Grecia, algún personaje cometía hubris, grandes calamidades caían sobre su vida. Es que la hubris es una arrogancia de tal magnitud que ofende a los dioses y enciende su ira.

En eso pensé cuando estas entrevistas con el embajador de Holanda, Teunis Kamper; y la embajadora de Suecia, Ewa Werner. El representante de los Países Bajos incluso se atreve a sugerir la renuncia del fiscal general; y la representante sueca admite que tiene mandato directo de hacer que la pena de muerte sea abolida en Guatemala. Ambos países han jugado papeles muy activos para la aprobación de la ley antiadopciones.

Pero no tiene la culpa el loro, sino quien le enseña a hablar. Y los arrogantes diplomáticos sólo pueden actual así porque los pipolermos serviles chapines y los grupos de interés que viven de la cooperación internacional, se los permiten. Y porque los guatemaltecos se los permitimos.

Sería interesante ver qué ocurriría en Amsterdam y en Estocolmo si sendos embajadores chapines se apareciera con el mandato de que holandeses y suecos resolvieran sus problemas con el islamismo creciente en sus respectivos países.

Ambos países enfrentan gravísimas tensiones étnicas y problemas políticos que no están en capacidad de resolver; y, sin embargo, sus embajadores tienen el tupé de caer por aquí y decirnos qué debemos hacer y qué no.

Hubris, se llama eso.