13
Ago 23

Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella

 

¿Conoces el dicho? Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella; significa que cada uno cuenta de una experiencia según lo positivo o negativo que ha obtenido de ella; y, pues, fui a la Feria de Jocotenango y es un paseo tan agradable y alegre.  Esta visita fue muy significativa luego de que en 2020 y 2021 por las prohibiciones arbitrarias no hubo esa fiesta; y el año pasado me pegó el virus chino.

Venta de dulces en la Feria de Jocotenango. Haz clic en la foto para ver más fotos y vídeos.

El ambiente siempre familiar y alegre; da gusto ver negocios que uno suele encontrar allá. Por supuesto que me disfruté mucho las comidas propias de la feria: dulces, garnachas, chelita y churros principalmente, porque los tacos y el atol de elote francamente estuvieron malitos. Compramos mazapán, que estaba tan riquísimo; conserva de coco y alfiniques. ¡Y gané llaveros en el tiro al blanco! Además, uno va a la feria a ejercer el arte antiguo de people watching.

Este año me llamaron la atención los letreros no sólo por los nombres de los negocios, sino por la iconografía.

Esta feria es muy antigua y data de cuando se celebraba en el pueblo de Jocoenango, adyacente a La Antigua Guatemala y que luego fuera trasladado junto con la capital del reino. Sin embargo tomó auge durante el gobierno de don Manuel Estrada Cabrera.  A finales del siglo XIX, José Milla, en Cuadros de costumbres se refiere a esta fiesta, y dice el autor: El día 15 del corriente, a eso de las diez de la mañana, me constituí en Jocotenango, no tanto para ver la feria cuanto para ver los que van a verla. Armado con mi espíritu de observación como un instrumento cortante, fui a reunir los materiales para este articulejo; o hablando con más exactitud, fui a tomar una fotografía de la feria. Si ella aparece desordenada, confusa e ininteligible, podrá ser, o, efecto de torpeza del fotografista, o, por el contrario, demasiada fidelidad del cuadro. Si es lo primero, yo tendré la culpa, si lo segundo, la tendré también, por haber escogido ese punto como objeto del bosquejo. En uno y otro caso, me someto al fallo, y no prometo la enmienda, visto que ni yo se fotografiar mejor, ni hay por acá cosas mejores en que ejercitar el arte.

Busto de José Milla y Vidaurre en la zona 6 de la ciudad de Guatemala.

Con Carmina, Sebastián y Raúl fui como en otros años, desde hace años. Los que visitan este espacio con alguna frecuencia saben que voy a la feria desde que era niño y que luego abandoné la práctica cuando aquella festividad decayó en calidad y seguridad. Hace varios años retomé la costumbre acompañado de amigos queridos y siempre la pasamos bien. A veces tenemos la suerte de llevar a extranjeros que están de visita en la ciudad.

Mi primer recuerdo de la Feria de de agosto (como también se la conoce para distinguirla de la Feria de noviembre, que era la de don Jorge Ubico) es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.

También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. ¿Por qué es que ya no hay ese tipo de espectáculos en la Feria de Jocotenango? ¿La gente dejó de disfrutar de aquella candidez? En 2007, en la Feria de verano, en Coatepeque había un espectáculo de Mariacandunga, la peluda, y ¿vas a creer que no entré?

Mariacandunga en la Feria de verano, en Coatepeque.

En mi primera visita a la Feria de agosto recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos unos años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.

De la feria me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no volví a oír hasta 2016.

Por cierto que observé que en la Feria no se recicla la basura, y te recomiendo que leas mi columna que publiqué sobre la absurda legislación de reciclaje en Guatemala.

Finalmente un agradecimiento a los Polis en la feria porque fueron muy atentos.


15
Ago 21

Extraño la feria de Jocotenango

¡Ay, como extraño la feria de Jocotenango o feria de agosto, que es la de la ciudad de Guatemala!  Este es el segundo año que no se celebra esa fiesta tradicional y popular que me gusta tanto, a causa del virus chino y de las restricciones.

Extraño comer garnachas acompañadas de cerveza, me hace falta comer elotes asados, churros, y tacos acompañados con atol de elote.  Suspiro por los dulces tradicionales que traemos a casa luego de pasar la tarde en la feria: conserva de coco, pepitorias, canillitas de leche, encanelados, mazapanes, zapotes y otros. Quiero ganar premios en el tiro al blanco.

Con Carmina, Sebastián y Raúl disfrutamos de esta tradicional visita a la feria todos los años; visita que siempre esperamos con alegría.  Es una fiesta a la que iba con mis padres y mis tíos desde que yo era niño y vivía en la Avenida Independencia que es paralela a la Avenida Simeón Cañas que desemboca en el área donde se celebra la feria.


21
Dic 19

¡Otro año en Interfer!

¡Ya tenemos una nueva tradición de fin de año en casa!  La de ir a la Interfer cuyo lema promete que ¡Se va a poner chilero!…y sí, se pone chilero.

A la entrada nos recibieron los juegos mecánicos con sus luces y sus emociones…a los cuales no me encaramo: luego dimos un paseo por los bazares más por disfrutar de la gente y de las novedades y emprendimientos que por otra cosa; pero lo bueno es cuando vamos a comer flautas (que son riquísimas) y el buen rato que pasamos frente a la concha acústica (construida en el año en que nací: 1961).  Ahí estaba tocando la Banda ML de San Pedro Sacatepéquez que tenía al público bien prendido y ahí disfrutamos de los fuegos artificiales y de la gente bailando y de los niños que se divierten como micos.

El Parque de la industria es una locación hermosa y muy alegre.

Fuimos el año pasado y la pasamos rebien; pero como ayer fue viernes había mucha más gente y más ambiente de feria y de fiesta que el día que fuimos en 2018.  El año que viene iremos, seguramente, y de plano iremos en el último viernes porque la pirotecnia estuvo chilera.

Interfer sin flautas y sin chela no sería lo mismo.

Por si no lo leíste

Cuando yo era niño un año había Feria Internacional o Interfer en un año; y al siguiente había Feria Nacional.  La verdad sea dicha, la Interfer de ahora se parece a la Feria Nacional y no tiene mucho que ver con la de los años 70 ya que no hay pabellones con exhibiciones industriales, comerciales y agrícolas de otros países.

Imagen de previsualización de YouTube

 

De todos modos no importa.  Dudo que en la era de la Internet, una feria al estilo de la Interfer de los 70 tuviera relevancia alguna.  Lo importante, empero, es el espíritu general de fiesta y emprendimiento que hay en el Parque de la Industria.

Cuando yo era niño recuerdo que alguna vez fui con el colegio y a mí me gustaban mucho esas excursiones.  Mis padres solían ir alguna noche con mis tíos y sus amigos a comer y a echarse las chelas.  Y algún domingo nos llevaban a mis hermanos y a mi.  Luego de visitar pabellones y bazares la costumbre era comer garnachas y echarse las chelas, mientras los niños corríamos sueltos por ahí con unos centavos en los bolsillos para comprar chalchigûites.  ¿Qué recuerdo haber comprado en Interfer? Posters fosforecentes para el dormitorio y un colmillo (que yo decía que era de lobo) para colgarme al cuello.

Imagen de previsualización de YouTube

 

Si nunca has ido a Interfer, o fuiste cuando eras niño, ve ahora con ganas de pasartela bien; y llleva al niño que hay en ti.


21
Ago 19

“Saguaneado” en la feria de agosto

Ya sabes, cada quién cuenta de la feria según le fue en ella; y a mí me fue rebien.  Terminé saguaneado por los carritos chocones y probé bastante del menú tradicional.

Imagen de previsualización de YouTube

 

Tenía añales de no subirme a los carritos chocones; y como ya no me cuezo al primer hervor fue doblemente divertido.  Primero porque es alegre subirse a los carritos y tratar de evadir los choques, cosa que es imposible de cualquier manera.  Luego porque…¿siempre fueron así de fuertes los choques?  ¡Fue como que me apalearan! Eso sin contar que era un chiste ver a los niños brincar de sus asientos y gozarse los choques.  Seña de que uno ha madurado alguito es que uno se preocupa porque uno de esos críos salga lastimado.

Comimos elotes asados, corndogs, churros (de los tradicionales), atol de elote, dulces tradicionales y las infaltables y queridas garnachas acompañadas por cerveza.  Te recomiendo las garnachas de Gaby, dulces variados, atol de elote y los churros Velvet.  Las novedades fueron los churros mexicanos y los corndogs que no había visto en visitas anteriores a la feria.

Garnachas. Haz clic en la foto para ver más fotos.

 

Lo más tierno fue un niño que llegó vestido de dinosaurio. Causaba ternura y gracia ver al pequeño dinosaurio de la mano de sus padres jóvenes.

Con Carmina, Sebastián y Raúl disfrutamos de esta tradicional visita a la feria.  Visita que siempre esperamos con alegría.


22
Dic 18

Recuerdos de Interfer

Interfer es la Feria Internacional de Guatemala y tenía..tenía digamos que unos cuarenta años de no ir…fui el jueves y fue una experiencia muy agradable.

¡Por supuesto que me encanta el ambiente de fiesta! Me encanta ver a las las familias pasándosela bien, la gente que llega a oír la música, a bailar y a subirse a los juegos mecánicos.  Disfruté muchísimo de la gente emprendedora que llega a mostrar sus productos, ya sea artesanales, agrícolas, o comerciales.  Me entusiasma mucho la gente que se ve que le está haciendo ganas, aunque me da algo de tristeza que tengan que hacerlo en un ambiente económica y socialmente asfixiantes.

Cuando yo era niño un año había Feria Internacional o Interfer; y al otro había Feria Nacional.  La verdad sea dicha, la Interfer de ahora no tiene mucho que ver con la de los años 70 ya que no hay pabellones con exhibiciones industriales, comerciales y agrícolas de otros países.  Si la Interfer de ahora no se distingue de la Feria Nacional, me pregunto si todavía existe la Feria Nacional.

De todos modos que importa.  Dudo mucho que en la era de la Internet, una feria al estilo de la Interfer de los 70 tuviera relevancia alguna.  Lo importante, sin embargo es el espíritu general de fiesta y emprendimiento que hay en el Parque de la Industria.

Cuando yo era niño recuerdo que alguna vez fui con el colegio y a mí me gustaban mucho esas excursiones.  Mis padres solían ir alguna noche con mis tíos y sus amigos a comer y a echarse las chelas, supongo.  Y algún domingo nos llevaban a mis hermanos y a mi.  Luego de visitar pabellones y bazares la costumbre era comer garnachas y echarse las chelas, mientras los niños corríamos sueltos por ahí con unos centavos en los bolsillos para comprar chalchigûites.  ¿Qué recuerdo haber comprado en Interfer? Posters fosforecentes para el dormitorio y un colmillo (que yo decía que era de lobo) para colgarme al cuello.

Como a mí me gustan mucho esas cosas, y me fascino con las abejas y la miel, lo que más, más me impresionó fue un panal y ver a las abejas trabajando.  Cómo me hubiera gustado llevar a mis sobrinos (cuando eran niños) a ver algo así. Haz clic en la foto para ver el vídeo.

Imagen de previsualización de YouTube

La feria termina el domingo y me alegro de haber ido.  Aunque me hicieron falta los pabellones con maquinaria y productos, me divertí en los bazares y disfruté mucho en el salón de los emprendedores. Además me senté a comer flautas y a echarme una chela, luego de pasar por la concha acústica y el parque del beso a escuchar música y a ver a las parejas bailando.

El paseo por Interfer me dió algo de nostalgia; pero me llenó de alegría -fue una noche encantadora- y de verdad espero volver.


12
Ago 18

¡Sábado de feria!

Garnachas, elotes asados, churros, banda, dulces tradicionales y un evento inesperado en la feria de Jocotenango.

Imagen de previsualización de YouTube

Lo más notable de mi visita a la feria de agosto, en la ciudad de Guatemala, fue que en la garnachería Gaby comí las mejores garnachas de feria de los últimos diez años.  Buena carne, bien hecha y sazonada, buena salsa y atención agradable, acompañada con una buena chela y buena compañía.

Ah, pero si a notable vamos, la verdad es que es difícil superar el momento en que Raúl se ahogó comiendo elote asado y si no hubiera sido porque el Ale le hizo la maniobra de Heimlich quién sabe qué tipo de  historia estuviera yo contando ahora.  Carmina, Tian y yo estábamos impresionados.

Eso no nos detuvo y comimos churros, compramos dulces tradicionales, disfrutamos del paso de una banda pequeña  y pasamos una mañana alegre en aquella festividad.

Nos faltó comer moyetes, tacos y tomar atol de elote.

…y nunca he comido pan con gallina, aunque siempre me cae en gracia la forma en que exhiben las gallinas cocidas.

¿Sábes que me faltó hacer este año? Tiro al blanco, así que regresé sin premios.  Otros años me gano chalchigüites que contribuyen a la alegría del día. Y sabes qué me di cuenta de que ya no se encuentra en la feria: La mujer araña, ni el niño gusano; pajaritos que sacan papelitos de la suerte, ni frijoles saltarines (quizás porque tenían plomo).

Por último, te dejo una foto de unos encurtidos que se veían chulos.

Hice una consulta en Twitter y 82 lectores de @luisficarpediem respondieron.  ¿Vas a ir a la feria? De aquellos, 52 dijeron que si tienen ganas de ir;  17 dijeron que no les gusta eso y 6 preguntaron que qué feria.


20
Ago 17

¡En la Feria de Jocotenango!

Como quien dicen nada, llegó y se está yendo la Feria de Jocotengango o Feria de agosto en la ciudad de Guatemala.  Es la primera de la cadena de festividades que caracterizan al segundo semestre del año.  Luego viene la fiesta de Independencia, el Halloween, el Día de los muertos y el Día del fiambre o Día de todos los santos; la Quema del diablo y la celebración de la navidad, o del solsticio de invierno.

Escucha el podcast aquí.

Cada quien vive esas celebraciones a su modo y de acuerdo con sus particulares valores.

Para mí, la Feria de Jocotenango es de sabores, aromas, texturas y colores.  Es la variedad asombrosa de dulces, unas garnachas con chela (gusto adquirido más recientemente), churros, tacos, atol de elote y elote asado. Este año, sin embargo, descubrí que ya no puedo con el menú completo.

Los que visitan este espacio con regularidad saben que voy a la feria desde que era niño y que luego abandoné la práctica cuando aquella festividad decayó en calidad y seguridad. Hace varios años retomé la costumbre acompañado de un grupo de amigos queridos y siempre la pasamos bien.

Un par de cartones de lotería y los premios del tiro al blanco le agregan emoción a la experiencia.  Pero este año hacía mucho calor y entre las risas, las conversaciones y el antiguo arte de people watching, se me olvidó hacer unos disparos. ¡Es primer año que regreso de la feria sin premios!

Regresé, eso sí, cargado de dulces.  Mis favoritos siempre son la conserva de coco, la pepitoria, los encanelados, las canillitas de leche, los mazapanes, los chilacayotes, los higos y las cocadas.  A mí me encanta comerlos para el desayuno; pero también los disfruto cuando vuelvo a casa, en las tardes, luego de un día productivo.

Mi primer recuerdo de la Feria de Jocotenango es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.

También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. ¿Por qué es que ya no hay ese tipo de espectáculos en la feria? ¿La gente dejó de disfrutar de aquella candidez?

En aquella visita a la feria recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos unos años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.

De la feria me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no volví a oír hasta el año pasado.

Imagen de previsualización de YouTube

18
Ago 16

¡Al fin una lotería como debe de ser!

Imagen de previsualización de YouTube
Al fin se nos hizo y ayer en la tarde estuvimos en la Feria de Jocotenango, que es la feria de la ciudad de Guatemala.

Aluciné con los churros de la churrería Velvet, que está en la hilera de ventas que queda en medio de la avenida principal de la feria.  Estaban frescos, sabrosos y de buena textura.  Quedé encantado con la lotería que ilustra esta entrada porque, a diferencia de lo que ocurre en otras loterías, en las que quien las canta dice sólo cosas como el sol, la muerte, el negrito, el árbol, el árpa, el alacrán, el mundo o así; el encargado de esta lotería la cantaba como cuándo yo era niño, es decir que decía: El sol cachetes de gringo, La muerte quirina que andando se orina, y así sucesivamente.  ¡Así se canta una lotería!  Me gané tres premios en el tiro al blanco, así que -como debe ser- regresé a casa con premios de la feria. Además de que me reí muchísimo con el bailado de la muñeca sobre la cual había que disparar.

Imagen de previsualización de YouTube

Mi atracción favorita, sin embargo sucedió cuándo ya había oscurecido e íbamos saliendo de la feria.  Un muchacho, de nombre Antonio Luna, llevó un telescopio y la gente hacía cola para ver la Luna.  Selene estaba hermosa aunque la cubría algo de bruma.  La mayoría de las personas, si no todas (grandes y chicas), nunca había visto la Luna en un telescopio y -a pesar de que el plenilunio no es el mejor momento para verla- era un espectáculo memorable.  La gente estaba maravillada y se les veía en la cara; y era obvio que a Antonio le apasionaba mostrar a nuestro satélite natural.  El le insistía a la gente que viera los cráteres y los bordes de la Luna, los animaba a notar los detalles.  La gente, entre nerviosa y embobada a duras penas alcanzaba a comprender lo maravilloso que es ver la Luna en un telescopio.  Antonio, además, no les cobraba a los curiosos.  La gente le daba lo que bien podía, si quería y si podía.

Me pareció un magnífico ejemplo de cómo es que, cuando a uno le apasiona algo suele desear compartirlo con otros, aunque la única recompensa sea la sonrisa de un niño, o la cara de asombro de una persona mayor.

telescopio-feria-de-jocotenango

¿Cómo me fue en la feria? ¡Me fue re bien! La gocé con amigos muy queridos, y la gocé con garnachas, tacos, elote asado, anillitos, dulce de coco, churros y una chela.


14
Ago 16

El día de la No-Feria

160812-feria

¿Has oído el dicho ese que dice: Cada quién cuenta de la feria según le fue en ella?  Pues tiene un poco de cierto; un poco, como casi todos los dichos.

Desde hace años tengo la tradición de ir con unos amigos a la Feria de Jocotenango, o Feria de Agosto que es la fiesta de la ciudad de Guatemala. Y siempre la pasamos bien. Con ese animo caímos por ahí el viernes pasado.  Logramos estacionar cerca del lugar, no había mucha gente y al llegar nos encontramos con que la feria no había empezado. El caso es que movieron la fiesta; así que el viernes fue el día de No-Feria y tenemos ese pendiente.


15
Ago 15

Paseo por la feria de agosto

Haz clic en la foto para ver más fotos

La feria de agosto, o feria de Jocotenango es la fiesta de la ciudad de Guatemala y ayer anduvimos por ahí de acuerdo con la tradición.

Por supuesto que comimos garnachas y molletes, tacos con salsa, churros y atol de elote.  Disfrutamos de los dulces típicos guatemaltecos y del ambiente de fiesta tan propio de las ferias.  Como cada quién habla de la feria, según le fue en ella, regresé contento de haber ido.

Voy a la feria porque me trae recuerdos; voy con viejos amigos y con nuevos.  Me gané un tchotchke en el tiro al blanco,  En esta ocasión visitamos el Mapa en Relieve, obra extraordinaria que está muy bien conservada y que fue construida en tiempos de don Manuel Estrada Cabrera a quien no se menciona para nada en el área, en un acto de injusticia.  Junto al mapa hay un jardín plantado con árboles de hormigo, cuya madera es la que se usa para fabricar marimbas.

Este año fuimos Raúl, Carmina, Sebastián, Olav y este servidor y todos la pasamos bien, con ganas de volver el año entrante, con ganas de mostrarles la feria y Guatemala -con sus tradiciones y sus comidas- a los amigos que nos visitan de afuera.  Fuimos para recordar lo que es ser niño y maravillarse por todo.  Fuimos porque…porque es la feria.