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Abr 09

Recuerdos de terremoto

Después de la seguidilla de temblores de ayer, se puede decir que todo ha pasado, sin que pase nada. Aunque, eso sí, en el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología e Hidrología, estiman que habrá unos tres días de movimientos terrestres.

Y bueno, a esto de los temblores, si uno vive por estar tierras, no queda más que acostumbrarse. Anoche dormí con mi Terremoto Kit que tengo listo desde hace años: una mochila con una mudada de ropa, una lata de frijoles, una de atún, linterna, baterías, agua, fósforos, medicinas de primeros auxilios, una anforita de tequila, radio, galletas de soda, cámara de fotos, papel y bolígrafo, y cositas así.

Ayer, luego del temblor fuerte de las 8 de la noche, mi madre vino a casa para unirse a la noche de Scrabble que teníamos aquí; y entonces recordamos algunas cosas del terremoto de 1976.

Al día siguiente de aquel 4 de febrero, y como no había pan, ella horneó biscuits. Mismos que yo recuerdo como magníficos y efímeros; no sólo porque nos los comíamos inmediatamente, sino porque el día 6, Gustavo, que era el mensajero de mi papá, llegó con pan abundante porque su padre tenía panadería y ya la había echado a andar.

También nos acordámos de que el único cassette que teníamos mi hermano Juan Carlos y yo era uno de Paul Anka; y en la carpa que compartíamos, todas las noches se escuchaban Having My Baby, Papa y otras…pero siempre las mismas.

Recordamos que mi padre y los vecinos hacían rondas durante las noches; que nos fascinabamos oyendo las historias de los terremotos de 1917 y 18 contadas por La Mamita, mi tía abuela; y que yo dormí con mi ropa echa un taco, durante por lo menos dos años.

He aquí, informes sobre los sismos de ayer más notables.