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Jun 08

Inyecciones, ignorancia y maldad

El miedo a las inyecciones en Cerro de Oro, Santiago Atitlán, no se limita al dolor de la aguja. Las creencias populares impiden que los padres vacunen a sus niños. “Según una de las creencias de los pobladores, las vacunas producen esterilidad a largo plazo. También creen que los empleados de los centros de salud reciben comisiones por niño vacunado”.

Estas creencias nefastas no vienen de la nada. Desde hace ratos, organizaciones católicas promueven el método anticonceptivo Billings y asustan a la gente con la idea de que las inyecciones anticonceptivas son malas, con que dan dolores de cabeza y con que ocasionan otros transtornos. Y la gente, que es sencilla, se cree que lo que dice la Iglesia se aplica a toda inyección.

Hace poco la Conferencia Episcopal de Guatemala criticó el programa de atención posaborto, del Ministerio de Salud, porque aseguró que sienta las bases para facilitar los abortos clandestinos; y yo pregunto, ¿qué quieren Sus Excelencias?, ¿que las mujeres que tienen la desgracia de abortar sean abandonadas a su suerte y que no se las atienda profesionalmente?

La otra idea funesta es tiene su orígen en que sólo los más cándidos creen que algo bueno pueda venir de la administración pública. Se sospecha que hay negocios oscuros, malos manejos, desperdicio y corrupción en todos los rincones húmedos y malolientes del sector público. Y bueno…¿cómo iba a ser de otro modo.