21
Jun 14

Silvio Rodríguez en su laberinto

Silvio_Rodriguez_2011

La gente en Cuba está “jodida, muy jodida, mucho más jodida de lo que pensaba”, dijo el cantautor Silvio Rodríguez, un defensor habitual del régimen de Los Castro y del socialismo; y  admitió tener una vida mucho más cómoda que la inmensa mayoría de los cubanos.

Silvio Rodríguez, fue diputado de la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba durante 15 años y  con su música y fama internacional contribuyó a cantarle a la revolución.

He aquí un enlace a la entrevista citada.  En ella Rodríguez hace alusión a cómo es que la Internet y la tecnología han democratizado las cosas; habla de cómo es más difícil y más loco prohibir.  Dice frases como las siguientes: Mientras más democrática sea la posibilidad expresiva, más valioso va a ser lo exclusivo; y  el joven que no está pensando en otra cosa que mirar lo que le interesa, en resolver, en conectarse con la página del reguetonero no sé quién, lo que sea, lo que tenga en mente, y que de pronto, de un día para otro haga así, pácata, y con su telefonito se conecte con cualquier lugar del mundo. ¿A quién se lo va a agradecer?: ¿A nosotros?, ¿a nuestro país?, ¿a su gobierno?, ¿o a Google?

Las meditaciones de Rodríguez suceden a la confesión de Eduardo Galeano en el sentido de que  su obra más conocida, Las venas abiertas de América Latina, fue escrita sin conocer debidamente sobre economía y política”Al hablar de esa obra, el autor explicó  cuando lo escribió “no tenía la formación necesaria. No estoy arrepentido de haberlo escrito; pero fue una etapa que, para mí, está superada.   Las venas…es el vademecum de los revolucionarios tercermundistas.

Aquello me recordó la historia de Eduard Bernstein a finales del Siglo XIX.  Bernstein -como muchos otros- se dio cuenta de que las predicciones de Karl Marx en cuanto al empobrecimiento del proletariado y su vocación revolucionaria no se estaban haciendo realidad y que, de hecho, no sólo no había tal empobrecimiento, sino que las condiciones de vida para los más pobres estaban mejorando.

¿Por qué es atingente la historia de Bernstein? Porque era el editor de Der Sozialdemokrat, porque fue a él a quien Federico Engels le pidió que -con las notas de Marx- elaborara el cuarto tomo de Das Kapital, porque fue uno de los ejecutores del testamento de Engels.  Era así de cercano a aquellos dos teóricos del socialismo real.  Era uno de los socialistas internacionales más importantes.

Al darse cuenta de que las cosas no se movían de acuerdo con la teoría marxista, Bernstein empezó a cuestionar las ideas de sus mentores.  La crítica de Bernstein fue tachada de revisionista por los seguidores de Marx y si el gran objetivo del socialismo marxista era la destrucción del capitalismo, Bernstein ya no creía que aquello fuera necesario, o recomendable.  Aquella honestidad intelectual lo enfrentó con Lenin.

Foto por Zeroth (Own work) [CC-BY-SA-3.0 (http://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0)], via Wikimedia Commons


14
Abr 10

Carlos Alberto Montaner "rocks"

Silvio Rodríguez, el cantautor cubano, publicó un poema en el que hacía unas preguntas; y una de ellas iba dirigida a mi amigo, Carlos Alberto Montaner, opositor a la dictadura de Los Castro. Carlos Alberto le contestó a Rodríguez y arrancó un extraordinario intercambio epistolar entre un icono de la revolución -que lleva una vida privilegiada en la isla- y un destacado opositor a la tiranía -que vive en el exilio-.


He aquí, publicada por el diario español El País, la serie de cartas entre ambos personajes.

Quien esté interesado, encontrará en esta entrada una conversación que sostuve con Montaner sobre La herencia de la guerra fría; otra sobre El liberalismo y el asistencialismo; y una más sobre El capital psicológico latinoamericano.

Por cierto, es interesante saber que la entrada de Wikipedia, de Carlos Alberto ha sido protegida para evitar su edición. Esto probablemente sea debido al vandalismo recurrente. Esos vándalos, ¿serán los defensores de la revolución?

26
Jun 08

Se me rajó el embajador cubano

Hoy, en el programa radial A primera hora, iba a tener una discusión con el embajador de Cuba, Omar Morales Bazo; pero el diplomático se me rajó.

El Representante estaba en aprietos porque los conductores del programa -Beatriz Colmenares, Felipe Valenzuela y Juan Luis Font- le habían hecho preguntas como si un programa como A primera hora sería posible en Cuba. Morales había tenido dificultades para explicar que allá, la libertad de expresión no se entiende como aquí. Se había hecho toda clase de quesos para explicar por qué es que la música de Gloria Estefan estaba prohibida en la Isla, de acuerdo con una denuncia de Silvio Rodríguez. De hecho el embajador se quejó de que recibía demasiadas preguntas durante la entrevista.

“Yo soy el embajador de Cuba y no vengo a debatir”, dijo el enviado de los Castro; y se rehusó a platicar conmigo.

Quizás hizo bien, porque no hubiera salido bien parado. Generalmente las discusiones sobre Cuba se basan en percepciones y son adornadas por elementos pasionales e ideológicos; y yo no iba a caer en ese juego. Basado en el libro Los derechos fundamentales y el orden jurídico e institucional de Cuba -por mi amigo, el juez argentino, Ricardo Rojas- yo iba a citar la Constitución y las leyes cubanas; así como discursos y documentos de la Revolución, para poner en evidencia al enviado de Cuba y al régimen que representa.

Si no puede leer el libro, he aquí una Conferencia que Rojas impartió al respecto.

Como estábamos en la radio, yo iba a citar esta joya del artículo 7.1 de la Ley 88/99: “Pena de 2 a 5 años de prisión a quien colabore por cualquier vía con emisoras de radio o televisión, periódicos, revistas u otros medios de difusión extranjeros. La responsabilidad penal en esos casos será exigible a los que utilicen tales medios y no a los reporteros extranjeros legalmente acreditados en el país, si fuese esa la vía empleada”.

Hablando de educación y de artistas, hubiera citado que la enseñanza es función monopólica del estado de acuerdo con el artículo 39 de la ley que rige a aquella. Mismo que “fundamenta la política educacional y cultural en el ideario marxista” y que dispone que “es libre la creación artística siempre que su contenido no sea contrario a la Revolución”.

Vaya que no entramos al tema de la salud, porque le hubiera citado a La tía China, tía abuela de un amigo, y que recién salió de Cuba a sus 81 años: “Los médicos son buenos, cariñosos; pero no hay higiene”.

Por si alguien tiene duda de si el régimen de los Castro es una dictadura colectivista y totalitaria, o no, ¿qué tal esta frase de Fidel, en 1976? “Hay división de funciones, pero no hay división de poderes. El poder es uno”. O, ¿qué tal esta, del artículo 62 de la Constitución cubana? “Ninguna de las libertades reconocidas a los ciudadanos puede ser ejercida contra lo establecido en la Constitución y las leyes, ni contra la existencia y fines, ni contra la decisión del pueblo cubano de constituir el socialismo y el comunismo. La infracción de este principio es punible”.

¿Con qué retórica torcida hubiera respondido Omar Morales a estas observaciones? ¡Me hubiera gustado saberlo!

He aquí una frase de esas, de Fidel Castro en 1988: “Yo no acepto la idea de que haya alguien preso por ser adversario político porque realmente hay personas presas por actividades contra el estado socialista, contra la Revolución, en virtud de hechos sancionados por las leyes. No hay nadie preso simplemente por ser adversario político de la Revolución; eso no se puede afirmar. Tenemos y tendremos presos contrarrevolucionarios”. ¿Cómo le quedó el ojo?

Me hubiera gustado oír qué tenía que decir Omar Morales frente al a esta frase del discurso de su Jefe, pronunciado para el VII aniversario de los Comités de Defensa de la Revolución: “La lucha del proletariado con los grandes propietarios es una tarea relativamente fácil, pero sería un grave error de la Revolución bajar la guardia, descuidarse y dar lugar a que surja, dentro de la sociedad, innecesariamente, una multitud de decenas de miles de pequeños comerciantes; es decir, integrar una masa más numerosa contra los cuales la lucha hubiera sido más dolorosa todavía”.

La Revolución es violenta y agresora; y yo hubiera cerrado mi intervención con una frase que para el pelo, tomada del Discurso por el XIV aniversario del asalto al cuartel Moncada: “Hay una frase que por cuestión de profundos principios, estará abolida siempre de la terminología de esta Revolución, y es la frase: ¡Alto al fuego!”