25
Jun 21

Anacates y zompopos de mayo

 

Hoy comeremos los primeros anacates de la temporada, y temprano, en la mañana, hubo zompopos de mayo en mi oficina.  ¿Así, o más chulo el día?

Los anacates son mis hongos favoritos, no sólo por su sabor y su textura, sino porque me gustan desde que era muy niño y siempre me traen recuerdos gratos.  A mi familia también les han gustado los anacates mucho.  Nos gustan sólo con mantequilla, cebolla picada, sal, pimienta, perejil, Jerez seco y un poco de maicena para espesar y así fue como los probé por primera vez hace décadas.  Pero también nos gustan con spaghetti, sobre pizza, y con frijoles colorados (como los comeré hoy). Una vez los comí en pulique y también estaban ricos así.

En mi casa es fiesta cuando llegan los primeros anacates y anuncian el principio del segundo semestre del año.

Como si aquello no fuera suficiente para hacer un día alegre, la Universidad Francisco Marroquín amaneció visitada por multitud de zompopos de mayo.  Esas criaturas adorables que tanto me alegran.  Cuando me bajé del auto pasaban zumbando a mi lado y me di cuenta que es la primera vez, en vi vida, que me zumban así.  Siempre los había encontrado, abundantes, o no, en el suelo caminando; pero nunca había visto tantos volando cerca de mi.

Los zompopos de mayo son comestibles.  Suelen prepararse asados, en el comal, y aderezados con mantequilla y sal.  A mi me gusta comer una tortilla con frijoles, o con guacamol a la que le he añadido unos seis u ocho culitos de zompopos para elevar la experiencia. Allá por 1973, un cuate -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.

Desde niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido.  Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

En algunas poblaciones guatemaltecas a los zompopos de mayo los llaman macashes y en otras ch´eken.

En el siglo XVIII, Francisco Ximénez, tel raductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.


04
Jun 20

Vinieron zompopos de mayo

Los que visitan este espacio con frecuencia saben que me encantan y me alegran los zompopos de mayo; y entre ayer y hoy tuve la dicha de rescatar dos. Víctimas del temporal, resulta que quedaron empapados en el piso de mi balcón y con sus alas pegadas al piso no podían darse vuelta, caminar, ni volar.  Así que los levanté, los sequé y los encaminé al jardín, no sin antes admirarlos y entretenerme con ellos un rato.

Este es el zompopo de ayer, miércoles.

Hoy me enteré de que en algunas poblaciones guatemaltecas a los zompopos de mayo los llaman macashes y en otras ch´eken.

Aquí en Guatemala, mayo y junio son los meses de estos zompopos encantadores y este es el segundo batch del año.

Este es el zompopo de hoy, jueves.

Desde niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido.  Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

Allá por 1973, un cuate -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.  Me gustan así y mucho más si pongo unos seis u ocho entre frijoles volteados, o guacamol, sobre una tortilla recién salida del comal.

En el vídeo puedes ver al zompopo de ayer secando sus alas.

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Tan temprano como en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, tel raductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.


10
May 20

¡Salieron los zompopos de mayo!…en medio de la tempestad

Ahí está que antes salieron  del encierro forzado los zompopos de mayo, que los chapines.  Dos ejemplares llegaron hoy a mi balcón en medio de la tempestad y uno de ellos dio batalla con sus mandíbulas poderosas.

Los zompopos de mayo son lindos y comestibles.

Aquí en Guatemala, mayo y junio son los meses de estos zompopos encantadores.

Desde niño me llamaban la atención su tamaño, así como su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, recibía rápido una mordida. Esta sin embargo, no era ponzoñosa como la de de una hormiga de fuego, ni nada parecido.  Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!  Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordidas; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

Allá por 1973, un cuate -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.  Me gustan así y mucho más si pongo unos seis u ocho entre frijoles volteados, o guacamol, sobre una tortilla recién salida del comal.

Puedes ver uno de los zompos en Periscope.

Tan temprano como en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, tel raductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Además de zompopos, hoy hubo una tempestad impresionante en el suroeste de la ciudad de Guatemala y pude captar algunos relámpagos.

Para mí es difícil captar rayos porque no tengo paciencia; pero estas fotos te dan una idea.

Además, justo con el ocaso, cayó la lluvia de una forma espectacular sobre la ciudad; con los colores dorados propios del atardecer. Puedes ver la transmisión en Periscope.

De verdad que se vio hermosa la lluvia en este contexto.

Fue un bonito cierre para el Día de la madre.

Aaaaah, y de paso, algunos ecohistéricos, socialistas y colectivistas creen que el futuro es comer insectos porque no deberíamos comer carne.  Creen, incluso, que se debería prohibir la carne, o por lo menos ponerle impuestos tan altos que la hagan prohibitiva.  Pero tu, que eres listo, puedes distinguir que no es lo mismo echarle chapulines a la naranja para tomarse un tequila, o comer una tortilla de frijoles volteados con unos cuantos zompopos, o deleiterse con unos escargots…¡Por placer!, que tener que comer bichos porque otras personas te fuerzan a hacerlo, o porque te prohiben, o te encarecen otras opciones.  Una cosa es comer algo por gusto y otra no tener opción.


01
Jun 19

Ayer hubo zompopos de mayo

En Guatemala, mayo y junio son temporada de zompopos de mayo; y al que tengo en la mano lo traje a visitar mi oficina para luego devolverlo al jardín. A mi casa subieron por lo menos unos 30 a lo largo del día y cuando llegué en la tarde todavía había una docena.

Un colega italiano, que está de visita se admiró del tamaño y de que tuviera alas. El nunca había visto un zompopo descomunal.  Luego me preguntó que si me gustaban los insectos y le dije que no. ¡Sólo no! Con excepción, claro, de los zompopos de mayo, de las abejas y de los escargots con mantequilla, ajo y pererjil.

Un zompopo de visita en mi oficina.

¡Me encantan los zompopos de mayo!  Desde niño me llamaban la atención su tamaño, grande en comparación con otros zompopos y hormigas.  Me llamaban la atención su dignidad y ferocidad porque cuando uno los agarraba, rápido recibía una mordida. Esta sin embargo, no era la ponzoñosa de una hormiga de fuego, ni nada parecido.  Pero era una señal inequívoca y valiente: ¡Conmigo no te metas y si caigo, voy a caer luchando!

Ese espíritu combativo también era su perdición; porque los chicos los cazábamos para hacer peleítas de zompopos de mayo.  Yo prefería sentirlos caminar en mi manos y sentir los valientes mordizcos; pero si había una pelea, no le hacía el feo.

Uno de los zompopos que hallé en casa.

Por esos años, un cuate -cuya familia era de Santa Rosa- llevó al colegio una bolsa con zompopos de mayo asados, o más bien fritos en mantequilla y les agarré más cariño a esos animalitos porque así son deliciosos.  Pero no los volví a probar hasta unas tres, o cuatro décadas más tarde.  Me gustan así y mucho más si pongo unos seis u ocho entre frijoles volteados, o guacamol, sobre una tortilla recién salida del comal.

Otro zompopo en mi balcón.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que críen alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

De paso, agunos ecohistéricos, socialistas y colectivistas creen que el futuro es comer insectos porque no deberíamos comer carne.  Creen, incluso, que se debería prohibir la carne, o por lo menos ponerle impuestos tan altos que la hagan prohibitiva.  Pero tu, que eres listo, puedes distinguir que no es lo mismo echarle chapulines a la naranja para tomarse un tequila, o comer una tortilla de frijoles volteados con unos cuantos zompopos, o deleiterse con unos escargots…¡Por placer!, que tener que comer bichos porque otras personas te fuerzan a hacerlo, o porque te prohiben, o te encarecen otras opciones.  Una cosa es comer algo por gusto y otra no tener opción.


17
Ago 15

Hormigas, alimentos y sociedades

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En Guatemala hay 542 especies de hormigas, incluidas las del género Atta cuyas hembras preñadas son conocidas como zompopos de mayo y son deliciosas asadas. De eso me acordé ahora que leí que la universidad de Hong Kong presentó Antmaps que es el primer mapa de la repartición mundial de las hormigas, una iniciativa que busca conocer mejor el universo de aquellos insectos.

El mapa es interactivo, en colores y consultable en línea, e informa sobre dónde se encuentran unas 15.000 especies de hormigas.

La conversación que ilustra esta entrada es con Klauss Jaffe acerca de lo que los estudiosos del fenómeno social podemos aprender de las hormigas.  El doctor Jaffe es autor de El mundo de las hormigas y profesor de la Universidad Simón Bolívar e investigador por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Ha realizado investigaciones en neuroquímica, fisiología del comportamiento, eco-etología de los insectos sociales y etología humana.

Desde el punto de vista de las sociedades los organismos que más tienen que enseñarnos en el planeta sobre cómo es que evolucionan las sociedades y qué posibilidades hay entre ellas y qué diferencias hay entre ellas son las hormigas, las termitas y las abejas, que son los organismos más sociales en la tierra, explico Klaus.

La evolución de las sociedades de hormigas tienen unos 300, ó 400 millones de años y se han diversificado mucho.  Hay hormigas ganaderas, agrícolas, y hasta tecnológicas que usan fermentación bacteriana para sobrevivir.  Estos insectos son especializados.

En la conversación Jaffe aludió a la evolución hacia más controles y menos libertad individual; y al revés. En las sociedades tenemos la dicotomía entre las partes que la componen y el total, y eso es fabuloso estudiarlo en las hormigas.  Explicó que las sociedades se basan en la división del trabajo, según lo describió Adam Smith. Hizo referncia al balance entre la libertad individual y la cohesión social; y a que hay óptimos de integración social que son diferentes en cada circunstancia.

Klaus Jaffe se refirió a las diferencias entre normas y derecho, a los instintos, al gregarismo, a la capacidad de adaptación al ambiente y a otros fenómenos sociales que se pueden estudiar por medio de las hormigas.

Jaffe advirtió que sociedades bien estructuradas, como las de las abejas, se basan en reglas muy simples que funcionan y que todos acatan y eso hace que sean muy coherentes; y al hecho de que las sociedades menos cohesionadas son más resilentes.


01
Jul 14

Hongos, pinol y zompopos en San Juan

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En busca de hongos, pinol y zompopos de mayo, cada último domingo de junio un grupo de amigos y yo hacemos una excursión al encantador poblado de San Juan Sacatepéquez a sólo unos kilómetros de la ciudad de Guatemala.  En el mercadito que se arma en el parque central, la gente siempre es muy cariñosa y goza con nuestras ocurrencias.  A las señoras les encanta hablar de los hongos y de sus hermosos huipiles y tzuts.

Como en otros años llegamos temprano pero nos dimos el susto de que no había hongos; y en el portal no había zompopos.  El lugar estaba vacío y las señoras nos contaron que este año hubo pocos.  Medio resignados nos fuimos a desayunar a Pollo Campero -como es la tradición- y a ver el juego de fútbol en el que ganó Holanda.  En esas estábamos cuando se me ocurrió volver a levantarme y regresar al parque.  Fue buenísima decisión porque ya había canastillas con hongos.  No había muchos, es cierto, pero unos cuantos sanjuanes y unos cuantos anacates son suficientes para que uno se ponga contento.  La suerte no nos abandonó porque también encontramos zompopos y mi sobrino -El Ale- salió con una buena bolsita de esos deliciosos insectos.

Gracias a la chef, Euda Morales y a doña Olga Chajòn nos dimos gusto con el delicioso pinol, platillo de gallina típico de San Juan.  ¿Y de postre? Crepas con Nutella y café de primera.  El pinol es un recado a base de maíz, elaborado con caldo de gallinas y acompañado con arroz.  Me encanta su sabor y su textura primordiales.  Además el comedor de doña Olga es un lugar muy alegre y concurrido.

San Juan es un poblado encantador y ¿sábes qué me llamó mucho la atención? El hecho de que en la carretera y en las calles, los postes de energía eléctrica no están sucios con propaganda política como en muchos otros lugares del país.  En San Juan, los postes están pintados con flores.  ¡Mis felicitaciones para quienes hayan tenido esa idea!  Que maravilla porque, además, San Juan es una tierra de flores.

Durante el paseo también disfrutamos de las danzas tradicionales que ofrecen los moros y que alegran las fiestas patronales de muchos pueblos.

Este año -aunque la vimos- se nos olvidó comer iguana; pero compramos huevos de pato y eso desayunamos ayer.  Vimos las hondas tradicionales y multicolores.  Nos encontramos con un magnífico anuncio de arreglos dentales.  Y pasamos un día muy agradable,


04
Jun 14

¡Que alegre, zompopos de mayo!

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¡Llegó al primer zompopo de mayo a mi casa!  A mí estos animalitos me encantan…de muchas formas. Me gustan por su tamaño y aunque no soy amigo de los insectos -para nada- estos me parcen encantadores.  Además me encanta comerlos: asados, con mantequilla y sal,  unos pocos en una tortilla con frijoles fritos, o con guacamol.  En casa los preparamos con mucha alegría.

La gente dice que no deberían llamarse de mayo, porque salen en junio y otros dicen que los que aparecen en junio están atrasados.  Lo cierto es que no.  Algunos zompopos salen en mayo y otros hasta tarde en junio.  Con un grupo de amigos tenemos la tradición de ir a San Juan Sacatepéquez el último domingo de junio a comprar hongos y zompopos y casi siempre los hay en esa fecha. No es raro, para nada, que haya zompopos de mayo en junio.

Mee gustan desde que en Cuarto, o Quinto año de Primaria, un compañero de clases los llevó al colegio. Me saben como a maní tostado, y otras personas le encuentran gusto de chicharrones molidos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

¡Bievenidos, zompopos de mayo!


28
Jun 13

Zompopos y otros alimentos

Desde hace años, cada último domingo de junio voy con un grupo de amigos queridos a San Juan Sacatepéquez en busca de hongos y zompopos de mayo. Este año la experiencia se elevó a la décima potencia, porque almorzamos pinol en el comedor de doña Olga. ¡Qué delicia!

El pinol es un plato ceremonial y es preparado con caldo de gallina y un recado a base de maíz. ¡Gracias a la chef Euda Morales y al programa de radio Así es la vida por esta buenísima idea!

En esta ocasión no compré zompopos; pero mi sobrino, El Ale, vino con un pequeño y valioso cargamento. Estas hormigas, que en Colombia llaman culonas, deben limpiarse bien; luego se las asa en el comal y se las adereza con mantequilla y sal. A mí me gusta comerlas en tortillas con guacamol, o con frijoles volteados. Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a estos zompopos en su obra Historia natural del reino de Guatemala; y escribió que los indios y otras personas las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa.

Otra parte emocionante de esta excursión tradicional es la compra de hongos. Los más codiciados son los anacates que, desde niño, siempre han sido mis favoritos; y luego los hongos de San Juan. A estos últimos se los conoce como los hongos de los césares; y dado que se los encuentra en Europa y por aquí, no es extraño que estas maravillas fueran preferidas por las aristocracias romanas y mayas.

En la plaza y en los portales del mercado de San Juan también puede uno degustar carnes de armadillo y de iguana asadas y preparadas con salsa de tomate, delicadamente servidas en tortillas de maíz. Allá la gente siempre es muy buena y se divierte mucho por la forma en que mis amigos y yo nos gozamos de las delicias que nos ofrecen. Ah, y casi se me olvida que entre los alimentos que disfrutamos en San Juan también se hallan los mamones, frutas que no son muy conocidas en la ciudad de Guatemala y que hasta hace unos años yo creía que solo se conseguían en El Salvador.

¡Qué dicha es esto de compartir alimentos con raíces profundas en la historia y la cultura, y hacerlo con las nuevas generaciones!

Columna publicada en El periodico.

Actualización: Algunos ecohistéricos, socialistas y colectivistas creen que el futuro es comer insectos porque no deberíamos comer carne.  Creen, incluso, que se debería prohibir la carne, o por lo menos ponerle impuestos tan altos que la hagan prohibitiva.  Pero tu, que eres listo, puedes distinguir que no es lo mismo echarle chapulines a la naranja para tomarse un tequila, o comer una tortilla de frijoles volteados con unos cuantos zompopos, o deleiterse con unos escargots…¡Por placer!, que tener que comer bichos porque otras personas te fuerzan a hacerlo, o porque te prohiben, o te encarecen otras opciones.  Una cosa es comer algo por gusto y otra no tener opción.


27
Jun 11

Zompopos de mayo, ¡una delicia!

Los zompopos de mayo son una delicia, y ayer, el mercado de San Juan Sacatepequez estaba lleno de canastos con estas criaturitas sabrosas. Se los prepara tostados, en el comal, y luego aderezados con mantequilla y sal. En casa nos gusta comerlos con guacamol y tortillas.

Ayer, que fui con un grupo de amigos a aquella población trajimos una buena porción y los tostamos en casa. A @MasDubi le encantaron y se llevó su propia bolsita para preparar en su casa. Mi cuata, Erika B. los comió por primera vez y aunque admite que fue una experiencia, sospecho que no quedó convidada para probarlos de nuevo. Aunque quién sabe. Mi cuata Jeniffer huyó y no quiso probarlos.

En casa los esperamos con mucha emoción cada año; y en 2010 el día que fuimos a San Juan no estaban disponibles, así que teníamos dos años de no comerlos.

A mí me gustan desde que en Cuarto, o Quinto año de Primaria, un compañero de clases los llevó al colegio. A mí me saben como a maní tostado, y otras personas le encuentran gusto de chicharrones molidos.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra “Historia natural del reino de Guatemala”; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

Aparte de zompopos, comimos una variedad de hongos, y visitamos la morería de don Esteban Suruy.


25
Jun 11

Agradable visita de un zompopo de mayo

!Hoy llegó a mi casa un zompopo de mayo!  Me lo encontré en el balcón y luego de una sesión de fotografías lo dejé volar sobre el cedro de mi vecino.

Ya en el siglo XVIII, Francisco Ximénez, traductor del Popol Vuh, se refirió a los zompopos de mayo en su obra “Historia natural del reino de Guatemala”; y escribió que tienen la cabeza grande y unas tenazuelas que parece que son de acero y tienen filo, y punta corva y cruzada como las tixeras; y así cortan con ellas cosas bien duras…entre ellas hay unas muy grandes, y con alas, no son que crien alas, sin que es como la gente principal entre ellas. Aquestas grandes y con alas, no salen del hormiguero, sino es cada año cuando caen los primeros aguaceros, que es por el mes de mayo…y se levantan volando con una singularidad maravillosa, por lo cual los indios, y otras personas que las comen tostadas, y dicen que es comida sabrosa, las cogen con facilidad…y es que como no han visto luz, al verla tan hermosa se van a ella, y así los indios no tienen más que encender unos ocotes, y con esto se les vienen todas a las manos, y cogiéndolas las tuestan, y las comen, y aun las sacan a vender, como lo he visto.

En casa los comemos asados.