Los chicos o chicozapotes son mis frutas preferidas. Me gustan su sabor, su aroma, su textura y la variedad de sus tonos pardos. Estos de la foto estaban magníficos, estaban dulces y aromáticos, y no sólo tenían en la pulpa la goma característica, sino que uno de ellos tenía, en el centro y cerca de sus semillas, suficiente goma solidificada como para que uno pudiera juntarla y masticarla a modo de chicle.
El chicle natural, por cierto, viene de la savia del árbol del chico. Cuando visité El Mirador, a lo largo de todo el camino por la selva nunca dejamos de ver árboles de chico con sus cortezas cruzadas por la forma característica con la que se extrae aquella savia. Y, la primera noche que pasamos en la selva, lo hicimos en un campamento de chicleros, junto al sitio arqueológico de Florida.
Ahora la goma de mascar se hace con acetato polivinílico; pero originalmente se hacía con la goma del chicozapote; su historia es como de película e involucra al dictador mexicano Antonio López de Santa Anna, y a entrepreneurs increíbles como Thomas Adams y William Wringley Jr.
El único chicle natural que he mascado es el que aveces logro sacarle a mis chicos; pero me gustaría saber si es posible conseguir goma de mascar natural. He oído que hay en WholeFoods Market; así que seguramente un día de estos me animo a conseguirlo.
Aunque me gustan mucho los frutos al natural; el mousse de chicos es uno de mis postres predilectos.
