06
Feb 24

Saqueado el mausoleo de Manuel Estrada Cabrera

 

El mausoleo de don Manuel Estrada Cabrera, en el Cementerio General de Quetzaltenango, ha sido saqueado poco a poco. Ya se llevaron casi todas las barandas de hierro que rodeaban el hermoso edificio.

Mausoleo de Manuel Estrada Cabrera actualmente. Foto por German Álvarez.

En ese panteón también están enterrados la madre del expresidente, doña Joaquina; la esposa del exmandatario, Desideria; y sus hijos, Diego y Francisco.

El despojo comentó hace años. La última vez que estuve ahí fue en octubre de 2019 y todavía quedaba buena parte de aquella estructura férrea. Me acuerdo muy bien de la primera vez que fui, ca. 1980 cuando ese lugar todavía conservaba todos sus elementos y su señorío clásico.

El mausoleo del presidente Estrada Cabrera en 2019.

Los chatarreros y los vándalos siguen depredando la memoria histórica en todos los cementerios; y también en bulevares, avenidas y dondequiera que puedan conseguir metales para vender. Bajo las narices de las autoridades, ¡Por supuesto!

El mausoleo de Estrada Cabrera es uno de los más hermosos que hay y -con todo y que fue un dictador- es innegable que los 22 años de gobierno de don Manuel han marcado profundamente a sucesivas generaciones de chapines. Estrada Cabrera fue presidente del 8 de febrero de 1898 al 15 de abril de 1920.  Durante su presidencia ocurrieron el estallido del volcán Santa María en 1902; los terremotos de 1917 y 1918; y la gripe española.

Claro que no solo su tumba merece respeto; sino todas las que están a resguardo del Ministerio de Salud y las municipalidades.  A la tumba de mi bisabuela, Gilberta, le robaron la lápida en el Cementerio General de la ciudad de Guatemala; y en ese mismo lugar, a la de mi bisabuela, Adela, le rapiñaron todo el bronce y el hierro que tenía. Así fue desnudado el sepulcro monumental de Justo Rufino Barrios, me recordó mi cuate, Rodrigo.

Y eso pasa con los sepulcros de miles de familias.

@luisficarpediem

♬ Noche de Luna entre Ruinas – Marimba Maria Concepcion

¿Quién le pone un alto a esto? 

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.


28
Nov 23

En el vagón de tren de Manuel Estrada Cabrera

El vagón de tren que usaba don Manuel Estrada Cabrera, expresidente de Guatemala a principios del siglo XX fue uno de los tres vagones presidenciales que visité el sábado en el Museo del Ferrocarril.

Atravesamos el carro y vimos la ducha y el lavabo, la cocina, el dormitorio y el comedor de aquel vagón histórico que está bastante bien conservado y que guarda un aroma a madera característico.  El paseo por ese vagón -y por los otros dos- consigue que uno viaje en el tiempo.  

Los otros dos vagones que vimos fueron el de don Jorge Ubico y el del presidente José María Orellana.

Porque mi padre vendía cajas fuertes, telégrafos y lacre, en los años 80 visitó esos vagones y el del arzobispo; y regresó a casa muy contento de haberlos visto.  Me contó que eran fascinantes y quedamos en visitar la Estación Central en un futuro próximo; y nunca se dio la ocasión.  Hubiera sido alegre hacer la visita con él.

@luisficarpediem

Vagón de tren en el que viajaba don Manuel Estrada Cabrera, presidente de Guatemala, a principios del siglo XX. Don Manuel fue el jefe de estado del 8 de febrero de 1898 al 15 de abril de 1920 #tren #ferrocarril #manuelestradacabrera #historia #historiadeguatemala

♬ La Minerva – III. Himno a la Mujer – Juan Pablo Contreras & Orquesta Latino Mexicana & Angélica Olivo

Eduardo, el guía del Museo de Ferrocarril hizo que la visita al museo y, y especialmente a aquellos carros fuera muy educativa y agradable. 

Nunca viajé en tren así en serio y me hubiera encantado.  Mi tía abuela, La Mamita, nos contaba historias de viajes en ferrocarril y a mí siempre me maravillaban, no sólo la idea de ver pasar los paisajes distintos, sino las llegadas a las estaciones y las algarabías que se armaban entre vendedores de alimentos, pasajeros y otras personas habituales de esos lugares.

Comedor del vagón de don Jorge Ubico con vajilla antigua.

Cuando yo era niño había El tren de la alegría, que iba a Amatitlán y ese es otro paseo que nunca hice; pero en agosto pasado di un paseo breve que estuvo muy alegre.

Dormitorio del vagón del general José María Orellana.

También de niño leía sobre trenes en la enciclopedia Mis primeros conocimientos.  ¿Tuviste una de esas? El volumen de trenes, aviones y viajes interplanetarios era uno de mis favoritos. Más tarde, con la lectura de La rebelión de Atlas, los trenes se volvieron a hacer presentes en mi imaginación.


21
Nov 23

Feliz año nuevo, de mi tatarabuelo a Manuel Estrada Cabrera

 

En enero de 1899, a casi 12 meses de ser Presidente de la República, Manuel Estrada Cabrera recibió una nota de Feliz año nuevo enviada por mí tatarabuelo, Federico Chacón Valenzuela.

La nota dice: Federico Chacón y familia desean al Sr. Dn. Manuel Estrada Cabrera muy feliz año nuevo. 

Guatemala, enero de 1899.

¿Sabes qué me encanta? El monograma del papel para correspondencia de mi tatarabuelo, una F y una C muy chulas.  Federico, por cierto, era comerciante, es posible que en 1895 fuera diputado y estaba casado con Jesús Ubico González.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.


07
Nov 23

Mi tatarabuelo y Estrada Cabrera, cobro de cuentas

 

El 12 de diciembre de 1898, mi tatarabuelo, Emilio Schuman le escribió al presidente Manuel Estrada Cabrera.

La carta, en cuestión, dice: Señor Ldo. Manuel Estrada Cabrera Presidente de la República. Pte. Muy señor mío: He tenido el gusto y la honra de servirle con todo lo que tengo a mi alcance y desde la bien llegada al poder de Ud. yo jamás me he acercado ante Ud. molestándole con alguna cuenta mía.  Esto porque sabía las muchas y importantes  cuestiones de que Ud. tenía y tiene de que ocuparse para su arreglo. 

Ahora sí me permito de suplicarle tenga a bien de considerar mis cuentas y dar sus ordenes al efecto de un pago. 

No dude Ud. que su servidor quedaría más que agradecido por este servicio y por el cual me permito de darle de antemano mis más sinceras gracias.

Concluyendo esta mi carta también me permito desear a usted un gobierno lleno de paz y de prosperidad y me suscribo con todo respeto De Ud. atto y S. S. Emilio Schuman.

La carta tiene un resumen de la misiva, elaborado por un secretario, para que lo lea el Presidente y dice:

Que no lo ha molestado pero que ahora le suplica se sirva considerar sus cuentas y ordenar el pago.

…y el don Manuel anotó una instrucción:

Que mande su cuenta al mayordomo del palacio

Manuel Estrada Cabrera fue el ganador de las elecciones celebradas en agosto de 1898. Las cuentas a las que se refiere mi tatarabuelo deben haberse referido a servicios de transporte ya que ese era el giro del negocio del Establo de Schuman; o bien de herrería, carpintería, tapicería y pintura relacionados con carruajes. 

Quién sabe a cuánto ascendían aquellas cuentas porque no acompañan ala carta que se halla en el Archivo General de Centroamérica. De cualquier manera, Emilio Schuman prestaba servicios de carruajes y otros desde tiempos de José María Reyna Barrios.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.


28
Ago 23

La Mamita en el corazón

 

Todo pasó, sin que pasara nada, es una frase que uso cuando las expectativas de desastre no se cumplen en un evento de cualquier naturaleza; esa es una frase que oí de mi tía abuela La Mamita y se me pegó. 

La Mamita era Elia Hidalgo, hermana -y cuas– de mi abuelita Juanita. Era tía de mi madre. Nunca se casó y mi papá le cantaba Solamente una vez amé en la vida. A los niños nos divertía mucho cuando cantaba Te voy a hacer tus calzones, como los usa el ranchero. También cantaba Si a tu ventana llega una paloma/ Trátala con cariño que es mi persona/ Cuéntale tus amores bien de mi vida/ Corónala de flores que es cosa mía.

La Mamita y mi tío Rony.

Cuando mis padres se fueron a vivir a Costa Rica y yo era recién nacido, ellos viajaron a San José por tierra y atravesaron el istmo centroamericano en auto.  Fue La Mamita quien me llevó en avión a encontrarme con mis padres en Tiquicia.

La Mamita era una contadora de cuentos con talento.  Contaba docenas de cuentos tradicionales como el de la Caperucita roja, el de Los tres cochinitos y otros, y el de Almendrita, una niña que era tan pequeña que vivía en la cáscara de una almendra. También contaba historias y aventuras de su vida de niña que había sido extraordinaria.  Viajó, con su madre a Esquipulas -con una trupe, como se estilaba en la primera década del siglo XX y a lomo de un pony llamado Chino-. Siempre terminaba sus cuentos con una de tres frases: Me monto en un potro para que me cuenten otro, Me meto en un hoyíto para que me cuenten otro más bonito y Colorín, colorado, este cuento se ha acabado. Durante un cumpleaños del presidente don Manuel Estrada Cabrera ella tuvo a su cargo declamar un poema que empezaba con el verso: Quisiera ser un pajarito; y ella dijo Quisiera ser su pajarito causando la risa del mandatario y de todos los que estaban presentes.

Tenía, La Mamita, manos hábiles y era creativa como ninguna.  A los niños nos enseño, a hacer peces con pepitas de mango secas; y caras de micos con semillas de jocotes marañones.  Llenaba de faroles chinos el cuarto, hechos con cartón, papel crepé y otros materiales para alegrar cualquier tarde lluviosa. Durante las fiestas de fin de año ella montaba el Nacimiento de los niños; y para la Semana Santa, ella organizaba la procesión con Nazareno, alfombras, anda y todo lo necesario…en el corredor de la casa.  Fue ella quien hizo las custodias que se entregaron como sorpresas en mi primera comunión.  Nos enseño a hacer barriletes.  De ella aprendí a pegar botones y a zurcir calcetines y a preparar la mezcla necesaria para levantar una pequeña pared de ladrillos en la terraza de la casa.  Fue ella quien me enseñó qué eran unidades, decenas y centenas. Tenía paciencia de santa hasta que soltaba un ¡No me incomoden!

Ella nos enseñó juegos como el de Juan Perulero, que era uno de imitaciones; Un buque cargado de…, que era para aprender palabras nuevas; y Por allá fumé, que era una especie de tenta. 

Otra frase suya, para cuando alguien le pedía algo absurdo, o imposible era: ¡Andá a freír niguas en sartén de palo!

La Mamita tenía gato, sus biceps eran fuertes y a los niños nos divertía que los mostrara.  Hacía círculos de humo con los cigarrillos y fumaba Payasos. Los niños nos fascinábamos cuando sacaba el humo de la nariz, cosa que otros adultos se negaban a hacer para nosotros.  Cuando en la noche me daban ganas de orinar, ella era la que me ponía de pie en la cama, acercaba la bacinica de peltre y procedía en consecuencia para ayudarme en aquel proceso.

Nos hacía tamales de dos pulgadas de largo para los niños. Ella era la diosa incuestionable del dulce de garbanzos, arte que luego desarrolló mi tío Rony y que se nos da muy bien en casa.  Nadie, nadie, nadie hace tamalitos de Cambray tan deliciosos como ella.  Me encantaban sus hojuelas con miel de abejas, sus plátanos en gloria, sus duraznos con cerezas y su caldo de albóndigas. Cuando hacía turrón, a mano y con un tenedor, la cocina de la casa se llenaba de abejas. Todavía la vi moliendo arroz en un metate, para hacer horchata.

La Mamita me heredó su dentadura de oro…¡toda una dentadura de oro! y, como todo patojo es bruto, la vendí para comprarme ropa. 

Mamita, gracias por tanto.


17
Ago 23

122 años de emociones: Hipódromo Nacional en tiempos pasados

 

Una copa de plata dada por mi tatarabuelo, Emilio Schuman, fue el premio para el ganador de la séptima carrera de caballos celebrada el 17 de agosto de 1901 en el Hipódromo Nacional de Guatemala, es decir, hace exactamente 122 años, en tiempos de don Manuel Estrada Cabrera.

Emilio, y su hija -mi bisabuela, Mami- criaban caballos de carreras. Recuerdo que mi abuela, Frances, contaba que una de las yeguas campeonas de Mami, o Nueva Orleans se llamaba Lucky Lester y que ganaba carreras en La Habana y en Miami, o Nueva Orleans (esto último no lo recuerdo bien).  

En aquel tiempo el Hipódromo Nacional se encontraba al final de la avenida Simeón Cañas y por eso es que a esa área se la llama Hipódromo del norte.  

Todavía a finales de los años 60 recuerdo haber asistido a carreras en el Hipódromo del sur, que fue construido en tiempos de don Jorge Ubico en la finca La Aurora.  Recuerdo haber ido con compañía de mis padres y de mi tío abuelo, Jorge (hijo de Mami), que había sido jockey

Gracias a Luis Andrés Schwartz por la pista.


13
Ago 23

Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella

 

¿Conoces el dicho? Cada quien cuenta de la feria según le fue en ella; significa que cada uno cuenta de una experiencia según lo positivo o negativo que ha obtenido de ella; y, pues, fui a la Feria de Jocotenango y es un paseo tan agradable y alegre.  Esta visita fue muy significativa luego de que en 2020 y 2021 por las prohibiciones arbitrarias no hubo esa fiesta; y el año pasado me pegó el virus chino.

Venta de dulces en la Feria de Jocotenango. Haz clic en la foto para ver más fotos y vídeos.

El ambiente siempre familiar y alegre; da gusto ver negocios que uno suele encontrar allá. Por supuesto que me disfruté mucho las comidas propias de la feria: dulces, garnachas, chelita y churros principalmente, porque los tacos y el atol de elote francamente estuvieron malitos. Compramos mazapán, que estaba tan riquísimo; conserva de coco y alfiniques. ¡Y gané llaveros en el tiro al blanco! Además, uno va a la feria a ejercer el arte antiguo de people watching.

Este año me llamaron la atención los letreros no sólo por los nombres de los negocios, sino por la iconografía.

Esta feria es muy antigua y data de cuando se celebraba en el pueblo de Jocoenango, adyacente a La Antigua Guatemala y que luego fuera trasladado junto con la capital del reino. Sin embargo tomó auge durante el gobierno de don Manuel Estrada Cabrera.  A finales del siglo XIX, José Milla, en Cuadros de costumbres se refiere a esta fiesta, y dice el autor: El día 15 del corriente, a eso de las diez de la mañana, me constituí en Jocotenango, no tanto para ver la feria cuanto para ver los que van a verla. Armado con mi espíritu de observación como un instrumento cortante, fui a reunir los materiales para este articulejo; o hablando con más exactitud, fui a tomar una fotografía de la feria. Si ella aparece desordenada, confusa e ininteligible, podrá ser, o, efecto de torpeza del fotografista, o, por el contrario, demasiada fidelidad del cuadro. Si es lo primero, yo tendré la culpa, si lo segundo, la tendré también, por haber escogido ese punto como objeto del bosquejo. En uno y otro caso, me someto al fallo, y no prometo la enmienda, visto que ni yo se fotografiar mejor, ni hay por acá cosas mejores en que ejercitar el arte.

Busto de José Milla y Vidaurre en la zona 6 de la ciudad de Guatemala.

Con Carmina, Sebastián y Raúl fui como en otros años, desde hace años. Los que visitan este espacio con alguna frecuencia saben que voy a la feria desde que era niño y que luego abandoné la práctica cuando aquella festividad decayó en calidad y seguridad. Hace varios años retomé la costumbre acompañado de amigos queridos y siempre la pasamos bien. A veces tenemos la suerte de llevar a extranjeros que están de visita en la ciudad.

Mi primer recuerdo de la Feria de de agosto (como también se la conoce para distinguirla de la Feria de noviembre, que era la de don Jorge Ubico) es de cuando estaba en primer grado de primaria. Mi padre y mi tío Freddy nos llevaron a mi hermano y a mí; y en el tiro al blanco me gané una botellita de vino que mi mamá usó para sazonar un pollo.

También recuerdo que me dio miedo pasar junto a las carpas en las que eran exhibidas la mujer araña y el niño gusano. ¿Por qué es que ya no hay ese tipo de espectáculos en la Feria de Jocotenango? ¿La gente dejó de disfrutar de aquella candidez? En 2007, en la Feria de verano, en Coatepeque había un espectáculo de Mariacandunga, la peluda, y ¿vas a creer que no entré?

Mariacandunga en la Feria de verano, en Coatepeque.

En mi primera visita a la Feria de agosto recuerdo que subimos a uno de esos aparatos que dan vueltas y que me bajé totalmente mareado. No volví a sentir nada tan espantoso hasta hace unos unos años, en Sumpango, cuando tuve la mala idea de subirme a la rueda de Chicago.

De la feria me fascinaba cómo cantaban lotería; y en casa mi tía abuela La Mamita imitaba muy bien a los de la Feria: ¡El Sol, cachetes de gringo! ¡El negrito, calzón rayado! ¡La muerte quirina, que andando se orina! Ojalá me acordara de más de esas frases, que no volví a oír hasta 2016.

Por cierto que observé que en la Feria no se recicla la basura, y te recomiendo que leas mi columna que publiqué sobre la absurda legislación de reciclaje en Guatemala.

Finalmente un agradecimiento a los Polis en la feria porque fueron muy atentos.


07
Ago 23

Alegría, reflexiones y nostalgia, paseo en tren en la mejor compañía

 

Un paseo en tren por calles antiguas de la ciudad de Guatemala, en compañía de amigos, colegas, estudiantes y personas a la que le gustan este tipo de aventuras, ¿cómo no iba a ser una experiencia agradable y memorable?

Vista del patio de abordaje de la Estación Central, haz clic en la foto para ver más fotos.

Fuimos muy bien recibidos al llegar a la antigua Estación Central, nos reunimos en el patio de abordaje y el tour empezó puntual.  Tuve la oportunidad de tocar la campana de bronce de una de las locomotoras y la verdad es que se siente re chulo. El guía nos llevó por el museo donde se cuenta la historia del ferrocarril y se exhiben cajas fuertes, escafandras, equipo y materiales propios del ferrocarril; así como se recrean oficinas y servicios tales como enfermería, cocina y lavandería, una habitación de primera clase y otras.  Gracias a Pablito, por el vídeo con la campana. 

@luisficarpediem

Luisfi y la campana de la locomotra, nos vamos en el tren, paseamos en ferrocarril #tren #railroad #campana #bell Gracias a @curiouspabloz

♬ sonido original – Luis Figueroa

Abordamos -también puntualmente- y agarramos camino por la vía y por las calles de la ciudad rumbo al norte.  Cuando pasábamos por los barrios antiguos la gente salía a saludar y aunque se ve que los adultos gozan el momento, lo mejor son las caritas y ojos de los niños y de los ancianos.  El ambiente dentro de los vagones era festivo y es muy chistoso oír los comentarios de los niños. ¡Tienen tantas preguntas!

La parte sórdida y triste es cuando pasamos por La línea, en el barrio de Gerona, que es una de las áreas más miserables de prostitución en la ciudad de Guatemala.  A pesar de las bromas y de los chistes uno no puede dejar pensar en la vida dura en ese lugar y en las personas que ocupan los cuartitos de esa calle.

Pasado el momento de reflexión vuelve la diversión.  Pasamos por tres puentes: el primero es el de La Barranquilla (que es un puente de hierro inaugurado en 1894, por José María Reyna Barrios, con ocasión de la celebración de la Revolución de 1871) El objetivo del puente era tener acceso fácil a las fincas Tivoli (zona 9) y Santa Clara (zona 10), además de comunicar la región sur de la ciudad con la región norte por medio del ferrocarril. Tanto el puente como la avenida en la que se encuentra recibieron el nombre de La Barranquilla. Esto se debe a que así se le llamaba a un arroyo que recorría parte de la ciudad y terminaba en el terreno en donde ahora se encuentra el mercado La Terminal en la zona 4.

El segundo es el puente De la Penitenciaría.  Este es un puente de piedra labrada que queda sobre la Séptima avenida de la zona 4. Fue construido en 194, también, por el ingeniero italiano J. Payelá y llevado a cabo por un ingeniero inglés de apellido Blackwood.  En su extremo poniente da con la casa Mini (donde estaba el célebre Teatro del Puente, de Dick y Dialma Smith) y por su extremo oriente da a pocos metros de donde se encontraba la antigua Penitenciaría de la ciudad.  En esa casa también estuvo el Centro de Estudios Económico-Sociales. Cuando mi tío abuelo, Joaquín, salió de Guatemala, luego de la caída de don Manuel Estrada Cabrera, fue en ese puente donde saltó al tren y se fue para siempre. 

Paso sobre el puente de La Penitenciaría sobre la Séptima avenida, a mano derecha la Casa Mini.

También pasamos por el puente que está sobre la Sexta avenida; una estructura modernista, de concreto que seguramente data de los años 50 cuando fue ampliada aquella vía hacia el sur de la ciudad.  Cuando yo era niño y pasábamos por debajo de ese puente cuando sobre él pasaba el ferrocarril, en el bus del colegio levantábamos la mano porque alguien dispuso que era de buena suerte hacer eso. 

¡Todos felices por el paseo! Foto por Hana Ko.

Desde niño me fascinaban los trenes y es la primera vez que subo a uno. Me gustaban desde que oía las historias que contaban mi tía abuela, La Mamita; mi abuela, Frances y mi bisabuela, Adela.  Contaban historias de viajes que eran aventuras, contaban de las vendedoras que se acercaban en las estaciones.  Luego, desde que aprendí a leer y leía sobre trenes en la enciclopedia Mis primeros conocimientos.  ¿Tuviste una de esas? El volumen de trenes, aviones y viajes interplanetarios era uno de mis favoritos. Más tarde, con la lectura de La rebelión de Atlas, los trenes se volvieron a hacer presentes en mi imaginación.

Boleto del ferrocarril para este paseo.

La aventura del viernes pasado fue gracias a Cam Quesada que organizó el paseo; y lo organizó de forma impecable.  Fue una experiencia bonita y memorable para todos los que participamos, sin distinción de edades.  Si puedes participar en una de estas aventuras te lo recomiendo, puedes pedir información en Fegua 2208 4747. 


07
Jul 23

Minerva y el positivismo en Guatemala: una visión histórica reveladora

 

Minerva en Guatemala. La presencia de la diosa romana en las artes y en la guerra ordenada en el gobierno de Manuel Estrada Cabrera fue el título de una conferencia que ofreció el investigador e historiador Ricardo del Molino en el Museo Popol Vuh.

En dos platos, Ricardo nos contó que el régimen de Estrada Cabrera fue la más pura y profunda manifestación política del positivismo de Augusto Comte no sólo en Hispanoamérica, sino en el mundo.  ¿Y qué es el positivismo? Una filosofía que sostiene que todo conocimiento genuino es el resultado de la interpretación de hallazgos sensorialmente observables y verificables. Es decir, de hallazgos medibles y contables. 

Mi bisabuela, Adela, y su amiga Clara Schippers en la carroza frente al templo de Minerva. Haz clic en la foto para ver más fotos. La foto es de mi álbum familiar.

Los positivistas creían que los fenómenos sociales eran susceptibles de ser observados y comprehendidos mediante el mismo método que se usa en las ciencias naturales.  Su lema político, plasmado en la bandera de Brasil, es Orden y progreso.  El propósito de la guerra ordenada, enunciado arriba, era el de imponer un orden social; y en ese contexto, los positivistas estaban convencidos de que el progreso era imparable y sólo traía cosas buenas. 

Marte, pues, es el dios romano de la guerra agresiva, irracionalmente violenta y conflictiva; en tanto que Minerva es la diosa de la guerra ordenada y racional contra la ignorancia y la barbarie, por la educación y por la ciencia. Pero más que científico y racional, el positivismo era cientificista y racionalista; y gozaba de buena prensa.  ¿Has leído Doña Bárbara, de Rómulo Gallegos? ¿O por lo menos has visto la peli con María Félix? La hacienda Altamira y el protagonista Santos Luzardo son símbolos positivistas que estaban muy vivos en 1929, y décadas más tarde.

Lo fascinante de la hipótesis de Ricardo es que el tirano de los 22 años deja de ser sólo el dictador caprichoso y sediento de poder que pintaron Rafael Arévalo Martínez y Miguel Ángel Asturias (este último con una maestría admirable), sino que su gobierno (quizás agriado por la muerte temprana y trágica de sus hijos y por una serie de atentados), se enmarca brillantemente en el contexto de una filosofía que gozaba de mucho prestigio desde mediados del siglo XIX hasta mediados del XX…y sobrevive en el XXI.

A mi lado liberal clásico el positivismo le incomoda porque quienes hemos leído a Friedrich A. Hayek y a otros autores similares entendemos que el progreso no es inevitable y entendemos que lo que conocemos como progreso social en realidad es evolución social.  Entendemos, por ejemplo, que lo que la gente conoce como progreso, no siempre trae cosas buenas porque la evolución social es un largo proceso de prueba y error.  Y entendemos que el ideal de orden y progreso es peligroso porque…bueno…es constructivista, ¿quién va a ser el ordenador? ¿Qué entiende ese ordenador por orden? ¿Qué entiende por progreso? ¿El orden y el progreso van a ser a costa de la libertad? ¿Van a ser a costa del individualismo? ¿Van a ser medidos desde una perspectiva colectivista? 

Eso, sí, como dice Hayek, sin las fuerzas que producen eso que llamamos progreso, la civilización y todo lo que valoramos -y ciertamente casi todo lo que distingue al hombre de las bestias-, o no existiría o no podría mantenerse por más tiempo.

A mi lado objetivista el positivismo le incomoda porque Comte fue quien desarrolló el concepto de altruismo en su Catecismo positivista.  No debemos confundir altruismo con benevolencia, sino que hay que entenderlo en su significado original: la idea de que todos estamos moralmente obligados a vivir para los demás y que, por lo tanto, no existen los derechos individuales.  Apunta hacia una supuesta identidad de los intereses personales con los de la comunidad y no sorprende que -por esa vía y poco más tarde- otros pensadores hayan arribado a la idea espantosa de que el pueblo es el Estado y el Estado es el pueblo. Todo en el Estado, nada contra el Estado, nada fuera del Estado.

Ayn Rand explicó que para el altruismo el “beneficiario” de una acción es el único criterio de valor moral y en tanto que el beneficiario sea cualquiera menos uno, todo se vale.

Entender a don Manuel Estrada Cabrera y sus minervalias en un contexto neoclásico -más universal que el de la dictadura hispanoamericana ramplona- le da dimensiones nuevas (que no necesariamente buenas) al período de la historia guatemalteca entre 1898 y 1920.  También invita a pensar qué del positivismo comtiano -racionalista y constructivista- todavía está bien, bien vivo entre nosotros los chapines para desgracia nuestra.

Columna publicada en República


06
Sep 21

Música y banquete para don Manuel Estrada Cabrera

 

Cuenta, José Mendoza, que la Municipalidad de Guatemala ofreció un banquete en honor del presidente, don Manuel Estrada Cabrera, el 17 de marzo de 1911.  En esa ocasión el director de la orquesta del Conservatorio Nacional de Música fue don J. Alberto Mendoza -que tenía 23 años de edad-, abuelo de José.  Por lo que dice la invitación la actividad se celebró en el Asilo de maternidad Joaquina, llamado así en recuerdo de la madre del Presidente, doña Joaquina Cabrera.

J. Alberto Mendoza, director de orquesta. Foto de José Mendoza en “Guatemala del ayer a través de fotografías”.

Las fotos y la información completa la puedes ver en Guatemala del ayer a través de fotografías, un sitio que disfruto mucho.  ¿Qué me llamó la atención? Pues además del menú, que sería lo obvio, atrajo la atención el programa musical y el hecho de que ahora, con YouTube, puedes escuchar esas piezas musicales al instante.  Hasta antes de esa herramienta y de otras más especializadas, si uno quería conseguir esa música tenía que contactar a algún experto, a algún coleccionista, o algo parecido y eso hubiera llevado horas, cuando no días.  Ahora podemos disfrutar las piezas, sin más.

Foto de José Mendoza en “Guatemala del ayer a través de fotografías”.

Me pregunto cuál sería el criterio para elegir las piezas.  ¿Tendrían algún significado para el Presidente? ¿Fueron a gusto de los organizadores?

Foto de José Mendoza en “Guatemala del ayer a través de fotografías”.

Con respecto al menú, inmediatamente me dirigí hacia los baba-au-rhum.  Es un postre que recuerdo haber visto entre las recetas de mi bisabuela (unos como pastelitos borrachos) y yo nunca los había probado, hasta hace unos 10 años -minutos más, minutos, menos- elaborados en el Hotel Santander, de la zona 10; y me pregunto si todavía los harán. ¿Alguien sabe si Collado, mencionado en el menú, es el caterer? Nunca he viso ni probado vinos de Barsac, ¿alguien sabe si hay en Guate?