Desde que yo era niño, las historias familiares contaban que mi bisabuelo, Federico, había traído la Torre del Reformador luego de que la hubiera comprado el presidente Jorge Ubico.
Víctor Federico Chacón Ubico (1890-1960) fue el primer esposo de mi bisabuela, Adela; y no lo conocí porque falleció poco antes de que yo naciera. Su retrato, sin embargo, estaba en la sala de mi abuela, Frances, junto a un jarrón que a mí me encantaba. Sus hijos fueron Emilio, Frances y René.
Yo ya sabía que Federico había sido presidente de la Cámara de Comercio de Guatemala, porque cuando fui director ejecutivo de la Oficina de Información del Sector Empresarial, vi su foto en el edificio de aquella asociación gremial. También sabía que había sido diputado (igual que su padre, Federico Chacón Valenzuela); pero no sabia que había sido concejal.
Federico Chacón U. este era el retrato que había en la sala de la casa de mi abuela.
En su libro El dictador y yo, Carlos Samayoa Chinchilla describe el derrocamiento de don Jorge Ubico Cita al periodista Baltasar Morales y dice: Resulta que el señor Arturo Saravia Ubico, amigo y pariente del general Ubico, cuando salió de su casa el domingo 25 a las nueve de la mañana, se encontró con el aparato de fuerza concentrado en las principales calles de la ciudad y a tiempo que caminaba se puso a meditar -según dice en carta de indiscutible valor documental-, acerca de las graves consecuencias tanto para el gobierno como para el país. Y decidió consultar con su primo Federico Chacón Ubico, sobre lo que convendría hacer para evitar los males que preveía. Ambos resolvieron visitar inmediatamente al general Ubico deseosos de hacerle conocer con claridad la gravedad de la situación.
De vuelta a la Torre del Reformador, el artículo del Vademécum histórico guatemalteco dice que como socio de la firma Edward B. Coffey & Cía, por medio de la empresa estadounidense U.S. Steel, Federico trajo a Guatemala la Torre del Reformador y varios puentes metálicos. La primera fue instalada en la 7ª avenida y 2ª calle de la zona 9; y los puentes, en distintas carreteras del país.
Con respecto a los puentes, historias familiares decían que el puente de acero instalado entre San Andrés Semetabaj y Panajachel había sido construido por don Jorge a instancias de mi bisabuela, Adela. Y mi abuela, Frances, contaba que, antes de ese puente, los guías de turismo tenían que pasar a memeches a los turistas por el río Panajachel. Así que ese puente fue una grande cosa para los habitantes de aquel pueblo y para su desarrollo turístico.
En segundas nupcias, Federico se casó con María Estévez a quien yo llamaba Abuelita Maruca. Sus hijas fueron Hilda, Olga y Thelma.