Quiché y Quetzaltenango, en busca de historias de beatos y de una morería extraordinaria, fueron los objetivos del road trip que hicimos del 2 al 5 de septiembre pasado. ¡Que buena forma de empezar mi mes favorito!
Amo este tipo de viajes en auto no sólo porque me encanta conocer Guatemala, sino porque aprendo muchísimo sobre los temas más variados durante las horas que pasamos en las carreteras, durante los cócteles, los debriefings y las comidas.
El viernes 2, Raúl y yo recogimos a Rachel en el aeropuerto La Aurora y en medio de uno de los días de mayor tráfico, que he visto, nos dirigimos a La Cabaña Suiza, al final de la Calzada Roosevelt para encontrarnos con Lissa y almorzar. Te cuento que además de un tráfico particularmente infernal estaba lloviendo copiosamente. Nos gusta almorzar en aquel lugar porque tiene su encanto y se come rico.
Almorzamos, acomodamos y cubrimos el equipaje en la palangana del pick-up bajo los aguaceros y agarramos camino,
El plan era agarrar por la carretera nueva que va de Tecpán hacia Chiché pasando por el puente Chimaché sobre el río Motagua. Nos encontramos con la sorpresa de que el tramo viejo, a partir de Chichavac está en muy mal estado. Lo que no había ocurrido cuando fuimos a Zacualpa, en Julio; ni cuando fuimos a Nebaj, en abril. Las lluvias han dañado muchísimo el asfalto y bajo el agua y en esas condiciones el tráfico pesado no ayudaba a que el tramo fuera agradable. Es tradición que paremos junto al puente para estirar las piernas y yo quería parar para ver el río Motagua; pero no nos animamos porque queríamos llegar a Chiché y salir de lo que percibíamos como peligroso lo antes posible.
Puente Chimaché sobre el río Motagua.
El ascenso hacia Chiché se puso más tenso porque los taludes casi verticales…y porque había muchos derrumbes. No sólo había piedras obstaculizando el paso, sino que un par de veces vimos derrumbes caer y en una Raúl tuvo que acelerar para evadir las piedras que caían por las paredes de la carretera. Te digo que fue muy tenso ese camino y nos sentimos muy aliviados cuando llegamos a Chiché. Hemos dispuesto no volver a salir a carretera hasta entrado noviembre, cuando acaben las lluvias. De lo tensos que íbamos se nos olvidó tomar fotos de los derrumbes y de los hoyos. Pero ya te imaginas.
El domingo, elPeriódico publicó un artículo sobre las carreteras: El turismo entre el agobio y los hoyos en las carreteras.
Aunque salimos a eso de las 3:30 p. m. de la Roosevelt y tenemos la regla de no andar en carretera cuando anochece, a Quiché llegamos con la oscuridad y bajo nuevos aguaceros. Encontramos fácilmente el hotel Casa Antigua El Chalet, en Santa Cruz del Quiché y descargamos el pick-up bajo el agua. ¡Otra vez mojados! Por cierto que ese hotel tiene su encanto y es recomendable.
hotel Casa Antigua El Chalet, en Santa Cruz del Quiché
Luego de arreglar el cuarto y de secarnos, Raúl y yo nos juntamos con Lissa frente a la chimenea del hotel para hacer el debriefing del día y relajarnos. Rachel prefirió descansar porque había tenido un largo viaje en avión y luego un azaroso viaje en auto.
El sábado y un almuerzo inesperado
Este viaje tenía dos misiones: apoyar a Rachel en su investigación sobre los mártires de Quiché y para que tengas contexto te recomiendo su artículo Catholic Child and Youth Martyrs, 1588-2022. Esa parte la cumpliríamos en Quiché y la otra en Quetzaltenango.
Tecún Umán en la plaza central de Santa Cruz del Quiché.
El sábado después del desayuno acompañamos a Rachel y Lissa a la puerta de la casa del ex obispo de Quiché Julio Cabrera Ovalle para conversar y entrevistarlo. Mientras aquello ocurría, Raúl y yo paseamos por el mercado, la plaza central y conocimos la catedral del lugar. Nos sentamos en las gradas del templo a practicar el antiguo arte de observar gente.
Gobernación departamental, torre y catedral de Santa Cruz del Quiché.
El obispo tuvo la gentileza de invitarnos a almorzar así que aceptamos y pasamos un rato agradabilísimo platicando en compañía de su equipo. ¡Se aprende mucho en este tipo de encuentros!…y nos reímos de anécdotas y recuerdos.
Gobernación departamental y torre de Santa Cruz del Quiché.
En la tarde regresamos a descansar y el plan era ir en Torito (Tuk Tuk) a cenar a un restaurante en las afueras de Santa Cruz. Para mantener la tradición haríamos el debriefing a la hora del cóctel (provisto por Lissa), antes de la cena. Como llovía a cántaros llegamos algo mojados y urgían la chimenea y el cóctel. Pero el lugar -aunque muy chulo y la gente muy amable- no dio la talla y decidimos volvernos al hotel donde ya sabíamos que nos iría bien. Después del cóctel y la cena…a dormir porque el día siguiente sería atareado.
El domingo día de mercado y de más people watching
El highlignt del tercer día fue la entrevista de Rachel y Lissa con el actual obispo del Quché, Rosolino Bianchetti. Porque era día de plaza en Santa Cruz, antes del encuentro y luego del desayuno, los cuatro fuimos a explorar el mercado. ¡Que mercado! es uno de los más grandes que he visto, es un mercado enorme que llena calles y calles de…de todo.
Antigua municipalidad de Santa Cruz del Quiché.
El mercado de Santa Cruz del Quiché ocupa calles y calles.
Lissa, Rachel y Raúl en los callejones.
Luego de ese paseo llegamos a la residencia episcopal a tiempo para la reunión de Rachel y Lissa con el obispo. Luego Raúl y yo nos dirigimos a las gradas de la catedral para continuar prácticando el antiguo arte de people watching. No lo he mencionado, pero Santa Cruz tiene bonita arquitectura alrededor de la plaza y es una lástima que el diseño de esta no guarde armonía con lo chulos que son la torre y el edificio de gobernacíon departamental, la catedral y la antigua municipalidad que tienen mucho carácter. Esto ocurre en muchas poblaciones del país y es una lástima.
¿Sabías que a Santa Cruz la llaman la ciudad de los eternos celajes? Estos deben ser preciosos en octubre y noviembre. La torre, por cierto, es de piedra y la gente dice que las piedras fueron traídas de la vecina Gumarkaaj (capital del señorío Quilché); y tiene fecha de 1894 en alusión a la toma de posesión de José María Reina Barrios como presidente de la República.
Yours truly frente a la catedral de Santa Cruz del Quiché.
Raúl y yo volvimos al hotel para cargar el pick-up porque tan pronto como fuera posible agarraríamos camino rumbo a Quetzaltenango y al medio día eso es lo que hicimos.
Creí que tendríamos que ir vía Chichicastenango y Los Encuentros para llegar a Xela; pero hay una carretera entre Santa Cruz y Totonicapán para llegar a Los Encuentros y de ahí a Quetzaltenango. Yo no la conocía así que sería aventura y como era mi turno de manejar, era doble aventura.
En Quetzaltenango cumpliríamos nuestra segunda misión, lee En Quiché y Xela en busca de beatos y máscaras II y En Quiché y Xela en busca de beatos y máscaras III.