01
Nov 24

Fiambre y nuestras raíces

 

El fiambre que comereos hoy es el plato estelar de la cocina guatemalteca, no solo por su sabor y complejidad, sino porque carga con una historia que nos conecta con recuerdos y nuestras raíces. En Guatemala, el Día de Todos los Santos y el Día de los Muertos se funden el 1 de noviembre y esa mezcla no es solo de fechas, sino que es la tradición que materializa nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas. Este día no se trata de comer por comer, sino de celebrar la vida, el trabajo productivo y, sobre todo, la oportunidad de agradecer que tenemos con quién compartir el fiambre.

El fiambre es nuestra versión del Día de Acción de Gracias, con sabores, aromas y texturas nostálgicas y bien chapinas.

Entre los guatemaltecos, cada familia tiene su receta y la cuida con la solemnidad de quien guarda un tesoro. Pero, ¿cuál es el mejor fiambre? Pues ese que sabe al de la casa de los abuelos, al de la familia o al de los amigos, porque el mejor fiambre es el que nos da un golpe de nostalgia y nos recuerda quiénes somos. En mi caso, la receta que hacemos en casa viene con una historia de al menos cuatro generaciones, como si cada cucharada trajera un eco de las manos que lo prepararon antes. Ahí está mi madre, Nora, que la aprendió de mi abuela, Frances, y ella de mi bisabuela, Adela, quien la recibió de su cuñada, Elisa. Cada año, al preparar el fiambre, es como si todas ellas estuvieran en la cocina y en la mesa. Pero nuestro fiambre, en casa, tiene nuestro carácter.

Hay fiambres para todos los gustos: rojos, blancos, verdes y, me han contado, también amarillos; y los hay ácidos y dulces. En casa, el nuestro tiene un caldillo rosado y destaca el sabor amaderado de la miel. No es un plato fácil, requiere paciencia, buen juicio y el entusiasmo de quien sabe que algo bueno viene en camino. Porque el fiambre es una sinfonía de sabores y texturas, donde cada ingrediente, cada color y cada forma tienen un lugar. Un buen fiambre es armonía, no una mezcla arbitraria de carnes y verduras.

Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación.

La preparación del fiambre no es asunto de un solo día; se necesitan semanas de planificación y de escoger ingredientes como quien elige recuerdos. Cada año vamos al Mercado Colón a escoger la gallina gorda y a La Puerta del Sol a recoger los embutidos y la cecina, porque don Virgilio y su equipo interpretan magistralmente la receta de don Abel. Por supuesto que comer el fiambre es motivo de celebración, pero también lo es el ritual mismo de la preparación: las conversaciones y bromas en la cocina, las anécdotas que inevitablemente reaparecen y… antes de preparar el caldillo, cenar panes con butifarras y mantequilla, acompañados por un vaso de whisky.

En este contexto, tiene sentido que Halloween se celebre antes del día del fiambre. A primera vista, la Noche de Brujas parece una fiesta siniestra, cargada de símbolos oscuros, pero esa es precisamente su gracia. Bajo toda esa parafernalia, lo que realmente se celebró anoche es la vida y se hace mediante la burla de los temores que el misticismo nos ha impuesto. Anoche, mucho de lo que nos da miedo perdió poder. Los monstruos y los fantasmas son excusas para vestirnos de personajes extravagantes y reírnos en sus narices. Por eso, Halloween merece ser celebrado.

Lo de anoche fue un juego en el que la muerte y sus aliados pierden solemnidad. Con disfraces y risas nos damos permiso para mofarnos de la hechicería, los aparecidos y de otros mitos viejos que nos regaló la imaginación. En la Noche de Brujas, el miedo se convierte en diversión entre risas y sustos.

En casa la receta tiene por lo menos cuatro generaciones; pero tiene nuestro carácter.

La fiesta de hoy es una afirmación de que la vida es más que existencia y merece ser festejada. Por eso, a ustedes, lectores, les deseo larga vida, prosperidad y paz en unión de quienes valoran.

Actualización: hoy almorzó en casa mi amiga, María José Saiz y que alegre fue compartir el fiambre con ella. Sin embargo, fue un día agridulce porque no toda mi familia participó de la fiesta. 

Columna publicada en República.


31
Oct 24

El veneno de la envidia

 

Halloween, en el fondo, celebra la vida porque nos reímos de brujas y fantasmas, y le quitamos peso al mal. Es una oportunidad para burlarnos del misticismo y de muchos de los temores que este ha sembrado en nosotros.

Jack y el Gato Alberto se disfrazaron para recibir a los niños.

Hablando de brujas  —tema serio—, Helmuth Schoeck, en su libro Envy, explica cómo la imagen de la bruja nos llega de cuentos, de Macbeth y de juicios medievales. Schoeck muestra cómo, históricamente, la envidia y la sospecha de magia negra han perseguido a quienes tienen algo que otros desean. Buena salud, belleza, posesiones: cualquier ventaja se convierte en motivo de sospecha. En la antigua Europa, por ejemplo, no era raro que el envidioso se volviera acusador, y las brujas solían ser las personas guapas, virtuosas, o simplemente prósperas.

No faltan los cempasúchiles y los nombres de los seres queridos.

Este doble papel de la envidia con respecto a la brujería es evidente en pueblos primitivos. El forastero, el lisiado, cualquiera que estuviera discapacitado es sospechoso y es considerado como responsable de causar daños.  Empero, el mismo hombre primitivo es capaz de asegurar que otro miembro de su tribu sólo es rico, poderoso, buen bailarín o cazador sólo porque ha obtenido, mediante magia negra algo que les debería pertenecer a otros miembros de su tribu, escribió Schoeck.

Tereso, Macario y Porfirio  dejaron atrás a Teófilo.

Para el hombre primitivo —según Schoeck—, la magia negra explica que alguien más tenga lo que uno anhela. Es un mecanismo tan viejo como destructivo. Algunos antropólogos, dice Schoeck, ven la brujería como una válvula social que regula tensiones, pero Clyde Kluckhohn señala que esta creencia en realidad fomenta desconfianza, produce timidez y reduce las relaciones sociales.

En el caso guatemalteco, Schoeck recuerda cómo John Gillin, en The Culture of Security in San Carlos, documenta una forma de enfermedad de envidia que todavía se menciona entre comunidades indígenas centroamericanas. Esta enfermedad permite que una persona envidiosa invoque la desgracia sobre otra. La víctima, si descubre al responsable, tiene derecho de venganza, un aspecto fascinante y revelador sobre las dinámicas de envidia en nuestra región. Nadie admitiría que envidia a otro, porque ese sentimiento puede transformarse en motivo de peligro, de sospecha y, en última instancia, de rechazo.

La calavera se hizo presente.

Decidí compartir con ustedes estas lecturas para añadirle a la celebración de hoy un toque adicional al carácter festivo y lúdico que tiene, porque a ratos sospecho que la envidia es un sentimiento muy presente en la sociedad guatemalteca.  Eso sí, que conste, que el hecho de haberme puesto solemne no quiere decir que no me disfrute la fiesta de las calabazas, los gatos negros, las escobas, los disfraces y las telarañas.

De paso, que no te engañen…no es cierto que la tradición de pedir dulces en la noche de hoy sea ajena a la cultura chapina. Los niños de los tiempos de Naná camota, durante lo que ahora conocemos como Halloween, iban de casa en casa recitando: Angeles somos/ del cielo venimos/ cabecera pedimos./ Si no nos la dan/ puertas y ventanas lo pagarán. Era la versión criolla del trick, or treat; y si los críos no recibían sus dulces de ayote y de jocotes manchaban con cal puertas y ventanas de los roñosos.

En casa ya está listo el 90% del fiambre para el almuerzo de mañana; hoy celebramos la Brujitas’ Nite y tenemos dulces y chocolates para los niños vecinos que salen a pedirlos en la tarde.


30
Oct 24

Tierra de meones y vagos

 

Muchos sectores de la zona 1 de la ciudad de Guatemala huelen a meados en parte porque abundan los vagos que orinan donde quiera; y en parte porque no hay facilidades para que la mara se eche una araña de forma higiénica.

Meón en el estacionamiento bajo la Plaza de la Constitución.

Al meon de la foto lo pillé en la entrada del estacionamiento que está bajo la Plaza de la Constitución donde, precisamente, hay buenas facilidades públicas para las necesidades fisiológicas.  Claro que tienen un precio muy moderado; de modo que casi no hay excusa para usalas. Si el meon en cuestión estuviera muy necesitado y de verdad no tuviera con qué pagar, posiblemete los encargados de aquellas facilidades podrían tener un poco de criterio y permitirne usar los mingitorios sin hacer el pago. También es posible que el meon tenga algún problema de adicción, o más desordenes mentales, de modo que habría que abordar el problema con otras aristas. 

Hace unos 17 años, cuando empecé a bloguear, una de las primeras secciones que incluí fue la de los meones; y la hice porque me llamaba la atención la cantidad de gente que hacía sus micciones en las calles.

¿Cuál es el origen de aquella sección? A finales de los años 80, el columnista José Eduardo Chepe Zarco organizó una campaña exitosa contra aquellos que tiraban basura en las calles; y el lema de la campaña era No sea coche; y más tarde, no sé dónde, leí que en algún lugar de México a la gente que orinaba en la calle le gritaban: ¡Meón, meón!

Sé que en Guatemala no abundan las facilidades sanitarias para quienes andamos en la calle; pero eso no quita que sea feo, sucio y una falta de consideración para los demás que algunas personas orinen en la vía pública.

Aquello es una lástima porque los visitantes que suelo llevar a conocer la ciudad suelen gustar de ella, de su verdor y de su carácter. 

Como los problemas de meones y de vagos se están saliendo de control, estoy convencido de que es hora de que las autoridades municipales sirvan para algo más que para cuidar maratones y carreras de perritos. 


29
Oct 24

La luz vence a la oscuridad

Que el bien y la luz pueden derrotar al mal y a la oscuridad; que la justicia es un valor alcanzable y que lo bello representa un compromiso con lo que es correcto, son algo de lo que te cuenta San Miguel cuando entras a la Catedral de la ciudad de Guatemala y lo ves con sus alas magníficas desplegadas y su mirada serena.

San Miguel, en la Catedral de la ciudad de Guatemala.

Con su rostro ligeramente enrojecido y los nudillos lastimados después de una dura batalla contra la maldad, aquel personaje tiene un mensaje poderoso en nuestros tiempos. 

El óleo monumental es de Christian Escobar, artista conocido como Chrispapita; y está a la vista de todos, hasta enero próximo, gracias a sus mecenas.

Cuando vayas a verlo, y porque el arte materializa tu sentido de vida, deja que esa obra te hable. Un sentido de la vida es el resultado de integraciones formadas por la elecciones y las emociones que experimentamos; y nos produce reacciones inmediatas frente lo que nos rodea.  Es difícil entender el sentido de la vida de los demás y el propio pero el arte facilita mucho esa tarea.

El arte -en cualquiera de sus expresiones-  no juega un papel utilitario; pero juega un papel muy importante cuando nos hablan.  Cuadros como el que te invito a ir a visitar llenan nuestra necesidad de entender el mundo y la necesidad de entender la suma de nuestra visión fundamental de la vida en términos concretos.  Son la concretización de la metafísica, la objetivización de las abstracciones metafísicas.  Reproducen objetos, o seres con enfoques particulares y no son cualquier tipo de reproducción.

Necesitamos ver nuestras abstracciones fundamentales de una forma concreta y perceptual. El arte está basado en el hecho de que no podemos andar por ahí sólo con abstracciones. Necesitamos, también, combustible espiritual, y algo de motivación.  El arte puede inspirarnos, y nos recuerda que el mundo no es sólo lo que experimentamos a diario; sino que es acerca de vivir, y de enfocarse en lo que es importante.

Gracias a Chrispapita por esta obra de arte, y a sus mecenas por compartirla. 


28
Oct 24

Un desafío de cocina

Encontré esta prueba en Facebook y en inglés, así que la guatemalicé y la hice. Mi resultado fue de 33/40. Si te gusta cocinar, ¿alguna vez has…

  1. Hecho pan desde cero?
  2. Hecho dulce de ayote?
  3. Hecho sopa casera?
  4. Freído pollo?
  5. Hecho salsa de espagueti desde cero?
  6. Hecho rollos de canela caseros?
  7. Horneado un pastel desde cero?
  8. Hecho turrón desde cero?
  9. Asado carne en carbón de leña?
  10. Hecho chili desde cero?
  11. Hecho albondigón?
  12. Hecho ensalada de papas?
  13. Hecho macarrones con queso desde cero?
  14. Hecho un pay desde cero?
  15. Hecho embutidos desde cero?
  16. Hecho fudge?
  17. Hecho galletas desde cero?
  18. Cocinado frijoles desde cero?
  19. Cocinado una olla de cocido?
  20. Hecho pan de maíz desde cero?
  21. Hecho fiambre?
  22. Horneado un pavo entero?
  23. Partido y cocido ejotes?
  24. Hecho puré de papas desde cero?
  25. Preparado una comida para más de 30 personas?
  26. Hecho tortillas caseras?
  27. Hecho panqueques desde cero?
  28. Asado vegetales?
  29. Hecho pasta desde cero?
  30. Hecho tamales desde cero?
  31. Hecho ensalada de atún, o de pollo?
  32. Freído pescado?
  33. Hecho frijoles horneados?
  34. Hecho helado desde cero?
  35. Hecho jalea, o mermelada?
  36. Rallado una naranja, o un limón?
  37. Hecho mole desde cero?
  38. Hecho un omelet?
  39. Hecho pizza casera?
  40. Vivido en una casa sin lavaplatos?

He hecho dulce de güicoy horneado, pero el güicoy no es ayote. También he hecho turrón de 7 minutos, pero no es el turrón tradicional que hacía mi tía abuela, La Mamita, así que no cuenta. Nunca he hecho nada parecido a rollos de canela. Me encantan los emubutidos pero dependo de los de La Puerta del Sol. El pan de maíz solo lo he hecho de caja, así que tampoco cuenta. Creo que nunca he cocinado para más de 25 personas. Sí participé en una tamaleada, pero como ayudante del ayudante.


25
Oct 24

¿Revivir el correo? Mejor no

 

El adulto vintage que soy se puso contento cuando oyó campanas en el sentido de que podría volver a funcionar el correo. ¡No el correo como una empresa estatal, claro!, pero sí como funcionó durante los primeros años de este siglo en forma de concesión.

¿Por qué? Porque mi abuela, Frances, me transmitió el cariño por la tradición de enviar y recibir tarjetas de Navidad. Ella recibía cerca de un par de cientos de tarjetas al año (y enviaba otro número igual). Era alegre recibirlas, abrirlas y ver quién las enviaba y de dónde venían. Durante algún tiempo, en casa también enviamos tarjetas a personas que valoramos. En cualquier ocasión, era emocionante cuando el cartero tocaba el timbre y dejaba correspondencia en el buzón. El cartero de la casa de mis padres se apellidaba Pernillo Boteo.

Arco del eficio de Correos y Telégrafos.

Mi abuela también cultivó en mí el placer de la filatelia; y durante años encontré solaz en clasificar, limpiar, volver a clasificar y observar con detenimiento las piezas de mi colección de estampillas postales. Todavía conservo tres colecciones temáticas: una de Guatemala, una de estampillas con personas, y una de arquitectura. Era el correo el que hacía posible el ir y venir, así como el intercambio de aquellas piezas.

Para la celebración del Año de la Mujer, Guatemala emitió una serie de estampillas conmemorativas, y mi abuela participó en el diseño de la serie; yo la acompañé a la reunión que tuvo con las personas encargadas en el viejo edificio que construyó don Jorge Ubico y que se halla en la Séptima avenida y 12 calle. Esto fue porque era presidenta del Club Zonta de Guatemala (una asociación benéfica de mujeres profesionales) y ese año, ella recibió una condecoración presidencial.

Estampilla del Año de la Mujer y del Club Zonta.

Dicho lo anterior, es cierto que ya no hay estampillas nuevas; pero para quienes todavía disfrutan de la filatelia, hay docenas y docenas de especializaciones para disfrutar. Es un hecho que ningún filatelista se va a quedar sin quehacer, y yo abandoné la afición en los años 90.

Pasado el momento de la nostalgia, lo cierto es que ya hace tantos años que la corrupción acabó con el correo en Guatemala, que los usuarios de aquel servicio ya solucionaron sus necesidades. ¡Por supuesto que enviar un email no tiene el encanto ni la elegancia de escribir una carta!; pero uno se puede cartear con frecuencia con familiares y amigos a un clic de distancia y en un santiamén. Ya nadie recibe estados de cuenta por snail mail. Los cobros por electricidad, teléfonos y tarjetas de crédito llegan sin necesidad del correo. Los paquetes se envían y se reciben por medio de couriers, y hay una gran oferta de estos. Nadie, con dos dedos de frente, manda algo a Guatemala por el correo. El correo, como lo conoció mi generación, ya fue.

Así venían las cartas con estampillas postales.

¿Por qué, entonces, habría que revivir al difunto?

Di que soy malpensado, pero lo único que se me ocurre es porque sería fuente de partidas presupuestarias. ¡Casas, carros, sueldos, puntos! Viajes para los funcionarios; bisnes para socios, amantes y ahijados; jugosas plazas para aquellos, plazas para fantasmas y plazas para la clientela electoral. Un correo estatal, administrado por el ministerio más ñaque de toda la administración ñiquiñaque, sería una carga y una sangría para los tributarios (y los tributarios son tú).

Es peligroso que la piñata estatal siga creciendo porque aquellas partidas (y todas las partidas) se pagan con impuestos, endeudamiento e inflación… y no quieres eso, ¿verdad? ¿Verdad?

Columna publicada en República.


24
Oct 24

Adiós a Gustavo Espina

 

El 4 de junio de 1993 yo estaba en las oficinas del Ministerio de la Defensa en el Palacio Nacional cuando Gustavo Espina salió por una puerta y pasó despidiéndose de algunos de los que estábamos en el lugar, luego de que la Corte de Constitucionalidad, reunida ahí, le dijera que no podía ser Presidente. ¿En qué contexto? En el del golpe de estado que organizó el presidente Jorge Serrano, conocido como El Serranazo.

Gustavo Espina, ex vicepresidente de Guatemala. Foto de Gobierno de Guatemala, CC BY-SA 4.0 via Wikimedia Commons.

¿Por qué estaba yo ahí? Por pura casualidad.  Entonces yo dirigia la Oficina de Información del Sector Empresarial; y la Instancia Nacional de Consenso se reunía en el Edificio de la Cámara de Industria.  Cuando se supo lo que estaba pasando en el Palacio varios miembros distinguidos de aquella cámara se dirigieron a la sede del ejecutivo y, shute que es uno, acepté cuando me invitaron a acompañarlos. 

Entramos por la parte de atrás del Palacio y nos condujeron a las oficinas del Ministerio de la Defensa.  Luego de que se consumó el retiro de Gustavo Espina, me dirigí al Salón de Recepciones de la sede del Ejecutivo en donde un grupo de lo más variopinto de ciudadanos se tomó una fotografía célebre.  Pude haber subido para la foto, pero lo que me detuvo fue que dos personas a las que les tengo mucho aprecio no se unieron al grupo. Pensé que si ellos no lo hacían, sería por algo y me quedé abajo. 

Cuento esto porque fue emocionante. Además mucho se discute acerca de que lo que hizo la Corte de Constitucionalidad fue darle una salida política a la situación; pero que fue una movida inconstitucional. ¿Con qué propósito? Con el de que fuera investido Ramiro De León Carpio.

Si te interesa conocer más sobre el Serranazo, el golpe de estado que le dio origen a aquellos eventos, te recomiendo el libro Imponiendo la democracia: las élites guatemaltecas y el fin del conflicto armado, por mi amiga Rachel McCleary. Cuesta conseguirlo en español, pero en inglés lo encuentras en Amazon.

Gustavo Espina falleció el 23 de octubre del 2024.


23
Oct 24

Tiempos revueltos en 1944

 

El segundo semestre de 1944 fue de agitación en preparación del proceso que empezaría oficialmente el 20 de octubre de aquel año. Los muelleros del Puerto de San José, los trabajadores del ferrocarril en Tiquisate y hasta los zapateros estaban en huelga. De aquella convulsión no escapó la industria hotelera, y mi bisabuela, Adela, se vio envuelta por los vientos que soplaban.

El 31 de agosto de 1944, el periódico El Libertador, que era el órgano oficial del Frente Popular Libertador, el más conservador de los partidos revolucionarios, publicó la siguiente carta. En ella, empleados del Hotel Casa Contenta, de Panajachel, que era propiedad de mi bisabuela, expresaron que en aquella empresa llevaban trabajando mucho tiempo y que siempre habían sido bien tratados y remunerados, por lo que estaban contentos y agradecidos. Sin embargo, dicen los que firman la carta, Julio Matheu y su esposa (del Hotel Maya Inn, en Chichicastenango) trataron de convencer a Mami de que les bajara el sueldo a sus empleados. Los firmantes son Celestino Girón, Abel Bracamonte, Fabián Rivas, Pablo Rodríguez, Roberto Coronado, Everardo Bracamonte y Carlos Rodas.

Nota publicada en El Libertador el 31 de agosto de 1944.

El 13 de septiembre de aquel año, el mismo periódico publicó una carta firmada por mi bisabuela, en la que ella aclara que Julio Matheu D. nunca se ha tratado de inmiscuir en asuntos relacionados con sus empleados, y que los firmantes de la carta anterior fueron instigados por una tercera persona. La identidad del instigador queda en el misterio.

Nota publicada el 13 de septiembre de 1944 en El Libertador.

¿Qué relación tiene este tiquisimiquis con los movimientos sociales de 1944? ¿Ocurrió este affaire en el contexto de la agitación de aquel entonces? Mira que es poco más de un mes antes de que reventara la pita.

Lo que sí sé es que, instigados, o no, por lo menos dos de aquellos empleados siguieron trabajando para mi bisabuela durante años. A Abel Bracamonte lo conocí porque era cocinero de Casa Contenta, y aquí va una anécdota mía con él: Allá por 1968 fui a pasar vacaciones allá por primera vez -sin mis padres- gracias a la generosidad de mi bisabuela y de mi tía abuela, Adela Morales. Los niños solíamos comer en la cocina, y un día, durante el desayuno, le pedí a Abel un cucharón para comer mi mosh. Abel se rió y me pasó… efectivamente… un cucharón de cocina de hotel. Todos en la cocina se rieron, yo me mosqueé y luego el chef me pasó una cuchara sopera. Eso quiere decir que, 20 años después de la carta, Abel seguía siendo de confianza de Mami.

A principios de los años 80, mi abuela, Frances, llegó a casa con un frasco de mango chutney que había traído de Panajachel y que, según ella, tenía unos 10 años de haber sido preparado por Abel. Ella basaba su hipótesis en que era él quien preparaba el chutney (con la receta de mi bisabuela) y en el tiempo que había pasado desde que el cocinero había muerto. Sobra decir que comimos el chutney con gran aprecio y alegría; de hecho, le pedí a mi mamá que preparara costillas de res asadas para disfrutar aquella conserva. Eso no es raro porque el chutney que tengo en casa, hecho por mi con aquella receta, tiene ahora porlo menos 8 años.

Adicional a aquella historia, a Celestino Girón lo conocí a principios de los años 80, cuando ya era mayor y trabajaba como guachimán en el Hotel Cacique Inn (propiedad de mi tía abuela, Adela). Celestino también fue de confianza hasta que dejó de trabajar.

Este incidente cayó en el olvido porque nunca oí que fuera mencionado entre las conversaciones y recuerdos familiares.

Gracias a Luis Andrés Schwartz por los recortes y la información sobre la agitación en 1944.


21
Oct 24

¿No se cuestiona la Revolución?

 

¿Vas a creer que Facebook no me deja publicar mi columna titulada Revolución y verdades incómodas sobre la Revolución de 1944? Desde el viernes pasado la elimina, luego dice que es porque supuestamente traté de publicar un vídeo de forma engañosa y luego me sale que no hay infracciones…pero sigo sin poder publicar.

El propósito de aquella columna es completar la fotografía de aquella efeméride que los chapines conocen por medio de la propaganda del gobierno y de las narrativas interesadas. Es cierto que el proceso que empezó el 20 de octubre de 1944 acabó con el ancien régime; pero también es cierto que tiene un lado oscuro en término de torturas, censura, y más. No se puede conocer la historia, si no se explora toda la historia. Y no se puede conocer la historia si la búsqueda de la verdad es vedada.

Por supuesto que, siendo una plataforma de propiedad privada, Facebook tiene derecho a publicar, o no publicar lo que le de la gana. Esto está clarísimo. Pero es válido llamar la atención sobre el hecho de que la construcción de una historia única alrededor de la propaganda y las narrativas interesadas, no les hace un favor a sus clientes, ni usuarios. Y siermpre es válido pedir una reconsideración. 

Por supuesto que pedí una revisión del caso y seguramente tendré noticias de FB en algún momento; pero ya veremos.

Mientras tanto, hoy en la mañana me dí una vuelta por la Sexta Avenida de la zona 1 y celebro no haber encontrado las pintas desagradables de otras ocasiones.  En otras oportunidades, para esta conmemoración y para la del 1 de mayo, suele haber grafiti de hoces y martillos, el símbolo ominoso de ideas que costaron 100 millones de muertos.

Haz clic en la foto para ver hoces y martillos dejadas en otras ocasiones y lugares en la ciudad de Guatemala.

Lo que sí encontré fue una alusión a que mientras haya pueblo habrá revolución…y cuando veo eso pienso en las penurias, humillaciones y privaciones que sufren los cubanos tras casi 7 décadas de revolución y socialismo. ¿De verdad que alguien quiere algo así para los guatemaltecos?

Grafiti que está en la 12 calle y 6a. avenida esquina.

En fin, de verdad espero que FB resuelva lo que creo que es una equivocación, tan pronto como sea posibla. 


20
Oct 24

Spaghetti, anacates y Rosa

 

Spaghetti hechos en casa, con salsa de anacates y ensalada Rosa Méndez fue el almuerzo del viernes pasado.

Spaghetti con anacates y ensaldada Rosa Méndez.

Hicimos esas delicias para celebrar la vida y porque vinieron a casa tres amigas queridas. Siento el final de la temporada de anacates y habiendo conseguido unos especialmente frescos aquella era la mejor elección para el almuerzo; y…por supuesto…acompañados por la deliciosísima ensalada Rosa Méndez que prepara Raúl con aderezo de semillas y chocolate. La ensalada lleva aquel nombre por una señora que trabajó con nosotros y nos pareció divertido. El uso de epónimos es una práctica que me divierte y cuanto tuve un restaurante en La Antigua…llamado Luna Llena…en el menú tenía un sándwich Edgar Pérez, en homenaje a aquel antigüeño distinguido. 

Para spaghetti, la salsa de anacates que preparamos en casa debe enfocarse en resaltar el sabor y la textura de aquellos hongos (en vez de opacarlos) de modo que la preparamos con mantequilla, cebolla blanca, los hongos, sal, pimienta y perejil, para espesarla ligeramente con maicena.  Es la receta de la casa de mi abuela Frances, y la de mis padres. 

Desde que era niño siempre me han gustado mucho los anacates y en casa los comemos con frijoles colorados, en pizza y con crema.  Una vez los probé en pulique y también son bien ricos así.