La importancia de una foto

Se ha desatado una guerra mediática en la que el último árbitro va a ser la realidad. La cosa está que esta se imponga antes de que sea demasiado tarde; y que se imponga antes de que la lucha legítima contra la corrupción y otras lacras sea secuestrada.

El viernes 15 -luego de que los actos violentos del jueves 14 estropearan las fiestas de la gente- algunas bandas de colegios e institutos llegaron a la Plaza de la Constitución a desafiar a los grupos que la habían tomado.  Entre esos grupos había uno que tenía la manta que se muestra en la foto que ilustra estas meditaciones.

La razón por la que la manta llamó la atención es porque supone que mientras haya capitalismo habrá corrupción; y supone que mientras haya pueblo habrá revolución.

Independientemente de que la gente tiene derecho a expresar ideas como aquellas, lo valioso es identificar qué significan, exactamente, y aquí van mis dos centavos:

El capitalismo es un sistema social basado en el reconocimiento de los derechos individuales, incluyendo los derechos de propiedad, en el cual toda propiedad es privada. Puesto de otra forma es un sistema social en el que las personas (todas las personas por igual) poseen derechos que no puede enajenar y que no le pueden ser arrebatados por ningúna otra persona, ni tampoco por cualquier número, grupo o colectivo de personas. Por lo tanto, es un sistema social en el que cada hombre existe por su propio derecho y para sí mismo, no para el grupo.  Es, desde otra perspectiva, un sistema social en el que los intereses colectivos no prevalecen sobre los derechos individuales (y, por favor, nótese que no dije que es un sistema social en el que los intereses colectivos no prevalecen sobre los intereses individuales).

Los que llevaron la manta sostienen que mientras haya un sistema que respete los derechos individuales de todos por igual, habrá corrupción.  Ellos tienen derecho a creer eso, a ponerlo en su manta y a tratar de convencer a otros de que su creencia corresponde a la realidad;…pero, otros tenemos el derecho de explicar que están en un error. ¿Por qué? porque lo opuesto al capitalismo es un sistema social en el que no se reconocen los derechos individuales, incluyendo los derechos de propiedad.  Puesto de otra forma, es un sistema en el cual que el las personas no tienen derechos derechos; y en el cual su trabajo, su cuerpo y su persona pertenecen al colectivo (la mayoría, la clase social, la étnia, el estado, u otros); un sistema en el que el el colectivo puede hacer con los individuos lo que le plazca, en la forma que quiera, por cualquier motivo que el colectivo haya decidido que es su propio bien. Ergo, las personas no viven por derecho, sino sólo con el permiso del colectivo y en beneficio del colectivo.  Es, desde otra perspectiva, un sistema social en el que los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales.

¿En qué tipo de sistemas sociales es que los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales y, por consiguiente, las personas viven por permiso y no por derecho? En los sistemas colectivistas como el socialismo (de todos los colores), el estado benefactor mercantilista, y en el estado patrimonialista (como quiera que uno quiera llamarle al sistema que hay en Guatemala).  Lo cierto es que la corrupción florece en estos sistemas porque en ellos abundan las posibilidades de que -desde el poder y al amparo de abundantes legislación y regulaciones- los políticos y sus burócratas cometan actos arbitarios que afecten los derechos de las personas.  Por ejemplo: la corrupción que resulta de la connivencia entre los empresaurios mercantilistas y los políticos y burócratas es resultado de que estos tienen la llave para que aquellos hagan bisne y la usan arbitrariamente porque de ellos depende el permisoDonde no hay arbitrariedad, ni posibilidades de abuso de poder, donde se vive por derecho y no por permiso, ¿qué necesidad hay de corrupción?

Y por eso es relevante este meme que encontré en Facebook:

(Pausa para pensar)

Mientras tanto, ¿qué pasa con la segunda parte de la manta que ilustra estas meditaciones? Esa que dice: Mientras haya pueblo habrá revolución.

La frase perdió sentido desde que no se cumplió la predicción de Carlos Marx en el sentido de que el proletariado iba a hacer la revolución, tan sólo porque el proletariado (el pueblo) no se depauperó y nunca se interesó en la revolución. De eso se dieron cuenta Eduard Bernstein y Vladimir Lenin; y por eso este último dispuso que -como el pueblo no tenía conciencia de clase- la revolución la iba a hacer el Partido, o sea la vanguardia del socialismo, o sea sus cuates.  De ahí que la revolución la hagan, no el pueblo, sino los intelectuales, artistas, estudiantes universitarios, comunicadores, y gente como la que se subió a la tarima en la Plaza de la Constitución el 14 de septiembre pasado.  No el pueblo, sino la vanguardia.

Dicho lo anterior, ¿qué es la revolución? Voy a usar palabras de Vladimir Lenin para explicar qué es la revolución. ¿Por qué? Porque Lenin, Marx y gente como ellos son los referentes de las personas y grupos que llegan a muchas manifestaciones con banderas rojas, hoces y martillos, efigies del che Guevara, y otras iconografías relacionadas.  Son los referentes de muchas de las organizaciones que apoyan el paro del miércoles 20, por ejemplo. Lenin dice que el estado burgues no puede ser reemplazado por la dictadura del proletariado sólo por medio de un proceso de marchitamiento, sino, por regla general, sólo por medio de una revolución violenta.  La revolución es violencia.  La fuerza, dijo Marx, es la partera de toda vieja sociedad que esta preñada con una nueva.

Lo ves cuando aquellas organizaciones y sus dirigencias bloquean calles y carreteras, invaden fincas, destruyen maquinaria, y cuando causaron destrozos en los festejos del 14 de  septiembre pasado.  Lo viste durante 36 años a partir de noviembre de 1961. Lo viste en Camboya, en Cuba, en China.  Lo ves en Venezuela. ¿Sigo? No sorprende, pues, que Ludwig von Mises haya sugerido que el socialismo debería llamarse destruccionismo.

Por todo esto, y más, no apoyo el paro del miércoles 20 (que ahora va a ser marcha porque el paro iba a ser un fracaso). No quiero contribuir a que la lucha legítima de los guatemaltecos contra la corrupción, contra el sistema de privilegios, contrar la arbitrariedad, y contra la injusticia le ocurra, en 2017, lo que le ocurrió a Guatemala en 1944 cuando los socialistas secuestraron la gesta del 20 de octubre.  No quiero contribuir al jacobinismo, ni a la elevación de un Robespierre de la mano de la CICIG. Mi lucha contra la corrupción y las otras lacras que la acompañan, no va de la mano de quienes quieren la revolución, ni de quienes quieren un sistema en el que los intereses colectivos prevalezcan contra los derechos individuales.  No va de la mano de los que creen que sus fines bien valen un rompimiento constitucional, o como minimo, un par de actos por encima de la ley. Si me preguntan, prefiero la evolución a la revolución, y prefiero convencer, que vencer.

La foto principal la tomé de Facebook, también.

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