Volvieron las hoces y martillos a la Sexta avenida. El símbolo ominoso del colectivismo totalitario comunista volvió a las paredes de aquel paseo luego de que durante varios años habían desaparecido. Las de ahora fueron pintadas tarde, en la noche del 14, o temprano en la mañana del 15.
En 2012 las hubo durante la celebración del Día del Trabajo. En 2016 abundaron durante la celebración del 1 de mayo. Hubo alguna en 2018. En octubre de 2019 fueron notorias para la celebración de La Revolución del 44.
En algún momento pensé que se había acabado esa costumbre repugnante de pintar hoces y martillos, tan nauseabunda como si alguien pintar esvásticas. Pero no…los promotores del socialismo real han vuelto a las andadas. ¿Se han envalentonado con los resultados de la elección recién pasada?
Para entender lo que significa la hoz y el martillo te recomiendo diez películas que honran la memoria de los muertos por el comunismo.

Esta se encuentra en la Plaza Vivar desde el 26 de agosto, poco más, o menos. A la administración de ese lugar, ¿no le incomoda ese simbolo de muerte?
¿Pintas como la de Quememos el MP se van a volver más frecuentes en la medida en que agarren valor los violentos?
El presidente electo Bernardo Arévalo tiene dos tarea difíciles: una es contener a los grupos más radicales que hay en el movimiento que encabeza, a quienes tiene que controlar sin alienarlos y sin decepcionarlos.
Esta última parte es delicada porque muchos votantes del Movimiento Semilla tienen expectativas muy altas en cuanto a sus esperanzas revolucionarias; y muy elevadas en cuanto a la mismísima persona del Presidente electo.
Otra tarea es manejar esa especie de teogonía y mitología que se ha construido alrededor de su persona como futuro mandatario y la figura de su padre el expresidente Juan José Arévalo. Es clarísima la utilidad política de vincular su Presidencia con la parte mítica de la Revolución del 44; pero es peligroso caer en el culto a la personalidad.

Esta pinta fue hecha en el contexto de una serie de manifestaciones en el MP luego de la segunda vuelta electoral. La vi cuando pasé en tren por ahí.
El viernes, durante los actos de festejo de la Independencia, o Desvinculación, un grupo de jóvenes que estaba detrás mío gritó varias veces: ¡Arévalo, Arévalo, Arévalo! Yo nunca, nunca había oído vitorear ¡Giammatei, Giammatei Giammatei!, o ¡Morales, Morales, Morales!, ni nada parecido en un acto como el de la arriada de la bandera.
Me parece que muchos votantes de Semilla, especialmente los más jóvenes, esperan mucho del Presidente electo. Temo que esas expectativas tengan componentes emocionales muy elevados, en contraste con los componentes razonables. La cuestión, ahora es ¿por dónde los van a canalizar el nuevo Jefe del estado y su administración?