19
Ene 24

Desnudando tabús: la belleza inconveniente de la libertad de expresión

 

La libertad de expresión es inconveniente; y su mayor inconveniencia es que hay que respetarla; porque, como dijo Lao-Tse, entre más tabús y prohibiciones hay en el mundo más pobre es la gente, pobreza que no sólo puede ser material, sino también cultural, espiritual y de otros órdenes intangibles.

Tabú, por cierto, es una condición de las cosas, instituciones y personas que no es lícito mencionar, tocar, o comer.  Los tabús son cosas, o acciones inaceptables que, aunque suelen ser impuestos en contextos místicos y supersticiosos; también suelen serlo en contextos políticos.  Hay tabús que son consecuencia del largo proceso de prueba y error de la evolución social; y los hay fabricados a fuerza de legislación y de manipulación de la opinión pública.

No permitas que tu voz sea silenciada. Ilustración por Madelgarius, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

En occidente han sido tabús, desde hace siglos, los sacrificios humanos y el canibalismo, por decir algo.  Mucho más recientemente el carácter de tabú ha recaído en la libertad de expresión; y las prohibiciones que acarrea aquel carácter tienen bajo asedio aquella libertad fundamental para la vida humana. De hecho, hay una guerra contra la libertad de expresión.

¿Cuál es el caballito de batalla más reciente de esa guerra en Guatemala? El llamado discurso de odio, concepto que es usado para cancelar e incluso linchar a personas que transgreden las reglas prohibitivas del tabú.  Como en muchos países donde los patrocinadores del tabú tienen poder político y/o influencia política, el veto es convertido en legislación y usado para amenazar con el uso de la fuerza a quienes ofendan los intereses y opiniones del grupo dominante.

La relación entre libertad y seguridad. La ilustración la tomé de Facebook.

La naturaleza arbitraria de lo que constituye un discurso de odio es una amenaza seria a la capacidad de todos de participar no sólo en debates abiertos, sino que también en conversaciones francas, e incluso amenaza el sentido del humor. También socava el principio de que la ley debe ser lo suficientemente clara para que las personas comprendan si su comportamiento es legal, o no.

¿Te acuerdas de aquella frase de Benjamín Franklin que dice que Quien renuncia a su libertad por seguridad, no merece ni libertad ni seguridad? Pues el de la libertad de expresión y el de los tabús que la amenazan es un buen tema para meditar serenamente aquella frase.

Creo en la libertad de expresión; pero… La ilustración de de La Atlas Society.

A los seres humanos nos gusta pensar que queremos sociedades en las que florezcan las buenas ideas, la creatividad y la innovación; pero a muchas personas las intimidan…y mucho…ciertas palabras y conversaciones que surgen en ambientes donde hay libertad de explorar ideas, creatividad e innovación. Mi abuela diría que quieren tener el pastel y también se lo quieren comer.

En aquel contexto la libertad de expresión, aunque de miedo, no sólo es algo bueno, sino que es el fundamento de muchas cosas buenas.

Sin libertad de expresión, tal vez el mundo se vea libre de chistes ofensivos y de insultos dañinos; pero también estaría libre de cuestionar por qué es que quienes ejercen el poder, o influyen en él quieren prohibirnos usar ciertas palabras, o pensar ciertas ideas. ¿Te das cuenta de que la libertad de expresión y a libertad de pensamiento van de la mano?  Es que la función principal del lenguaje no es comunicar, como dicen algunos textos; sino habilitarnos para pensar…y para pensar bien.

Cuando no somos libres de expresar en público pensamientos privados, perdemos el incentivo para ser honestos e íntegros intelectualmente, filosóficamente rigurosos e incluso estéticamente audaces. En un ambiente en el que la policía del pensamiento tiene poder para usar la fuerza, o en el que el asesinato de carácter es una práctica aceptada contra la libertad de expresión, lo que quedan es la autocensura, la hipocresía y el imperio del pensamiento único que tanto convienen a las tiranías.

Por otro lado, ¿quién dice que deberíamos compartir en público todo lo que se atraviesa por la mente? ¿Quién dice que deberíamos hacerlo con la mayor frecuencia posible?  ¡Claro que el ejercicio de la libertad de expresión -que es un valor en sí mismo- se debe ejercer con prudencia!  Y la sabiduría práctica es -como otras virtudes- una que no se puede imponer. A final de cuentas, la libertad de expresión no es el derecho a ser mala persona, a ser ofensivo, ni a ser abusador; sino que es la posibilidad de educarnos a nosotros mismos, de explorar ideas (aunque parezcan odiosas), y de materializar la energía creativa en todas las muchas maneras en que podemos ser humanos.

Flemming Rose y Yours Truly en La Antigua.

¿Viste por qué es que los tabús y las prohibiciones sobre la libertad de expresión nos empobrecen? Además, como dijo Flemming Rose cuando estuvo en Guatemala, la libertad de expresión no es un derecho político, sino que es acerca de quiénes somos como seres humanos; y lo que hace a los seres humanos diferentes de otros seres es el lenguajeSomos, dijo Fleming, animales que contamos historias y nos entendemos entre nosotros mediante el lenguaje y las historias.  Eso significa que si alguien infringe ese derecho humano no sólo comete un crimen político, sino que comete un crimen contra la naturaleza humana.

@luisficarpediem

Cuando no somos libres de expresar en público pensamientos privados, perdemos el incentivo para ser honestos e íntegros intelectualmente, filosóficamente rigurosos e incluso estéticamente audaces. En un ambiente en el que la policía del pensamiento tiene poder para usar la fuerza, o en el que el asesinato de carácter es una práctica aceptada contra la libertad de expresión, lo que quedan es la autocensura, la hipocresía y el imperio del pensamiento único que tanto convienen a las tiranías #libertaddeexpresion #pensamientounico #censura #luisfi61 #benjaminfranklin #freedomofexpression

♬ Computer Keyboard Typing Sound Effects – Sound Effects Nation

Ningún político, ningún individuo, ningún grupo -mayoritario, ni minoritario- y ninguna opinión debería tener el poder de convertir en tabú la libertad de expresión y, en consecuencia, ocultar, cancelar o penalizar las ideas y expresiones que no quiere que exploremos, o que incluyamos en nuestras conversaciones.

Columna publicada en República.


09
Ene 24

¡Libertad sin mordaza!, ningún pensamiento merece cárcel

 

Ni un periodista, ni un columnista…en realidad, ¡Nadie!, debería ser perseguido penalmente por sus opiniones, y publicaciones.

En el corto y en el largo plazo es de interés de tirios y troyanos proteger aquella libertad. Ilustración por JasonCarswell, CC BY-SA 4.0, via Wikimedia Commons.

La jueza quinto penal, Aurora Gutiérrez, aceptó un recurso legal planteado por la defensa de periodistas y columnistas que trabajaron en elPeriódico; y resolviío que el caso deberá conocerse en un Tribunal de Imprenta y no por la vía penal. La jueza resolvió que cualquier persona que se sienta ofendida por publicaciones debe acudir a un Tribunal de Imprenta y allí agotar el procedimiento que corresponda, de acuerdo con la Ley de Emisión del Pensamiento. No cabe el uso de la Ley contra la Delincuencia Organizada para coartar la libertad de expresión.

Cabe recordar que dicha ley no es sólo para proteger la libertad de expresión de quienes publicamos, o trabajamos en medios masivos de comunicación; sino es para proteger la libertad de expresión de todos los habitantes del país.  Incluido tu, que lees estas líneas, o que de cuando en cuando compartes un meme, o algo así. Toda libertad de expresión es protegida por la Ley de Emisión del Pensamiento. Dice esa ley que Nadie puede ser perseguido ni molestado por sus opiniones; pero serán responsables ante la ley quienes falten al respeto, a la vida privada o a la moral, o incurran en los delitos y faltas sancionados por esta ley; y dice la Constitución que es libre la emisión del pensamiento por cualesquiera medios de difusión, sin censura ni licencia previa

Aunque el caso que motivó la resolución citada, involucra un medio de comunicación legalmente establecido y a periodistas reconocidos que trabajaban para elPeriódico, la libertad de expresión y la responsabilidad que lleva aparejada es sólo una manifestación particular delmás general derecho a la libertad, derecho que corresponde a la facultad de actuar sin estar sometido a coacción arbitraria, o sea a actuar de acuerdo con el mejor juicio propio.  Ese derecho es de todo individuo y no sólo de los periodistas.

En una sociedad sana, no se debe criminalizar a nadie, nadie, nadie, por emitir su pensamiento; y los ataques contra la libertad de expresión son muy peligrosos porque esa libertad es es socialmente útil para tres cosas: proteger la dignidad humana, controlar la actividad social y estatal; y buscar la verdad.

En el corto y en el largo plazo es de interés de tirios y troyanos proteger aquella libertad porque vivimos tiempos en que está bajo asedio.


30
Nov 23

Para explorar verdades y desafiar el pensamiento único

 

Hoy, que en Guatemala se celebra el Día del periodista es una ocasión propicia para recordar por qué es importante la libertad de expresiones.  Esta, por cierto, no es particular de quienes ejercemos alguna forma de periodismo, sino de todos por igual, sin distinción, ni privilegios.

La libertad de expresión es una manifestación del derecho a la libertad, que es el derecho de actuar sin estar sometido a coacción arbitraria, o sea, voluntariamente de acuerdo con el mejor juicio propio; y  es útil para tres cosas: proteger la dignidad humana, controlar la actividad social y estatal; y buscar la verdad.

La ilustración la tome de Facebook.

Nadie, nadie, nadie debería ser perseguido penalmente por expresarse y, de hecho, la libertad de expresión tiene más valor cuando lo que se expresa es contrario a las ideas prevalecientes, o podría incomodar a alguien más.  El límite, claro, es la mediana decencia, pero no es un límite penal, sino moral.

La libertad de expresión es la facultad de decir con enunciados, o mediante otros signos lo que se piensa, siente, o desea. Hace posible la exploración de ideas y posibilidades que pueden ser verdaderas -que sean producto de la identificación de hechos de la realidad-…o no. Uno deja de ser un individuo pleno y digno si debe callarse por temor a la legislación, al poder, o al linchamiento.

Como contralora de la actividad de los individuos en sociedad y de las actividades de aquellos que ejercen el poder (formal, o informalmente), la libertad de expresión nos faculta para cuestionar, o reforzar las costumbres y las ideas.  Nos permite poner en duda, o consolidar las facultades de aquellos que -por el momento- ejercen el poder; y las de aquellos que son sus patrocinadores, electores, o clientela. La libertad de expresión hace posible la discusión cívica de nuestros sistemas de creencias, de nuestros patrones de crianza y de nuestros valores.

Como herramienta para la búsqueda de la verdad, la libertad de expresión hace posible que pongamos a prueba nuestras ideas, tecnologías, conocimientos y más.  Es peligroso que una marea de pensamiento arrase con la diversidad de perspectivas e ideas (sobre todo si no es orgánica, sino impuesta y como consecuencia de la intimidación, o de la fuerza).  Sin la posibilidad de explorar, someter a prueba, o expresar lo  aún no ideado, o lo diferente, ¿cómo podemos aprender de nuestros errores e identificar lo que es falso? ¿Cómo podemos aprender de nuestros éxitos e identificar lo que es verdadero?

En ausencia de plena libertad de expresión se imponen el pensamiento único y la historia única; y como dijo Chimamanda  Adichie, es imposible hablar de pensamiento único sin hablar de poder.

En Guatemala el Día del periodista se celebra el 30 de noviembre en conmemoración de la primera tirada de La Gaceta de Guatemala.

¡Felicidades a mis amigos periodistas y a aquellos periodistas que buscan la verdad!


03
Mar 23

Vienen a por la libertad de expresión

 

La libertad de expresión está bajo asedio.  El acoso, cuando no el ataque comenzó con la [in]cultura woke y con las exigencias de lo políticamente correcto.  Siguió con las prácticas de cancelación.  En 2020 y 2021 se materializó contra cualquiera que se atreviera a cuestionar la validez científica y ética de los encierros forzados, el uso de mascarillas, las vacunaciones forzadas, por ejemplo.

La ilustración la tomé de aquí http://bit.ly/3ZkuaQT

Los ataques contra la libertad de expresión son muy peligrosos porque esa libertad es es socialmente útil para tres cosas: proteger la dignidad humana, controlar la actividad social y estatal; y buscar la verdad.

De ahí que, por ejemplo, sea inaceptable que un fiscal pida la investigación de periodistas (incluidos columnistas) a causa de notas y comentarios referentes a actores de procesos judiciales.  Más inaceptable es que un juez emita una resolución que avale aquella pretensión.  Lo correcto es que si en notas periodísticas, o columnas de opinión se hallan injurias, calumnias y claro que difamaciones, los afectados acudan a la Ley de Libre Emisión de Pensamiento en vez de usar un instrumento como la Ley de Delincuencia Organizada; práctica que recuerda las mañas de la CICIG.

En Guatemala, la libertad de expresión está ampliamente protegida por el artículo 35 de la Constitución como debe ser en una sociedad abierta; y la deberíamos defender tanto tirios, como troyanos. ¿Por qué?

Porque como manifestación de la facultad que todo individuo debería tener para decidir y actuar de acuerdo con su mejor juicio, sin estar sometido a coacción arbitraria, la libertad de expresión es la facultad de decir con enunciados, o mediante otros signos lo que se piensa, siente, o desea. Hace posible la exploración de ideas y posibilidades que pueden ser verdaderas -que sean producto de la identificación de hechos de la realidad-…o no. Uno deja de ser un individuo pleno y digno si debe callarse por temor a la legislación, al poder, o al linchamiento.

Porque como contralora de la actividad de los individuos en sociedad y de las actividades de aquellos que ejercen el poder (formal, o informalmente), la libertad de expresión nos faculta para cuestionar, o reforzar las costumbres y las ideas.  Nos permite poner en duda, o consolidar las facultades de aquellos que -por el momento- ejercen el poder; y las de aquellos que son sus patrocinadores, electores, o clientela. La libertad de expresión hace posible la discusión cívica de nuestros sistemas de creencias, de nuestros patrones de crianza y de nuestros valores.

Porque como herramienta para la búsqueda de la verdad, la libertad de expresión hace posible que pongamos a prueba nuestras ideas, tecnologías, conocimientos y más.  Es peligroso que una marea de pensamiento arrase con la diversidad de perspectivas e ideas (sobre todo si no es orgánica, sino impuesta y como consecuencia de la intimidación, o de la fuerza).  Sin la posibilidad de explorar, someter a prueba, o expresar lo  aún no ideado, o lo diferente, ¿cómo podemos aprender de nuestros errores e identificar lo que es falso? ¿Cómo podemos aprender de nuestros éxitos e identificar lo que es verdadero?

En ausencia de plena libertad de expresión se imponen el pensamiento único y la historia única; y como dijo la escritor nigeriana, Chimamanda  Adichie, es imposible hablar de pensamiento único sin hablar de poder. ¿Qué opinas?

Columna publicada en elPeriódico.


12
Ago 22

No a la ley antimemes

 

Hola, soy Victoria Mother, bienvenidos al Ministerio de Protección en Línea. Nuestra misión es crear un espacio en línea seguro para todos. Antes, la Internet era un lugar oscuro y peligroso, una tierra de nadie, sin ley, ahora podemos navegar la Internet sabiendo que estamos protegidos por el MPL. Así comienza el juego Escaping Totalitarianism que puedes bajar en la App Store y unirte a Ion.

El meme lo tomé de Facebook.

Un Ministerio de la Verdad como el que quería Joe Biden, uno como el de Victoria -o por lo menos legislación amplia y ambigua contra la ciberdelincuencia que les permita a los políticos y burócratas restringir peligrosa y arbitrariamente la libertad que debe tener toda persona para informar sobre actos y hechos de interés público (no sólo periodistas, ni medios de comunicación)- es el sueño húmedo de muchos pipoldermos*.

La tipificación como delitos, de acciones que pudieran ser realizadas en el legítimo ejercicio de la libertad de expresión, también es algo que podrían hacer Victoria, la Junta de Gobernanza de Desinformación, o un decreto legislativo como el 39-2022.

A la luz de la amplitud del delito de acoso por medios cibernéticos, no es casualidad que aquella normativa sea conocida como la Ley Antimemes.  Si bien es cierto que aquella legislación incluye una previsión que protege la libertad de expresión reconocida en tratados y convenios internacionales, lo cierto es que dada la inmadurez del sistema judicial chapín y la proclividad de los pipoldermos (y otros grupos) a imponer formas de pensamiento único, aquella tipificación es una puerta abierta para los abusos, para cuando se ofrezca.

Es cierto que existe el ciberacoso, y a lo mejor quieres ver la miniserie El hombre más odiado de Internet; pero el castigo para esa conducta criminal no debe contener el riesgo de fabricar condiciones propicias para restringir la libertad de expresión.  ¡De ninguna manera! Por eso lo que corresponde es que el Presidente de la República vete aquella normativa y que el Congreso produzca una ley técnica, que no ponga en riesgo la libertad de emisión del pensamiento, protegida por el artículo 35 de la Constitución.

Columna publicada en elPeriódico.

*Pipoldermos: pícaros políticos que por el momento detentan el poder, Manuel F. Ayau dixit.


30
Jun 22

La libertad de expresión, con Antonini de Jiménez

La libertad es la ausencia de miedos, es la posibilidad de dirigir tu vida en función de aquello que en cada momento es conveniente y necesario por eso es que la libertad es un concepto que se vive extremadamente empírico, práctico y real.  Es el único instrumento que tenemos para llegar a ser lo que somos. El diablo de la libertad es la seguridad, el sentirnos seguros, el sentir que no hay riesgo, ni incertidumbre, eso está grabado con fuego.  El principal enemigo que enfrentan los jóvenes actualmente es la autocensura, la servidumbre voluntaria que es aceptar lo políticamente correcto.  Vivimos en una época de la humanidad con más personas estudiadas y paradójicamente vivimos en una época en la que la humanidad tiene más miedo de decir lo que piensa.  Mientras más libertad, mayor es el precio.

Haz clic en la imagen para ver la conversación con Antonini de Jiménez.

Aquellas son algunas de las ideas que compartió Antonini de Jimenez, El economista de las pequeñas cosas, durante una conversación que sostuvimos hace unas semanas.

Durante aquella charla, Antonini abordó la relación que hay entre la libertad, el propósito y la admiración.  Habló del valor de expresarse con convicción. Distinguió entre libertad y libertinaje.  Comentó la relación que hay entre libertad y responsabilidad.

Explicó que la libertad que no se arriesga, se pierde; y que a la libertad sólo se llega desde la libertad porque es medio y fin de sí misma.

Antonini de Jiménez habló sobre el rol de las redes sociales y recomendó no aplacar el aburrimiento con ellas, no dejarse llevar por la inercia de la información, y pasar en ellas más de un par de horas al día como mucho. Participar en redes es un acto de auto aprendizaje y de humildad, acotó. Para tener el sello de humano, dijo, es necesario responderse a la pregunta de para qué he nacido.

Finalmente habló del rol del profesor y de la importancia de tener vocación y de enseñar con sentido.

Este año he escrito tres columnas sobre libertad de expresión, y quizá quieras visitarlas:


01
Abr 22

El sentido del humor y la incultura “woke”

 

Si mal no recuerdo, cuando estudié literatura con el ilustre Salvador Aguado-Andreut, el profesor nos contaba que don Quijote era un loco cuerdo; y el motivo por el cual tenía esa característica es porque siendo loco y divertido podía decir verdades que, de otra forma, no hubiera podido expresar en sus tiempos.  Podía hacer críticas sociales y políticas que, de estar cuerdo su personaje, Cervantes no habría podido compartir sin poner en riesgo su libertad.  A Juan de Mariana, por ejemplo, su crítica a la facultad inflacionaria del Rey le costó la cárcel.

Haz clic en la imagen para saber más de don Quijote.

En algunas cortes, los bufones eran personajes -muchas veces grotescos- cuyo ingenio y otras habilidades humorísticas e histriónicas les permitían reírse de situaciones, y hasta de personas de las que nadie se atrevería a hacer mofa.  El bufón le era útil a la corte y al monarca para tomarle el pulso a la opinión pública sin poner en riesgo la vida, ni la libertad, ni la propiedad de nadie.  Ni la dignidad de nadie porque, lo que dijera el bufón eran disparates del bufón. Hubo bufones famosos como Triboulet y Calabacillas.

En nuestros tiempos tristes la incultura woke y el victimismo en el que medra están asfixiando al sentido del humor y a la valiosa contribución social que hacen el loco cuerdo y el bufón.  El meme se salva porque es anónimo; pero el miedo a que algún colectivo se ofenda está cundiendo tan rápido en muchas sociedades que ¿llegará el momento en que de miedo compartir un meme?

La persecución de los ofensores es tan rabiosa y despiadada que la exposición de la condición humana por medio de los dislates y el sentido del humor se ve menoscabada.  La multiplicación de los ofendidos es tal que la libertad de expresión se ve amenazada como por una plaga.

Por lo pronto, para la comedia y los comediantes, la incultura woke y sus amenazas de cancelación han de sentirse como cadenas con bola.  Y todos perdemos, no sólo por la intolerancia, sino por la asfixia del sentido del humor y por el ambiente atosigante y denso que no admite más perspectivas que las autorizadas por los policías de la corrección política.

Columna publicada en elPeriódico.


25
Mar 22

Libertad de expresión, ¿para qué sirve?

 

¿Para qué sirve la libertad de expresión?  Estoy de acuerdo con quienes sostienen que la libertad de expresión es útil para tres cosas: proteger la dignidad humana, controlar la actividad social y estatal; y buscar la verdad.

Como manifestación de la facultad que todo individuo debería tener para decidir y actuar de acuerdo con su mejor juicio, sin estar sometido a coacción arbitraria, la libertad de expresión es la facultad de decir con enunciados, o mediante otros signos lo que se piensa, siente, o desea. Hace posible la exploración de ideas y posibilidades que pueden ser verdaderas -que sean producto de la identificación de hechos de la realidad-…o no. Uno deja de ser un individuo pleno y digno si debe callarse por temor a la legislación, al poder, o al linchamiento.

Como contralora de la actividad de los individuos en sociedad y de las actividades de aquellos que ejercen el poder (formal, o informalmente), la libertad de expresión nos faculta para cuestionar, o reforzar las costumbres y las ideas.  Nos permite poner en duda, o consolidar las facultades de aquellos que -por el momento- ejercen el poder; y las de aquellos que son sus patrocinadores, electores, o clientela. La libertad de expresión hace posible la discusión cívica de nuestros sistemas de creencias, de nuestros patrones de crianza y de nuestros valores.

Como herramienta para la búsqueda de la verdad, la libertad de expresión hace posible que pongamos a prueba nuestras ideas, tecnologías, conocimientos y más.  Es peligroso que una marea de pensamiento arrase con la diversidad de perspectivas e ideas (sobre todo si no es orgánica, sino impuesta y como consecuencia de la intimidación, o de la fuerza).  Sin la posibilidad de explorar, someter a prueba, o expresar lo  aún no ideado, o lo diferente, ¿cómo podemos aprender de nuestros errores e identificar lo que es falso? ¿Cómo podemos aprender de nuestros éxitos e identificar lo que es verdadero?

En ausencia de plena libertad de expresión se imponen el pensamiento único y la historia única; y como dijo Chimamanda  Adichie, es imposible hablar de pensamiento único sin hablar de poder.

Columna publicada en elPeriódico.

Anoche, por cierto, participé en Canal Antigua, junto a Jorge Ceballos, en un programa sobre la libertad de expresión.


18
Mar 22

Ni de religión, ni de política

 

La libertad concedida tan sólo cuando se sabe de antemano que sus efectos serán beneficiosos no es libertad. Si supiéramos cuándo debe utilizarse libertad, desaparecerían en gran medida las razones a favor de la misma. No es una razón en contra de la libertad individual el que frecuentemente se abuse de ella. La libertad necesariamente significa que se harán muchas cosas que no nos gustan, escribió Friedrich A. Hayek y añadió que su confianza en la libertad no descansa en los resultados previsibles en circunstancias especiales, sino en la confianza en que a fin de cuentas dejará libres más fuerzas para el bien, que para el mal.

La ilustración la tomé de aquí: https://bit.ly/3qgGySL

Esta es una de las perlas hayekianas más difíciles de entender porque es una de las más difíciles de llevar a la práctica; tanto en la vida personal como en la de la polis.  ¿Por qué? Porque la tentación de querer siempre el bien es tan poderosa, que a veces puede impulsarnos a sacrificar hasta los derechos individuales. Por ejemplo, la libertad de expresión suele ser una de las primeras víctimas de aquella persecución desesperada del bien por parte de quienes saben exactamente qué es el bien y no están dispuestos a sostener una conversación al respecto.

Esa indisposición tiene sus raíces en un mal consejo que nos dan desde niños, ese que dice que no hay que hablar de religión, ni de política.  Esa mala admonición inhabilita a algunos para sostener conversaciones civilizadas sobre temas controversiales; y es en aquellas condiciones de precariedad intelectual que medran el pensamiento único y la pulsión de hacer callar, eliminar y arrasar.

Si la civilidad ha de sobrevivir y con ella la civilización, quizá sería mejor escucharía el consejo de Hayek más que el despropósito de no conversar abiertamente sobre temas controversiales.  Quizá es mejor huir del pensamiento único y de la tentación de vencer, en vez de convencer, como se huye de la peste.

¿Y si sale ideas y cosas que no nos gustan?  Pues aprendemos y luego afinamos, pasamos de pintar con brocha gorda a pintar con pincel.  Y conservamos el valor de la libertad y el del placer de conversar con agudeza.

Columna publicada en elPeriódico.


06
Dic 21

“Delitos de odio” contra la libertad de expresión

 

El concepto de delitos de odio es inherentemente subjetivo es un concepto que aún los mejores juristas han fracasado en definir objetivamente.  Adicionalmente a ello, las leyes acerca de los llamados delitos de odio son amenazas contra la libertad de expresión porque les dan a quienes ejercen el poder -y tienen influencia en él- el poder arbitrario necesario para silenciar ideas y expresiones disidentes, o impopulares.

Esas son las razones por las que la iniciativa 5494 que se halla en el Congreso de la República, acerca delos supuestos delitos de odio, debe ser rechazada.

Lee concienzudamente el artículo 455 y dime si es posible una tipificación del delito, tomando en cuenta que el tipo penal es la descripción precisa de las acciones, u omisiones delictivas; si una acción humana no se ajusta exactamente al tipo penal, dicha acción no puede ser considerada como delito por un juez.  Eugenio Cuello Calón, en Derecho Penal, explica que el acto cometido tiene que encajar en la figura delictiva y que para el jurista Ernest von Beling la figura del delito incluye todos los elementos objetivos y subjetivos contenidos en la conducta antijurídica.  No es posible una descripción precisa, con con tan elevado subjetivismo en la pretendida tipificación. ¿Cuándo termina la broma y empiezan la humillación, el racismo, o el clasismo? ¿Dónde terminan la analogía y empiezan la hostilidad, el machismo, o la intolerancia?

En los sistemas donde existen aquel tipo de delitos al tipificación depende del criterio arbitrario, cuando no caprichoso, del juez y de por dónde soplan los vientos de quienes manejan la opinión pública que, en nuestros tiempos, quiere decir de quienes tienen la capacidad de organizar linchamientos en redes sociales y en medios de comunicación tradicionales.

Lee concienzudamente el artículo 456 y es tres cuartos de lo mismo, agravado con el hecho de que desde hace ratales la exguerrilla ha hecho intentos por imponer la historia única y prohibir que sea explorada la verdad sobre el supuesto genocidio.  Es imposible hablar del pensamiento único, sin hablar de poder, dice la escritora Chimamanda Adichie.  Como los roles económicos y políticos, las historias también están definidas por el principio de poder cómo son contadas, quién las cuenta, cuándo son contadas, cuántas historias son contadas, depende realmente del poder.  El poder no es sólo la capacidad de contar la historia de otra persona, sino el de convertirla en la historia definitiva de esa personas, añade.

Una de las principales funciones de la libertad de expresión es que sirve para la búsqueda de la verdad; y si por intereses de poder es prohibido y penalizada la expresión de otras versiones y perspectivas sobre ciertos actos y hechos, no sólo se obstaculiza aquella búsqueda, sino que se viola la dignidad de las personas que cuestionan la pretendida historia única.  ¿Cómo se viola esa dignidad? Al negárseles el carácter de individuos pensantes y racionales que tienen algo que aportar y cuyas experiencias de vida son consideradas como delictivas sólo porque no se ajustan a la narrativa de quienes tienen el poder de penalizar, castigar y erradicar perspectivas que no sean las suyas.

En todo caso, en Guatemala la libertad de expresión existe al amparo del artículo 35 de la Constitución de la República; y la del 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.