Aunque toda propaganda que se base en creencias, actividades, o motivos de religión está prohibida por la Ley Electoral; al menos tres candidatos a la Presidencia manipulan a sus votantes potenciales -conservadores y místicos- con mensajes religiosos, o realizaron actividades con integrantes de congregaciones religiosas.
Entre los presidenciables que utilizan aquella mala práctica, se encuentra Pablo Duarte, del Partido Unionista, cuyo lema es: ¡Como Dios manda! Isaac Farchi, presidenciable de Visión con Valores, que se reunió con pastores evangélicos y según el secretario general de Viva, Armando Castillo, Farchi les ha hablado de los ejes de trabajo y que, si estas les parecen a ellos, las trasladen a su congregación. Otro candidato presidencial que menciona a su dios en sus apariciones en redes sociales es Amílcar Rivera, que se postula con el partido Victoria. Quiero una Guatemala productiva, con un pueblo sano, educado, seguro y con trabajo. Por eso le pido a Dios su sabiduría, su inteligencia y que me guíe en el camino correcto…, indica Rivera.
Aparte de que lo que hacen es ilegal, ¿cómo sería un gobierno basado en lo que el dios más popular -en estas latitudes- quiere?
Pablo Duarte, de Unionistas; Isaac Farchi, de Viva; y Amilcar Rivera, de Victoria usan argumentos religiosos para atraer el voto conservador y místico. La foto es de elPeriódico.
A muchos políticos les encanta la Biblia porque el dios de ese libro no tolera la desobediencia a las autoridades: Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios… De modo que quien se opone a la autoridad… y los que resisten, acarrean condenación.
Ese dios es rencoroso, violento y vengativo: Muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento, sentenció contra un hombre que recogía leña en el día de reposo. Aquel dios mandó osos a matar a 42 muchachos: Salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de [Eliseo], diciendo: “¡Calvo, sube!” Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron…a cuarenta y dos muchachos. A Sansón le dio poderes para matar a 30 personas por una apuesta: El Espíritu del Señor vino sobre él con gran poder…y mató a treinta de ellos y tomando sus despojos…Y ardiendo en ira, subió a la casa de su padre. Aquel dios desprecia a la gente que sufre de impedimentos, o está enferma: Ningún hombre…que tenga defecto se acercará para ofrecer el pan de su Dios… ni ciego, ni cojo, ni desfigurado, ni deforme, ni hombre en el cual haya quebradura de pie ni rotura de mano, ni jorobado, ni enano, ni que tenga nube en el ojo, ni que tenga sarna, ni erupción ni testículo dañado.
El dios que veneran los que apoyan aquella legislación le ordenó a Abraham matar a su hijo; asesinó a bebés y niños egipcios, mató a un hombre por no acceder a tener hijos con la mujer de su hermano y torturó a Job. Los cristianos veneran el Antiguo Testamento como verdadera Palabra de Dios, dice el Catecismo. ¿Te das cuenta de por qué es que a ciertos políticos les encanta la Biblia?
Este es el tipo de cosas que el dios de la Biblia aprueba:
David quería quedar bien con su suegro, Saúl, que no tenía interés en una dote cualquiera. Saúl le pidió a David 100 prepucios de filisteos y David le consiguió 200. ¡Doscientos prepucios que los filisteos no entregaron por las buenas! ¿Cuánta violencia habrá que ejercer para conseguir 200 prepucios?
Unos hombres rodearon la casa de un anciano que alojaba a un forastero y para que los malvados no le hicieran daño al huésped el anciano ofreció sacar a su hija virgen y a la concubina del huésped para que los hombres hicieran con ellas lo que les pareciera bien. Los hombres violaron y abusaron de la concubina toda la noche, hasta el amanecer. Esa mañana el huésped volvió a su pueblo con la concubina, tomó un cuchillo, la desmembró en doce pedazos y la esparció por todo el país.
Da miedo cuando los políticos ofrecen un gobierno como manda su dios, o usan al clero para convencer votantes. Al rato uno se los imagina actuando al grito de ¡Viva Cristo Rey!