09
Abr 07

Leche hedionda

Leo que la administración está repartiendo leche ligosa, granulosa y con mal olor como parte del programa Vaso de Leche Escolar, del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación . El caso fue denunciado en Chichipac, Rabinal; pero ¿será un caso aislado? Lo cierto es que es recurrente porque ya ha ocurrido durante tres años seguidos. Esto es lo que escribí, hace exactamente 2 años, sobre ese programa sospechoso.

Leche cortada

¡Pasé una Semana Santa de película!; es decir, viendo películas y comiendo delicias de temporada. Pero eso sí, en una salida al Centro, para ver procesiones, vi las pintas que lo ensucian. En varias se hace referencia al Gobierno “de” los empresarios; frase que me hizo pensar si realmente debería decir Gobierno para los empresarios, o mejor aún, Gobierno “para los empresaurios”.

¿Qué me llevó de la Pasión a aquellas meditaciones mundanas? El que los “empresaurios” lecheros hayan conseguido, del ministro Álvaro Aguilar, la ejecución del Programa Vaso de Leche Escolar. Un ardid populista diseñado para aprovecharse del erario y obtener rentas parasitarias a favor de sí mismos.

Hago aquí una pausa para aclarar que no estoy contra la alimentación de los niños, ni contra la educación; pero sí, ¡y mucho!, contra los privilegios que pretenden los grupos de interés.

Lo que los lecheros “nacionales” quieren es que el Gobierno les compre la leche sólo “a ellos”. De forma excluyente. Por eso es que se anuncia pomposamente que “los lecheros están fortaleciendo sus hatos”. ¡Cómo no, si ya tienen amarrado el negocio!

Otra aclaración importante: no estoy contra los negocios, ni contra los empresarios, ni contra el lucro. Al contrario ¡yo admiro a los empresarios!; pero a los “empresaurios” mercantilistas, no. Desgraciadamente, el Gobierno para los “empresaurios” está alentando a una clase de productores adictos a la teta del erario.

Que no nos extrañe, entonces, que los libreros quieran estar fuera del sistema del IVA. Que no nos parezca raro cuando los arroceros quieran servir arroz con leche en las escuelas, cuando los criadores de cerdos quieran añadirle tocino al desayuno escolar y cuando los productores de maíz amarillo quieran que haya tortillas doradas. ¡Todo sea por los niños!… o por una tajada del presupuesto del Estado.

La transa de los lecheros viene de lejos. En 1999 consiguieron un arancel que los protegía contra los competidores que tenían de Honduras, Costa Rica y Chile. Y allá por diciembre pasado obtuvieron, del presidente Berger, la promesa de darles Q45 millones (que no se invertirían en seguridad y justicia), para subsidiar sus negocios personales.

Lo que me da mala espina es un detalle que muchos no saben. Esto es, que hasta hace poco, la billetera de Óscar Berger contenía un escapulario, su carné del Colegio de Abogados, el del Club Guatemala, el del seguro, tarjetas de crédito, las fotos de rigor y… chanananán: un carné del Consejo Nacional de Fomento Lechero. A ver ¿qué concluye, usted, de esto?

En enero de 2005, los productores guatemaltecos de miel de abejas se vieron enfrentados a una caída pronunciada en el precio de su producto.

Contrario a lo que hacen ahora los “empresaurios”, aquellos empresarios no clamaron en la Prensa por privilegios, monopolios o subsidios.

Tanto Édgar Santizo como Imogen Sieveking hablaron claramente de “mejor administración de sus costos de producción, del manejo técnico de sus colmenas para mejorar la calidad, y de la búsqueda de nuevas opciones para exportar”; así como de “mejorar la calidad de la miel y la productividad de sus colmenas”.

Contraste usted la actitud demagógica y cortoplacista de los lecheros y de los otros “empresaurios” que buscan vivir del tesoro público, con la de los verdaderos empresarios como los de la miel; que en lugar de pedir que el desayuno de arroz con leche, tocino y tortillas sea endulzado con miel blanca, hablan de asumir una actitud emprendedora.

¡Estos son los empresarios de verdad! Estos son “la minoría más perseguida”, de la que hablaba Ayn Rand; porque estos pagan, con el desprestigio del sector empresarial, los platos que ensucian los “empresaurios” buscadores de rentas parasitarias.

¡Por los niños!, ¿qué necesidad hay de fomentar los monopolios y los privilegios? Yo sugiero, humildemente, que para combatir efectivamente la pobreza, el “Gobierno para los empresaurios” se torne en un Gobierno para todos.


22
Feb 07

¡Muerte a los privilegios!

Ayer leí que “La iniciativa del diputado unionista Mariano Rayo, la cual reformaría varias leyes tributarias para conceder exoneraciones parciales de impuestos a las entidades bancarias, fue retirada del pleno antes de su tercera lectura, porque ya no había consenso para su aprobación”. A mí eso me parece muy bien. En lugar de estar multiplicando los privilegios, como el de no pagar impuestos, los diputados deberían eliminarlos. Si van a haber impuestos, ¡qué todos los paguen! No hay razón alguna que justifique, éticamente, que unos paguen tributos y otros no.

Recaudadores de impuestos en un cuadro de Ruysdael. Foto tomada de www.eumed.net/cursecon/1/Mercado-estado.htm


13
Ene 07

Derecho usurpado

1. ¿Qué ocurría cuando el gobierno tenía el monopolio de las telecomunicaciones? Las líneas telefónicas eran escasas, sólo había un modelo de aparatos telefónicos, había que dar mordidas para conseguir líneas, uno tenía que esperar cuatro años para que le diera una y las llamadas al exterior costaban lo que un asalto.

¿Qué ocurría cuando el gobierno tenía el monopolio de la energía eléctrica? Había apagones de seis horas. ¿Qué ocurría cuando el gobierno tenía el monopolio de las aerolíneas? Que la línea aérea de los mayas no tenía ni aviones propios, o tenía unos vejestorios. ¿Qué ocurre con el monopolio del gobierno en la seguridad social? Que los funcionarios se roban la plata y las pensiones son de miseria.

Si la historia de los monopolios del gobierno es una historia de escasez, de corrupción, de falta de transparencia y de mala administración, ¿por qué nos extraña que, teniendo el gobierno el monopolio de la emisión monetaria, hayamos pasado la Navidad sin billetes?

El ente encargado de la administración del monopolio del dinero, en Guatemala, es el Banco de Guatemala, cuya misión es promover la estabilidad en el nivel general de precios; pero yo digo, ¿de qué sirve tan ambicioso objetivo si como monopolista es incapaz de administrar bien su privilegio?

Voy a decir algo que parece una perogrullada; pero, el dinero es importante. Es tan importante como el abastecimiento de comida, el abastecimiento de ropa, o el abastecimiento de vivienda. Por eso es que, como el abastecimiento de comida, ¡no se lo podemos dejar, en calidad de monopolio y privilegio, al gobierno!

¿A dónde iríamos a parar si el gobierno tuviera el monopolio de los huevos, de la leche, y del pan? ¡Habría escasez de huevos, de leche y de pan, de la misma forma en que hubo escasez de teléfonos y hay escasez de dinero.

El propósito del dinero es facilitar los negocios en el mercado al actuar como un medio, comúnmente aceptado, de intercambio. La existencia de dinero presupone un orden complejo y de relaciones infinitas basadas en la división del trabajo y en la propiedad de los frutos del talento y del trabajo de las personas. Muchas cosas buenas dependen del dinero y por eso es que su existencia no debería dejársele al gobierno: el monopolista privilegiado más incapaz de todos los monopolistas privilegiados.

Como cualquier otro bien de intercambio, que goza de la confianza de sus usuarios, el dinero debería de competir por la preferencia de ellos. Para evitar que haya escasez y que su administración sea una cábala oscura, sería mejor la transparencia en su abastecimiento.

La idea puede parecerle extraña a algunos; pero hace años, antes de que los gobiernos se dieran cuenta de que podían aprovecharse del monopolio de la emisión monetaria, esta no era una facultad exclusiva de los políticos en el poder. Miles de años antes de que alguien tuviera la idea de banca privada, y muchos siglos antes de que a alguien se le ocurriera la idea de banca central, ya existía el dinero. El dinero monopólico es una usurpación ilegítima de la propiedad y de la libertad de los individuos que, como usted y como yo, nos vemos forzados a depender del Estado para el abastecimiento de algún medio de intercambio que sea comúnmente aceptado en el mercado. ¿Por qué?, entonces, nos extraña que hayamos pasado una Navidad sin dinero.

Pensémoslo bien, a lo mejor va llegando el día en que nos decidamos a recuperar el derecho que nos fue arrebatado.

2. Mojito previsor: “¿Cuál será el mejor lugar para enterrar a Fidel?”, pregunta la maestra. “En la Plaza Roja, junto a Lenin”, dice Robertico. “Junto a Mao”, dice María. “En el Santo Sepulcro, donde estuvo Cristo”, dice Juanito. “¡No, no, no!”, dice Tonino. “¡Ahí si que no! Porque no vaya a ser que se le ocurra resucitar al tercer día”.

Publicado en Prensa Libre el sábado 13 de enero de 2007.


03
Ene 07

Al fin…un propósito de Año Nuevo

Al fin encontré un propósito para el Año Nuevo. Es decir, uno que de verdad me entusiasma cumplir: acabar con el sistema de privilegios, acabar con el sistema en el que los intereses de unos prevalecen sobre los derechos de otros, y acabar con el sistema de arbitrariedad.

“Si todos trabajamos juntos, podemos desarmar completamente el sistema”.


30
Dic 06

12 uvas

1. Estos son mis 12 deseos para Guatemala y los guatemaltecos en este Año Nuevo. ¿Qué tal si nos atreviéramos a romper paradigmas y nos decidiéramos no sólo tener un año mejor, sino un siglo mejor?

Primera uva: Acabemos con el Impuesto Sobre la Renta. Los guatemaltecos necesitamos más y mejores empleos, y más oportunidades para salir de la pobreza. La existencia de un impuesto a los rendimientos del capital es uno de los obstáculos para que haya más y mejores inversiones.

Segunda uva: Dejemos de preocuparnos por a quién darle nuestro voto en los próximos comicios. Enfoquémonos en cambiar el sistema porque si no lo hacemos cambiar, no importa quién llegue, su gestión será un fracaso más. Por favor, lea la propuesta de www.proreforma.org.gt

Tercera uva: Digámosle No a los privilegios. Optemos -de una vez por todas- por la igualdad de todos ante la ley sin distinción de posición económica, etnia, sexo, religión o lo que sea.

Cuarta uva: Abandonemos la arbitrariedad. Impidamos el aprovechamiento de la majestad de la ley por parte de grupos de interés para su propio beneficio. Decidámonos por apoyar la fundación de un estado de derecho, en vez de continuar con uno en el que los intereses de unos prevalecen sobre los derechos de todos.

Quinta uva: Aprendamos de José Batre s Montúfar: “¡Mientras más leyes hay, más contrabando!”. Cerremos de una vez las aduanas. Que se reconozca la libertad de las personas para intercambiar con cualquiera sin tener que sufrir coerción y sin tener que hacer pagos innecesarios.

Sexta uva: Para obtener su parte del presupuesto del Estado, grupos de ecohistéricos, de etnicistas, de proteccionistas, de sexistas y muchos otros, distraen nuestra atención con gritos de “¡Ahí viene el lobo, ahí viene el lobo!” ¿Qué tal si les decimos ¡hasta aquí!, y nos negamos a financiar sus aficiones y sus intereses?

Séptima uva: Dejemos de vivir en el pasado. Que Alvaro Arzú, Oscar Berger, los exguerrilleros, los burócratas y las ONG que viven de ellos se peleen por celebrar los acuerdos de pacificación. Los demás veamos al futuro, celebremos que ya no hay más guerra para defendernos del marxismo-leninismo y demandemos un gobierno que proteja nuestra vida, nuestra libertad y nuestra propiedad.

Octava uva: Sepultemos al pragmatismo, al posmodernismo y al relativismo. Probemos qué se siente vivir conforme a principios. Si decimos que defendemos la libertad, por ejemplo, defendámosla para todos y siempre, aunque nos perjudique personalmente en algún caso específico.

Novena uva: Pongamos en su lugar a los entrometidos organismos internacionales y a las embajadas de otros países Ni Cicig, ni guerra contra las drogas, ni contratos millonarios, ni leyes racistas, ni médicos activistas deberían ser aplaudidos. Comportémonos con dignidad para que “los amigos” dejen de tratarnos como si fuéramos subciudadanos de sus colonias.

Décima uva: ¿Qué tal si pudiéramos salir a caminar sin temor a que nos quitaran el celular, la billetera, el reloj…o hasta la vida? ¿Qué tal si hubiera seguridad para que recuperemos la confianza en Guatemala?

Undécima uva: Pasemos más tiempo con la familia y los amigos. Leamos más libros y veamos menos televisión. Tomemos mejor café y comamos mejor chocolate. Conozcamos Guatemala; y si no los ha probado, pruebe los refrescos de chan y de tiste.

Duodécima uva: Compartamos algo con alguien que no tiene; y como dicen por ahí: “trabajemos como si no necesitáramos el dinero, amemos como si nunca nos hubieran lastimado y bailemos como si no nos estuvieran viendo”.

En esta noche de Año Nuevo, mientras come sus 12 uvas, por favor piense en ¿qué tal si en vez de hacer siempre lo mismo, optáramos por tener un país mejor?

2. Mojito de año nuevo: Entra el médico y le dice a Raúl Castro: “Comandante, Fidel ha muerto”. Y Raúl le contesta: “¡Coño!, y ahora, ¿cómo se lo vamos a decir?”.

Publicada en Prensa Libre el sábado 30 de diciembre de 2006.


18
Dic 06

Para Ripley: racismo y privilegios

“La sentencia de la Corte Suprema de Justicia, que en el 2005 decretó que a una persona juzgada por sistema indígena no se le puede volver a juzgar por el occidental, es el primer caso de reconocimiento del derecho maya.
Un hombre que fue acusado por la comunidad de haber robado un vehículo, pero que lo devolvió al ser descubierto, fue sentenciado por el sistema indígena a servicio comunitario y a reconocer su falta públicamente. Como era confeso, la Policía Nacional Civil lo detuvo, y el Ministerio Público pidió ocho años de cárcel para él.
Finalmente fue sentenciado por robo. La Defensa Pública Penal, asesorada por varias organizaciones, pelearon el proceso, y en casación, la Corte Suprema de Justicia dictaminó que si ya había sido juzgado por un sistema, no podía volver a ser acusado.
Esta resolución sentó un precedente legal sobre la legitimidad del derecho indígena y su coexistencia con el oficial”, dice un reportaje de hoy y las negritas son mías.
Hasta aquí llega, oficialmente, la igualdad de todos ante la ley en Guatemala. Como están las cosas, si alguien se roba un carro ¡y lo devuelve al ser descubierto!, tiene dos opciones: se acoge el sistema occidental y corre el riesgo de pasar 8 años en la cárcel, o se somete al drecho maya y hace algunas tareas indefinidas luego de pasar una vergüenza. Usted, ¿qué preferiría?
Pero la cosa no se queda ahi. ¿Puede, un ladron ladino someterse al derecho maya? ¿Cuánto de sangre maya debe tener uno para someterse a la opción más benigna? Si el derecho maya es sólo para los mayas, ¿viola el principio de igualdad de todos ante la ley? Si asi fuere, de plano que es un privilegio. Y si lo fuere, ¡es un privilegio basado en la étnia! En esas condiciones, ¿es un privilegio racista? ¿Es excluyente?
Yo digo que sí. Es excluyente, es racista, es un privilegio y viola el principio de igualdad de todos ante la ley. ¿Qué ladrón atrapado, en sus cinco sentidos, no quisiera recibir la pena más benigna? y ¿Qué pasará si el ladrón vuelve a ser atrapado robando, o cometiendo algún otro delito?
Si la práctica de este “derecho indígena” está siendo promovida por la embajada de Noruega y por la gente de Cirma, ¡y avalada por la Corte Suprema de Justicia!, la muerte oficial de la igualdad de todos ante la ley, en Guatemala, ya tiene responsables.


14
Oct 06

Otra Guatemala

Para la perpetuación de la miseria en Guatemala, el legado de la Revolución del 44 sigue siendo la plataforma de la izquierda y de los populistas chapines.

Aquel proceso está asociado a calamidades como la reforma agraria (una cruzada contra el derecho a la propiedad), el Código de Trabajo (y a la muerte del derecho de trabajo), la educación pública (y la negación del derecho de los padres a elegir la educación para sus hijos), y la seguridad social (o sea al monopolio y el empobrecimiento de las clases pasivas).

Una tarea permanente de las izquierdas, y de los populistas, ha sido la recuperación de aquella plataforma nefasta. De ahí la guerra, con sus asesinatos, secuestros y extorsiones, llevada a cabo por las guerrillas marxistas leninistas durante 36 años. La firma de los Acuerdos de Paz pretendió detener aquella historia de terror; pero como los acuerdos eran ilegítimos y las izquierdas no alcanzan sus objetivos de poder, la paz sigue postergada.

La criminalidad, la impunidad, los abusos, el racismo y la pobreza de millones de personas siguen caracterizando la polarizada realidad nacional. El Estado, colapsado y totalmente carente de autoridad moral, ha sido engordado por redes de corrupción y de grupos de interés. Las formas de opresión clasistas y etnicistas se han convertido en relaciones de muerte.

Las elites dominantes y sus socios, los exguerrilleros, persisten en usurpar el Estado para preservar sus privilegios. No están dispuestos a perder el control del gobierno y vuelven a abusar de su poder con el continuismo de políticas que concentran la inversión pública para sus proyectos, abusan de la ingenuidad de los tributarios, saquean los recursos naturales y violan los derechos individuales y la igualdad de todos ante la ley.

La soberanía agoniza frente a procónsules europeos, norteamericanos, sudamericanos y de organizaciones internacionales que favorecen sus intereses y los de su clientela local.

Un régimen que basa su funcionalidad en la impunidad y en la ignorancia pretende sellar en piedra un modelo socialista que profundiza los mismos problemas estructurales. La juventud, la población migrante y la mayoría de familias sienten como nunca el impacto de aquel sistema que cierra los caminos para vivir en paz. Hoy se desbordan el crimen organizado y la inseguridad ciudadana. El Estado es cebado por alianzas mafiosas que ejercen control sobre áreas extensas del territorio nacional.

Guatemala necesita un cambio de dirección. Nuestra nación reclama con urgencia una reforma profunda del Estado con la participación cívica de todos los individuos que respetan la vida y la libertad. Guatemala exige acción de parte suya, lector, para detener aquel sistema perverso de poder.

Es el momento de convocar a una alianza que se base en una propuesta coherente, en la que quepan todos menos aquellos que hayan sido parte de actos terroristas y violatorios de los derechos individuales, o violatorios de la igualdad de todos ante la ley; así como de hechos de corrupción pública y privada, del crimen organizado, del narcotráfico y de la guerrilla.

Es el momento de llamar a todas las personas, sin distingo de clase, etnia, género, religión, edad, ocupación, o preferencia deportiva, para formar un frente cívico social para la reforma del Estado. Uno que no se deje engañar por los cantos de sirena de los multiplicadores de privilegios y de los generadores de enfrentamientos.

En el mes de la patria y de mi cumpleaños, esta columna está dedicada a los guatemaltecos buenos; en especial a los que, de buena fe, firmaron el campo pagado titulado Otra Guatemala es posible, suscrito el 10 de septiembre pasado. ¡Animo!