31
Ago 19

Otra vez el tema de los parqueos

La iniciativa de forzar, por medio de legislación, a que los parqueos sean gratuitos y su hermana, la idea de que estén asegurados -principalmente en centros comerciales- son desatinos por dos razones: viola la libertad de producir e intercambiar sin coerción; y hace que unos tengan que pagar por servicios que usan otros.

Como…¿Por qué?

¿Se puede forzar a alguien a prestar un servicio en condiciones que no le convienen?

Cuando alguien construye un estacionamiento hace una inversión e incurre en costos con la esperanza de prestar un servicio y hacer negocios con quienes -de forma voluntaria y pacífica- quieren hacer uso de aquellos servicios.  Quienes prestan servicios de estacionamiento lo que ofrecen es espacio.  Se engañan quienes creen que los estacionamientos ofrecen servicios de seguridad.  Voy a abundar en esto abajo al transcribir un artículo que escribí hace ratos sobre este tema.

Cuando tu estacionas tu vehículo en un parqueo pagas X por el espacio que ocupa tu automóvil.  Si quisieras que este esté asegurado tendrías que pagar X + Y + Z porque el seguro tiene un costo (Y).  Y también lo tienen los guardias que habría que contratar (Z) para que controlaran los movimientos dentro del parqueo y evitaran daños.

Si estaciono mi vehículo en un parqueo bajo las condiciones de una regulación o legislación de supuesta gratuidad, el costo de X + Y + Z no lo pagaría al salir del centro comercial como ocurre ahora con el pago de Z.  Lo pagaría al consumir en mi lugar de específico de compras porque los espacios de estacionamiento tienen costos.  Y los costos se trasladan siempre que es posible trasladarlos. Entonces, en lugar de pagar X por un almuerzo en el food court del centro comercial, yo tendría que pagar el precio del almuerzo, más una parte proporcional de Y + Z y así en cada consumo.  Pero lo que es peor es que aquellas personas que lleguen sin vehículo al lugar, también tendrían que pagar una parte proporcional de la supuesta gratuidad del estacionamiento de mi vehículo.  Mi vehículo estaría estacionado aparentemente de forma gratuita; pero otros -incluso los que no llegaron con automóvil- pagarían una parte proporcional de mi privilegio.  Es por eso que Milton Friedman dijo que no hay tal cosa como un almuerzo gratis.  El almuerzo que es gratis para unos, necesariamente es pagado por otros.

Las propuestas de forzar la gratuidad, ya sea por medio de legislación, o por medio de boicots es populista e injusta. A continuación un artículo que escribí hace ratales en un contexto parecido:

Algunas personas creen que los parqueos privados deberían ser regulados; que debería haber un control de precios y que, por ejemplo, los propietarios de los estacionamientos deberían responder por daños que ocurran en los locales. Esa perspectiva pierde de vista que el servicio que prestan los estacionamientos y por el cual cobran lo que cobran (y los usuarios pagan sin ser obligados a adquirir el servicio) es el de espacio para estacionar; no el de seguridad para el vehículo. Este último es un tipo de servicio muy diferente al del espacio y no estoy seguro de si alguien querría prestarlo voluntariamente a los precios actuales. Aquella óptica pierde de vista que, cuando hay control de precios, sucede lo que tiene que suceder: escasez.

Mientras tanto, toma en cuenta que:

1. En los estacionamientos generalmente hay letreros que explican que el establecimiento no se hace responsable por daños a los vehículos y que los propietarios los dejan ahí por su cuenta y riesgo. De modo que queda claro que a cambio de cualquiera que sea la suma que me cobren en el parqueo, lo que me ofrecen es un espacio para dejar mi carro; y no me ofrece seguridad.

2. En esas condiciones, está claro que yo tengo que elegir entre no llevar automóvil, dejar ahí mi carro, o dejarlo en la calle y evaluar dos cosas: si quiero seguir dando vueltas en busca de un espacio, o si quiero jugármela y dejar mi auto en la calle para no pagar la tarifa del estacionamiento.

3. Si los dueños de estacionamientos ofrecieran seguridad, seguramente sus costos se elevarían y habría que ver si podrían, o querrían, prestar ese servicio adicional al mismo precio que prestan el de espacio.

4. Lo mismo ocurriría si pagaran algún tipo de seguro. Eso incidiría en sus costos. y podría influir en los precios para el usuario.

5. Para protegerse de usuarios inescrupulosos (o incluso de gente de buena fe que pudiera estar equivocada) en los parqueos tendrían que recibir los vehículos como cuando uno los alquila.  Tendríamos que llenar un formulario con un inventario mínimo de los daños que ya tiene el vehículo al dejarlo estacionado, e incluso un inventario de lo que hay adentro.  ¿Cuánto tiempo estás dispuesto a invertir en esto cada vez que te estaciones?

6.  Quizás debería haber dos tipos de estacionamiento: unos que sólo ofrezcan espacio, como los que hay ahora; y otros que, por el precio correcto, ofrezcan otros servicios como seguridad, seguro, limpieza y qué se yo qué más podrían querer los clientes y qué más estarían dispuestos a pagar.  Pero estos servicios deberían ser contractuales, voluntarios y pacíficos; no forzados, ni impuestos por la legislación y la política.

A mi juicio está claro, y siempre lo ha estado, que los estacionamientos no cobran por seguridad, sino que cobran por espacio. Es muy peligroso que haya quienes demanden legislación para obligar a otros a ofrecer bienes y servicios que no están dispuestos a ofrecer, a cambio de tarifas que no están dispuestos a aceptar.

Claro que la gente tiene derecho a quejarse de los costos de los estacionamientos (the antique art of bitching) ; pero yo prefiero vivir en una sociedad en la que se respete las libertades de producir, consumir, intercambiar y de servir, sin coerción, ni privilegios.


30
Ago 19

¿Soluciones para el tránsito?

Como tengo suerte de chucho enano pocas veces me atrapa mal el tráfico. Pero en ocho días, el mal tránsito me tragó dos veces: una en la carretera a El Salvador a las once de la noche, ¿vas a creer? ¡A las once de la noche! ¿Y la otra? Entre la 20 calle de la zona 10 y Oakland Mall a tal punto de que llegué más rápido caminando, que el auto en el que iba.

Tráfico en la ciudad de Guatemala.

Escucha el podcast aquí.

De casualidad, el miércoles me topé con un tuit que exhortaba a ofrecer soluciones al tráfico infernal, la autora del buen aporte fue @patigabs y hubo resultados que merecen atención. Algunos fueron del orden de aquellas soluciones que requieren de coacción arbitraria para que se hagan realidad; pero otras no. Unas eran de largo plazo y costosas, y otras no. En fin, te comparto algunas.

Entre las que requieren coacción se hallan la de escalonar los horarios laborales, medida que implicaría la amenaza del uso de la fuerza contra quienes no accedieran a escalonar sus horarios. Además, podría perjudicar el giro de los negocios y causar daños y perjuicios arbitrarios. Eso sin contar con que no faltarían quienes pedirían excepciones y habría privilegios y quizá corrupción. ¡Vaya que no vi una sugerencia del tipo Hoy no circula!

Descentralizar la capital y crear una capital administrativa en otro departamento parece razonable; pero es más fácil y barato decirlo que hacerlo. ¿Ser movería a toda la burocracia, o se contrataría nueva en la nueva capital?

La peor de todas es la de aniquilar totalmente a la raza humana.

Vivir cerca del trabajo y que los niños estudien cerca de casa suenan interesantes; pero, ¿y si no hay buenos colegios cerca de tu casa que está cerca de tu trabajo? ¿Qué va primero?

A mí me gustan la de mejorar la seguridad ciudadana y el transporte colectivo; pero esto último, me parece que solo pasa por liberar el mercado del transporte. ¡Ya basta de hacer experimentos!

A mí me gustan mucho las sencillas que dependen de cada uno individualmente, como ser corteses, no bloquear cruceros, ir en el carril correcto y no distraerse con el teléfono.

¿Tú qué opinas?

Columna publicada en elPeriódico.


28
Ago 19

Excursión a Joyabaj III: San Simón y Los cerritos de Chijoj

¿Qué es un roadtrip, sin roadtrips? El plan para el tercer día de nuestra aventura era el de ir a Canillá porque el camino es hermoso y a ratos retador; pero antes: San Simón, la morería de doña Mercedes y paseo en tuc tuc.

Al salir del La posada de don Guillermo lo que impresiona es que la plaza de Joyabaj está limpia…ahí todo pasó sin que pasara nada, como decía mi tía abuela, La Mamita.  Luego del fiestón de la noche anterior, la plaza estaba como si nada. Te digo como si nada.

Temprano pasamos a ver a la Virgen del tránsito, que es la patrona de Joyabaj; y lo que más me llamó la atención es que la imágen lleva un teléfono móvil, igual que muchísimas personas en aquella población y sus alrededores.  La Virgen del tránsito no es la del tráfico,ni la de los embotellamiendos; sino una versión de la Virgen de la asunción.

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Acto seguido contratamos a un tuc tuc para que nos llevara a hacer las diligencias progamadas para comenzar el día.  Primero volvimos a la morería de doña Mercedes Melecio en donde Rachel compró una máscara preciosa; y Lissa adquirió un tricornio de colores adornado plumas, espejos, lentejuelas y colores, de esos que son propios de los bailes tradicionales.  Doña Mercedes nos antendió con la generosidad y cortesía que la distinguieron el día anterior.

En la morería tuvimos la dicha de encontrarnos con tres caballeros agradables que venían de Cubulco; y la razón de su visita fue la de devolver los trajes que había usado, el día anterior, en la festividad de aquella población; y nos contaron detalles sobre el palo volador y los bailes allá.

Al concluir la visita y las conversaciones cogimos el tuc tuc con la intención de volver al hotel y agarrar camino cuando nos cruzamos con una tienda de sansimones y de objetos de culto para Maximón.  ¿Y cómo no nos íbamos a detener?  Ahí compramos unos encargos para nuestro cuate, Andy (que no es el Andrew, que nos acompañaba).  Andy tiene un altar a San Simón, en Texas.  Luego de cumplir los encargos y de comprar un bastón en forma de zebra, de vuelta al tuc tuc y en camino al hotel.

Campo de juego de pelota, en Los cerritos de Chijoj. Haz clic en la foto para ver más fotos.

En menos de lo que canta un gallo acomodamos el equipo en el pick-up y agarramos camino hacia Canillá (porque esto es un roadtrip).  Pasamos por Zacualpa donde nos detuvimos para explorar la iglesia local y luego empezamos a subir por la montaña.  La primera parte del camino es muy hermosa y a ratos retadora, hay de esos ganchos y de esas curvas en las que uno pasa tranquilo sólo porque tiene retranca.  El toque divertido es que es un camino lleno de curvas y, cuando menos te lo esperas, en un lugar random, nos encontramos con un letrero, un sólo letrero que advertía: Curva.

Bien informados continuamos hasta que dimos con una pequeña tienda de adobe, encantadora, con una ventana de barrotes y enmarcada en azul.  Ahí nos atendió una señora gentil acompañada por dos chicas muy risueñas.  Rachel y Lissa terminaron comprando sendos güipiles y Lissa, además, compró dos pequeñas sillas de madera. Tras reponernos con India Quiché (la gaseosa originaria de El Quiché) y unas golosinas, volvimos a agarrar camino hacia arriba en la montaña.

Al llegar a la cima de la montaña, Canillá se ve abajo en el valle y es una vista hermosa.  Disfrutándola estábamos cuando oímos el llamado de la naturaleza y nos detuvimos en una parada técnica.  A unos metros había unas casas, o algo así y decidinos acercarnos para conversar tantito con los habitantes; pero no encontramos persona alguna.  Lo que si vimos fueron una estructura que supusimos que era un temazcal y, a unos metros, un excusado con vista.  Bueno…si tenía inodoro; pero lo divertido es que la cortina que debía proporcionar privacidad tenía un agujero a la altura de la cara de la persona que estuviera sentada en el trono. Luego de una serie divertida de especulaciones volvimos a agarrar camino, montaña abajo, rumbo a Canilla.

…y llegamos a Canillá.  ¡Mucho sol y calor en Canillá!  Y unos panitos ricos, de horno de leña, en la primera tienda que encontramos.

Caminando andábamos, sin objetivo alguno, cuando paramos en el parque y encontramos a cuatro personas encantadoras.  Platicadoras.  De esas personas que disfrutan de conversar con extraños.  Entre otras cosas nos contaron de la existencia de un sitio arqueológico pequeño, llamado Los cerritos de Chijoj, situado a unos pocos minutos del lugar.  Más tardaron ellos en mencionarlo que nosotros en proponérles que fuéramos. Dos de nuestros anfitriones improvisados aceptaron y en compañía de doña Ester y don Santos agarramos camino hacia el sitio indicado.

Los cerritos de Chijoj es ciertamente pequeño; pero no por ello menos chulo.  Sus piedras nos recordaron las de Chuwa Nim Abaj o Mixco Viejo.  Tiene una plaza con su campo de juego de pelota, algo distinto a otros que hemos visto y un templo a medio escabar.  El sitio está muy bien cuidado y en él trabajaron Alain Ichon y su equipo.  Ichón recibió la Orden del Pop en 2009, distinción que otorga el Museo Popol Vuh.  Los cerritos de Chijoj fue el lugar perfecto para hacer un picnic, almorzar, explorar y tomar unos minutos de descanso y disfrutar de la buena compañía y de la naturaleza.  ¡Me alegro mucho de haber estado ahí!

Algo triste fue el regreso porque reparamos en que las milpas del lugar estaban amarillas y tostadas; ya que se habían estropeado por la falta de lluvias.  Según doña Esther y don Santos, las nubes cargadas de agua pasan de largo el valle y se descargan en las montañas.  Fue en ese camino que hice mi numerito que menos mal que no acabó en 1000 formas de morir.

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Para no alargar la historia, volvimos a Canillá, nos despedimos de nuestros guías generosos y emprendimos el retorno a Joyabaj.  No por las montañas y el camino de terracería por el que habíamos llegado via Zacualpa, sino por San Andrés Sajcabajá y Santa Cruz del Quiché. Iba a ser largo; pero más seguro.

Sobra decir que llegamos molidos a Joyabaj, y que luego del debriefing y la cena ligera nos fuimos a dormir como tiernos.  Al día siguiente nos esperaban Choacorral, Pachilip II, los altares de cuarzo y San Simón.


27
Ago 19

¿En qué se parecen José de San Martín y el diablo?

José de San Martín fue el libertador de Argentina y el diablo…pues es el diablo.  ¿Qué tienen en común?

José de San Martín en la ciudad de Guatemala y el diablo.

El monumento a José de San Martín se halla en la Avenida de las Américas, en la ciudad de Guatemala, y cuando yo era niño se lo conocía como San Martin Chile Verde; en alusión -de evidente humor chapín-  al municipio homónimo en Quetzaltenango (que ahora es más conocido como San Martín Sacatepequez).

El diablo que ilustra esta entrada estaba en Joyabaj, en una tienda de sansimones y de objetos para el culto de Maximón.


23
Ago 19

Presidente Giammattei

Presidente Giammattei, estas notas las iba a publicar el 10, o el 17 de enero de 2020; pero como se pintan las cosas y dado que el período de transición entre la administración saliente y la suya es tan largo -y que algunas cosas se mueven rápido- mejor las publico ahora.

Alejandro Giammattei, presidente electo de Guatemala. La foto es de Wikimedia Commons.

Como soy mandante* y tributario me siento en la obligación moral de compartirle dos, o tres perspectivas:

Escucha el podcast aquí.

En las votaciones pasadas, los guatemaltecos nos salvamos “como gatos panza arriba”; nuestras posibilidades de construir una república sana ganaron tiempo, pero ya hemos abusado ¡tanto! de nuestra estrella que veo difícil que podamos repetir esa hazaña. Por vidita suya, no desperdicie esta oportunidad.  Estoy convencido de que su misión debe ser llevarnos con bien a la próxima elección y que para ello necesita ganar no sólo la credibilidad y la confianza de los chapines en su administración, sino en las instituciones.

Por favor, aprenda de la experiencia de su antecesor.  Cada vez que los socialistas más radicales son derrotados en las urnas, crecen más su rabia y su impaciencia.  A Jimmy Morales lo atacaron despiadadamente desde el día uno y lo acorralaron varias veces, incluso de formas muy inescrupulosas.  Sea extremadamente cuidadoso con sus patrocinadores, amigos, compadres, clientela y familia.  Hay gente que dice que usted tiene la mecha corta; no vaya a dejar que sus emociones controlen su capacidad racional; creo que es cierto aquello de que el que se enoja, pierde.

Porfa, resista la tentación de repartir privilegios. Más importante que beneficiar intereses particulares y específicos, mediante legislación y políticas públicas, haga la caridad de enfocarse en conseguir reformas a la ley electoral y al sistema de justicia, que sirvan para cimentar la república, frente al populismo, al mercantilismo y al patrimonialismo.

Por Guatemala y por los guatemaltecos más vulnerables, le deseo éxito en su administración. Usted ha esperado mucho por esta oportunidad, no la desperdicie.

*En la versión impresa de esta columna puse mandatario, por equivocación.  En realidad es como mandante.

Columna publicada en elPeriódico.


22
Ago 19

Excursión a Joyabaj II: Palo volador y morería.

No te imaginas…pero no te imaginas la ilusión que yo tenía de ver el palo volador. Desde que era niño -y no pude ver uno que hubo en el monumento a Tecún Uman- yo tenía ganas de ver aquella danza ritual.  Eso, los bailes en la plaza y la visita a la morería de doña Mercedes Melecio fueron lo mejor de nuestro segundo día en Joyabaj.

Pero antes…¡las bombas!  La música de la fiesta en la noche del miércoles 14 debe haber concluido a eso de las dos de la mañana del jueves 15;  y yo estaba dormido como tierno cuando a eso de las cuatro de la madrugada escucho uno de los bombazos más estruendosos que he oído en mi vida.  ¡Fue de una de esas bombas de fiesta!…pero no como las bombas culeras que queman en las fiestas de la ciudad de Guatemala…This was serious gunpowder!

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Me levanté inmediatamente, me vestí para salir a la plaza con el propósito de ver de cerca las bombas…y no pude salir del hotel porque la puerta estaba cerrada, de modo que me acomodé en el estacionamiento y vi las bombas desde ahí…junto a una vista hermosa de la Luna y de Orión.

La puerta del hotel la abrieron a eso de las 6:00 a.m. y Lissa y yo salimos a la Plaza que era, surrealmente, muy distinta a la que habíamos dejado en la noche.  El jueves 15 no había señas del bullicio y alboroto del día anterior, la Plaza estaba limpia y había tres grupos distintos realizando danzas en tres rincones de aquel espacio.  La única que nos identificaron bien fue la de La caxuxa.

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Por recomendación de Rachel (que llegó al ratito con Andrew y Raúl) íbamos con la intención de ver el baile de La culebra y el baile de Los compadritos; pero nadie supo orientarnos, y en ninguna hubo culebras involucradas.  De cualquier manera. La música y los danzantes llenaron la plaza con sonidos, movimientos y colores que asombran y maravillan.  Sonidos, movimientos y colores que -si no fuera por la manía de usar altavoces con exceso de watts- conectarían a los observadores con cientos y cientos de años de cultura y tradiciones.

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De cualquier manera es un espectáculo rico y hermoso, uno que sientes la dicha de estar presenciando.

Luego de pasear un rato por la plaza y de ver las tres distintas danzas, fuimos a desayunar para continuar el día con energía.  Se desayuna rico en La posada de don Guillermo. Por cierto que fui a comprar pan a unos metros del hotel y el muchacho de la panadería me regaló un pan extra. ¿Dónde te regalan pan así nomás? La gente en Joyabaj, en general, siempre fue muy amable y cariñosa con nosotros durante la visita. Al rato llegó Rosemary, nuestra guía generosa y entusiasta, y agarramos camino a la plaza donde ya estaba funcionando el palo volador y donde ya había un mundo de gente.

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El palo volador no me decepcionó.  Es fascinante como suben los danzantes y como se preparan (a por lo menos 30 metros de altura) para dejarse caer girando a una velocidad que casi que hipnotiza al observador cuidadoso.  En el contexto y todo fue un alucine el palo volador.

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El palo volador es una danza mesoamericana, que se realiza en demanda de lluvia y fertilidad de los suelos. Antes de cortar el árbol, del cual proviene el eje o palo en torno al cual giran los danzantes, se realizan ciertos rituales preparatorios, consistentes en abstinencia sexual, ayuno y libaciones. En la parte superior del palo se coloca una armazón giratoria, de cuyas esquinas se desprenden cuatro cuerdas que sirven para atar, de los pies, a los bailarines, quienes se lanzan al vacio y van descendiendo, dando vueltas alrededor del palo, engalanados con plumas y máscaras que representan aves, chalchigüis, monedas y cascabeles con ayacastles sonoros -chinchines y maracas-. El jefe de la danza, llamado “El Mico”, es el primero en subir al palo o mástil para dirigir, desde arriba, el ritual, con toda suerte de monerías. Luego lo hacen los bailarines, quienes, después de atarse la cuerda a la cintura, se dejan caer con los brazos extendidos y las piernas enlazadas a la cuerda, en un descenso circular en el que las vueltas se van ensanchando. Abajo, la danza es acompañada con el tun o teponaxtli, flautas y caracoles. Esta ceremonia se practica todavía en Chichicastenango, en Joyabaj y Cubulco, en Guatemala, y en algunos lugares del sur de México. En Joyabaj, desde lo más alto del tronco de aproximadamente  descienden dos danzantes atados a los pies con lazos, en medio del sonido de la marimba. El Popol Vuh registra el palo volador como una lucha en la que triunfa el bien sobre el mal.

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Nunca antes había visto un palo volador de verdad. Una vez vi uno de metal en la Ciudad de México; pero era para turistas y no es lo mismo. En los años setenta fue puesto un palo volador allá donde está la estatua de Tecún Uman al lado del zoológico La Aurora. Se lo usó y ahí estuvo por años. Lo veía todos los días porque por ahí pasaba el bus de mi colegio y siempre me llamaba la atención. Me impresionaba lo alto que era y me imaginaba a los voladores bajando de él, porque mi padre me había explicado para qué servía.

Haz clic en la foto para ver más fotos.

Luego de la experiencia del palo volador Rosemary nos llevó a la casa de la cofradía donde, durante los 12 meses anteriores había estado la imágen de la Virgen del tránsito (no del tráfico, ja, ja, sino del tránsito…o sea de la asunción), que es la patrona del lugar.  Fue una experiencia extraña porque el sitio se halla sobre el cementerio en el cual se encuentran las fosas comunes donde los habitantes de Joyabaj enterraron a sus vecinos que fueron víctimas del terremoto de 1976.  El pequeño salón estaba lleno de velas y de los adornos de papel y de otros materiales que sono propios de esos recintos.  Además había dos personas orando con mucha intensidad.  ¿Sabes? Sientes un ambiente muy cargado cuando estás en esos lugares.  Los hombres totalmente borrachos que se hallaban en el sitio trataron de ser atentos…pero difícilmente los conseguían.  Uno me pidió que lo adoptara y que me lo llevara a los Estados Unidos.

Luego de esa visita intensa nos dirigimos a la plaza con la intencion de entrar a la iglesia y ver la entrada de la imagen religiosa que se hallaba recorriendo las calles….y ahí…el desastre.  ¡A Andrew le robaron su teléfono móvil!  Fue un disgusto; pero además, una tragedia…¿te imaginas con 19 años, de viaje en un lugar fascinante como Joyabaj y que te roben tu móvil?  Pero, todo pasó, sin que pasara nada, como decía mi tía abuela, La Mamita. Vimos la entrada de la imágen a la iglesia, precedida por los cofrades y las señoras…todos muy dignos, todos con sus varas y sus velos, todos muy solemnes.  Y otra vez agarramos calle porque era hora de ir a la morería.

Palo volador en Joyabaj, 1927. La foto la tomé de Cultura Histórica Guatemala.

Una morería es la tienda donde los danzantes alquilan las máscaras, los trajes y los accesorios necesarias para las representaciones de las danzas-drama, o bailes rituales. Yo ya había estado en una, en la de don Esteban Suruy en San Juan Sacatepéquez; y ahora iría a conocer la de doña Mercedes Melecio.  Admiramos el trabajo de doña Mercedes, que, junto a su familia, fue muy gentil en recibirnos.  Escuchamos sus historias y aventuras de vida y empresariales.  Sus relatos acerca del enfrantamiento armado con la guerrilla son estremecedores. Nos contó como ha aprendió el oficio de la morería y cómo ha sacado adelante su tienda. Aunque no había muchos trajes, ni máscaras, porque todos estaban en uso debido a la feria, nos permitió usar sombreros y máscaras que había.  Nos mostró detalles como el hecho de que las máscaras de Joyabaj son de colores más chillantes que las máscaras de otros lugares.  Pasamos momentos muy agradables y algo aprendimos de lo que nos contaba doña Mercedes. Doña Mercedes es una gran dama de la trdición mascarera y de las morerías en Guatemala.  

Luego de esa experiencia enriquecedora ya era la hora del almuerzo así que nos encaminamos a La hacienda de los Panchos donde comí una quesoburguesa riquísima…y había mariachis y… ¿vas a creer que bailé?  Rosemary y yo nos echamos un dancing al ritmo de Allá en el rancho grande.  Todos, menos Andrew a quien le habían robado su teléfono estabamos en fiesta mode.

Concluido el almuerzo fue la hora de la siesta…entonces siesta; para luego asistir a las celebraciones en la plaza que, comenzaban a las 6:00 p.m.

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Conseguimos permiso para subir a un balcón que se halla justo frente a la plaza y en el área del hotel y…decepción. Por andar especulando creí que los toritos serían quemados esa noche y en esa ocasión; pero ahí está que no los queman hasta La octava, que es una fiesta que se celebra 15 días después. Me enteré de que los toritos (los toritos más monumentales que he visto) estaban siendo retirados de la plaza y cuando vi eso me enteré de que no los vería.  Como me encantan los toritos, me desilusioné un poco, pero no tanto como para no disfrutar del nuevo alboroto.  Las marimbas orquestas estaban a todo meter y en la plaza bailaban los coheteros.  Estos son fabricantes de cohetes que bailan en circulos, alrededor de la fuente, mientras cargan bultos que representan varas de fuegos artificiales. Hombres y mujeres coheteros daban vueltas y vueltas y hacían lo que podían para llevar el ritmo, cargando sus bultos.

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¿La nota divertida? Bajo nuestro balcón estaciona un vehiculo y de él salen dos muchachos jóvenes. Abran la parte de atrás del carro y extraen un ataúd color malva y de repente…¡cataplúm! la caja se cae y había que ver las caras de los patojos y como se recriminaban unos a otros.  Claro que luego recogieron el cajón y lo entregaron donde se lo necesitaba.

El cansancio y el hambre nos llevaron al comedor del hotel para una cena y para el debriefing. Esas sesiones eran muy valiosas para intercambiar observaciones y cruzar información sobre lo que íbamos aprendiendo durante el viaje y las experiencias.  Lissa, Rachel y Andrew se retiraron a sus aposentos y Raúl y yo nos encaminamos de vuelta a la Plaza y a la fiesta.

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Como dije, en la plaza había dos marimbas orquestas: una enorme con espectáculos de luces y todo, que  atraía a la mayor cantidad de público entre ladinos e indígenas; y la otra de menor espectacularidad y su público era menos, y mayoritariamente indígena.  Si no has estado ahí, no puedes imaginar como suenan dos marimbas orquestas simultáneas, tocando con toda la cantidad de watts posibles, y en las que el saxofón es el rey.

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Pasamos un buen rato disfrutando de la fiesta y de los bailados de la gente cuando el cansancio hizo lo suyo…y nos fuimos a dormir para estar listos para la aventura del día siguiente.

Si te interesa conocer más sobre los bailes te recomiendo Memory, Mimesis, and Narrative in the K’iche’ Mayan Serpent Dance of Joyabaj, Guatemala, por Maury Hutcheson, la lectura que nos sirvió de guía para esta etapa del viaje.

En próximos días añadiré etapas de la excursión.


21
Ago 19

¡Adiós, CICIG, adios!

A sólo 14 días de la finalización de aquel experimento llamado Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, su jefe presentó su informe de cierre…en vídeo. Los funcionarios y corifeos de aquella comisión hubieran querido que su despedida fuera algo así como triunfal; pero da la impresión de que tuvo ese tufillo de alábate pato,que mañana te mato, propio de burócratas y oenegeros aplaudiéndose unos a otros.

La foto es de Facebook.

El acto se salvó porque familiares y amigos de víctimas de las malas prácticas de la CICIG se hicieron presentes y -valientemente- les reclamaron a los funcionarios por violar las garantías del debido proceso y la presunción de inocencia, o por presecusiones injustas, cuando no por la desidia y la irresponsabilidad que terminó con vidas humanas.

En fin…luego de la propaganda y de las loas, madrigales y elegías que se dedicaron unos a otros (entre la CICIG y sus fans), si te interesa tener una mejor perspectiva de lo que significó el mandato de aquella Comisión, te recomiendo tres lecturas:

CICIG y el imperio de la ley.

Francisco Valdés Paiz: en nuestro caso se cometió doble impunidad.

Carta abierta de Max Quirín a la CICIG.

O, tal vez, quieras leer una lista de chambonadas de la CICIG que fui recopilando durante algún tiempo:

Testigos obligados a mentir

Otra chorrada de la CICIG

Otro tiro por la culata para la CICIG

Mario Estrada y otra chambonada de la CICIG

La increíble y  triste historia de los fracasos de la CICIG.

Otro fiasco de la CICIG

Otro pedo inflado de la CICIG y el MP

La CICIG, como Saturno, se come a sus hijos

La CICIG otra vez en la picota

La mulada, la CICIG

Los fracasos de la CICIG y la crisis de los tributarios

¿Otra vez la chorreó la CICIG?

La CICIG y Thalia

Otra vez, y otra vez, la CICIG en entredicho

Otra vez la CICIG cuestinada, esta vez por adopciones

Las cuitas de la CICIG


21
Ago 19

“Saguaneado” en la feria de agosto

Ya sabes, cada quién cuenta de la feria según le fue en ella; y a mí me fue rebien.  Terminé saguaneado por los carritos chocones y probé bastante del menú tradicional.

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Tenía añales de no subirme a los carritos chocones; y como ya no me cuezo al primer hervor fue doblemente divertido.  Primero porque es alegre subirse a los carritos y tratar de evadir los choques, cosa que es imposible de cualquier manera.  Luego porque…¿siempre fueron así de fuertes los choques?  ¡Fue como que me apalearan! Eso sin contar que era un chiste ver a los niños brincar de sus asientos y gozarse los choques.  Seña de que uno ha madurado alguito es que uno se preocupa porque uno de esos críos salga lastimado.

Comimos elotes asados, corndogs, churros (de los tradicionales), atol de elote, dulces tradicionales y las infaltables y queridas garnachas acompañadas por cerveza.  Te recomiendo las garnachas de Gaby, dulces variados, atol de elote y los churros Velvet.  Las novedades fueron los churros mexicanos y los corndogs que no había visto en visitas anteriores a la feria.

Garnachas. Haz clic en la foto para ver más fotos.

 

Lo más tierno fue un niño que llegó vestido de dinosaurio. Causaba ternura y gracia ver al pequeño dinosaurio de la mano de sus padres jóvenes.

Con Carmina, Sebastián y Raúl disfrutamos de esta tradicional visita a la feria.  Visita que siempre esperamos con alegría.


20
Ago 19

Excursión a Joyabaj I, perdidos en el viaje de ida

Agarramos p´al monte con la intención de llegar a Joyabaj antes del medio día y de disfrutar de las festividades propias de la feria titular de aquella población.  Yo me moría de ganas de ver el palo volador y los bailes, de conocer gente fascinante y de disfrutar de la buena compañia de amigos.  Mis expectativas fueron superadas con creces, aún cuando en el primer día, el miércoles 14 de agosto, nos perdimos a inmediaciones de San Martín Jilotepeque y nos llevó casi 12 horas llegar a Joyabaj, vía Santa Cruz del Quiché. Fue de locos, pero divertido a la distancia. El antiguo arte de pueblear tiene sus riesgos.

Palo volador en Joyabaj, Quiché. Haz clic en la foto para ver más fotos del primer día de esta excursión.

Durante el paseo no sólo visitamos Joyabaj acompañados por Rosemary; sino que también conocimos el sitio arqueológico Los cerritos de Chijoj ( a inmediaciones de Canillá). acompañados por doña Esther y don Santos. Conocimos a doña Mercedes Melecio y a su familia en la moreria de Joyabaj; y a don Antonio Jucúm y a doña Josefa, en la casa de San Simón, en Pachilip II.  Visitamos a Luis Tárano en la finca Choacorral; llegamos a un sitio de altares de cuarzo, para costumbre, lugar rodeado por un bosque lleno de musgo español o barbas de viejo.Pasamos por pequeños lugares encantadores como un puente colgante sobre el río Pixcayá, una pequeña catarata llena de flores blancas en Quebrada honda y pasamos sobre el río Motagua.

Raúl, Andrew y yo salimos a las 8:00 a.m. rumbo a San Juan Sacatepequez, con la idea de subir hacia Joyabaj via Mixco Viejo y Pachalum (un viaje estimado en 4 horas, sin prisas)…y el plan se estropeó porque al llegar a mediados de la Calzada San Juan el tráfico estaba parado. No estaba lento, sino parado.  Nos enteramos de que, adelante, un sanjuanero (piloto del transporte colectivo que va a San Juan Sacatepequez había sido asesinado). Luego de una espera prudente, y al ver que el tráfico no se movía, decidimos cambiar de ruta e ir por San Martin Jilotepeque. ¿Qué podía salir mal? Total…Raúl y yo habíamos hecho la ruta Mixco Viejo-San Martin hacía años y sin Waze. Haz clic para ver el vídeo.

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De la San Juan pasamos a la Calzada Roosevelt y de ahí llegamos a Chimaltenango y luego a San Martín, todo sin novedad.  Pasamos por el río Pixcaya y por un puente colgante pequeño y encantador.  Llegamos a San Martín y bajamos a la plaza.  Un halo solar nos dió la bienvenida. Le preguntamos a Waze y Waze nos indicó por dónde ir rumbo a Pachalum….o eso creímos.

Waze nos sacó de San Martín y nos llevó como 8 kilómetros y casi una hora por un camino de terracería bien cuidado y chulo…sólo para ir a dar ¡de nuevo! a San Martín…pero por una calle de acceso bloqueada.  Habíamos vuelto a San Martín y no podíamos entrar a la población.  Así que decidimos regresar por donde habíamos llegado, y a partir de San Martín volver a buscar la ruta a Mixco Viejo y Pachalum.  Casi una hora para volver.  De nuevo en la plaza de San Martín volvía consultar Waze y esta vez nos indicó una nueva ruta que cruzaba el río Motagua y nos llevaba en buen camino.  Volvimos a agarrar para el monte y luego de un tiempal…llegamos a un lugar donde decía: No hay paso.

Frustración.

Para entonces yo ya no confiaba en Waze y estaba muy tenso.  Una familia local (Papá, mamá, hijos y abuelita) nos pidió jalón y nos llevó hasta San Martín.  Ahí tomamos la decisión de ir por la ruta Panamericana hasta Santa Cruz del Quiché y de ahí bajar a Joyabaj.  Eso significaba que no llegaríamos antes de las 7:00 p.m., que sería viaje de horas y horas, y que posiblemente romperíamos la regla de no viajar de noche en carretera. ¿Cuáles eran las ventaja? Carretera de asfalto, camino 60% conocido y poblado.  Raúl y yo estábamos preocupados por Andrew, que, siendo extranjero estaba teniendo una mala experiencia.

Para hacer la historia corta, paramos a almorzar poco antes de Tecpán y subimos hacia Chichicastenango y Santa Cruz…cada vez más cerca del ocaso.  Pasamos por Chiché, Chinique y Zacualpa antes de arribar a Joyabaj justo cuando cayó la noche.  Y ahí…el shock. Yo nunca había visto tanto alboroto, claro que era la víspera de la fiesta y todo…pero, había un gentío impresionante, tráfico apretado pero circulando, humo de cohetes, dos marimbas orquesta tocando con toda la cantidad de watts posible, más de una pequeña marimba haciendo lo suyo…también con todos los watts posibles, una locutora dando la bienvenida y celebrando la fiesta…con quién sabe qué cantidad de watts.  En medio de todo eso había que encontrar a mis amigas Lissa y Rachel, que nos esperaban desde el medio día.  Y había que encontrar el hotel.

Honradamente no fue difícil, La posada de don Guillermo está frente a la plaza y vi a Lissa agitar los brazos con una sonrisa en medio del humo de los cohetes y de la bulla más bulliciosa que he oído en mi vida.  Cansado y tenso por el viaje, me encontré con que para entrar al estacionamiento del hotel hay que pasar por un tunel de unos 50 metros de largo y de unas 4 pulgadas más ancho que nuestro pick-up.  Fue un trabajo de equipo; pero logramos entrar sin causar daños, a pesar de que ni el tráfico vehicular, ni el paso de peatones se detenía cuando estaba haciendo maniobras.

La posada de don Guillermo no sólo está localizada convenientemente junto a la plaza, sino que tiene habitaciones cómodas en el sótano, a donde la bulla de la fiesta no llega con toda su intensidad, ni llega a ser molesta.  Eso, más camas limpias, toallas frescas y baño con agua caliente es todo lo que uno quiere y necesita…más cena, claro.  En La posada, el personal es muy atento y tiene gran sentido del humor.

Para la cena, Lissa, Rachel, Andrew, Raúl y yo nos encaminamos a La hacienda los Panchos, un restaurante que nos habían recomendado muy bien.  Ahi me cené un buen plato de carne asada que me devolvió a la vida, acompañado por cervezas que Lissa habia llevado. Y en Los Panchos, conocimos a Ana y a Rosemary que nos pusieron en autos con respecto a la fiesta en Joyabaj.  Pero, mejor aún, Rosemary se ofreció para ser nuestra guía al día siguiente ¡y que guía maravillosa sería!

Al volver a la plaza de Joyabaj ya no había el alboroto intenso; pero la plaza estaba viva. Ahí estaba -solito- el palo volador que tanta ilusión me daba y que vería, al día siguiente, en todo su espendor tradicional y festivo.  La plaza de Joyabaj es encantadora, bien cuidada, de buen gusto.  Tiene iglesia, portal, fuente y Palacio municipal, este último con reloj musical y campanadas. Haz clic para ver el vídeo.

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Te digo que me sentí muy emocionado de estar ahí.  De estar en Joyabaj, Xol, Xolabaj…el lugar entre las piedras.  Un punto de encuentro comercial que asombra, la ciudad que se levantó de sus ruinas luego del terremoto de 1976 y la que se sacudió las cenizas del enfrentamiento con la guerrilla; la que guarda las tradiciones del Palo volador y los bailes.  Donde no hay una cuadra en la que no haya comercio. La que iba a ser nuestra base en los próximos tres días de exploraciones y de experiencias entre amigos.

En próximos días añadiré etapas de la excursión.


16
Ago 19

Magallanes y un DJ en el espacio

La expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano partió, de España, el 10 de agosto de 1519.  Salieron cinco navíos con 239 hombres; Magallanes murió durante el viaje y Elcano volvió con una nao y 17 personas a bordo.  Quinientos años después el astronauta, Luca Parmitano, mezclará música en la EEI y se convertirá en el primer DJ que transmitirá, desde fuera de la Tierra, para una fiesta en Ibiza.  ¿Así, o más fascinante?

Haz clic en la imagen para escuchar a Javier Esparza cuando relata la gesta de Fernando de Magallanes y de Juan Sebastian Elcano. Fernando de Magallanes, dominio púbico, via Wikimedia Commons.

Te invito a estas meditaciones luego de lo intensa que fuera la temporada electoral en Guatemala, y como pausa para agarrar fuerzas.

Desde que en Tercer grado leí las hazañas de Francisco de Orellana en el Amazonas ese tipo de aventuras siempre me han emocionado; como me emociona la exploración del espacio desde la hazaña del Apolo 11.   ¿Qué tienen en común las aventuras de Magallanes, Elcano, los del Apolo 11, Orellana y…y un astronauta DJ?

Todas, y más, sólo son posibles si adoptamos la primacía de la existencia como principio rector de nuestras vidas; es decir si entendemos que la realidad está por encima y antes de cualquier consideración y si entendemos que la razón es el instrumento que tenemos para conocer la realidad, entender sus leyes causales y usarlas.  La primacía de la existencia se opone a la de la consciencia porque esta última sostiene que lo que crea y gobierna la existencia es nuestra capacidad de percibir.  ¿A dónde hubieran llegado Magallanes, Elcano, Parmitano, Orellana y los del Apolo 11 si no hubieran partido de que la realidad existe independientemente de sus preferencias, caprichos, o deseos?

Todas aquellas, y más, son posibles si entendemos la premisa del universo benevolente, que parte de la convicción de que las ideas importan, lo que quiere decir que la verdad importa y que la mente importa.  Parte de la convicción de que, aunque los accidentes y fracasos son posibles, no son la esencia de la vida humana.

Si te interesan las aventuras de los exploradores del siglo XVI, te recomiendo La cruzada del océano, de Javier Esparza; y si te interesan temas como la primacía de la existencia y la premisa del universo benevolente, te recomiendo las obras de Ayn Rand.

Columna publicada en elPeriódico y en el CEES.