La exposición de un fraude de Q270 millones, alrededor de esa alianza público-privada que es el Transurbano, es una grande cosa, como dicen en mi pueblo.
Y no menos notable ha sido que (de paso) la exposición de aquel saqueo se ha traído abajo a Oxfam -a quien le llueve sobre mojado, tanto por el caso de Haití como en el del Reino Unido– y al grupo Semilla, que desde hace ratos anda con ganas de hacer colapsar hasta nuestros tímidos intentos de república en Guatemala y ahora está más lejos de germinar, que nunca. El caso es que uno de los protagonistas de este asunto es Juan Alberto Fuentes Kinght, ex ministro de la administración Colom/Torres, Presidente internacional de Oxfam y miembro notable del grupuo Semilla.
Voy a atreverme a interpretar que la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala y el Ministerio Público saben atender las sugerencias que vienen de la Avenida de la Reforma y Septima calle, de la zona 10, según los vientos que soplen. Eso, claro, no le quita méritos a la exposición de la corrupción y de la naturaleza de la administración de los Colom/Torres y de la Unidad Nacional de la Esperanza. A los señalamientos les debería seguir un proceso judicial, y si las pruebas fueran suficientes y los encartados fueran encontrados culpables, al proceso le debería seguir la cárcel.
¿Cuál fue el negocio?
Las autoridades y los grupos de interés que operan el transporte colectivo urbano han probado de todo (o casi de todo) con tal de no liberar el mercado y conservar las rentas que produce el estatismo.
El experimento más reciente fue la alianza público-privada que le dio vida al Transurbano. Este fue, además, una apuesta de la Unidad Nacional de la Esperanza -el partido de los Colom/Torres y miembro de la Internacional Socialista- para obtener el apoyo electoral de los capitalinos y conseguir más votos en las elecciones de 2015.
¿Por qué digo los Colom/Torres y por qué es es atingente el nombre de Sandra Torres? Fuentes Knight, en un libro con pretenciones expurgatorias titulado Rendición de cuentas, explica que la entonces esposa de Alvaro Colom y luego candidata presidencial de la UNE, fungió como una especie de “primera ministra de facto”: gobernaba desde la cúspide del poder pero sin estar sujeta a obligación legal alguna porque oficialmente no era funcionaria.
Así, contado a grandes, grandes rasgos la Asociación de Empresas de Autobuses Urbanos ofreció comprar 3 mil 150 buses nuevos para reformar la flotilla del servicio público, y el nuevo sistema contaría con paradas seguras y un innovador sistema de cobro, por medio de tarjetas prepago.