¿Viste las fotos de la inmundicia y el basural que llega a la desembocadura del río Villalobos en el lago de Amatitlán? Esa -con variantes propias de cada lugar- es la historia de todos los lagos y ríos en Guatemala. ¿Leíste que la laguna del Pino podría convertirse en un pantano? ¿Has visto los efectos de la cianobacteria y las natas en Atitlán?
La verdad sea dicha, es la historia de toda Guatemala. Casi no hay población en la que no haya focos de inmundicias.
Cuando yo era niño, íbamos con mi tía Baby y su familia en varios carros rumbo a Sipacate y en algún momento uno de los niños tiró algo por la ventana. Mi tía abuela hizo que se detuviera el automóvil y recogió la basura que había salido de nuestro vehículo. Eso me pareció ejemplar y siempre lo recuerdo. Pero la mayor parte de gente no haría algo así. De hecho, en el edificio donde vivo y donde lugares muy específicos y convenientes para disponer de la basura, no falta la gente que usa bolsas inapropiadas que se rompen y derraman líquidos, o no ponen las bolsas en los lugares destinados para ello. Ya sea por incuria, por haraganería o porque nadie les dio la educación necesaria, muchas personas no dudan en ensuciar. Hay gente que, por no pagar a quienes recogen la basura en las casas, salen en las noches y tiran bolsas de desperdicios en predios, o en la vía pública.
Cuando uno viaja por el interior del país es triste, pero muy triste, ver que muchísima gente cree que los ríos, las cunetas, los barrancos, y muchos espacios más son apropiados para arrojar basura de todo tipo. Si te disgustó la foto ahora piensa en esto: los popodrilos, las pipirañas y los cacaimanes de miles y miles de desagues legales e ilegales, no se ven entre la basura evidente.
A final de cuentas, si bien es cierto que las autoridades encargadas del manejo de desperdicios resultan ser ñaques costosos, lo cierto es que -sin necesidad de convertirnos en maniáticos- ya podríamos empezar por ensuciar mucho menos. Como los japoneses, ¿sabes?, que se quitan el calzado antes de entrar a la casa. Esto último fue una metafora (Aclaración necesaria para los que necesitan este tipo de aclaraciones).
La foto 1 es por Félix Acajabón, de elPeriódico; y las fotos 2 y 3 son de Amilcar Montejo.