11
Abr 08

Chantaje y estulticia en economía populista

Leo con más detenimiento las propuestas “clave” de la administración socialdemócrata para aliviar el alza de precios que castiga a los guatemaltecos.

No voy a referirme a los precios tope y subsidios que ya he comentado en la entrada anterior. Lo que me llama la atencion, ahora, es la malignidad evidente de las medidas que pretende poner en marcha la administración.

1. Aplicar un impuesto a las líneas de telefonía celular. La tasa que se maneja tentativamente es de Q0.05 por minuto. O sea: para bajar el costo de la vida, los socialdemócratas van a elevar el costo de las llamadas por teléfono móvil. A ver…otra vez, porque no entendí. Para aliviar la situación económica de la gente, le van a encarecer las llamadas telefónicas.

2. Liberar los contingentes extranjeros de los productos de la canasta básica cuyo precio tope no fuera aceptado por la cúpula empresarial. O sea: si la cúpula empresarial no se somete al chantaje de la administración, esta liberará el comercio. A ver…otra vez, porque no entendí. En vez de liberar el comercio de una vez, para que la gente pueda optar a productos más baratos -aunque sean extranjeros- los pipoldermos chantajean y negocian con la cúpula empresarial.

3. Aplicar un bono salarial a los trabajadores del Estado . O sea: indexar esos salarios. A ver…otra vez, porque no entendí. Es típico de la inflación -como fenómeno monetario que es- que en la medida en que la moneda pierde poder adquisitivo, quienes se benefician del poder adquisitivo que va quedando son aquellos que reciben primero las nuevas inyecciones de dinero. Esto en perjuicio directo de aquellos a los que el dinero les llega más tarde, ya devaluado. Con la indexación, el resultado es que se genera una espiral inflacionaria que puede alcanzar niveles de espanto.

Talvez yo soy muy inocente; pero…¡¿en qué cabezas cabe?!

Reproducido en El Independent y en el Espacio Abasme.

La fuente de estas informaciones es El Periódico, de hoy, en su página 3. No pongo enlace porque no encontré la nota en su página Web.


11
Abr 08

Arrastrados por el tunel del tiempo

Los precios tope y los subsidios eran prácticas comunes durante los gobiernos de Arana, Lauguerud, Lucas y Ríos Montt. Y la administración socialdemócrata está por darnos, a los chapines, una arrastrada por el tunel del tiempo que nos llevará de vuelta a los años 70.

Hoy amanecimos con la novedad de que “El presidente Álvaro Colom decidió implementar un paquete de medidas económicas que incluiría fijar precios tope y subsidiar algunos productos, para paliar la crisis ocasionada por el incremento a los precios de la canasta básica”.

Los que tenemos memoria, y los que ya hace ratos que nos alumbra el sol, recordamos a qué llevaron los precios tope. ¿Recuerda, usted, cuando los panitos eran así de chiquitos? ¿Recuerda cuando las baterías, el papel toilette, la Incaparina, y otros productos básicos desaparecieron de los supermercados? ¿Recuerda que la industria lechera fue asesinada por los precios tope?

Aquí, y en la Cochinchina, los precios tope son una mala idea porque desincentivan la producción. Y son una peor idea porque obligan a la administración a multiplicar el uso de la fuerza contra la sociedad. Privan a los consumidores de productos que necesitan; ahogan a los productores y los orillan a la quiebra, o a quebrantar la ley. Multiplican la necesidad de burócratas contralores y supervisores. Como en una perinola maldita, todos pierden con los precios tope.

La administración socialdemócrata amenaza con subsidios, política setentera que manda mensajes confusos a los consumidores. Abarata artificialmente los productos subsidiados y alienta su consumo irracional sobre la premisa falsa de que su costo es bajo. Engaña a los consumidores y los lleva a tomar decisiones que de otra forma no tomarían, si tuvieran la información correcta sobre los precios. Beneficia artificialmente a productores que, si no tuvieran el apoyo de los pipoldermos*, se verían obligados a resolver sus problemas de costos.

Como en una perinola maldita, todos pierden con los subsidios.

*Pícaros políticos que por el momento detentan el poder.


03
Abr 08

¿Cuánto vale Carpe Diem?

De acuerdo con esta herramienta, este es el precio de Carpe Diem. Claro que las cosas no tienen precio hasta que alguien está dispuesto a pagar por ellas; y esto es porque el precio suele reflejar el valor. Es bueno tener algún tipo de referentes, sobre todo porque en junio de 2007 el precio sugerido era de $9032.


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27
Mar 08

No me ayudes, compadre

La administración socialdemócrata se reunió para analizar los factores que inciden en el alza de la canasta básica y cada ministro deberá proponer opciones, con miras a detener esa tendencia.

Yo digo que ojalá y no se les ocurran disparates como poner precios tope porque, los que vivimos en los años 70 y 80 sabemos que eso ocasiona la desaparición de los productos, tal y como ocurre actualmente en Venezuela, por ejemplo.

Ronaldo Robles, secretario de Comunicación Social de la Presidencia mencionó que el subsidio estatal a algunos productos es una de las posibilidades, pero reconoció que puede representar “una erogación tremenda” para el Gobierno.

Esto está bien, porque los subsidios favorecen a grupos específicos y perjudican a todos; y son arbitrarios, además de costosos. En realidad ese costo no lo pagan los que deberían, sino que lo pagan todos los tributarios, por lo que resulta injusto.

Representantes de los ministerios de Economía y de Energía y Minas, así como del Banco de Guatemala, presentaron ayer varios análisis sobre los factores externos que afectan los precios de la canasta básica. Entre ellos se encuentra el aumento del costo mundial del petróleo y sus derivados, y de otros productos. El Ejecutivo considera “no viable” la propuesta legislativa de reducir en forma temporal los impuestos a los combustibles, a fin de aliviar el alza, lo cual fue anunciado por integrantes de la Comisión de Energía y Minas del Congreso porque “esto no tendría un impacto económico real; además, solo drenaría los recursos que percibe el Estado, por lo que fue descartado”.

Esto da pena; porque demuestra -como si hiciera falta- que la administración rehuye a su responsabilidad. Claro que ha subido el petróleo y eso afecta los precios; pero la inflación (propiamente dicha) se debe principalmente a la pérdida de poder adquisitivo de la moneda y eso es responsabilidad de la administración (de esta, y de las anteriores). Otra prueba mas de irresponsabilidad, es que para la administración es inviable (e impensable) aliviarle la carga a los tributarios, o reducir sus gastos superfluos (que sabemos que son abundantes), o apretarse el cinturón.

También fue sugerido que se divulgue en qué mercados los precios están más bajos.

Esta es de las medidas más inútiles y populistas, de esas que se hacen sólo para que no se diga que la administración no hace nada porque, si usted vive en el Canton 21, ¿de qué le sirve saber que las zanahorias están $0.01 más baratas en la zona 19, al otro lado de la ciudad?

No me ayudes, compadre. A lo mejor la administración debería ser más responsable con el uso que les da a los recursos que les quita a los tributarios. Tanto quebradero de cabeza, sólo los llevará a descubrir el agua azucarada y a darles atol con el dedo a los ingenuos.


25
Mar 08

Hay que resistir a la tentación

A como están las cosas, los políticos deben resistirse a la tentación –y a la presión– de hacer algo para minimizar los efectos negativos que ocasiona el alza del precio del petróleo.

Veamos las opciones que se plantean hoy en las noticias:

  • Promover una campaña para concientizar a la población para que gaste menos en combustible, o recomendarle que lo use con más eficiencia.
  • Reducir el impuesto a la Distribución del Petróleo para que los combustibles sean vendidos a mejor precio.
  • Adherirse a Petrocaribe.
  • Fomentar la producción de etanol y de biodisel.
  • Escalonar los horarios de entrada de establecimientos educativos y de empresas.

La primera opción parece interesante; pero si la vemos de cerca notaremos que esas campañas son más un desperdicio de recursos y un paliativo para que no se diga que no se hace nada. En realidad muchos de nosotros ya estamos racionando el uso del combustible porque nos hemos dado cuenta de que está carísimo y de que hay que usarlo mejor. La gente no es tonta y racionaliza el uso de los recursos sin necesidad de campañas costosas.

La segunda opción es la mejor, porque el citado impuesto encarece artificial y políticamente el precio de los combustibles. No es una consecuencia de las condiciones del mercado, sino un gravámen antojadizo que puede ser fácilmente eliminado. Dicha eliminación no sólo bajaría el precio de los combustibles, sino que obligaría a las autoridades fiscales a racionalizar sus gastos y a priorizarlos, para enfrentar la ausencia de los recursos que proveía el tributo citado.

La tercera opción es inaceptable; no sólo porque no ha tenido los efectos esperados en países firmantes, como Nicaragua; sino porque es venderle el alma al diablo.

La cuarta opción también es una idea mala. En primer lugar porque no tiene un impacto en los precios; en segundo, porque encarece los precios de la caña de azúcar y de los otros productos alimenticios que se usan para producir el etanol y el biodiesel; y en tercero, porque privilegia a los productores de etanol y de biodiesel. Los exonera de impuestos, o desvía, para ellos, recursos que de otra forma no les correspondería.

La quinta también es inaceptable porque interfiere artificialmente en las decisiones y necesidades de los afectados por la disposición. Altera la asignación de recursos y la toma de decisiones económicas. Hará que unos sean beneficiados y otros damnificados por una decisión política centralizada. Resultará en un juego de suma cero en el que unos ganarán y otros perderán, arbitrariamente.

Al final, es erróneo partir de la idea de que “el país” está gastando mucho en combustibles. En realidad, la gente y cada uno de nosotros gastamos más en combustibles y somos los responsables de administrar nuestros recursos y de usarlos racionalmente. Esa responsabilidad también es del gobierno y de los pipoldermos; pero no debe suponerse que lo que es bueno para unos -en términos de cómo administrar sus recursos- es bueno para todos. Eso sería un abuso y la mediciona resultaría peor que la enfermedad.


24
Nov 07

Parió la abuela

Vamos a ver…el petróleo y la gasolina están subiendo de precio. El maíz, el trigo, las tortillas y el pan, también están más caros.

Por cierto que, en buena parte, el alza en los precios del maíz se debe a que la producción maicera, en el mundo, está siendo utilizada para producir etanol subsidiado. Pero eso es otro tema.

El martes leí, en Prensa Libre, que el crecimiento económico en Guatemala está en riesgo debido a los factores citados arriba, a desaceleración de la Economía en los Estados Unidos de América y a la disminución del flujo de las remesas.

En medio de aquel panorama, ¿qué se les ocurre a las autoridades monetarias en la Tierra del Quetzal? Se les ocurre agravar la situación mediante la elevación del costo de la vivienda. Con el consecuente daño para quienes están pagando sus casas, o para quienes ya no podrán, ni siquier,a soñar con empezar a adquirir vivienda. Y eso sin contar el perjuicio para albañiles, carpinteros, electricistas, plomeros y otros operarios especializados que se quedarán sin empleo.

¿Cómo así?, dice usted. El jueves pasado los integrantes de la Junta Monetaria aplicaron el tercer aumento de este año a la tasa de interés líder. La tasa subió 0.25 puntos porcentuales y se ubica en 5.75 %. Esa tasa es la que les paga el Banco de Guatemala a las organizaciones financieras que invierten su liquidez en Certificados de Depósitos a Plazo; y la idea es controlar, con ello, el exceso de liquidez o inflación, que a su vez es ocasionada por las autoridades monetarias.

¿Y qué tiene que ver esto con el encarecimiento de la vivienda?. Pues bien, en la venta de viviendas a largo plazo, el costo principal de la mensualidad que uno le paga al banco que le prestó el dinero para comparar la casa, son los intereses. Por ejemplo, si aquellos andan por 8% y las autoridades monetarias presionan para que suban a 9%, el aumento en los pagos será de 12.5 %, que en una casa de Q100,000 suma Q12,500. Ese encarecimiento, además, descalifica a muchos para obtener el crédito necesario.

A grandes rasgos, lo que ocurre es que si la tasa líder que paga el Banguat es elevada, las otras tasas también tienen que subir para ser competitivas y atraer liquidez. Eramos muchos, y parió la abuela. Ya están caros los combustibles y los alimentos, ¿qué necesidad hay de que se encarezca el crédito y que con él se encarezca la vivienda?

Los chapines ya tropezamos con esta piedra no hace mucho. El desatino de finales de los noventa, de subir los intereses para “que no se calentara la economía”, causó una gran crisis de quiebras de empresas y de personas, la construcción e industrias conexas prácticamente fueron paralizadas y al partido de gobierno (que entonces era el PAN) le costó la reelección.

Otro ejemplo reciente de los efectos nefastos que tiene la manipulación de intereses nos lo están dando los Estados Unidos de América con la crisis de vivienda que está afectando toda su economía. Es obvio que las autoridades monetarias del gigante del Norte no previeron las consecuencias que tendría el alza de intereses, luego de haber fomentado la compra de viviendas mediante intereses bajísimos. Aquello pone en evidencia lo difícil que es anticipar las consecuencias del manipuleo de intereses. Y la razón es que ¡nadie sabe, ni puede saber, lo suficiente como para prever esos efectos de inestabilidad del precio del crédito! Lo aconsejable es dejarlo al mercado, porque en él no hay sorpresas súbitas y porque refleja todos los fenómenos económicos atingentes que ¡nadie puede conocer!

La industria de la construcción es la más grande del país, es la que ocupa más gente, y además paga impuestos. Si el alza artificial en las tasas de interés la empieza a paralizar, el impacto será grande. La mejor manera de equilibrar la liquidez con la demanda es no impidiéndola.

Esta columna ganó el Premio Charles L. Stillman para columnas de periódico, en 2008.

Publicada en el diario Prensa Libre el sábado 24 de noviembre de 2007


26
Jun 07

Otra columna que hubiera querido escribir yo

  • Tomando ansias; sobre los precios del café y las relaciones con Taiwán y China; por José Raúl González.

10
Jun 07

¿Cuánto vale Carpe Diem?

Gracias a El espacio Abasme, me encontré con esta información:


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Lo que hay que recordar, eso sí, es que las cosas tiene precio sólo hasta que alguien está dispuesto a pagar por ellas.


10
Jun 07

Precios de 1960

Para el Club de la Nostalgia: precios de 1960, año en el que se casaron mis padres.

Una docena de huevos de gallina: 45 centavos de quetzal; unos $0.05 al tipo de cambio actual, sin deflatar. Una docena de huevos de parlama: Q0.60; unos $0.07.

Un ciento de naranjas: Q2.00; unos $.20. Una bolsa de vegetales mixtos para cocido: Q0.35; unos $0.04. Un camote: Q0.06, unos $0.007