Veo que por estos rumbos hay bastante confusión sobre lo que es inflación y lo que es alza en los precios; así que aquí van unas ideas para aclarar que no son lo mismo y cuál es la relación que hay entre una y otra.
Hay quienes creen que la inflación es un fenómeno natural que sólo ocurre y que es inevitable. Hay quienes creen que la inflación se debe a que sube la demanda y baja la oferta (pero esto es el alza en los precios, como cuando se encarecen los tomates porque no es temporada de tomates). Hay quienes la atribuyen a los costos de producción (pero esto también es alza en los precios, como cuando las carreteras están destruidas y es carísimo transportar bienes). Como la inflación es un fenómeno monetario (eso lo voy a explicar luego), el término se refiere a un exceso de dinero en el mercado… y como tú ya sabes quién es la única organización que imprime dinero, pues ya te imaginas dónde están los responsables de ese exceso de liquidez.
Se empieza por el principio
Para empezar, el alza en los precios no es generalizada en el sentido de que, como los aumentos en los precios no son parejos y no ocurren al mismo tiempo, la inflación no nos afecta a todos por igual. Este es uno de los motivos por los cuales la inflación es inmoral.
La decisión de inflar la toman las autoridades monetarias por requerimiento de otros pipoldermos (pícaros políticos que, por el momento, detentan el poder). Verás, la inflación es un fenómeno monetario porque es la expansión de la cantidad de dinero por encima de la producción. Esa expansión (esa inflada) es necesaria para los pipoldermos porque es uno de los medios que tienen para financiar todos sus gastos que superan sus ingresos.
La gente en la calle, la que no lee como tú, cree que el precio del dinero es la tasa de interés; pero eso no es cierto. La tasa de interés es el precio del crédito (y del tiempo, pero de esto platiquemos otro día). El precio del dinero es lo que obtienes a cambio de él en términos de lo que obtienes, en condiciones específicas. Por ejemplo: cuando decimos que un manojo de culantro cuesta Q.3.80, también decimos que Q3.80 cuesta un manojo de culantro. ¿Por qué? Porque si la señora del mercado quiere que le des Q.3.80, ella te paga con un manojo de culantro.
(Pausa para entender bien este último párrafo.)
¿Quiénes se benefician de la inflación a costa de las economías familiares? Los que viven del presupuesto del gobierno, los empresaurios, políticos y burócratas que reciben el dinero inflacionario antes que cualquier otro grupo en la sociedad. Por lo tanto, ¿qué crees que ocurre? Ellos aprovechan los precios bajos que, para cuando el dinero inflacionario llega a otros grupos, esos precios ya han subido. Mientras más lejos están tus ingresos del presupuesto del gobierno, más mina la inflación el valor de tu dinero.
Pero los daños no se quedan ahí. ¿Tienes dinero ahorrado en el banco? Ese dinero pierde valor cada vez que los pipoldermos inflan la cantidad de dinero que hay en el mercado por encima de la producción. ¿Recibes una pensión por invalidez, vejez o sobrevivencia? Ese dinero, que recibes como consecuencia de tus aportaciones, también pierde poder adquisitivo. ¿Tienes rentas fijas o un sueldo? El valor de ese dinero también es erosionado por la inflación. Por eso es que cada vez necesitas más quetzales para comprar lo mismo; y por eso es que, muchas veces, aunque el precio no suba, la cantidad de producto que recibes disminuye.
Como la inflación sirve para pagar los gastos de los políticos y burócratas (que muchas veces se enriquecen con el dinero inflacionario), en realidad es una forma de impuesto oculto y regresivo. Con la inflación, los pipoldermos pagan sus excesos y los de sus clientelas, y le dan inicio a un proceso redistributivo que daña más a los que ganan menos. Ovi, como dicen los patojos, la pérdida de valor adquisitivo de la moneda daña más a un empleado que gana Q4,000 que a un burócrata que gana Q30,000, o a un ejecutivo que gana Q40,000.
Que no te engañen, la inflación la causan las autoridades monetarias, de forma inmoral, por requerimiento de sus jefes políticos y de sus clientelas.
La inflación es como orinarse en la cama
¿Sabes qué le dijo un funcionario de la Reserva Federal de los EE. UU. al columnista de The Wall Street Journal, Francesco Guerrera, acerca de la pérdida de valor de la moneda? La devaluación de la moneda es como orinarse en la cama. Al principio se siente rico, pero rápidamente se convierte en un desastre. Y como tú ya leíste hasta aquí, aquello no te sorprende. La inflación, causada por las autoridades monetarias y los pipoldermos a los que sirven, le quita valor a la moneda mediante la política de emitir dinero y crédito por encima de la producción.
Como ya leíste hasta aquí, ya te enteraste de que la inflación beneficia a unos a costa de otros, le roba valor a tus ahorros y a las pensiones por invalidez, vejez y sobrevivencia, le roba valor a tu sueldo y a cualquier renta fija que recibas o reciban tus padres.
Además de enemiga de la propiedad, la inflación es enemiga de la libertad porque, cuando los precios empiezan a subir en espiral y las economías familiares se empiezan a desmoronar, la gente clama por controles de precios, por prohibiciones y otras formas de coacción arbitraria que desnaturalizan el intercambio. La inflación es enemiga de la dignidad humana porque el empobrecimiento artificioso y político de la gente mengua la valoración que las personas tienen de sí mismas y crea inseguridades innecesarias. La inflación, como la corrupción, viola los derechos individuales.
Por eso no me extraña que mi amigo y maestro Ricardo Rojas, ex juez argentino, esté escribiendo un libro que se titula La inflación como delito.
Si el Código Penal castiga la falsificación de moneda y la inflación es una forma de falsificación porque, en la práctica, el valor del dinero queda en manos de las autoridades monetarias y de los pipoldermos a los que sirven, y es una política de Estado, con todos los daños explicados arriba y en mis dos columnas anteriores, la inflación equivale a alterar la moneda, cercenarla y ponerla a circular, delitos tipificados en todos los códigos penales del mundo.
La inflación como delito
Hace dos años les pregunté a un grupo de jóvenes si se habían dado cuenta de que todo está caro; y me contaron anécdotas personales y familiares acerca del alza en los precios. Los más chispudos entre ellos comentaron que esa alza de precios no es la inflación, sino un efecto de la inflación, porque lo que se infla es la cantidad de dinero que hay en el mercado. Luego les conté que el índice de precios al consumidor andaba por 9.7%, pero que se puede poner peor porque en tiempos de Vinicio Cerezo superó el 40% anual.
La inflación es empobrecedora. Le roba valor a los sueldos que recibe la gente, destruye los ahorros y el valor de las pensiones, y corroe las posibilidades de formación de capital y, por lo tanto, hace estragos en la productividad. Mina la confianza y la estabilidad. De ahí que es genial que Ricardo Rojas, ex juez penal argentino, haya escrito el libro titulado La inflación como delito.
¿Quiénes son los únicos que pueden inflar la cantidad de dinero que hay en el mercado? Los políticos y funcionarios que dirigen la política monetaria desde el último piso del Banco de Guatemala, ya que son los únicos que pueden ordenar la impresión de más dinero. ¿Ya te diste cuenta de que últimamente, cuando vas al banco, te dan muchos billetes nuevos? ¡Esos son billetes inflacionarios!, emitidos para sufragar los gastos de los políticos y burócratas mediante presupuestos deliberadamente desbalanceados. No es casualidad, es causalidad.
En su libro, Ricardo explica el dinero, su origen y evolución; la relación que hay entre el dinero y los precios; la naturaleza de la inflación; la relación entre la inflación y el crédito; la responsabilidad de los políticos y burócratas por la inflación y cómo eliminar esta última; la naturaleza de la responsabilidad de los políticos y burócratas del gobierno por sus actos; y explica por qué hay que sancionar penalmente a los políticos y burócratas que producen la inflación. Al final, explica la necesidad de crear un nuevo tipo penal en esa dirección y hace una propuesta concreta.
Si eres abogado, economista, político, funcionario, juez, fiscal, profesor, estudiante, y si tu familia depende de tus ingresos, deberías leer este libro, que está escrito de forma didáctica y sencilla, pero contundente.
Claro que el camino para crear aquel nuevo tipo penal no va a ser fácil porque los políticos y burócratas no van a renunciar a sus facultades inflacionarias solo porque sí. A Juan de Mariana, el corruptísimo duque de Lerma y Felipe III no lo metieron preso por decir que el pueblo tenía derecho a matar al tirano, sino por cuestionar las facultades inflacionarias del Rey.
Hace falta una ola arrasadora de opinión pública y de ahí que es importante que tú, como elector, mandante y tributario, te enteres de que hay inflación porque los que tienen el poder de emitir moneda lo hacen en exceso y con ello corroen tu propiedad de forma perversa, dañan la administración pública y minan la fe pública. Por ello, deberían ser responsables penalmente, y el principal interesado en que eso ocurra deberías ser tú, que eres el que paga las cuentas… a sabiendas, o engañado.
¿Una mejor forma de medir la inflación?
Finalmente, y por las razones explicadas arriba, el índice de precios al consumidor no es la mejor herramienta para medir la inflación porque está enfocado en el movimiento de los precios. La mejor herramienta para medir la inflación es lo que en política monetaria se llama M1, que es el agregado monetario, es decir, la cantidad de monedas y billetes en circulación, más los depósitos monetarios a la vista. Pero de esto vamos a hablar otro día.
Esta serie la publiqué por primera vez en 2022.
Actualización: Algunas reacciiones sobre la inflación dan que pensar.
- Si el presupuesto va ser bien usado no hay problema pero si se va a prestar para la corrupción alli si da para pensar, dice una lectora. Me da ternura que haya personas que crean que el Presupuesto va a ser bien usado; no sólo porque esa fe es pueril, sino porque, aún si fuera posible que el Presupuesto fuera bien usado, no está claro qué quiere decir bien usado. Voy a suponer que quiere decir exitosamente usado y eso implica que el estatismo penetra mucho más en las esferas de acción privada de las personas; voy a suponer que quiere decir sin corrupción, mala administración, ni desperdicio y veo que esta administración no ha podido entrarle con seriedad al 40% de corrupción que sus candiatos aseguraban que había en el gobierno. La persona que dijo aquello cree, ¿de verdad? que si el gobierno gasta y gasta, no importa que el el dinero valga cada vez menos y que las personas (que no dependemos del Presupuesto) tengamos dificultades para llegar a fin de mes.
- En esa dirección, un lector comentó que con inflacion o sin ella siempre es dificil llegar a fin de mes. ¿En serio? Pienso, que no es así. Pienso que para la familia promedio guatemateca lo mejor sería llegar a fin de mes sin problemas monetarios causados por los pipoldermos. Pienso que, aunque ganarse el pan pueda ser difícil, es mejor hacerlo sin que los políticos y burócratas le roben valor al sueldo de las personas. Pienso que si hay que escoger entre que sea difícil, o más difícil llegar a fin de mes, la mayoría de familias elegirá que sea menos difícil. Tu, ¿qué opinas?