24
Oct 16

Su revolución, ¿tiene que ser sucia?

img_7621Totalmente de acuerdo, ¡sin mujeres no hay revolución!…pero si la revolución como la entienden los autores de la pinta que ilustra esta entrada fuera algo que vale la pena…¿no sería genial que su revolución fuera posible sin ensuciar y sin manchar?

Haz clic en la foto para ver más fotos.

El jueves por la tarde fui a la Sexta avenida y me encontré con las pintas que hacen los revolucionarios en las paredes; y como siempre dan grima.  Hay una que dice: Casas de oligarcas reservadas para nuevos ricos puesta en la pared de una panadería y restaurante que ha quedado bellísimo en aquella avenida céntrica.  La envidia y el odio revolucionarios saltan a la vista.  ¿Qué quieren los revolucionarios? ¿Que no haya lugares hermosos y sabrosos para la gente? ¿Que todo sea feo y sucio?  ¿Qué no haya empleos para quienes trabajan en lugares como el señalado? Una revolución así no sólo es shuca, sino que es triste.

Pintas así me recuerdan que muchas personas odian lo bueno porque es bueno. Vivimos en la era de la envidia, escribió Ayn Rand. “La envidia” no es la emoción que tengo en mente; pero es la más clara manifestación de una emoción que se ha mantenido sin nombre; es el único elemento que los hombres han permitido a sí mismos de identificar, de una suma emocional compleja. La envidia es considerado por la mayoría de la gente como una emoción insignificante y superficial; y, por lo tanto, sirve como tapadera semi humana para una emoción inhumana que rara vez se atreven a admitir que sienten, incluso a sí mismos…Esa emoción es: el odio del bien por ser bueno. Ese odio no es resentimiento contra algún punto de vista prescrito acerca de lo que es bueno, con el que uno no está de acuerdo…El odio del bien por ser el bien significa el odio de lo que uno considera como bueno por juicio propio (consciente o inconsciente). Esto es el odio hacia una persona porque posee un valor, o virtud uno considera deseable. Si un niño quiere obtener buenas calificaciones en la escuela, pero no puede, o no quiere alcanzarlas y comienza a odiar a los niños que sí las alcanzan, ese es el odio del bien. Si un hombre se refiere a la inteligencia como un valor, pero está preocupado por dudas sobre sí mismo y comienza a odiar a los hombres que sabe que son inteligentes, ese es el odio del bien. La naturaleza de los valores particulares que un hombre elige para celebrar no es el factor principal en este asunto (aunque los valores irracionales pueden contribuir en gran medida a la formación de esa emoción). El factor principal y característica distintiva es un mecanismo emocional fijado a la inversa: una respuesta del odio, no hacia los vicios humanos, sino hacia las virtudes humanas. Para ser exactos, el mecanismo emocional no se ajusta a la inversa, pero se establece de una manera: sus exponentes no experimentan amor por los hombres malos; su rango emocional se limita al odio, o la indiferencia. Es imposible experimentar el amor, que es una respuesta a los valores, cuando la respuesta automatizada de uno, a los valores, es el odio.

Dice otra pinta: La iglesia mueve montañas, pero de pisto, un recordatorio de que esa organización -la iglesia católica- no paga impuestos, pero apoya las alzas tributarias y el terrorismo fiscal; se opone a la minería pero exhibe riquezas inmensas en oro, plata y piedras preciosas; habla de paz pero muchas veces apoya acciones violentas contra hidroeléctricas.  Una cucharada de su propia sopa es esta pinta en la pared de Santa Clara.

Da algo de risa (cuando no da pena) ver que los que hacen las pintas piden educación…y olvidan que el que pinta pared y mesa demuestra su bajeza.

La pinta más curiosa es la que dice: La revolución será campesina, o no será; esto es porque contradice todo el marxismo-leninismo representado por las hoces y martillos que acompañan las pintas.  El socialismo científico (el marxismo) sostiene que la revolución la harán los proletarios (que no son campesinos) y el leninismo sostiene que la revolución la hará la vanguardia del proletariado (que no son campesinos). La revolución que promueve esta gente, ¿es maoista, es como la del Khmer rouge?

Cuando veo pintas contra la llamada explotación pienso que según muchos revolucionarios, si alguien no tiene empleo y nadie lo contrara, el desempleado no es explotado.  Una vez el desempleado es contratado, su patrono y él pasan a ser enemigos de clase,  Uno es el explotador y el otro el explotado.  Contra esa lógica no se puede.

Ya cerca del Parque Centenario había dos carteles de la URNG (la exguerrilla guatemalteca) y Maíz otro partido político vinculado a la exguerrilla….y entonces uno se explica no sólo el hecho de las pintas y la suciedad, sino el espíritu violento y rencoroso de las mismas.

Lo que no saben los revolucionarios es lo que ocurre en las calles del Centro con sus pintas y sus ideas de odio y violencia:

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V en V for Vendetta dijo: Una revolución sin baile no es una revolución que merezca la pena; y claro que no baila reguetón, sino una canción de Antony and the Johnsons.  Ese es el tipo de revolución que uno podría considerar como valiosa; no la de los cafres que pintan y ensucian paredes con mensajes de envidia y de odio, ni con mensajes que anuncian miseria y muerte.

La ilustración de los gatos la tomé de Facebook.


20
Oct 16

¿Por qué defender el ultra-individualismo?

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¿Por qué es que uno debería defender el ultra-individualismo? ¿Por qué es que uno no debería tener pena en decir que el colectivismo apesta? Quien haya leído la columna de Raúl de la Horra titulada La biblia del individualismo, seguramente tendrá ganas de saber más sobre estos asuntos. Y se preguntará que por qué es que al columnista le incomoda el ultra-individualismo y por qué es que defender al héroe-individuo contra el colectivismo le parece algo estrambótico, estrafalario, o extravagante.

Partamos, por favor, de que es un error suponer (como suponen muchos) que el individualismo en el contexto que nos atañe se refiere al individuo aislado, o al individuo que se aísla (al modo de Robinson Crusoe, o de Simón el estilita).

El individualismo es el fundamento ético del Objetivismo, del liberalismo y hasta del libertarianismo e incluso en el neoliberalismo: Ayn Rand explica que El individualismo sostiene que el hombre posee derechos inalienables que no le pueden ser arrebatados por ningún otro hombre, ni tampoco por cualquier número, grupo o conjunto de hombres. Por lo tanto, cada hombre existe por su propio derecho y para sí mismo, no para el grupoEl colectivismo sostiene que el hombre no tiene derechos; que su trabajo, su cuerpo y su personalidad pertenecen al grupo; que el grupo puede hacer con él lo que le plazca, en la forma que quiera, por cualquier motivo que el grupo haya decidido que es su propio bien. Por consiguiente, cada hombre existe sólo con el permiso del grupo y en beneficio del grupo. ¿Ves por qué hiede el colectivismo? El Nacional-socialismo, el Socialismo real, el apartheid, el holocausto, la esclavitud (todas ellas aventuras fallidas que marcaron con sangre y dolor la historia humana) fueron posibles porque prevaleció la idea colectivista de que los intereses generales tienen prioridad sobre los derechos individuales.  Entendido esto, ¿por qué no debería heder el colectivismo? ¿Por qué no debería heder el estatismo cuando la legislación y el poder coactivo de los políticos y funcionarios sirven para que los intereses colectivos prevalezcan sobre la vida, la libertad, la propiedad y el derecho a la búsqueda de felicidad de los individuos?

Ayn Rand explica: Un sistema social es un conjunto de leyes [un tipo de vínculo] que los hombres observan con el objeto de hacer posible la convivencia. Dicho código debe tener un principio básico, un punto de partida, de lo contrario no puede ser elaborado. El punto de partida es la pregunta: ¿El poder de la sociedad es limitado o ilimitado? El individualismo responde: el poder de la sociedad está limitado por los derechos individuales del hombre. La sociedad sólo puede crear leyes que no violen estos derechos. El colectivismo responde: el poder de la sociedad es ilimitado. La sociedad puede crear las leyes que desee e imponérselas a cualquiera en la forma que quiera.

Desde aquella perspectiva el individualismo sostiene que tú, como individuo (y todos los individuos sin distinción de etnia, sexo y otras características), tienes derechos que nadie te debe quitar y menos cuando vives en sociedad; es decir, menos cuando te relacionas con otros para cooperar, intercambiar y prosperar pacíficamente.  El individualismo, ¿ves?, es el sistema ético que destierra el uso de la coacción y las amenazas, de las relaciones entre personas.

En su columna del sábado pasado, De la Horra insiste en que Howard Roark es un personaje frío y egocéntrico sin capacidad de empatía, con rasgos de sociópata y machista…bla, bla, bla; y la razón por la que voy a insistir en que es bueno leer El manantial antes de hacer comentarios como aquel es que -hasta para el lector más despistado- es evidente que toda la novela Roark se la pasa ayudando a Peter Keating, sacándole las castañas del fuego y haciéndolo quedar bien. Roark se enamora de Dominique Francon –como sólo puede enamorarse alguien que entiende el valor de amor romántico– y no es un personaje frío sin capacidad de empatía: Roark tiene muchos y buenos amigos, amigos en el sentido aristotélico y no en el sentido feisbuquiano. Howard Roark no desprecia la cooperación y la solidaridad; al contrario, vive, trabaja y florece en sociedad de acuerdo con un código moral en el cual las relaciones son voluntarias, pacíficas, de intercambio, precisamente de cooperación; y no de fuerza.

Es cierto que en la Universidad Francisco Marroquín valoramos las ideas objetivistas como no se valoran en ninguna otra universidad de Guatemala, o de Centroamérica, o de América Latina; pero también valoramos la Ilustración escocesa (hay una Plaza Adam Smith); la escolástica de Salamanca (hay un edificio de estacionamientos dedicado a Covarrubias, De Mariana y Azpilcueta); la escuela austríaca (la biblioteca lleva el nombre de Ludwig von Mises, hay un auditórium con el nombre de Friedrich A. Hayek, y un salón que lleva el nombre de Carl Menger); hay un auditórium Milton Friedman y una terraza Rose Friedman; hay un pasaje Catón el joven; todo ello como en ninguna otra universidad.  Y la lista puede seguir y seguir. ¡Toda la tradición individualista de Occidente es celebrada en la UFM!; pero De la Horra no les cuenta todo esto a sus lectores.

De la Horra no ve motivos para cuestionar y hasta luchar contra las intervenciones paternales del estado; quizás porque es un error comparar al estado con las familias.  En una familia sana los jefes de la familia no toman recursos de unos hijos -por la fuerza- para dárselos a otros; cosa que sí ocurre en el estado, donde los gobernantes tratan a los mandantes como si fueran súbditos y tributarios; y no sólo toman recursos de unos para dárselos a otros, sino que se quedan ellos con una buena porción de aquellos recursos. ¿Me vas a decir que no es moralmente legítimo luchar contra el “el estado benefactor”, que es como se le llama a aquel estado de cosas?

De la Horra trata de escandalizar a sus lectores cuando les habla de un mundo donde el egoísmo es la virtud máxima y el altruismo la peor inmoralidad.  Y el lector agarrado así, en frio y sin contexto, se horroriza.  Pero, ¿qué es el egoísmo? Es la ética que sostiene que el actor siempre debe ser el beneficiario de sus acciones y que el hombre tiene que actuar en favor de su propio interés “racional”. Pero su derecho a actuar así deriva de su naturaleza de ser humano y de la función de los valores morales en la vida humana; en consecuencia, es aplicable únicamente en el contexto de un código de valores morales racional, demostrado y validado de manera objetiva, que defina y determine sus auténticos intereses personales.  No es un permiso para “hacer lo que se le antoje”, y n es aplicable a la imagen del altruismo de un bruto “egoísta”, ni a cualquier hombre motivado por emociones, sentimientos, urgencias, deseos o caprichos irracionales.  Así lo explica Rand y así se explica por qué es que el individualismo y el egoísmo van de la mano.  Y tú, que te preocupas por tus intereses personales y por los de las personas que valoras, entiendes el valor del egoísmo.

Entonces, ¿qué es el altruismo? No se vale confundir el altruismo con la filantropía, la caridad, bondad, o con la benevolencia. En el contexto objetivista, la palabra altruismo se refiere a una idea de Augusto Comte para describir la ética cuyo principio básico es que las personas no tienen derecho a existir por sí mismas, que el servicio a otros es la única justificación de su existencia y que el autosacrificio es su más elevado deber moral, su más elevada virtud y su más elevado valor.   Dice Rand: El altruismo declara que toda acción realizada en beneficio de los demás es buena y toda acción realizada en beneficio propio es mala.  Así resulta que el “beneficiario” de una acción es el único criterio de comparación del valor moral de esta, y mientras el beneficiario sea cualquiera, salvo uno mismo, todo está permitido. Tú, que te preocupas por tus intereses personales y por los de las personas que valoras, entiendes la inmoralidad del altruismo.  No la inmoralidad de la filantropía, la caridad, la bondad, o la benevolencia, sino la del altruismo. ¿Verdad?  El nacionalsocialismo, en el que el individuo existía en función de la raza superior; el socialismo en el que el individuo existe en función de la clase superior; el racismo, en el que el individuo existe en función de la raza superior, todas esas son expresiones del altruismo…ah, y del colectivismo.

En su columna de la semana pasada De la Horra afirma que en un mundo egoísta (en uno donde tú te preocupas por tus intereses personales y no sacrificas a nadie, ni te sacrificas), no existirían los derechos positivos y en esto tiene razón.  ¡Mucha razón!  Esto es porque los mal llamados derechos positivos, por ejemplo mi supuesto derecho al trabajo, implican que tú, o alguien más debe ser forzado a darme empleo. Implican que yo puedo sacrificarte, y sacrificar tu libertad y tu propiedad para que me des trabajo.  Implican que tu no puedes ocuparte de tus intereses personales (como el de racionalizar tus recursos para velar por tu familia) y que tienes que sacrificarlos para que yo pueda satisfacer mis intereses personales.  ¿Ves? Implican que tienes que contribuir a mi empleo, o darme trabajo por la fuerza.  ¿Ves? Los llamados derechos positivos en realidad son necesidades económicas que se solucionan mediante acciones económicas; pero cuando se las trata de convertir en derechos, su ejercicio implica la violación descarada de los derechos individuales.  No hay tales derechos a la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la felicidad, si otros tienen la facultad de violarlos cada vez que tengan una necesidad.

El Objetivismo no es angelical, y en eso también tiene razón De la Horra. ¡Mucha razón!  El Objetivismo es una filosofía para vivir la vida en la tierra, para prosperar y buscar la felicidad en sociedad, sin coacción arbitraria.  Por eso inquieta tanta alusión del columnista a cosas angelicales, a biblias, catecismos y religiones.  ¡Que obsesión! ¿Será posible que el famoso Raúl de la Horra no sepa distinguir entre religión y filosofía?  La religión, explica Rand, es creencia ciega, creencia que no se apoya, o que es contraria a los hechos de la realidad y a las conclusiones de la razón.  Creer sin ver es una virtud religiosa. La fe es una virtud religiosa. La filosofía, en cambio, no se basa en explicaciones místicas, ni se basa en la fe.  La filosofía demanda racionalidad para identificar la realidad, integrarla y prosperar en ella.

La cuestión es: ¿vas a hacer esa búsqueda con autenticidad, o no? ¿Vas a actuar como individuo pensante, o vas a actuar en rebaño? El sistema social en el que vives, ¿te va a facilitar aquella búsqueda, o te la va a impedir?

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Por cierto y si te interesan estos temas, Warren Orbaugh publicó dos columnas al respecto:

La ilustración la tomé de Facebook.


20
Oct 16

Llegó otro 20 de octubre

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El 20 de octubre el sindicato de trabajadores de Rearden Steel exigió un aumento de sueldo; es con esa frase que comienza el capítulo titulado El concierto de liberación en La rebelión de Atlas, la novela por Ayn Rand.

En este capítulo los saqueadores inician una toma sistemática de la fundición de Hank Rearden.  Los saqueadores congelan el dinero de Hank y luego amenazan a su familia; para después organizar actos de violencia en la fundición.  Para hacer la historia corta, Francisco D´Anconia ayuda a desactivar la violencia y libera a Hank que estaba secuestrado por los saqueadores.  A estas alturas Hank ya está listo para unirse a la huelga de mentes y creadores y ha decidido que no volverá a apoyar el sistema de los saqueadores.

Este es un capítulo hermoso en el que se consolidad la amistad entre Hank y Francisco y en el que la filósofa dramatiza la naturaleza de la amistad entre personas racionales. Un tipo de amistad basada en valores, y no en relacioines de deber, o de auto-sacrificio.

Es muy apropiado que todo esto ocurra un 20 de octubre, fecha en la que, en Guatemala, se celebra la Revolución de 1944, efeméride que es un parteaguas en la historia del país y que ha sido secuestrada por los saqueadores.  De ahí que en vez de una fiesta para la libertad y el republicanismo, esta sea una celebración del estatismo, del altruismo, del colectivismo y del socialismo.

Uno de los pasajes más oscuros de aquella Revolución es el asesinato de Francisco Javier Arana (héroe de aquella gesta); por ello te invito a leer los articulos que Acisclo Valladares ha estado escribiendo acerca de aquel crimen.  Mi madre tenía 8 años de edad el día del asesinato y recuerda que había mucha conmoción por ese acto.

¿1949, o 1954?

18 de julio de 1949

El asesinato de Francisco Javier Arana

Emplazamiento a los asesinos de Francisco Javier Arana

La foto es de una de las pintas con las que la dirigencia popular suele celebrar el 20 de octubre.


14
Oct 16

Para una vida con autenticidad

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Dada la complejidad y profundidad del Objetivismo, uno querría (o a mí me gustaría) que cuando algunos columnistas abordaran ese tema, lo hicieran de primera mano, en vez de aproximarse a él de oídas, a tientas, y quizás sin prejuicios.

Hace unos días, Raúl de la Horra trató de hacer creer a sus lectores que en la obra de Ayn Rand existe una dicotomía tensa entre el individuo y la sociedad; empero, siendo que desde una perspectiva objetivista la sociedad es el tipo de vínculo que nos facilita cooperar, intercambiar y prosperar, ¿qué dicotomía cabría allí?  De la Horra engaña a sus lectores cuando afirma que en la Universidad Francisco Marroquín, la novela El manantial es una biblia que todos los estudiantes deben leer.  Uno sabe que esta afirmación no es de primera mano y no es inocente porque aquello es mentira. ¡Sólo los estudiantes de arquitectura leen esa obra!  No sólo porque el protagonista es un arquitecto, sino porque aborda la necesidad humana de vivir uno su vida con autenticidad y hacer de esta algo extraordinario, como lo explica Warren Orbaugh, el profesor que comparte aquella obra con sus estudiantes, [autor de Objetivismo, la filosofía benevolente].

¿Es aquella una idea estrambótica, como afirma el columnista? ¿Qué sugiere de la Horra?  ¿No deberíamos vivir la vida con autenticidad, ni hacer de vidas algo extraordinario?  Lector, ¿preferirías vivir una vida falsa y hacer de ella algo insignificante? ¿Qué clase de maestro no quisiera que sus estudiantes vivieran vidas auténticas y magníficas? Cuando leas El manantial, por favor cuéntame si preferirías ser Howard Roark, o Peter Keating.

¿Qué otras ideas nos comparte Roark?  El hombre no puede sobrevivir, salvo mediante su propia mente…todo lo que tenemos procede de un solo atributo del hombre: la función de su mente razonadora. No se trata de elegir entre autosacrificio y dominación, sino entre dependencia e independencia. La mente que razona no puede trabajar bajo ninguna forma de coerción. El hombre que vive para ser siervo de otros es el esclavo.  Si la esclavitud física es repulsiva, ¿cuánto más repulsivo es el servilismo del espíritu? Esas ideas, ¿te parecen estrambóticas?

Columna publicada en elPeriódico.


02
Sep 16

Hoy es Día de “La rebelión de Atlas”

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Escucha el podcast aquí.

El 2 de septiembre se celebra el Día de La rebelión de Atlas; Esto es porque Ayn Rand comenzó a escribir esa novela en un día como hoy.  Además a lo largo de la obra esa fecha aparece en varias ocasiones.

En la primera escena del libro un vago le pregunta a Eddie Willers ¿Quién es John Galt?; y poco más adelante, mientras Eddie camina por las calles de Nueva York ve un calendario gigante que tiene la fecha 2 de septiembre. En esa misma fecha  Dagny y Hank deciden tomar vacaciones juntos; y durante ese viaje es que descubren un motor que revolucionaría el uso de la energía en el mundo. El célebre discurso del dinero, de Francisco D´Anconia ocurre durante una fiesta el 2 de septiembre. La empresa D´Anconia Copper fue nacionalizada un 2 de septiembre; y en la agenda de Francisco estaba anotado: ¡Hermano, tú lo pediste!

Es un buen día para recordar que mientras que tu trabajas para pagar la renta de tu casa, la mensualidad del carro, el colegio de los patojos y los seguros médicos (porque no quieres ir a caer al IGSS), el vicepresidente Jaffeth Cabrera usará parte del dinero que te quitan en impuestos (antes de que recibas tu cheque de fin de mes), para asegurarse de que no le falte el pan a su parentela.

Es un buen día para no olvidar que los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Constitucionalidad se recetaron, a sí mismos, el pago de sus gastos médicos a costa de los impuestos que…tú ya sabes…te quitan antes de tu les veas el color a los billetes. ¿Eres tributario, o te sientes contribuyente

Esta semana asistí a una charla con Miguel Anxo Bastos, uno de esos maestros que tiene el talento de entretener mientras comparte sus conocimientos y te motiva a explorar ideas (aunque sea Ancap).  Dijo dos frases que quiero compartir en este día particular: Si los gobernantes viven en palacios y hay gente que vive en las calles, ¿el estado somos todos? y Desde que aceptas los impuestos, aceptas que tu propiedad no es tuya. ¡Feliz 2 de septiembre!

Columna publicada en elPeriódico; y la ilustración es de Bosch Fawstin.


22
Jul 16

Foro objetivista en Guatemala

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Si estás convencido de que las ideas importan; de que la realidad es, independientemente de tus caprichos y tus necesidades; de que tu felicidad no depende de las circunstancias, sino de tu capacidad para vivir a la altura de tus valores elegidos racionalmente; y/o de que los derechos son principios morales y que nadie (sin importar su número, ni la intensidad de su necesidad) tiene derecho a hacer esclavos a otros, seguramente querrás participar en el Foro Objetivista 2016.

Si no estás convencido de algunas de aquellas ideas; pero no las dejaste pasar sin echarles una pensada y no fuiste indiferente a ellas, apuesto a que disfrutarías tu participación en el Foro.  ¡Hay pocas cosas tan estimulantes como un ambiente retador para las ideas!

El programa está disponible aquí; y yo seré el maestro de ceremonias.

Registro en línea aquí.

El Foro Objetivista es una actividad para profundizar en los principios de la filosofía objetivista de Ayn Rand y para compartir con expertos sobre el tema. El foro se celebrará el lunes 8 y martes 9 de agosto de 2016 en la Universidad Francisco Marroquín, organizado por el Centro de Estudio del Capitalismo.

Si eres estudiante en general, con carné, puedes participar de forma gratuita; pero el Foro tendrá un costo de $100 para el resto de participantes. Más información en capitalismo@ufm.edu y en el teléfono (+502) 2413-3317.

El Foro Objetivista reunirá a estudiosos y admiradores de las novelas y de la filosofía de Ayn Rand, para que se conozcan, establezcan relaciones, disfruten la compañía de gente que comparte sus valores y profundicen en la filosofía objetivista. Temas y conferencistas: Psicología de la autoestima, Juan Ignacio Ardón; Derechos individuales, Donald González; Periodismo objetivo, Marta Yolanda Díaz-Durán; Moral del lucro, María Dolores Arias; Desigualdad, Conrado Ducas; El objetivismo contrastado con otras filosofías en “El Manantial”, Warren  Orbaugh; Rational self-interest as a moral basis of benevolence y The nature of heroism, por Andrew Bernstein (del Ayn Rand Institute);  y En defensa filosófica del individualismo, Ricardo  Rojas y En defensa del egoísmo noble, Eduardo Marty (ambos de Argentina).

¿Qué tal dos días alejado del totalitarismo, del colectivismo y del misticismo?


15
Jul 16

Leer es un placer genial, sensual

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Escucha el podcas aquí.

Leer es un placer genial, sensual, es la frase que se me ocurre –parafraseando a Sarita Montiel– ahora que en Guatemala se celebra la Feria Internacional del Libro. Una fiesta para aquellos que disfrutamos de la lectura; de explorar ideas y de navegar relatos impresos en papel; del aroma de los libros nuevos y de los libros viejos; de leer acompañados por un café, o por un oporto; de reencontrarnos con un libro que fue amigo (o que nunca dejó de ser amigo); de leer en la cama con la persona a quien amamos y de cosas así.

Mi primer libro propio fue Corazón, de Edmundo de Amicis, que una amiga de mi abuela –Frances–  me obsequió para una navidad.  Empecé a leer habitualmente poco antes de esa fiesta porque una de mis escenas familiares favoritas era volver de la calle, de jugar con mis amigos, y encontrar a mi padre leyendo, sentado en su sillón favorito, en un rincón de la sala y bajo una luz tenue.  Y como yo quería hacer eso también, pues empecé a leer en el sillón de al lado.

Mi abuela tenía una biblioteca estupenda donde cabía de todo y ahí me empecé a interesar en hojear enciclopedias y en leer libros sobre Guatemala y novelas históricas de Inglaterra.  Leía desordenadamente casi cualquier cosa que despertara mi curiosidad; y nunca tuve miramientos para abandonar un libro que fuera incapaz de maravillarme.En mis horas más tristes siempre hubo un libro a mi lado que sostenía mi mano y acariciaba mi cabeza; y en mis horas más felices, siempre ha habido un libro que me recuerde que las ideas son importantes. Cuando vayas a la Filgua, te recomiendo que compres El manantial, por Ayn Rand, que es uno de mis libros favoritos; y cuando lo leas, hazme la caridad de disfrutar de la importancia de las ideas y del valor de los héroes.

En la Filgua encontrarás a mi amiga, Mayra, en el espacio de la Universidad Francisco Marroquín.  En ese espacio hay un tesoro para quienes aman la lectura; y para quienes aman la libertad y entienden el valor de las ideas. Un tesoro para los que compartimos el anhelo de eliminar la fuerza y la violencia de las relaciones sociales. Un tesoro con aroma a papel y tinta.

Columna publicada en elPeriódico.


13
Jul 16

Se juntaron el hambre y las ganas de comer

Imagen de previsualización de YouTube

Escucha el podcast aquí.

En mi espacio de Facebook publiqué mi columna de la semana pasada titulada: Celebremos la sonda Juno; y en esa publicación los lectores Alejandro Flores y Oscar Gabriel Pineda dejaron comentarios que vale la pena explorar.  La ideas principales de mi columna fueron: la celebración de las virtudes de la racionalidad y de la productividad; la premisa del universo benevolente y la idea de que las ideas son importantes. Dicho lo anterior la realidad importa y la tecnología, la ciencia y la filosofía están íntimamente relacionadas. También la idea de que la grandeza del ser humano y sus logros no son menos que objetos de celebración. No somos dust in the wind.  El hombre es esa criatura magnífica cuyos científicos son héroes y que, en libertad y en colaboración, puede llegar a Júpiter, curar ciertos tipos de cáncer y descifrar el genoma humano. Es mucho más que esas criaturas miserables que ponen bombas en aeropuertos, dinamitan monumentos de la antigüedad, secuestran niñas para venderlas, o renuncian a usar su mente.  Por eso celebro a Juno.

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Flores dijo: Es una lástima que esto se haya hecho con fondos del Estado, en verdad que pone en problemas los fundamentos filosóficos del objetivismo.

El comentario de Flores está relacionado con el hecho de que escribí aquella columna en el marco de la Objectivist Summer Conference 2016 y de que la premisa del universo benevolente y virtudes como la racionalidad y la productividad son propias de la filosofía objetivista. Flores tiene mucha razón cuando identifica que el objetivismo no apoya que el estado (léase el gobierno y por lo tanto los políticos y funcionarios) financie proyectos como la aventura espacial.  De hecho, para el objetivismo el único propósito del gobierno es proteger los derechos de las personas, lo que significa protegerlas de la violencia física.  Dicho lo anterior, ¿te diste cuenta de que mi columna no es una celebración de la Nasa, ni del hecho de que un gobierno haya financiado Juno con dinero ajeno tomado por la fuerza (es decir impuestos)?

¿De qué se trató mi columna? De celebrar la tecnología, la ciencia y la filosofía que hacen posible que los seres humanos puedan curar ciertos tipos de cáncer, descifrar el genoma humano y llegar a Júpiter.  ¿De qué no se trata mi columna? De celebrar que los gobiernos usen dinero ajeno tomado por la fuerza para curar ciertos tipos de cáncer, descifrar el genoma humano y llegar a Júpiter.  La cura de ciertos tipos de cáncer es algo bueno (porque salva vidas y elimina el sufrimiento), eso es lo principal. ¿Deberíamos dejar de celebrarlo porque el gobierno estuvo involucrado? Honradamente creo que no. Yo hubiera preferido que aquel descubrimiento fuera hecho sin involucrar la fuerza; pero ¿debería lo accesorio invalidar lo principal? No.  Hubiera preferido que la sonda Juno fuera un proyecto de SpaceX, como el Falcon 9 y Dragón (que celebré en su oportunidad), pero no lo fue.  Me hace feliz que ciertos tipos de cáncer puedan ser curados y que el desciframiento del genoma humano ofrezca esperanza a muchas personas que sufren; y me alegra que Juno haya llegado a Júpiter.  Creo que es legítimo que nos alegremos por cosas buenas y que las celebremos…aunque, de forma accesoria, el gobierno haya estado involucrado.  Así es como son las cosas en este mundo en el que los colectivistas nos arrastran a vivir.  A ese sometimiento, ¿deberíamos añadir la imposibilidad de celebrar lo bueno, porque es bueno? No.

Oscar Gabriel Pineda escribió: A Hayek le hubiera dado un derrame leyendo tanta ingenuidad cientificista y ese culto cuasi-religioso a la razón.

El comentario de Pineda se refiere a Friedrich A. Hayek, ganador de un Premio Nobel en Economía que advirtió contra en cientificismo y advirtió contra el abuso de la razón.

El cientificismo es la práctica de aplicar la ciencia en exceso, o donde no cabe.  Implica una crítica al positivismo lógico que limita el método científico a lo empírico y verificable.

Resulta muy curioso que a Pineda le preocupe que a Hayek le vaya a dar un derrame cuando se discuten ideas, o cuando se busca la verdad de las cosas (porque Hayek ya está muerto). ¿No debería ser más importante explorar ideas filosóficas, científicas y tecnológicas con libertad y honestidad intelectual, que mejor no meneallo para no incomodar a un filósofo difunto, por gigante que sea? Una de las razones más perturbadoras para no cuestionar las ideas de un filósofo (aunque uno lo respete mucho) sería tener hacia él un culto cuasi-religioso que nos impidiera cuestionar sus ideas, o discutirlas, o ponerlas a prueba.

Pero para poner en perspectiva las cosas, Hayek no se opone a la ciencia; se opone a la idea de que el método de las ciencias naturales pueda ser usado en el campo de las ciencias sociales.  Para hacer la historia corta, esto es porque en las ciencias naturales los objetos, o fenómenos de estudio pueden ser medidos y pesados, tienen los mismos comportamientos cuando están en iguales circunstancias, y son ajenos al observador. Por otro lado, en las ciencias sociales los objetos o fenómenos de estudio no pueden ser medidos, ni pesados, pueden tener comportamientos distintos cuando están en iguales circunstancias, y el observador no siempre es ajeno a los fenómenos que estudia.  Por ejemplo, en la ciudad de Guatemala el agua siempre hierve a 98 grados centígrados poco más o menos (como me explicó el lector Aníbal Mejía Cárdenas) y tu no eres parte del agua que observas hervir; pero en la ciudad de Guatemala cada cabeza es un mundo y cada votante emite sufragio de acuerdo con sus valoraciones propias (que cambian) en momentos y tiempos específicos, y tu eres votante y miembro de la sociedad que estudias.

Dejando a un lado si Hayek tiene razón en esto, o no,  ¿en qué parte de mi artículo escribí acerca de aplicar el método científico (que de manera muy, muy sucinta puede describirse como observar, verificar y explicar) a fenómenos sociales? Mi artículo parece clarísimo en que vale la pena celebrar que actualmente se puedan curar ciertos tipos de cáncer, que haya sido descifrado el genoma humano y que Juno haya llegado a Júpiter.  Todos aquellos fenómenos son del campo de las ciencias naturales, no de las ciencias sociales.  Aún si compartiéramos las ideas de Hayek (aún sin hacer de él, o de ellas un objeto de culto cuasi-religioso), ¿Cómo se curan ciertos cánceres sin usar el método científico? ¿Mediante la intuición, con aceite de serpiente, poniendo memes en Facebook? ¿Cómo se llega a Juno sin usar el método científico? Usándo el ojímetro, a ojo de buen cubero, con fé?

Es cierto que en su obra, Hayek advierte contra el abuso de la razón.  Nos dice, por ejemplo, que hay una diferencia entre la idea de libertad desde la perspectiva evolucionista, empirista y británica; y la idea de libertad constructivista, racionalista y francesa.  Nos dice que las teorías racionalistas de la planificación se basaron necesariamente en presumir la existencia de cierta propensión del individuo para la acción racional, así como al a natural inteligencia y bondad de dicho individuo.  La teoría evolucionista demostró como ciertos arreglos institucionales inducirían al hombre a usar su inteligencia encaminándola hacia las mejores consecuencias y cómo las instituciones podrían concebirse de tal manera forma que los individuos nocivos hicieran el menor daño posible.  Puesto de otra forma, las teorías racionalistas suponen, por ejemplo, que como los seres humanos podemos curar ciertos tipos de cáncer, descifrar el genoma humano y enviar una sonda a Júpiter haciendo uso de la razón, también podemos planificar la sociedad, la economía haciendo uso aquella herramienta. Hayek -sabiamante- nos advierte contra esa arrogancia fatal.

La razón es una herramienta de conocimiento. Es la facultad que identifica e integra el material provisto por los sentidos humanos. Como es una herramienta o facultad tenemos que elegir usarla; no es una función automática y en cada momento de nuestras vidas somos libres de pensar, o de evadir la realidad. La razón es nuestro único medio para comprender la realidad y adquirir conocimientos.  Los místicos creen que la revelación, por ejemplo, puede ser un medio para comprender la realidad y adquirir conocimientos; y por eso creen que antes del diluvio universal una pareja de pingüinos caminó desde la Antártida hasta las arenas del Oriente Medio para subirse a un arca.  Empero, el rechazo a la razón significa que los hombres deben actuar con independencia y/o en contradicción con los hechos de la realidad.

Pineda dice que aquello es cientificismo; pero, ojalá nos explicara qué es mejor que la razón y el método científico para curar ciertos tipos de cáncer, descifrar el genoma humano, o enviar una sonda a Júpiter.

Ayn Rand explica: Los sentidos, los conceptos, la lógica: estos son los elementos de la facultad racional del hombre -su principio, su forma, su método. En esencia, la frase sigue a la razón significa: apoya tus conocimientos en la observación; forma conceptos de acuerdo a las relaciones reales (medibles) entre concretos [no abstractos]; usa conceptos de acuerdo a las reglas de la lógica (con la ley de identidad). Como cada uno de aquellos elementos se basa en los hechos de la realidad, las conclusiones alcanzadas por un proceso de la razón son objetivos.

Celebramos la sonda Juno, pues, es un llamado a celebrar lo bueno porque es bueno; un llamado a celebrar que tenemos esa herramienta magnífica llamada razón, que nos sirve para entender la realidad y hacer uso de ella para curar cánceres, aliviar sufrimientos, y llegar a Júpiter (entre otras miles y miles de cosas buenas más). Gracias a Alejandro Flores y a Oscar Pineda por darme la oportunidad de abundar en estas celebraciones.

Hubo otra participación, la de Alejandro Letona que dijo: Veo un enfoque “infantilista” en el artículo y equiparar a todos en lo bueno tampoco es realista. Definitivamente lo bueno es poco.

No se si lo bueno es poco, o no (y te invito a ver estas imágenes); pero  como explicó Rand, entre quienes partimos de la premisa del universo benévolo hay una convicción fundamental que algunas personas nunca adquieren, algunos la sostienen sólo en su juventud, y algunos mantienen hasta el final de sus días: la convicción de que las ideas son importantes. El que las ideas son importantes significa que el conocimiento es importante, que la verdad es importante, que la mente de uno es importante. Su consecuencia es la inhabilidad para creer en el poder del mal o en el triunfo del mal. No importa cuanta corrupción observe uno en segundo plano,  uno es incapaz de aceptarla como algo normal, permanente, o metafísicamente correcta. Uno siente que “esta injusticia (terror, falsedad, frustración, dolor, o angustia ) es la excepción en la vida, no la regla”.  Uno tiene la seguridad de que en algún lugar de la tierra, incluso si no es cerca de uno, ni está al alcence de uno, la vida humana es posible para los seres humanos, y la justicia es importante. Aunque a veces el mal pase demasiado cerca y ocasione angustia.

Es divertido que a Letona le haya parecido infantilista mi columna, ¿quizás porque usé una caricatura? (¡que de verdad inspiró mi curiosidad infantil!).  Es divertido porque mi idea  de los científicos  tiene mucho que ver con lo heroico en el sentido de que un héroe tiene fines apropiados para el hombre y, por tanto es un pensador. En primer lugar debe sostener valores racionales, y para ello debe ser un pensador, como escribió mi cuate Andrew Bernstein en The Philosophical Foundations of  Heroism.  Andy, por cierto, vendrá a Guatemala en agosto próximo. Quizás Letona ¿no comparte la idea (que no puse en mi columna) de que los científicos por su capacidad de ser inmensamente curiosos  y por su capacidad de maravillarse tienen mucho de niños?

¿Celebramos, o no, lo que representa Juno?


06
Jul 16

La bomba atómica y Ayn Rand, el subconsciente y la música

shoshana-luis-figueroa

El guión de Ayn Rand para una película titulada Top Secret -sobre el desarrollo de la bomba atómica- fue el reto de escritura más difícil que la escritora hubiera intentado, dijo  Shoshana Milgram, en la conferencia titulada Ayn Rand and the Atomic Bomb Movie: Seventy Years Later, nos contó como es que Rand aceptó el reto de escribir el guión, como lo planeó y se preparó para escribirlo y qué ocurrió cuando el proyecto le fue quitado de las manos.

Para Rand este proyecto fue diferente a cualquier otra cosa que huciera hecho, planeado y considerado.  Estaba basado en un hecho histórico y sin cambiar los nombres de quienes lo protagonizaron ella iba a hacer una obra de arte.  Preparó cuidadosamente las preguntas que les haría a gente como Robert Oppenheimer, un héroe científico. El principio que iba a guiar aquella pieza para el cine era el del enfrentamiento entre la libertad y la fuerza, en el supuesto de que la libertad es condición indispensable para que funcione la mente.

Rand estaba consciente de que la bomba atómica presentaba un peligro específico: armas con esa capacitad de destrucción masiva, en manos del estatismo podía acabar con la humanidad.  En manos de los gobiernos ese tipo de poder es muy peligroso.  Sabía, también, que los estatistas siempre tratan de destruir, o por lo menos de bloquear las mentes brillantes porque los estatistas demandan obediencia.

Empero, sabía que la bomba era la consecuencia de la cooperación -en libertad- de científicos que había huído de regímenes totalitarios y colaboraron en un país libre, en un ambiente de libertad, Shoshana contó que Oppenheimer decía que en Los Alamos no se daban ordenes, sino razones.

Durante la conferencia hubo tres frases que me gustaron mucho:

Oppenheimer le dijo a Rand: We fought for knowledge, but you will have to fight for the right to know.  Frase que me parece de muchísima relevancia en estos días en los que las opiniones parecieran prevalecer sobre las ciencias, en los que lo políticamente correcto se impone sobre lo que es verdad y en los que la libertad de expresión es aplastada por los sentimientos y por la democracia.

La otra frase no recuerdo si es de Shoshana, o de Rand: Facts can be exciting if you can pick the right ones. Frase de mucho valor para quienes escriben ficción.

Finalmente, de Oppenheimer: The mind is man´s only real wapon.

Aquello ocurrió en 1946, justo antes de que ella emprendiera La rebelión de Atlas.

Entendiendo el subconsciente:

En la mañana hubo dos clases favoritas: Entendiendo el subconsciente, por Jean Moroney de la que les contaré en unas líneas; y la segunda parte de la clase de música que ya comenté ayer.

El éxito en el mundo real descansa en el funcionamiento efectivo del subconsciente, ese que constantemente suple a la mente consciente con información pertinente y motivación coherente, explicó Jean Moroney.  Sólo el objetivismo reconoce que el subsonsciente está programado por la mente consciente  -y que por lo tanto puede ser reprogramado.  En su conferencia, Moroney mostró el proceso esencial para entender nuestro subconsciente y para remediar problemas clave, incluyendo la represión, la jerarquía plana de valores, y la dificultad de identificar lo que es esencial.

Incluyó ejercicios de introspección que no pude hacer ya que tuve que atender asuntos de trabajo.  Espero que mis colegas que si los hicieron puedan hacernos una demostración cuando regresemos a Guatemala.


05
Jul 16

La música, y cómo ser objetivo acerca del objetivismo

shoebotham-luis-figueroa

¿Y si empiezas tu día de clases con una sobre música?  Ayer empezó el curso de dos días titulado Listening to Music: An Ear Training Approach, por Thomas Shoebotham. Este curso -en la Objectivist Summer Conference 2016–  parte de la premisa de que la música es algo que apasiona a muchas personas; y, sin embargo, muchos encontramos que es difícil describir lo que sentimos por la música.  Thomas presentó muchos ejemplos de música grabada y tocada en vivo (con cello y un piano electrónico) para ayudarnos a apreciar mejor cómo se integran los materiales musicales y nos mostró estratégias para profundizar en el entendimiento de esta forma de arte que es algo elusiva.

Thomas sugirió que cuando escuchemos música por placer y para entenderla, no lo hagamos mientras hacemos otras cosas, esto es para enfocarnos.

Nos proveyó con vocabulario básico como tono, que es una propiedad del sonido, una frecuencia que os permite distinguir la música del ruido porque aquella es estable; el ritmo que es el lapso que dura el sonido; el beat (¿pulso?) que es la pulsación regular. Nos recordó que el ritmo y le pulso no son lo mismo y que suelen ser confundidos. Aprendimos qué es la métrica, el patron de pulsos fuertes y pulsos débiles; el tempo rubato que es una distorción deliberada del pulso o el ritmo con propósitos expresivos; la melodía, que es la unión de ton y ritmo; y los motifs que son pequeñas células musicales o ladrillos con lo que se construyen piezas más grandes.

Con esos y más herramientas, el curso -que duró dos sesiones en lunes y martes- nos dió posibilidades de apreciar mejor la música.  Thomas recomendó: sean pacientes consigo mismos, aprendan a cantar, o a bailar para poner la música en sus cuerpos.

La objetividad acerca del objetivismo:

salmieri-luis-figueroa

La filosofía es una disciplina demandate que requiere rigor intelectual y honestidad escrupulosa, advirtió Gregory Salmieri.  Toma años de pensamiento disciplinado entender y evaluar sus principios e incorporarlos a la vida de uno [díganmelo a mí, digo yo]. Ese trabajo continúa a lo largo de la vida de uno en tanto uno usa la filosofía para mantener integrado un creciente corpus de conocimiento (checando premisas cuando es necesario).  Recordó que ser objetivista quiere decir respetar los hechos y hacerse responsable de los conceptos, conclusiones y valores propios de uno; aún si uno no ha originado aquellas ideas uno mismo, uno si puede responsabilizarse de elegirlos conscientemente.

Salmeri habló sobre cómo ser objetivo acerca del objetivismo, incluyendo la necesidad de estar concientes acerca de qué principios filosóficos sabemos que son verdaderos y cómo sabemos que son verdaderos, así como que preguntas nos quedan por contestar.  Nuestras ideas y valores deben estar en contacto con la realidad.  Puso atención especial en los errores comunes en los que caemos cuando nos entusiasmamos con la filosofía e hizo énfasis en la necesidad de que los miembros del movimiento objetivista respeten las necesidades congnitivas de otros miembros, así como sus contextos de conocimiento.

Lamentó que, en nuestra cultura, normalmente no veamos mucho interés en la búsqueda de la verdad, y que la gente prefiera pertenecer, más que buscar la verdad.

Explicó que le objetivismo es filosofía porque tiene que ver con los temas fundamentales con referencia a la forma en que dirijimos nuestras vidas; es un movimiento filosófico porque la objetividad es necesaria; es un sistema filosófico porque está integrado y no es sólo una colección de citas filosóficas; y es una filosofía, porque hay otras; y es la filosofía de Ayn Rand basada en los trabajos de esa filósofa; es una filosofía radical porque reta 2000 años de dradiciones que están son fundamentalmente mal  y son las causas por las que estamos en crisis moral.

Recomendó diferenciar entre la filosofía de Ayn Rand y sus preferencias personales,;sus ideas en otros campos que no son filosofía; sus juicios sobre tendencias; personas y eventos históricos, o contemporáneos.