Alfonso Portillo aceptó que entre diciembre de 1999 y agosto de 2002, recibió cheques por US$2.5 millones en pagos de sobornos por parte del Gobierno de Taiwán. Yo entiendo que, en canje por los pagos, utilicé mi influencia para que Guatemala continuara reconociendo diplomáticamente a Taiwán, dijo el expresidente. Los pagos fueron hechos en cinco cheques y según Portillo, las transacciones fueron diseñadas, en parte, para ocultar y disfrazar la propiedad del dinero. También aseguró que dos banqueros lo asesoraron para realizar el depósito. Más de US$1.5 millones del dinero taiwanés que recibió Portillo fueron trasladados a la cuenta de su exesposa y de su hija en el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria en París, Francia. El dinero transferido al BBVA fue lavado después en instituciones financieras en Luxemburgo y Suiza, entre otros lugares.
¿Te acuerdas de cuando Portillo aseguraba que era inocente? ¿Te acuerdas de que hasta juntó gente para que saliera a defenderlo? La declaración de Portillo fue el tema dominante -y todavía lo es- en las conversaciones personales y en las redes sociales.
Lo más notable, desde mi perspectiva, es que la estrategia de declararse culpable en un tribunal es apropiada y recomendada cuando el sindicado y sus defensores saben que las pruebas en su contra son incontestables y apabullantes; de modo que la confesión sirve para negociar y conseguir una pena menor. En este caso el expresidente estaba acusado de tres actos de corrupción: el desvío de millones de quetzales del estatal banco Crédito Hipotecario Nacional; el desvío de millones de quetzales del Ministerio de la Defensa y este asunto de los cheques de Taiwán. Portillo y sus abogados negociaron con la fiscalía de Nueva York y a cambio de declararse confeso del menor de aquellos cargos, los otros dos quedaron en el olvido. La fiscalía gritó: ¡Victoria! y el expresidente y sus abogados sonrieron triunfantes y ¿tutti contenti? ¡Hasta la Cicig y el Ministerio Público resultaron con agradecimiento desde Nueva York!
Portillo no pierde porque ¿qué va a afectar su reputación una mancha más al tigre? Perdieron lo chapines…a menos que ya se hayan acostumbrado y les guste que les den atol con el dedo. ¿Perderán los taiwaneses? Por lo pronto su reputación está en vilo, por decir algo. Y no falta quienes aprovechen para hacer avanzar su agenda en favor de un inmediato acercamiento a la China popular y un alejamiento de Taiwán.
Yo no soy partidario de aquel clamor por las siguientes razones:
El pueblo y los gobiernos de Taiwán tienen una larga historia de amistad sincera con Guatemala y los guatemaltecos. Cuando en los años 80 el mundo le dió la espalda a los guatemaltecos, Taiwán estuvo aquí para apoyar. Taiwán e Israel, para ser justos. ¡Nunca!, has visto a un embajador taiwanés somatándoles la mesa a los chapines, ni has visto a uno sentado en primera fila durante procesos judiciales. ¿Cuál crees que hubiera sido, o sería la actitud del régimen de Pekin?
Es cierto que Taiwán aparentemente ha manejado una diplomacia que bien podría llamarse diplomacia del dólar. Pero…¿desde cuándo, y en dónde no es cosa común sobornar políticos? Me vas a decir…honradamente…que te extraña que Alfonso Portillo fuera objeto de un soborno. Ponlo en contexto: la sobrevivencia de Taiwán como país independiente depende -en buena parte- del reconocimiento internacional. Reconocimiento que ahora tiene sólo de pequeños países que son institucionalmente débiles. Muchas veces gobernados por personajes como Alfonso Portillo. Lo que hago ahora no es justificar el soborno; sino explicar su naturaleza. Es un asunto de vida, o muerte. Como cuando tienes mercadería perecedera en la aduana y un vista te insinúa que si no le das una comisión tu mercadería no saldrá de las bodegas. Lo que haces es darla. No está bien darla, pero cuando te enfrentas a un dilema moral entre dos males, escoges el menor.
Toma en cuenta lo siguiente: para hacer la historia corta, en 1912 la república de China sustituyó a la última dinastía imperial de China. En 1949, y luego de una guerra civil, el bando vencedor lidereado por Mao Tse Tung estableció la República Popular China. El gobierno legítimo y muchísimos chinos encontraron refugio en Taiwán y ahí restablecieron la república (en un ambiente autoritario dadas las condiciones de guerra en que habían tenido que huir de China contintental y dados los formidables tamaño y poder de sus enemigos). En el continente Mao estableció un régimen comunista y totalitario. La República de China es un sobreviviente. Y el presidente taiwanés cuya administración dio los sobornos está preso.
Dicho lo anterior algunos políticos y empresarios guatemaltecos no hallan la hora liarse con el régimen de Pekin aunque eso implique abandonar a Taiwán (China popular pone como condición, para ser amigo, que sus nuevos amigos rompan relaciones con Taiwán. Entre los primeros sospecho que es principalmente por razones de afinidad ideológica; y entre los segundo sospecho que es por las inmensas oportunidades de negocios que ofrece China popular. Lo primero no me extaña…y lo segundo tampoco, no hay nada de malo en querer venderles cosas a los chinos; pero me parece impropio que se aduzcan razones morales. ¡Vamos!…¿me vas a decir que el régimen de Pekin no da mordidas cuando tiene que darlas? ¿Me vas a decir que los políticos chinos son muy distintos a los taiwaneses, o a los chapines? ¿No has leído acerca del enriquecimiento de los políticos chinos al amparo de las alianzas público privadas y del mercantilismo en China?
Por si no lo has leído aquí te van dos:
Le élite comunista china oculta empresas.
Así especula y se enriquece la élite corrupta china.
No hay nada intrínsecamente malo en ocultarle empresas al poder…excepto si esas empresas son consecuencias del poder. China tiene apantallado a Occidente por los resultados económicos en ciertas áreas de su territorio inmenso; muchas personas hasta se atreven a asegurar que China ya no es comunista (ni totalitaria). Pero la realidad es otra. Con todo y sus liberalizaciones, China sigue siendo gobernada por un sólo partido. En China no hay libertad, lo que hay es muchos permisos. China no es una dictadura, y si sólo fuera una dictadura no habría necesidad de estas meditaciones. El de Pekín es un régimen totalitario. Nada en China ocurre sin el permiso político de quienes gobiernan el país. Voy a apostar que pocas grandes cosas suceden en China, sin que haya un socio vinculado íntimamente con el poder.
¿Por qué es importante esto? Porque si bien es cierto que el comercio internacional es comercio entre personas que viven en distintas jurisdicciones políticas -y no entre países-; eso sólo es cierto cuando una, o más partes viven en países mayoritariamente libres. En los países totalitarios, todo comercio está vinculado con quienes ejercen el poder y con quienes dan permiso para ese comercio. El comercio con países totalitarios no es moralmente neutro como el comercio con países mayoritariamente libres. Por favor, nota que no estoy hablando de dictaduras. Estoy hablando de un régimen totalitario y colectivista, que, además, es muy astuto.
Las relaciones diplomáticas y comerciales con China popular no son moralmente neutras.
¡Por supuesto que no estoy sugiriendo que las relaciones diplomáticas y el comercio sólo deben ocurrir entre actores impolutos! Dame crédito. Lo que digo es que no es lo mismo un gobierno republicano al frente de un país mayoritariamente libre -que además ha sido amigo leal-, que un régimen totalitario y colectivista al frente de un país en el que se vive por permiso…aunque en algunas de sus ciudades se viva bien.
Mi punto es que no me parece moralmente correcto abandonar a un amigo leal -sólo porque ha cometido algunos errores para sobrevivir en un mundo abiertamente hostil-. Es cierto que los países no tienen amigos, sino intereses. No vayas a creer que se me pasó por alto ese detalle; pero, aún con ese caveat, el interés de Taiwán nunca ha sido oculto. Siempre ha estado sobre la mesa. Lo que no se puede decir de otros supuestos países amigos.