28
Jun 24

Belleza, ética y flores

 

Recientemente participé en dos actividades que involucraron la importancia de la ética y la belleza en las relaciones sociales.  Me encantó el nivel de interés que despertaron y creo que hay espacios para hablar más y mejor sobre estos temas.

La primera actividad fue una conferencia titulada La ética en nuestras vidas y en exposiciones florales para el consejo de jueces del Club Floralí, del Club Jardín y del Círculo Floral.  La segunda fue el III Festival de Arte Cívico, la búsqueda de la belleza.

Catasetum sp. En la naturaleza no hay belleza porque no hay propósito. Lo que hay es estructura.

La idea del primer encuentro fue conversar acerca de las experiencias éticas de las juezas en las exposiciones y competencias florales. Durante la conversación fueron planteados problemas y dilemas éticos relacionados con las actividades propias de las asociaciones mencionadas. Fue una mañana enriquecedora debido a la participación y a las preguntas del público.

Me resultó evidente que, en estos tiempos de relativismo, muchas personas están interesadas en cuestiones como por qué necesitamos un código de valores; en la diferencia entre valores y virtudes, y en por qué necesitamos identificar racionalmente lo que es bueno y lo que es malo para alcanzar nuestro propósito y nuestros valores, por mencionar tres temas que abordamos.

¿Por qué es importante aquella conversación? Porque en occidente estamos perdiendo el valor ético de la belleza. Y porque la jardinería, los arreglos florales, y el cultivo de flores son expresiones de belleza. Lo que me lleva a la siguiente actividad.

Durante el Festival hubo exposiciones desafiantes, que deberían ser motivos de buenas conversaciones. Es difícil elegir cuáles compartir, pero aquí va un intento:

La crítica de arte, Avelina Lésper, dijo que la realidad no existe para el arte; el arte realista no existe. Pensar que la obra de arte es realismo es estar en un ejercicio de clase onanista, sin reflexión sobre lo que está enfrente. La inteligencia artificial es la herramienta de los mediocres. Siempre ha habido gente que ha mandado a hacer sus obras; ahora las hace la IA que es un `ready made´ porque tenemos una sociedad adicta a lo fácil. Los museos han entrado en un proceso de corrupción filosófica e ideológica. Siempre creemos que todo lo nuevo es bueno y el arte no se hace de novedades, sino de conocimiento y de perfeccionamiento. Los museos se afanan por presentar novedades como si fueran las pantallas de una TV.

Andrew Balio, el músico, hizo una pregunta que me encantó: ¿cuándo fue la última vez que llevaste a tu hijo a un concierto de música clásica? Yo tuve la dicha de que en mi familia la música clásica, el balé y el teatro estuvieron siempre presentes. Pero pudo haber sido distinto.

Walter Peter llamó la atención sobre un tema de mucha actualidad: La escuela de la ansiedad muestra imágenes mutiladas, derrota, falta de certeza, sufrimiento, culpa.

Warren Orbaugh nos recordó algo que a muchas personas les cuesta entender, porque confunden belleza con gusto: La belleza no es subjetiva, ni es lo que le gusta a cada individuo. No existe el orden en la naturaleza porque el orden sigue a un propósito y en la naturaleza no hay propósito. Lo que hay en la naturaleza es estructura.

Hubo mucho más y, de nuevo, me agradó muchísimo el interés del público, y especialmente del público joven en estos temas. Estoy convencido de que debemos platicar más sobre la belleza y su papel importantísimo en nuestras vidas diarias.

Columna publicada en República.


21
Jun 24

Democracia y ¿dictadura?

 

He aquí una información alarmante.  En Guatemala menos de la mitad de los consultados para la encuesta Barómetro de las Américas apoya lo que entiende como democracia; y sólo 38 % de los encuestados está satisfecho con ese sistema.

Los niveles de gobernabilidad democrática han alcanzado niveles mínimos y eso se debe a que la gente le da la espalda a la democracia cuando cree que la corrupción es generalizada.  Menos de tres de cada diez consultados confía en las elecciones y…¡Peligro, peligro!…tres de cada diez consultados está de acuerdo con que, para progresar, está bien censurar la voz de los opositores.

La idea de que 40% del presupuesto del gobierno se pierde en corrupción y que con detenerla alcanza el dinero (misma que está en duda porque ahora resulta que la Administración Arévalo supuestamente necesita una ampliación presupuestaria) es una de las consignas que -durante años- hizo que las personas elevaran su percepción de la venalidad y dejaran de confiar en la democracia y creciera el nivel de ingobernabilidad. Si ves la historia de Hispanoamérica luego de una elevada percepción de corrupción viene la dictadura. Ese es el caso de Nicaragua, Venezuela y Cuba, por supuesto, para mencionar tres.

Desde la antigüedad la democracia es el gobierno de la mayoría. Se elige democráticamente cuando se vota y se hace lo que quiere la mayoría.  Es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.  Y si el pueblo no obtiene lo que vota para conseguir, el pueblo desconfía del sistema, le da la espalda y sale en busca de quien le de lo que quiere. Pero lo que el pueblo quiere suelen ser las goodies que les ofrecen los demagogos que piden su voto.  El pueblo suele no darle mayor importancia al respeto a la vida, la libertad y la propiedad porque le parecen ideas demasiado abstractas frente a las necesidades cotidianas.  El respeto al principio de no agresión, y la igualdad de todos ante la ley palidecen ante la factura del supermercado y el precio de la energía eléctrica. La democracia entendida como forma de elegir en realidad es el sufragio; y la democracia como forma de redistribuir en realidad es socialismo.  Pero, ¿quién le explica esto al votante básico?

Los votantes un poco más refinados piensan en la separación de poderes para proteger los derechos individuales, la abolición de privilegios, y en la idea de que no se vale iniciar el uso de la fuerza en las relaciones interpersonales cuando imaginan un ideal social.  Pero, creen que eso es democracia porque es lo que les han dicho desde chicos.  ¿Quién les explica que lo que imaginan es un sistema republicano?  ¿Quién les cuenta que en un sistema republicano el estado de derecho prevalece sobre la voluntad de la mayoría? ¿Quién les informa que mientras que en una democracia los intereses colectivos prevalecen sobre los derechos individuales, en uno republicano los derechos individuales prevalecen sobre los intereses colectivos?  (Pausa aquí para leer bien la pregunta anterior y meditar sobre ella). ¿Quién te ha contado que es de interés colectivo que siempre prevalezcan los derechos individuales? ¡Aún si se trata de salvar un bosque!

Es cierto que la percepción de corrupción (alimentada por quienes F. A. Hayek llama demócratas dogmáticos) mina la confianza en la democracia e invita a la gente a buscar la dictadura.  Pero también es cierto que la confianza en el sistema republicano ha sido socavada porque se la ha confundido con la democracia; y porque esa idea de democracia ha sido cargada con pesos y exigencias inaguantables.

He aquí el peligro.

Columna publicada en República.


25
Ene 24

Del “capo di tutti capi” al Estado de Derecho y la protección de la independencia del Ministerio Público

Sea cual sea la opinión que tengas sobre si la Fiscal General y Jefa del Ministerio Público puede ser removida por el Presidente de la República, esa opinión debería tomar en cuenta principios que, por ser principios son generales y, por lo tanto, trascienden las particularidades de cualquier caso específico.

El Ministerio Público es una institución con funciones autónomas que actúa independientemente -por propio impulso y en cumplimiento de sus funciones, sin subordinación a ninguno de los organismos del Estado, ni autoridad alguna.

El fiscal general sólo puede ser destituido luego de ser condenado por la comisión de un delito doloso durante el ejercicio de su función, siempre y cuando haya sentencia condenatoria debidamente ejecutoriada.

No conviene -ni a tirios, ni a troyanos- que las leyes generales y abstractas pueda ser cambiadas para satisfacer necesidades políticas del momento (específicas y concretas); por muy necesidades que sean, o parezcan.

Aún si las leyes generales y abstractas fueran cambiadas con aquel propósito, la aplicación de las leyes no debe ser retroactiva; excepto en materia penal cuando favorezcan a los reos. 

Para cumplir sus funciones legales, es importante que el Ministerio Público y su jefe sean independientes. La independencia es un valor fundamental para que el MP pueda promover la persecución penal, dirigir la investigación de los delitos de acción pública y velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país…sin temor a pisar callos.

En consecuencia, la Fiscal General no tiene obligación legal alguna de rendirle cuentas al Presidente de la República que -en ningún caso- debe dejarse convencer de que es el capo di tutti capi como quisieran algunos promotores de la remoción ilegal de la jefa del Ministerio público.

¿Ya de dieron cuenta de que si es admisible que los tirios remuevan a un fiscal que no les gusta, luego los troyanos querrán hacer lo mismo? Puesto de otro modo, si un fiscal malo puede ser removido por los buenos, ¿qué impedirá que un fiscal bueno pueda ser removido por los malos

Los principios enunciados arriba protegen el sistema republicano y la división del poder, que es una de las características esenciales de un estado de derecho.  No cabe violarlos por capricho, ni por conveniencia temporal.


27
Oct 23

Mirada profunda a las trampas de la democracia

 

Cuando seamos mayoría no tendréis otra opción que aceptar la sharía, dijo un islamista al advertir que algún día tendremos una mayoría musulmana aquí en Canadá.  Esa es la idea que muchas personas tienen de la democracia; que en la democracia la mayoría manda y que por ser mayoría está facultada para imponer legislación y valores sobre la minoría, sobre todo si la minoría es la más pequeña que hay…el individuo.

Haz clic en la imagen para comprar La libertad y la ley.

Aquí en Guatemala he oído presidentes decir que como fueron electos por la mayoría, ellos mandaban.  Mucha gente cree, de verdad, que mandar es una facultad que deberían tener los mandatarios porque han sido electos por la mayoría.  Sin reparar en que el mandatario está al servicio de los mandantes y en que los mandantes son los ciudadanos y los tributarios; y sin reparar en que las mayorías que eligen presidentes en Chapinlandia en realidad son sólo la mayoría de la minoría que acude a los comicios y vota válido.

Algunos políticos se ponen tan jacobinos que argumentan que, si los representantes de los electores en el Congreso no hacen lo que demanda el ejecutivo electo por la mayoría de la minoría, podrían hacer uso de multitudes en las calles.  Y esto nos lleva a un libro que acabo de leer en un seminario con colegas: La libertad y la ley, por ese extraordinario jurista que es Bruno Leoni, y acompañados por ese doctor de la ley que es Ricardo Rojas.

Dice Leoni que ningún sistema representativo basado en elecciones puede funcionar bien mientras las elecciones se hagan con objeto de alcanzar decisiones de grupo mediante la regla de la mayoría, o cualquier norma cuyo efecto sea coartar al individuo del lado perdedor del electorado.

Como escribió Friedrich A. Hayek, probablemente la democracia sea el mejor método de conseguir ciertos fines; pero no constituye un fin en sí misma. ¿Qué fines? Elegir autoridades, por ejemplo, o decidir si en el pueblo se va a construir una cancha de fútbol, o un salón comunal.  El peligro está en que la democracia se degenere hasta el punto de que la gente crea que lo justo es lo que la mayoría decide como tal.  De ahí la importancia de los principios, sobre todo el de respeto a los derechos individuales de todos por igual; y el de no agresión.

Ninguna mayoría, y ciertamente ningún grupo que diga representar a la mayoría, debería tener la facultad de violar los derechos individuales de los individuos que constituyen minorías; y tampoco debería tener la facultad de iniciar el uso de la fuerza contra las personas.

Leoni lo pone así: Un puñado de personas no se puede calificar de “mayoría”, en comparación con la persona a la que roban. Ni siquiera si usan la legislación para cometer expoliación.

De ahí que el principio de limitación de poder sea fundamental para cualquier república sana.  ¡Más importante que la herramienta del sufragio, más que la regla de la mayoría y más que el concepto de democracia dogmática!  Y nadie, nadie, nadie tiene representación válida alguna para utilizar el poder -ni siquiera el legislativo- para violar derechos individuales, ni para iniciar el uso de la fuerza en las relaciones sociales.

Y, sin embargo, aquello ocurre con demasiada frecuencia entre nosotros; y Leoni explica que “un concepto agresivo de la legislación para hacerla servir a intereses particularistas ha subvertido el ideal de la sociedad política como entidad homogénea o, incluso como sociedad simplemente.  Las minorías, forzadas a aceptar los resultados de una legislación con la que nunca estarían de acuerdo en otras condiciones, se sienten injustamente tratadas y aceptan su situación sólo para evitar cosas perores, o la consideran como una excusa para obtener en su favor otras [normativas] que, a su vez, perjudicarían a otras personas”.

Por eso es que la sociedad precaria chapina está en descomposición.  Cada grupo de interés que llega a controlar el poder cree que tiene la facultad moral para producir legislación a la medida de sus exigencias; y luego -cuando es minoritaria- no quiere vivir bajo las reglas que ella produjo.  Y así se genera, no un círculo, sino un huracán vicioso de conflictos. 

La vida en sociedad no se trata de una guerra de imposición de valores por medio de la legislación; se trata de encontrar los principios mínimos que favorezcan la cooperación pacífica en persecución del bienestar y de la prosperidad. Sin coerción, y sin privilegios.

Columna publicada en República.


09
Jun 23

El trono, ¿para qué lo quieres?

 

¿Verdad que no estoy equivocado? Esta es la campaña presidencial más populista, más superficial y en la que más ofrecimientos descarados para grupos de interés ha habido.  Un candidato ofrece subsidio a la energía eléctrica, otro promete laptops con Internet, otra dice que va a regalar maletines deportivos.  Y eso es de lo que uno se entera.  ¿Qué tanto les ofrecerán -en privado- a dirigentes de grupos de interés específicos y claves para conseguir el poder por el que están compitiendo?  ¿Qué piñatas estarán ofreciendo los candidatos a diputados y los pretendientes a las alcaldías?

Este es el libro que dio origen a estas meditaciones.

Cuando veo cómo se desempeñan los candidatos en estas elecciones no puedo sino acordarme de El rey enamorado, de Les Luthiers: ¡El poder, la prisión, el trono! ¿El trono, o María? Al fin y al cabo, el trono lo quiero para posarme sobre el, y satisfacer mis deseos, los mas sublimes y los mas perversos, en cambio a María la quiero para…. caramba, ¡qué coincidencia!

Y desde una perspectiva menos chistosa, pero no menos seria, también me acuerdo de una lección que ofreció Francisco de Vitoria en Salamanca, a finales de 1528, titulada Sobre el poder civil.

Dice el célebre escolástico salamantino que el poder público es la facultad, la autoridad o el derecho de gobernar la república civil; ¿Y qué es la república? Es la sociedad civil organizada. ¿Organizada para qué? Para que las personas puedan florecer, desarrollarse, llegar a sus cumbres, vivir plenamente, alcanzar la completa realización de sus virtualidades.  De ahí la necesidad de que la república (y quienes ejercen el poder público) respeten absolutamente los derechos individuales de todos por igual. De Vitoria les recuerda a los gobernantes que el poder no es suyo; sino del pueblo y les recuerda a quienes ejercen el poder público que hay unos límites muy fuertes para el ejercicio del poder: los derechos de los individuos.

La república, por cierto, es lo que John Locke llamó commonwealth; y los romanos llamaban civitas, es la polis, de los griegos.  No debe confundirse la república en este sentido, con república como forma de gobierno. 

Cuando leo a De Vitoria y dice que el poder reside en el pueblo y que este lo da a quien considera apto para desempeñarlo, no puedo dejar de inquietarme porque ¿a quiénes les daremos el poder el próximo 25 de junio? ¿Se los daremos a quienes consideramos más aptos, o se los daremos a quienes consideramos menos ineptos? ¿Se lo daremos concentrado, o disperso?  En ese contexto, Ramón Hernández, en Los Derechos Humanos, Francisco De Vitoria, cita a Cayetanno y dice: No puede ser que se muestre buen príncipe [o presidente para el caso] el que es ala persona. Elegid para gobernaros un buen sujeto y estará en próxima disposición a ser buen príncipe. A la vista de cómo se desempeña la campaña, ¿hay buenos sujetos entre los candidatos?

De Vitoria advierte contra la acepción de personas, que es la práctica de preferir -sin una razón que lo justifique- a una persona, o varias entre otras en el contexto de la repartición de cargos públicos y del gobierno de la república.  Las implicaciones del poder son muchas, absorbentes y de muy gravosas responsabilidades, dice Hernández al comentar a De Vitoria y lo que viene a mi mente es ¿cuánto nepotismo hay entre los candidatos y sus seguidores? ¿Cuánta repartición de cargos hay sólo por haber contribuido a la campaña, sólo por ser socios, o sólo por ser compadres sin atender a la capacidad?

Dice De Vitoria que la república no puede ser privada del derecho de defenderse y de administrarse contra las injurias de los propios y de los extraños; de lo que se desprende, como dice Hernández, que la sociedad no puede renunciar al derecho a la conservación o supervivencia y, por lo mismo, al derecho a defenderse contra todo lo que pudiera destruirla.

Ya que es imposible que la república civil se gobierne todos al mismo tiempo hay que optar por una representación; de ahí que no está de más invocar la necesidad de una participación lo más amplia posible del pueblo en el poder, dice Hernández y estoy de acuerdo.  Sólo queda añadir que, en una república el mejor gobierno es ql que sabe administrar de tal modo el bien de la sociedad que respeta el mayor número y mejor calidad de las libertades individuales. 

El mejor gobierno no es el que da más subsidios, más pelotas, más privilegios, ni satisface a más grupos de interés.  Es el que más protege los derechos de las personas como tú, como tú y como tú.  No es el que carga con impuestos, ni endeuda, ni roba el capital de las personas como tú, para engañar a su clientela. 

De ahí que las preguntas que pudieras hacerle al rey enamorado son muy pertinentes para los candidatos: El trono, ¿para qué lo quieres?  Y no son menos pertinentes para los electores y para los tributarios, El trono, ¿a quién se lo vas a entregar?

Columna publicada en República


23
Ago 21

El estado de excepción es anticonstitucional

 

El estado de excepción es anticonstitucional porque el propósito de la Constitución es proteger los derechos individuales de los habitantes del país contra los abusos de quienes están en el poder, sean del color que sean.

Esta meditación es importante porque, hoy en la tarde, el Congreso va a reunirse para conocer el estado de calamidad que ha impuesto y pretende legitimar el Presidente, Alejandro Giammattei.

La necedad presidencial ha hecho saltar por los aires la ansiada independencia de la Corte de Constitucionalidad que ahora es servil con la presidencia, luego de haber sido servil con la CICIG.  El activismo político de la Corte, ha desactivado su función protectora de la constitucionalidad para confirmar que es un instrumento de quienes detentan el poder donde quiera que estén ubicados.

No puede ser admitida una restricción de derechos sin que se respete escrupulosamente la Constitución y es halado de los pelos el argumento de la Corte en el sentido de que el estado de excepción debe ser improbado.  En todo caso, la disposición presidencial de restringir los derechos de todos -para ser legítima- tendría que ser aprobada por el Congreso luego de emitida por el Presidente en consejo de ministros (que no lo fue); no hay razón alguna por la que el Legislativo tendría que improbar algo que no ha nacido plenamente a la vida jurídica si antes no ha sido aprobado.  Date cuenta, amigo.

Desde sus primeros días, la administración Giammattei mostró una insana afición por los estados de excepción para resolver problemas; y esta afición es peligrosa para la república y para el estado de derecho que ya eran precarios y se están disolviendo con rapidez, si es que todavía queda algo.

En cualquier república constitucional, en cualquier estado de derecho que no sea papas y pan pintados, el ejercicio pleno de los derechos individuales por parte de las personas no puede, ni debe depender de un trámite.

Es un hecho que el estado de calamidad contenido en el venció luego de la media noche del lunes pasado; y ahora no sólo llevamos ocho días bajo un estado de excepción anticonstitucional e inconstitucional, sino que según los acuerdos 6-2000 y 7-2000 ¡Vivimos sometidos a dos estados de excepción anticonstitucionales e inconstitucionales.

Este estado de cosas puede ser remediado hoy por el Congreso en defensa de los derechos individuales de todos por igual…o no.  Y si no es remediado en el hemiciclo, es necesario que apuntemos y recordamos los nombres de los diputados que -por el motivo que sea- se alineen con el Presidente y sus cómplices. Tampoco habrá que olvidar los nombres de los diputados que, en el hemiciclo, se opongan y detengan la arbitrariedad, el abuso del poder, y el descalabro de la república y del estado de derecho. Las páginas de los libros de historia se escriben en situaciones como la que estamos viviendo.


08
Jul 21

¿Contra la corrupción y el socavamiento de “la democracia”?

 

Cuando supe de la lista Engel escribí que ojalá identificara las redes de delincuentes que -de todos los colores- medran en la corrupción y socavan las instituciones republicanas.  Ojalá que en su prólogo, o en sus recomendaciones fueran identificadas las causas que hacen posible la multiplicación de oportunidades para la corruptela, políticas como el estatismo, o las posibilidades de arbitrariedad por ejemplo; y que ojalá que no fuera instrumento de lucha por el poder.

A mí me decepcionó la lista, ¿y a tí?

El Report to Congress on Foreign Persons who have Knowingly Engaged in Actions that Undermine Democratic Processes of Institutions, Significant Corruption or Obstruction of Investigations into Such Corruption me decepcionó porque no ocurrió nada de aquello, porque no hubo sorpresas, porque -basada en reportes de medios y otras fuentes- a ratos pareció como una lista de personas impopulares en aquel nivel. A mi me pareció el producto de un grupo de fingermen, más pensado para escarnecer, que para resolver el problema grave de la corrupción, o el del socavamiento del estado de derecho y del sistema republicano.

Particularmente inquieta la inclusión de defensores de los veteranos militares del enfrentamiento armado interno.  ¿Por qué? Porque descalifica no sólo la búsqueda de la verdad (que depende de una variedad de perspectivas y de la libertad de expresión), sino que -en términos de la búsqueda de la justicia- mina el principio del debido proceso.  ¿Cómo se va a saber qué ocurrió de verdad durante los 36 años de enfrentamiento si sólo un lado puede hacer valer sus perspectivas en la opinión pública y en los tribunales sin ser escarnecido? ¿Qué peligro corren los abogados de los imputados, si el escarnio pende sobre sus cabezas cual espada de Damocles?

Otro caso. ¿Vas a creer que en el caso del Transurbano, sólo hay una persona señalada? ¿Vas a creer que ni su socia, ni su ministro de Finanzas aparecen en la lista?

Se dice que la lista publicada no es la lista completa, sino que fue sólo una probadita; y es posible. Vaya uno a saber. La cuestión de fondo es si las consecuencias no intencionadas de la práctica de hacer listas no resultan peores que los problemas que dicen abordar.

La legítima lucha contra la corrupción y contra el socavamiento del estado de derecho y de la república se un mejor esfuerzo.


06
Jul 21

La imprudencia de dejarse llevar por pasiones

 

La mara de siempre, apoyada por algunos imprudentes, anda por ahí pidiendo la renuncia de Alejandro Giammattei a la Presidencia de la república y con él, la renuncia de Raimundo y todo el mundo.

Prudenci, por Piero del Pollaiolo, dominio público, via Wikimedia Commons.

La prudencia es la virtud de deliberar y juzgar correctamente sobre lo que es bueno y ventajoso para uno mismo en el largo plazo. De ahí que, como dice en Los fundamentos de la moral, Henry Hazlitt, la distinción entre intereses de corto plazo e intereses de largo plazo ha estado siempre implícita en los juicios éticos de sentido común especialmente en los concernientes a la ética prudencial. Y si bien es cierto que ni siquiera los cinco minutos que siguen a nuestro presente es “seguro” y que en ningún momento podemos hacer otra cosa que actuar sobre probabilidades, también lo es, como lo dice en El retorno del superhombre, Warren Orbaugh, que la prudencia o sensatez consiste en identificar la realidad, en basar las convicciones y acciones en los hechos, en como son las cosas, tan bien como pueda uno discernirlos.

En La teoría de los sentimientos morales, Adam Smith también va por ahí. Una personalidad prudente…augura prosperidad y satisfacción tanto del individuo mismo, como de todos los que están conectados por él, dice; porque las personalidades de las personas pueden contribuir a promover o alterar la felicidad tanto del individuo como de la sociedad. Añade el escocés que las cualidades que nos son más provechosas son la razón y la inteligencia que nos capacitan para discernir las consecuencias remotas (en el largo plazo) de nuestros actos y para prever la ventaja, o desventaja que probablemente resultará de ellos.

Sabemos que a Alejandro Giammattei, a su vicepresidente, a su ministro de Relaciones Exteriores y a su ministra de Salud les quedó grande el tacuche; y casi todos los días nos enteramos de actos de corrupción de todas dimensiones en su equipo; pero la necesidad de resolver aquellas desgracias en el corto plazo no deben abrirles la puerta a problemas graves en el largo plazo.

Es peligroso que la exguerrilla y sus amigos le hayan agarrado el gusto a quitar presidentes luego de la necesaria remoción de Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti en 2015. La exguerrilla y sus amigos probaron hacer esta movida durante todo el período de Jimmy Morales, sin éxito. Y ahora lo intentan de nuevo. Sospecho que es una forma de tomar el poder sin la necesidad de ganar elecciones, cosa que está visto que les es imposible.

Es peligroso que personas imprudentes, que no son exguerrilleros y que incluso no comparten valores con ideologías colectivistas y totalitarias se dejen llevar por el rechazo generalizado a la mala administración Giammattei y se suban al barco de la exguerrilla y sus amigos.

¿De dónde sale la idea de que -si tuviera éxito la remoción de Giammattei y parte de su equipo- los siguientes Presidente y Vicepresidente contarían con los cuadros necesarios -así al pedalazo– para enmendar los entuertos dejados por la administración actual?

¿De dónde sale la idea de que los actuales diputados, presionados por quién sabe qué intereses nacionales y extranjeros pueden elegir un mejor sustituto para Giammattei y su equipo? Sobre todo si la exguerrilla y sus amigos son los promotores del cambio.

El cambio sería formalmente legal, claro; pero en el largo plazo dañaría gravemente el sistema republicano que tanto nos está costando construir.  Imagínate, si a la exguerrilla, a sus amigos y a los jacobinos no les gusta la próxima administración electa popularmente, ¿cuánto crees que tardarían en volver a intentar removerla? Eso, si hubiera comicios.

Estas meditaciones no son acerca de defender la administración Giammattei. ¿Lo entiendes, verdad? Son acerca de la necesidad de actuar con prudencia y de tomar en cuenta el largo plazo.  Se tratan de buscar soluciones racionales de largo plazo, en vez de dejarse llevar por pasiones de corto plazo.  Son acerca de reconocer que la realidad no es opcional y que podemos ignorar la realidad, pero no las consecuencias de ignorar la realidad; incluso, y sobre todo en cuanto a la exguerrilla y sus amigos se refiere.

Giammattei y su equipo deben responder por sus decisiones y actuaciones, no cabe duda.  Pero es imprudente forzar la situación vulnerable de la institucionalidad y servirles la mesa a quienes buscan hacerse del poder sin la necesidad de ganar elecciones. En el largo plazo, la lucha es entre más, o menos libertad y más, o menos totalitarismo.


30
Sep 20

Después del debate de ayer

Después del debate de ayer entre Donald Trump y Joe Biden, luego de ver -horrorizado- los actos de violencia y de vandalismo protagonizados por grupos como BLM y Antifa, así como luego de ver la reacción de el partido Demócrata frente a aquellos actos; tras observar el comportamiento peculiar de Biden durante la campaña, me adhiero (en un elevadísimo porcentaje) a lo escrito por el arquitecto y filósofo Warren Orbaugh en un artículo titulado ¿Por qué apoyo a Donald Trump?

Haz clic en la foto de Foxnews, para ver el debate.

Me adhiero y se los comparto porque creo que, para Guatemala, la presidencia de los Estados Unidos de América en manos de Biden, de los demócratas, de los grupos que los apoyan y de la filosofía `ía en la que se sustentan, son una opción peor a la que ofrecen Trump, los republicanos y los grupos que los apoyan, así como su filosofía.  Lo comparto, también, porque estoy seguro de que estas elecciones, en la gran nación del norte, van a ser como ninguna otra en el sentido de que -si los demócratas fueran derrotados- la dirigencia de ese partido y las de los grupos violentos que los apoyan son capaces de desatar el infierno en la Tierra y se va a hacer necesario tomar partido…aunque sea desde la tierra del quetzal, no por Trump y  su partido (a quienes les ha de ser inclusive lo que se opine en este espacio), sino por los principios republicanos (como forma de gobierno), por los valores de occidente y por que  Los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en tiempos de crisis moral, como escribió Dante Alighieri.

Dice Warren Orbaugh:

Una exalumna me dijo el otro día en una misiva que no entendía por qué yo apoyaba a Trump. He aquí mi respuesta:

«Querida Meilin, ya que preguntaste, te explicaré. Pero antes unas consideraciones importantes: Primero, no permitas que tus emociones interfieran con tu juicio. Segundo, recuerda que es un error capital llegar a conclusiones antes de tener todos los hechos, porque luego uno los retuerce para que se ajusten a la conclusión preliminar.

Ahora, elegir es siempre preferir una opción sobre otra. Esto significa que tu deliberación debe contemplar ambas opciones. Es irrelevante en este caso si Trump o Biden te simpatizan o no. No es concurso de Mr. Simpatía, ni van a ser tus amigos ni nada por el estilo. Lo que importa aquí es lo que significa que uno de los dos quede en el poder.

Examinemos primero a Biden. Es evidente que está senil, por lo que otros gobernarán por él. No es tan importante esto porque él apoya el consenso de su partido. ¿Qué significa esto para nosotros? Cuando los Demócratas gobernaron, apoyaron abiertamente a la izquierda. Hillary premió a Claudia Paz y Paz por su persecución a miembros del ejército de Guatemala, a Jasmín Barrios por un veredicto político e ilegal, a Rigoberta Menchú, etc. Intervinieron en los asuntos de Guatemala descaradamente. El embajador Todd Robinson desfiló en protestas contra el gobierno y asistió al congreso para presionar por los intereses de la izquierda. El embajador y congresistas Demócratas presionaron y amenazaron para apoyar a la CICIG – una institución anti republicana, pues estaba por encima de la ley. Si quedan volverán a presionar para conducirnos al socialismo.

Con Trump no ha habido nada de eso.

Veamos ahora lo que significa para los norteamericanos una victoria Demócrata. La política de los Demócratas para Estados Unidos, anunciada por ellos mismos, constituye básicamente en subir impuestos -70% a 80% – para financiar los maravillosos proyectos de carácter socialista del gobierno. Ya se ha visto hasta el hartazgo que esas políticas empobrecen a los ciudadanos. También han apoyado reducir los fondos para la policía. Nosotros sabemos lo que eso significa – una policía pobre – que solucionamos con policías y guardias privados. También es política de los Demócratas el apaciguamiento y el financiamiento de los enemigos de los Estados Unidos. ¿Es eso lo mejor para Estados Unidos de América?

Veamos ahora qué han hecho los Demócratas durante el gobierno de Trump. Primero, no aceptar su derrota como caballeros, rompiendo el ideal de civilidad norteamericana basada en la tolerancia de las opiniones de otros. Se empeñaron en el objetivo de sacar a Trump de la presidencia a como diera lugar. Inventaron el crimen de confabulación con los rusos en el que invirtieron mucho tiempo y dinero del pueblo para enjuiciar a Trump. Cuando se les cayó el juicio, por ser esta acusación falsa, inventaron otro crimen – el de quid pro quo – cosa que Biden sí hizo y confesó con mucho orgullo. Ese también se les cayó por ser falso. 

Sé que muchos norteamericanos ignoran que su nación es una república y creen que es una democracia. ¡Tremendo error! Los Padres Fundadores se encargaron explícitamente en evitar que la nueva nación fuera una democracia, donde el 51% de la población pudiera votar para violar los derechos del 49% restante. Lo que hicieron fue crear una república, donde nadie estuviera por encima de la ley, incluidos los gobernantes, y donde el propósito de la ley es proteger los derechos individuales de los ciudadanos. Ambos tipos de gobierno tienen propósitos diferentes y contrarios: el propósito de la democracia es que se haga lo que la mayoría vote. El propósito de la república es la protección de la libertad de sus ciudadanos de su violación, incluso por una mayoría que vote violarlos. Para garantizar que no se convirtiera en democracia, los Padres Fundadores idearon un sistema electoral donde se vota para elegir a los representantes del pueblo por sufragio universal popular – como en una democracia; para elegir a los miembros del senado (2 por estado) por mérito – como en una aristocracia; y para elegir presidente por medio de un Colegio Electoral. Los Demócratas quieren eliminar el Colegio Electoral para convertir las elecciones a solamente sufragio popular y destruir así la república. Considero eso un error fatal que destruiría a los Estados Unidos de América.

Los Demócratas hicieron un gran escándalo por la política de Trump contra la inmigración ilegal– política sostenida también durante los gobiernos de Clinton y Obama (los mismos discursos que Trump, el mismo muro, las mismas carceletas y deportaciones). 

Durante la pandemia, cuando Trump dijo que sus consejeros médicos le habían indicado que la hidroxicloroquina podía ser efectiva contra el virus, lo atacaron burlándose de él, diciendo que era una irresponsabilidad recomendar eso a los ciudadanos, etc. – pero, tuvo razón. [En esto tengo dudas.] También quieren culparlo del desastroso manejo de la pandemia que se dieron en algunos estados, haciendo caso omiso de que Trump no puede imponer ninguna política nacional al respecto por restricción constitucional y que la imposición de políticas estatales es atribución de los gobernadores y alcaldes de los diferentes estados y ciudades.

En cuanto a los disturbios que vemos ahora, es importante recordar los discursos, incitando a la violencia, de Nancy Pelosi quien dijo no entender por qué no había sublevaciones por todo el país, pero que tal vez las iban a haber; de Biden diciendo que si estuvieran en secundaría le rompería la crisma a Trump, aseveración a la que se sumaron algunos demócratas de Hollywood, como Madona quien afirmo que había pensado mucho sobre dinamitar la Casa Blanca o Johny Depp preguntando cuando fue la última vez que un actor había asesinado a un presidente de los Estados Unidos ; y de Chris Cuomo defendiendo los destrozos hechos por los manifestantes y preguntando ¿dónde dice que quienes protestan deben ser corteses y pacíficos? Y así muchos otros. 

Cuando al fin se dieron los disturbios con destrozos y saqueos a la propiedad privada, a negocios grandes y pequeños, por miembros de BLM (Black Lives Matter, una agrupación marxista) y de ANTIFA (una agrupación fascista), los gobernadores y alcaldes Demócratas las calificaron de protestas básicamente, pacíficas. Nancy Pelosi dijo que la gente hace lo que hace. Los Demócratas que gobiernan en los estados sujetos a tales violaciones, en lugar de proteger a sus ciudadanos, los abandonaron a su suerte. ¡Grave irresponsabilidad! Cuando Trump les ofreció ayuda, la rechazaron. 

Cuando estos salvajes energúmenos destrozaron los monumentos públicos, las estatuas de Jefferson, Franklin, Washington, Lincoln, Cristóbal Colón, etc., los Demócratas no sólo no lo condenaron, sino que propusieron quitar las esculturas de los monumentos a Jefferson y a Lincoln y las de la rotonda del Capitolio, porque podían ser ofensivas para algunos. En fin, parece ser que los Demócratas están determinados a destruir a la república de los Estados Unidos de Norteamérica, a su cultura e historia, como lo han afirmado algunos de ellos, entre estos Bernard Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez, e Ilhan Omar. 

Ahora examinemos que ha hecho el gobierno de Donald Trump. El presidente actual es indudablemente agudo, poco diplomático y va directo al punto. Además, es muy buen negociador. Y a pesar de que los Demócratas quieren retratarlo como racista, la evidencia a lo largo de su vida muestra que no lo es. 

Hizo el mayor recorte de impuestos y desregulaciones en la historia de Estados Unidos, lo que hizo que aproximadamente trescientos mil millones de dólares retornaran a la economía en el primer cuarto del año, lo que creo muchos empleos, llegando al más bajo desempleo en cuarenta y nueve años. Esto permitió también que la producción de petróleo fuera la más alta de la historia, que aumentara la exportación de carbón en un 60%, y que exportaran gas natural por primera vez desde 1957. 

Sacó a Estados Unidos de los Acuerdos sobre el Clima de París, que destruían muchos empleos.  Hizo que los aliados de la NATO pagaran sesenta y nueve mil millones más en defensa de lo que hicieron desde 2016. Sacó a Estados Unidos del absurdo y lesivo contrato con Irán. Consiguió un acuerdo comercial con México que reemplazó al NAFTA. Consiguió un acuerdo con la Unión Europea que incrementó las exportaciones norteamericanas. Consiguió un financiamiento récord de setecientos mil millones para el ejército.  Consiguió que la FDA aprobara más drogas genéricas de bajo precio, más de lo que se había aprobado antes en toda la historia.

Si en dos meses no invade algún país, a pesar de que los Demócratas juraban que iba a iniciar la tercera guerra mundial, será el primer presidente de Estados Unidos desde 1928 que no inicia una guerra en su primer mandato. Sin embargo, consiguió parar los desplantes de Kim Jong-un. Dejó que los generales y expertos del ejército hicieran su trabajo y eliminaran al general terrorista iraní Qasem Soleimani, con lo que terminaron los ataques de Irán contra Estados Unidos. Y consiguió que Israel y Arabia Saudita firmaran un pacto haciéndolos aliados.

Trump ha condenado los disturbios provocados por BLM y ANTIFA y los declaró terroristas. Ofreció su ayuda a los estados que lo solicitaran. Condenó la destrucción de símbolos patrios, estatuas de Padres Fundadores y propiedad pública y privada.

Si gana Trump y sigue con políticas similares a las de su primer período, ayudará a fortalecer la república y a mejorar el nivel de vida de los ciudadanos norteamericanos.

En conclusión, según lo veo, los Demócratas, valiéndose de mentiras y sucias estratagemas, pretenden destruir la república y sustituirla por unos Estados Unidos Socialistas Democráticos, lo que sería perjudicial para los norteamericanos y para nosotros. Trump, con todo y sus defectos, quiere defender y conservar la república, el imperio de la ley y la protección de las libertades de los ciudadanos para crear riqueza y buscar su propia felicidad. Y eso es bueno para los norteamericanos y para nosotros.

Y es por eso, que apoyo a Trump».


18
Feb 20

Conversaciones con Bryan Caplan

Hoy en la mañana la conversación con Bryan Caplan fue sobre Tikal, a donde viajó con sus hijos; la idea de viajar a El Mirador en mulas y sobre la riqueza del idioma español; y en ese contexto, Bryan tomó un ejemplar de La rebelión de Atlas y nos leyó un fragmento del discurso de Francisco D´Anconia.

Bryan Caplan nos leyo, en español, parte del discurso de Francisco D´Anconia sobre el dinero.

Bryan Caplan es un economista y autor estadounidense, profesor de Economía en la George Mason University y research fellow en el Mercadus Center, adjunct cholar en el Cato Institute y tiene un blog llamado EconLog.  Sus áreas de especialidad son la econonía conductual, la economía pública y el análisis económico de las decisiones públicas. Es autor de Open Borders: The Science and Ethics of Inmigration; The Case Against Education: Why the Education System Is a Waste  of Time and Money; y The Myth of the Rational Voter: Shy Democracies Choose Bad Policies. Caplan se encuentra en Guatemala y en la Universidad Francisco Marroquín para participar en actividades académicas.

No soy fan de las fronteras abiertas porque estoy convencido de que sus defensores no están conscientes plenamente de la naturaleza del islamismo; ni de la de las caravanas masivas de migrantes; pero fue interesante oir su perspectiva.

Bryan Caplan y La rebelión de Atlas.

Su conferencia de ayer, sobre la educación, fue muy ilustradora en la dirección de que existe uan inflación de títulos profesionales; de que la mayoría de la gente en vez de aprender habilidades útiles en las escuelas, lo que aprende son datos que olvidan rápidamente y de que los costos de dinero y tiempo, de la educación como se experimenta son superiores al valor de los resultados.

Su tesis sobre la irracionalidad de los votantes es muy útil para entender la política, la democracia y los peligros que enfrenta el sistema republicano. ¿Cómo se expresan las irracionalidades de los que eligen a los políticos y a los que van a legislar? Se expresan en sesgos antimercado y contra la interacción con extranjeros, y en sesgos que sobreestiman el valor del trabajo y exageran con el pesimismo.  Y la gente tiende a elegir políticos que corrigen el mercado, que impiden que los otros se lleven lo nuestro, que presupuestan empleos (aunque sean improductivos, o en plazas para fantasmas) y que nos libran de todo mal, amén.   El problema, pues, no son sólo los pipoldermos de hoy y de mañana; sino las hordas de votantes irracionales que esperan beneficios irracionales, de políticas irracionale.

Caplan suele escribir desde perspectivas inusuales, que otros economistas no abordan, y conversar con él es una dicha.  Hoy en la mañana nos contó que leyó el discurso de D´Anconia a la edad de 11 años, y que La rebelión de Atlas fue muy importante para él.